martes, 26 de diciembre de 2006

Separatistas en el Zulia

El cuento venía rodando en forma de rumor hasta que El Nacional le dio carácter de noticia: un grupo de enfermos de "libre mercado" han anunciado que quieren hacer un plebiscito para proponerles a los zulianos su separación administrativa del resto de Venezuela, y declararse estado capitalista y neoliberal. Por anunciar cosas menos graves que esa, y aun sin que tuviéramos apoyo financiero internacional (como sí lo tienen estos payasos) hace diez años y menos nos allanaban, nos llevaban presos, nos torturaban y nos asesinaban. Muchos muertos nos debe la derecha. Yo propongo que se aproveche esta ocasión, no para asesinar a nadie, sino para que esa cuerda de animales sientan aunque sea la amargura de una bofetada. Que Globovisión los convierta después en héroes, no importa. Pero hay que evitar que estos vergajos se aprovechen de la legítima pasión de los zulianos por su región para intentar un experimento separatista.

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Cuando comenzó todo este barullo me atreví a asegurar que la campaña mediática habría de ser tan fuerte y asquerosa que el antichavismo en pleno comenzaría a pensar y actuar como tradicionalmente lo hace: votar contra todo lo que le suene a chavismo, oponerse a todo lo que diga Chávez. ¿Recuerdan cómo los “intelectuales” y la “sociedad civil” no dijo pío sobre el genocidio de Irak, nada más porque Chávez y los bolivarianos nos aplicamos a denunciarlo desde el primer día? Sospechaban esos pobres tipos que el discurso contra la guerra era otro invento chavista, y que por lo tanto a la gente decente y chic no le convenía anotarse en esa.
Así que, como desde esta acera comenzamos a defender la integridad de Venezuela, del lado de allá (supuse entonces) entenderían que eso suena a comunismo y por lo tanto lo que conviene al país es la separación del Zulia. Pero la realidad, la fortaleza del sentimiento nacional que une a los venezolanos los ha hecho torcer el rumbo. Lo que proponen los bichos en cuestión ha resultado ser tan trasnochado y grotesco que incluso un oligofrénico como Henry Ramos Allup ha dicho que la propuesta es un disparate.
Ah, pero callados no se iban a quedar: ahora resulta que lo que es digno de denuncia, según su parecer, no es que unos atorrantes hayan secuestrando para sí las banderas del pueblo zuliano y quieran manipularlo, sino el que Chávez le haya advertido al Manuel Rosales que anduviera con cuidado, porque esa clase de chistes no dan risa. Como perras paridas han saltado en defensa del gobernador del Zulia, quien por cierto también dijo que lo del separatismo es una estupidez, porque sospechan que si el hombre resulta salpicado con las salivas de esta aventura va a perder las e-nor-mes- posibilidades que tiene de ser presidente de Venezuela.
Dime tú: un señor que obtuvo una pírrica victoria por unos pocos miles de votos, en un estado donde el chavismo cometió todos los errores imaginables en su campaña, cree que si se porta bien el resto de Venezuela lo va a elegir para suceder a Chávez en Miraflores. De fantasías también se vive.

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Nunca he sido partidario de la acción represiva de los cuerpos policiales y de inteligencia. Remarco la palabra inteligencia porque la contradicción es obvia. Pero ustedes saben a qué me refiero.
Desde que me conozco, yo y los míos, mi gente cercana, hemos entendido a la (s) policía (s) como una figura perversa que está del lado de allá echándonos plomo, gases o coñazos, y en consecuencia hay que tirarle lo mismo para allá cada vez que se pueda. Bastante nos jodieron cuando decirse revolucionario era un acto de suma gravedad y no la sabrosura oficial que es ahora, y bastante nos joden todavía, cuando se supone que el Estado está cambiando para favorecernos. Así que ni sueñen con que de un día para otro nos vamos a deshacer en aplausos hacia la PM o hacia cualquier uniformado (como no sean los peloteros de nuestro equipo), nomás porque ahora el jefe de ellos se llama Juan Barreto y no Antonio Ledezma.
Gran introducción para aterrizar en esta pequeñísima conclusión: si en algún momento me ha parecido necesario que la Disip, la Fuerza Armada y cuanto organismo de seguridad exista se active y empiece a repartir coscorrones, es este mismo de ahora. Allá en el Zulia tienen cosas por hacer. Si los órganos regulares del Estado no quieren asumirlo así, no se preocupen. Sobra en estos cerros quien haga el trabajo.
10/03/2006

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