martes, 2 de octubre de 2007

Territorialidad y nomadismo (y algo de la Reforma Constitucional)

La convención burguesa (de un Estado Burgués manejado desde siempre por burgueses) tuvo que imponer unas cuantas condiciones para la construcción de un país a su medida, a la medida de un Imperio al cual no era ni es conveniente molestar, y a la medida de una clase empresarial necesitada igualmente de algunas fórmulas y condiciones, no para su sobrevivencia sino para su engorde desmesurado. Estas ciudades monstruosas que padecemos, aunque en el fondo las amemos, son una de esas condiciones esenciales. El capital necesita de campos de concentración con medios de transporte ágiles, capaces de hacer que los trabajadores cumplan con el requisito de la puntualidad. Ciudad: residencia de trabajadores. Trabajador: esclavo. Póngale el nombre que sea: una ciudad es un repositorio de gente cuya misión en el mundo capitalista es hacer feliz a una minoría de explotadores y viva-la-pepas de clase media o desclasados (*).
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(*) Para la mejor comprensión de estas premisas, lea aquí un interesante artículo gentilmente recomendado por Klaus Meyer, paladín de las ideas sencillas y entendibles para el común. Si aun así le resulta tortuoso el tema, lea entonces Revolución Industrial y desarrollo capitalista, de Vladimir Acosta.

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El funcionamiento de estas ciudades capitalistas e industriales pasa también por una serie de requisitos. El esclavo dizque tiene derechos políticos, pero su acción política (cuya misión es quemarse como gasolina que mueve al capital y luego deambular por las calles como material de desecho, o morir de mengua o a balazos) ha sido reducida a un territorio y a momentos específicos. La Constitución de 1961 decía: "La soberanía reside en el pueblo, quien la ejerce mediante el voto".

Eso era ser soberano: votar por AD o COPEI o llevarse las coñamentazones que fueran necesarias para que usted dejara de ser comunista o pensar como si lo fuera. En cuanto a lo territorial, se imponía algo que aún mantiene vigencia: para efectos del control de la población electoral se crearon unos circuitos y/o circunscripciones que mantienen al votante atado a un centro de votación. Así que usted no era soberano al momento de votar sino además al momento de votar AHÍ, en ese lugar donde el Estado tiene control de sus movimientos. El acto de votación duraba algo así como un minuto; usted y sus semejantes sólo eran soberanos durante ese minuto y detrás de ese parabán infecto, por lo general una maldita cortina de plástico. "Ejercer la soberanía" era entonces un acto tan íntimo e intrascendente, y tan mediatizado por el recato, como el orinar fuera de la casa: usted vota en un ritual parecido al que reproduce cuando mea en la calle. La soberanía es (o era, según creo) algo que no puede hacerse a la vista de las niñas pudorosas.

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Hemos avanzado algo al respecto, cómo no. Según la Constitución vigente, ser soberano y participar en las discusiones esenciales del país (y en la construcción de ese país) son casi la misma cosa. Pero queda el asunto de la territorialidad. Y ese ha de costarnos alguno o bastante trabajo derrotar, porque el sentido de pertenencia a un territorio se nos ha vendido con etiquetas engañosas: creemos que el barrio donde vivimos nos pertenece, pero la realidad es que a él pertenecemos.

Los mecanismos de agrupación del ser libre, del humano proclive a las artes de la informalidad o construcción metaformal, suelen rebasar las nociones de territorio. La ciudad está diseñada para que tengamos tiempo de llegar cada noche o cada tarde al barrio, pero destruidos después de la jornada de trabajo, con ganas de acuartelarnos en familia o de caernos a cervezas. No hay que esforzarse mucho, en cambio, para descubrir que hay otros escenarios de lucha más allá del territorio al cual nos relegó el Estado Burgués: hoy se lucha en los lugares de trabajo, en los lugares dispuestos para el ocio y el solaz, en el transporte público, en la calle, en los medios convencionales, en internet.


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Hace un rato el pana Caraota me invitaba a participar en una asamblea del Psuv, aquí en La Cañada. Él sabe que no me inscribí en ese partido, pero entiendo que su convocatoria tenía otro carácter. El socio está sorprendido y un poco dolido porque yo no suelo participar en actividades o discusiones en el bloque, a pesar de que sí estoy activo en otros espacios fuera de él. No tuve ánimo ni corazón para darle la explicación completa: si la idea es acabar con el capitalismo es un error seguir consolidando el apego a los territorios dentro de las ciudades capitalistas. El Cayapo va más lejos aun: dice que alimentar la añoranza del barrio marginal y tratar de mejorar las condiciones de vida dentro de él es darle alas a la miseria.

Dicen los Cayapos:
  • "La mejor forma de acabar con El Cafetal es acabar con Petare: ¿quién les va a manejar los carros a las clases medias y altas? ¿Quién les va a lavar la ropa? ¿Quién les va a limpiar las mansiones? ¿A quién van a esclavizar cuando los esclavos entiendan que pueden trabajar para sí mismos y se liberen del trabajo esclavo, del barrio marginal y de la necesidad artificial de trabajar para otros? ¿Cuánto ha de sobrevivir el estatus medio, la 'calidad de vida' de Santa Paula, cuando Petare y La Vega ejecuten el acto de liberación que los pondrá a vivir lejos del cerro de sus hambres y su indignidad?".

Instalados en esta perspectiva, por supuesto que las ideas de Comuna, Consejo Comunal, Ciudad y Territorio Funcional incluidas en la propuesta de Reforma Constitucional lucen incompletas o faltas de necesario complemento, porque la reforma no prevé la figura de los Batallones Nómadas o Móviles. Lo estuvimos discutiendo en la Misión Boves porque es una necesidad práctica y objetiva del colectivo: dos de los nuestros viven en Guatire, uno en los Valles del Tuy y el resto en comunidades caraqueñas distantes entre sí (La Vega, La Pastora, 23 de Enero, El Llanito). ¿A cuenta de qué debemos atenernos, para consolidar nuestra condición de guerrilla móvil y colectivo de acción mediática, a una condición forzosa de vecinos territoriales por demás injustificada en tiempos de internet y otras herramientas de comunicación instantánea? ¿Por qué debo abstenerme de formar un batallón extraterritorial con los panas del Zulia, de Lara y de Anzoátegui, de quienes no soy vecino geográfico pero sí vecino de ideas y de sueños?

Hubo movimientos en ese sentido cuando los buhoneros se organizaron en Consejos Nómadas, hace dos años o un poco menos. Ya hablaremos de esa experiencia en otra oportunidad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Beeestia Duque, te pusiste como radical. Como siempre, me encanta.

Más allá de la noción de Klaus, de que grandes mayorías trabajadoras y esclavizadas alimentan a minorías poderosas, pues la idea no es el esclavismo, pero sin duda el trabajo es algo necesario para todo ser humano. Sobre todo cuando existe pasión por un oficio, sin quererlo te conviertes en su esclavo, haces lo que sea por llevarlo a cabo...de alguna manera el trabajo tiene sus benevolencias, entre ellas la constancia que crea en uno, la disciplina, luchar con la adversidad e ir creando fortalezas interiores y exteriores.

Lo del tal Cayapa de que: acabar con El Cafetal es acabar con Petare, es sencillamente horrendo. Yo sí creo que pueden existir servicios, áreas verdes, educación y seguridad en las barriadas. Yo sí creo que ahí se puede fomentar un estado de bienestar que pueda repercutir en una mejor calidad de vida para todos.

Desde luego hace falta Duque, con todo respeto, que coño la "Revolución" haga algo más allá de lo mediático mi pana. Tu y yo sabemos que se han burlado mucho de este pueblo también, los hospitales, las cárceles, la impunidad, la criminalización de la pobreza, La Fiscalía...las Escuelas mi pana, las roscas en los Minsterios, en las licitaciones, en la vivienda...aquí los exitosos han sido los constructores de los barrios que son los únicos que dan respuesta a nuestro crecimiento, porque el Estado mi pana con adeco o con Chávez, es barranco tras barranco, ministro tras ministro y van nueve al bate... todos deshacen el plan del anterior y peor aún, en muchos casos desestiman las propuestas de la Comunidad.

Para mi, la cosa resulta ficticia e inconstante. He visto mucho maltrato a la gente; la contradicción entre el discurso y la práctica a mi modo de ver son muy evidentes. Mucho socialismo pero ahí está Salomón Cohen construyendo su Sambil en La Candelaria, mientras a la gente de Antímano le paralizan sus obras de agua...

En fin, respecto a esto de crear otros tipos de comunidades "trans-territoriales",bien; pero, hasta qué punto esto no forma parte de un plan de atomización de las "masas" y/o colectivos...divide y vencerás, no sé...como desde hace mucho en Vzla, la incertidumbre es total.

Me alegra mucho que no te hayas inscrito en el PSUV: ¿Cómo es posible hermano, que esto se cree desde arriba y aún sin tener un congreso fundacional, unos estatuos, alguna forma; tenga ya Tribunal disciplinario y cuatro personas en él? Verga brother ¿qué es eso? Eso ta raro...

Empezaron a dividirnos por Municipios, ahora seremos "Consejos Comunales"...no sé brother, para mi: divide y vencerás. A veces todo este cuento de la "revolución" me huele a guerra federal, sé que militas en la Misión Boves, cuyo personaje recuerdo por el libro que lo catalogó como el Primer demócrata de Vzla; "la guerra de 1814" de Juan Uslar Pietri y no sé, pero la guerra no me gusta.

Reinaldo Iturriza López dijo...

Epa Duque.

Un comentario como complemento o más bien un aporte para entrarle al tema:

En la segunda asamblea de mi batallón, una chama intervino para argumentar sobre el tema del día y la hora de reunión. Explicó que, por motivos laborales, a ella se le hacía difícil asistir todos los sábados, etc. Es decir, eso que mucha gente (con razón) dijo durante las primeras asambleas. La alternativa que planteaba era incorporarse a la asamblea de batallón en su lugar de trabajo.

Lo interesante fue la respuesta de otra chama. Ésta reivindicó el carácter territorial de las asambleas, en la medida en que nos permite establecer contacto y eventualmente hacer trabajo político con gente que, de otra forma, ni siquiera conoceríamos. La norma de los presentes en mi batallón es que aquellos que tenemos algún tipo de militancia política, la ejercemos fuera del lugar donde vivimos. La asamblea se nos presentaba, entonces, como la posibilidad de articular distintos tipos de trabajo.

Adicionalmente, están los problemas asociados a "militar" en algún Ministerio o ente público. Todo el que ha pasado por cualquier Ministerio sabe que estos están organizados de acuerdo a una estructura sumamente rígida, es decir, son instituciones profundamente antidemocráticas. En tal sentido, argumentaba esta chama, nada nos garantiza que en estas asambleas no se reproduzcan las mismas relaciones de jerarquía/subordinación que son propias del ambiente laboral.

Al final, se impuso este segundo criterio.

Comparto plenamente contigo que la militancia no puede estar anclada, exclusivamente, en lo territorial. Pero hay, digamos, tipos de territorio: están los que propician, de manera genuina, el encuentro y la articulación, y están los que reproducen relaciones de subordinación.

Todo por ahora cámara.

Reinaldo

JRD dijo...

Faminista. Klaus no cree que "grandes mayorías trabajadoras y esclavizadas alimentan a minorías poderosas", él cree que es cosa normal y deseable que haya dueños y esclavos. Yo creo que sí es necesario el trabajo, pero no como el capitalismo lo plantea: como la obligación de los pobres a producir ganancias para unos pocos privilegiados. Lo malo entonces no es el trabajo sino el que una mayoría trabaje para hacer ricos a una minoría sabrosona.
Cuando expresas tu deseo de que "la 'Revolución' haga algo más allá de lo mediático" sospecho que estás hablando es del Gobierno. No caighas en esa trampa, amig@: la Revolución es una cosa y el Gobierno es otra. Del Gobierno puedes esperar algunas cosas, pero la Revolución tienes que hacerla tú misma, junto con todos nosotros. Esa observación tuya es correcta: "Mucho socialismo pero ahí está Salomón Cohen construyendo su Sambil en La Candelaria, mientras a la gente de Antímano le paralizan sus obras de agua...". Eso es un diagnóstico correcto. Ahora lo que falta es la acción: no esperar que el Gobierno "se vuelva socialista" sino construir uno mismo experiencias, así sea pequeñas. Eso de la atomización no es tan malo como suena: mil guerrillas constructoras son más efectivas que un bloque que no existe. Por eso el PSUV es inviable como partido "distinto". A lo sumo lograrán reproducir a partidos de estructura leninista como AD, pero no lograrán consolidarse como expresión única del pueblo organizado.

RIL. Sí, ese criterio final da con un punto crítico: hay muchos jefes o aspirantes a jefes. Y si al final logras democratizar algo, siempre vendrá Chávez a decirte que tu "superior" es un Diosdado de mierda, o un Darío Vivas. Problemita interesante que han de enfrentar ustedes, aspirantes a militar en el PSUV. Me cuentas, por favor, pa reírme.

En cuanto a la necesidad de "territorializar" la militancia, es lógico y natural que la organización comience por ahí. Pero hay una multitud de gente valiosa que no permanece sino que fluye, y a la cual no se puede permanecer atada a una localidad específica. Mucho menos a un lugar de trabajo, entre otras cosas por lo que decías: el jefe siempre va a querer ser el jefe. pero ¿Qué tal el Batallón Móvil que se congrega cada tarde en El Gibo? ¿Qué tal las comunidades de buhoneros e invasores? ¿Qué tal las peñas literarias o de estudios políticos? ¿Y las iniciativas de transportistas que ya andan repartiendo material para la discusión en sus autobusetes?

Creo que se percibe mejor en la medida en que uno comprende que la ciudad no es una cosa estática sino un animal en movimiento.

Salud a ambos, y gracias por los aportes.

Anónimo dijo...

¿Cómo que invasores? TOMISTAS, LOS SIN TECHO, PIONEROS, además se te olvidaron nombrar las redes no menos interesantes y muy bien organizada: los Comités de Tierras Urbanas, la red de inquilinos y de conserjes.
...por cierto, reuniones intinerantes todos los jueves.
Ah y en cuanto al PSUV, no sé cuanto tiempo durará ese re-invento, pero lo interesante son las etapas formativas y organizativas de la gente, si esa vaina no termina de cuajar, vendrán otras ideas, lo mismo con los consejos comunales.
Tranquil@s, la puerta ya está abierta.
Saludos