martes, 27 de febrero de 2007

1989

Secuencia fotográfica: Francisco Solórzano (Frasso). Masacre en el barrio 19 de Abril, Petare (Caracas).
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El 27 de febrero de 1989 ocurrió en Venezuela una rebelión de pueblo, la más importante del siglo XX. Esto debe decirse sin titubear: por primera vez la masa oprimida salió a expresar su rabia sin necesidad de jefes políticos, vanguardias y ni siquiera agitadores. Por lo cual su carácter libertario supera incluso a la gran rebelión anterior, la de 1814: el año de Boves debe ser recordado como aquel en el cual una parte del pueblo activó una democracia primitiva y brutal para arrasar a otra, la que quiso ubicarse o quedó ubicada del lado de la dominación, en el lado perverso de la historia. Pero tenía un jefe; el Boves de 1989 fue la rabia en estado puro, y fue destructiva más no homicida. Las hordas de saqueadores fuimos contra la propiedad, pero no contra los propietarios.

La osadía le costó al pueblo más de tres mil muertos, y a la dictadura burocrático-empresarial le costó el poder: diez años después comenzaron a ser desalojados de un aparato que creían suyo. Y todavía creen que pueden y merecen volver...


La derecha prefiere creer y decir a grandes voces que aquello fue un simple acto de vandalismo perpetrado por miles de delincuentes; que la policía y el ejército tuvieron que reprimir y silenciar por la fuerza a todas aquellas personas en resguardo de los sagrados intereses de las clases que florecieron al cobijo del Estado burgués. Esos mismos que hoy tienen otro argumentazo que te cagas de lo inteligente: dicen que aquel pueblo no tenía hambre, y para demostrarlo aducen que no sólo se llevó la comida sino además artefactos y todo cuanto se exhibía en aquellas estanterías.

No es difícil entender que semejantes sociólogos de albañal consideren que el valor de un televisor es superior a la vida de un pobre, así que si un pobre carga con un televisor lo procedente es matarlo. Esta basura asesina no debe volver a controlar nunca jamás los poderes del Estado.


Esta fecha marca el colapso del neoliberalismo y de un Estado burgués hecho a la medida para rufianes de paltó y corbata y mansiones en el este. Contra ese desperdicio del “primer mundo” y los intentos de implantación forzosa en nuestras tierras hay que seguir insurgiendo con fuerza. Así se combate a un poder establecido: con violencia. Y con violencia debemos evitar que sus lacras retomen el control del Estado.

El otro pequeño problema para la derecha es que cree que la patria bolivariana es un poder establecido y que por lo tanto pueden enfrentarla y derrotarla de esta manera; habría que explicarles que esto que han dado en llamar chavismo no es un poder establecido sino un poder insurgente.

Ellos nunca lo creerán, y esto corre a nuestro favor: mientras tratan de explicarse por qué los gerentes y sifrinos no carburan como candidatos ni como líderes ni como nada, nosotros vamos construyendo la sociedad que merecemos.

lunes, 26 de febrero de 2007

Este hombre fue todo un pueblo

Mañana se cumplirán dieciocho años. Mañana les echo el cuento completo. Sobre todo a ustedes, compatriotas lo suficientemente jóvenes y hermanos no venezolanos.
Por ahora, fíjense en un detalle y conozcan una información. El detalle: esa cosa que se ve un poco borrosa arriba, a la izquierda, en la segunda foto, es el protector transparente del casco que voló debido al rolitranco de zurda que le clavó el pana. La información es que esta fue la última fotografía en vida de este caballero. Jamás apareció en su casa ni en ninguna otra parte.

Fotografías patrimonio de la humanidad, autoría de Francisco Solórzano (Frasso)

A ustedes les han de contar la versión de la derecha podrida. Seguramente les dirán que la represión de 1989 fue obra de Chávez y del comunismo. Pero en 1989 no gobernaba el comunismo. Pero insistirán en ello y habrá quien se lo crea. Los medios tradicionales no dirán que quien gobernaba era la misma derecha que insiste hoy en retomar el control del Estado, y que insiste también en exterminarnos aun cuando se supone que uno de los nuestros es el Presidente.

martes, 20 de febrero de 2007

¡Qué chévere! ¡Caracas será como Londres!

Acabo de leer que el Gobierno de Venezuela, a través de PDVSA, contrató a la alcaldía de Londres para que nos asesore en "transporte, seguridad, vivienda, saneamiento y protección ambiental, manejo de desechos, promoción del turismo y actividades culturales": craso error. Estupidez monumental. Resbalón espantoso por parte de unos funcionarios que dicen trabajar para un Gobierno revolucionario pero que siguen midiendo al mundo, a la sociedad y al país con los parámetros ya fracasados del capitalismo: gerencia, eficiencia, desarrollo. Como si la vida de los seres humanos pudiera cargarse y exhibirse en el portafolio de un yuppie.



Por si no se han dado cuenta, hay que decírselo en castellano caribeño: la hegemonía anglosajona, esa cultura que se considera superior y con potestad para decirnos cómo gobernarnos, nos acaba de meter nuevamente el chuzo. Nos jodieron: nos vendieron, mediante un folletico de Avon, unas "estrategias exitosas" para construir la sociedad, y se las compramos. Nos volvieron mierda. Entre eso y regresar al colonialismo hay milímetros. La dominación empieza por la cabeza.
El despropósito, por parte de los nuestros, reside en creer que si los gerentes y estrategas de Londres nos asesoran Caracas será algún día como Londres. Que vengan y echen unos cuentos sobre cómo "gerenciar" (cómo se pega la maldita palabra, ¿ah?) instituciones dedicadas al turismo y al reciclaje de materiales de desecho, pase. Pero que los estemos contratando para que vengan a explicarnos cosas acerca de la seguridad y sobre las actividades culturales da más arrechera que risa. ¿Hasta cuándo van a intentar aplicar métodos o esquemas que tal vez funcionaron, pero para otras realidades? ¿Cómo es que todavía creen (si es que de verdad se lo creen) que el componente social venezolano reaccionará igual que el de una ciudad europea ante la aplicación de unas medidas y políticas concebidas en un laboratorio social burgués y capitalista? ¿Nosotros no dizque estamos construyendo una forma de socialismo? ¿Se nos está olvidando el fracaso de Alfredo Peña, quien se trajo de Nueva York a un Bratton y le pagó en dólares un nuevo fracaso en materia de seguridad y de recomposición policial?

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Todo lo anterior, en lo que respecta al tema de la seguridad. Lo del tema Cultura ya rebasa todo límite de bolsería y pazguatez. ¿Qué coño nos van a explicar o a enseñar en el terreno cultural los ingleses? ¿Van a enseñarnos los ingleses a ser "cultos"? ¿Qué filtro o canción cargaban en el cerebro los señores funcionarios en el momento de firmar un acuerdo en el cual un gobierno municipal europeo nos ha de vender un paquete explicativo sobre cómo hacer y querer a nuestra cultura? Que el Estado intervenga en esa hechura espontánea de los pueblos ya es un drama vergonzoso. Que ahora intervengan los ingleses es un asunto al que es preeciso enfrentar como nosotros sabemos. Esto es causal de rebelión, o al menos de enérgica protesta. Eso significa un retroceso histórico de cuyas dimensiones parece que no se están dando cuenta los "abajofirmantes". Da hasta para una modificación del Himno Nacional: "Abajo firmantes, gritaba el señor...".
El Estado venezolano invierte más de la mitad de su presupuesto destinado al sector cultural en mantenerle un sistema de orquestas a un parásito de mierda, a un burro escalador y gangsteril de apellido Abreu; ahora, no conforme con hacerse el paisa respecto a esta gigantesca avería conceptual, el Estado tiene previsto además hacer una inversión extra para que unos londinenses nos expliquen cómo promover los tambores, las bolas criollas, el culto de María Lionza y otras actividades de nuestra cultura insurgente. En todo lo cual, según el parecer de unos altos gerentes de Pdvsa, los ingleses son unos expertos. Yo pensé que lo de Abreu tenía que ver con la habilidad del tipo para hacerse figura grande en cualquier gobierno; ahora me doy cuenta de que el verdadero motor de estas tragedias es el sometdo, el dominado, el temor al poder que sobrevive en cierto funcionariato, por allá arriba.

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Los sabios y analistas de derecha de Venezuela se han dado banquete, criticando esa misma decisión. Por supuesto. Si han sido capaces de criticar una política consistente en llenar de médicos los barrios y pueblos para que salven vidas, ya uno sabe que están puestos allí para que lo critiquen todo. El punto es que lo han hecho además con el único argumento que su cerebro, también amoldado a parámetros de una sociedad en decadencia, y además devastado por la estrechez pequeñoburguesa que sólo habla en términos de dinero: por ahí andan diciendo que lo malo de esto es que Venezuela le está regalando plata a los ingleses, como si el Estado burgués del que ellos fueron beneficiarios, que ha gobernado a este país durante toda su historia y al que ellos quisieran hacernos regresar, no se lo hubiera regalado antes al proyecto imperial anglosajón.
Ahora tendremos un vago consuelo: el petróleo venezolano irá directo a satisfacerles una necesidad a los pobres de la ciudad de Londres, que los hay. Antes se lo gozaban los señores de la guerra y de las transnacionales. A eso se dedicaron varias generaciones de imbéciles tipo Luis Guiusti, Calderón Berti y demás plaga de corbata y paltó que hoy anda por allí hablando de soberanía como si esa mierda le importara.
Precisamente por esto, sigue siendo necesario desnudar las llagas que sobreviven en la burocracia burguesa del tiempo bolivariano. Adeco con boina roja sigue siendo adeco. La derecha, que se hace la indignada, que siga pujando a ver si detiene con estos pretextos nuestro proceso; nosotros seguiremos pujando pero para liberarnos de estos lastres, para mejorar lo que sea preciso mejorar.
En esa tarea no cabe la misericordia: o les damos con todo o se nos terminan de enquistar en las instituciones fundamentales.

Tombos, crimen y seguridad

Nunca nos cansaremos de hablar del inacabable dolor de cabeza que representa la quiebra de los mecanismos tradicionales de seguridad ciudadana. Para los mercaderes de la represión ha sido fácil vender la conocida fórmula: ¿Hay más delincuencia? Pues saquemos a la calle más policías. La policía acaba con el crimen, reza una sentencia en la que casi todo el mundo cree a ciegas. Por fortuna para nuestra experiencia como país tratando de organizarse, pero para desgracia de muchos ciudadanos indefensos, los años 90 se encargaron de echar por las letrinas ese embuste abominable. Esa fue la década en la cual la descentralización propició la fundación de un cuerpo policial por cada municipio. La aparente paradoja resalta con una claridad que deslumbra: en los años 90 se multiplicó por varios miles la presencia policial en las calles, y sin embargo en esa misma década el crimen violento se disparó hacia arriba en espantosa carnicería. De 2.800 homicidios ocurridos en 1990 saltamos a más de 9 mil en 1994, el año más violento de la historia criminal venezolana. Y la paradoja es sólo aparente, porque a estas alturas ya deberíamos saber que el crimen no se combate con policía, y mucho menos con nuestros cuerpos policiales.

Quienes tienen más razones para no esperar nada de la o las policías se las han ingeniado para inventarse mecanismos de defensa que van desde los más (valga la redundancia) defensivos hasta los más audaces. Entre los primeros hay que mencionar las garitas, alcabalas, alambres electrificados y cuerpos de vigilancia ad hoc, partes inseparables del paisaje en muchas urbanizaciones de Caracas. Entre los segundos, preciso es detenerse en las experiencias que convirtieron en zonas liberadas a varios sectores dentro de los barrios populares, a finales de los 80 y principios de los 90.

La gente más vieja en el 23 de Enero suele recordar la figura de un sujeto que, con el musical nombre de Diógenes Caballero y el apodo de “El Hombre de la Chaqueta Negra”, se dedicó a entrompar a aquellos vagabundos que despuntaban como azotes, o que ya lo eran. Eran los años 60 y la prensa comenzó a convertir a este personaje en una especie de justiciero de película; el hombre contaba con el respaldo de decenas de vecinos de la zona Central, quienes acudían a los llamados de la gente de bien cuando los malandros apretaban. Iban, los sacaban de sus casas o sus guaridas, los coñaceaban bello y se los entregaban a la policía. Con el tiempo, El Hombre de la Chaqueta Negra convirtió su prestigio en instrumento para la militancia política. Todavía queda quien lo recuerde ahora como uno de los precursores del tradicional adeco cabillero.

Luego, en los 70, con el repliegue o rendición de las organizaciones de izquierda, las armas de la lucha revolucionaria encontraron nuevas funciones. De finales de esa década data el bautizo de los grupos organizados del 23 como “Tupamaros”, agrupaciones dispersas y más o menos caóticas de jóvenes que con igual ímpetu se fajaban con la Metropolitana para impedir que les allanara las casas y sacaban de las suyas a los malandros y distribuidores de drogas. La diferencia entre los “Tupas” y aquellas huestes de Diógenes Caballero era que éste le entregaba los hampones a la policía; los Tupamaros, en cambio, les lanzaban a los bichos un ultimátum: o se dejaban de eso y se incorporaban al trabajo comunitario, o se largaban del 23 de Enero o los amansaban a plomo. Con sangre se forjó la liberación de zonas como La Cañada, el barrio Sucre, La Piedrita y uno que otro bloque donde hoy gobierna la decencia a la bolivariana.

Todo indica que la mejor solución, incluso la que parece más cruel, es la que nace de las comunidades organizadas. En un tiempo en el cual decir “Estado ineficiente” es una reiteración, la democracia participativa y protagónica debe tener su oportunidad. Y esa oportunidad la tenemos aquí a la vista, en La Cañada: el antiguo módulo de la PM ahora le pertenece a la Coordinadora Simón Bolívar, que es lo mismo que decir que le pertenece a toda la comunidad. La Coordinadora es expresión de todo lo grande y justiciero que puede hacerse desde las bases, sin esperar regalos del Estado, o lo que es lo mismo, expresión de un pueblo despierto como nunca.

lunes, 19 de febrero de 2007

Para el hombre exitoso

Cada vez que veo a uno de estos tipos me acuerdo de la joda de Les Luthiers. Es casi imposible describir en un breve espacio a los tipos, pero la joda de Les Luthiers está aquí, para explicarnos de qué se trata.
Se llama Jingle Bass Pipe, y viene a ser la introducción del show titulado Mastropiero que nunca.

Suena y dice:


domingo, 18 de febrero de 2007

Hackeado blog "por comunista": hacker fascista anuncia exterminio de otros más

Acabo de entrar a la dirección que habitualmente me conecta con el blog amigo Memorias de una desmemoriada, y me he encontrado con que un imbécil lo ha hackeado, movido por el mejor argumento que un idiota de derecha como él es capaz de parir: los comunistas, o la gente que él considera comunista, debe ser eliminada de la red. No es difícil adivinar que también los considera eliminables del planeta.
El blog de la amiga Memmoria era una recopilación maravillosa de música del siglo XX. El "delito" que cometió su moderadora fue llenar sus columnas laterales de campañas contra la guerra y el genocidio (por el cierre de Guantánamo y otras). Debido a esta actitud, el blog de Memmoria ha sido considerado por un idiota, quien además ha plagiado la identidad de otro bloguero llamado Jaime Ruiz, como "una guarida de comunistas". El tipo anuncia además ser el autor de otras "hazañas": ya antes hackeó los blogs Reflexiones al desnudo y Rock y alcohol, justificando su proceder con argumentos llenos de ese moralismo corrupto, propio de quien se siente por encima del bien y del mal.
No queda comentar más sino algo que ya es ley: la derecha sabe a mierda. Y hacerle la pregunta de rigor a Blogger: ¿así de desguarnecidos estamos quienes tenemos alojados allí nuestros blogs, o son sólo las "guaridas de comunistas" las que pueden ser hackeadas?

sábado, 17 de febrero de 2007

No tengo la culpa: yo no hice nada...

Existen estos ejemplares. En Venezuela los llaman (o se hacen llamar) Ni-Ni; son tipos que, de acuerdo con una cancioncita de mierda que convirtieron en himno, tienen una única aspiración en la vida: cobrar una quincena para jartársela en cerveza.
Dicen no ser de izquierda ni de derecha (lo cual los convierte en aliados estelares de la derecha y sus basuras), no les interesa la política, ni el país ni nada que no sea la ropa que se pondrán esta noche o el idiota que les hará compañía.
En fin. Virulo los describe mejor que nosotros. Y algún ocioso cogió su canción-parodia y le montó imágenes para producir un video muy revelador. Aquí va.



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jueves, 15 de febrero de 2007

El imbécil de Hugo, la Copa América y la prensa venezolana

Apenas vi el acto de sorteo de los equipos para la Copa América lo supuse: la derecha no iba a perder la ocasión de atacar al Gobierno de Venezuela así para ello tuviera que boicotear el evento, a la Vinotinto y de ser posible al fútbol, con tan de encontrarle una arista mala a la celebración. Lo único que no me imaginé fue que el pitazo inicial de la campaña vendría de México, y que su autor fuera Hugo Sánchez, quien como analista político y como intrigante es muy buen futbolista.
Resulta, según la "aguda" percepción de este imbécil, que hubo trampa en el sorteo porque a México le tocará debutar en la Copa contra Brasil, y Estados Unidos tendrá que jugar con Argentina. Que se sepa, una de las virtudes de los deportistas es su capacidad para considerar retos a los escollos. El director técnico de México, país cuya sangre aguerrida es patrimonio de la raza humana, ya se cagó en los pantalones porque ha de enfrentarse a un equipo que considera superior al suyo. Qué molleja de honor le está haciendo a su pueblo. Con todo, es comprensible que un equipo prefiera debutar contra uno más débil. Tema aparte.
Para variar, ha intentado desatar una polémica artificial contra el equipo venezolano, al cual su selección enfrentará en partido amistoso. Ha dicho que ese encuentro carece de interés: "pues ya inventaremos, me ayudan ustedes, o buscaremos para que haya expectación; qué nos jugamos, si un poco de petróleo, hacemos una apuesta o algo". Tampoco tiene nada de particular; una de las obligaciones de los entrenadores es parecer superiores a sus rivales antes de los partidos.
Lo verdaderamente repulsivo, entonces, no son las manifestaciones del retraso mental de este burro, sino el que ya la prensa venezolana esté celebrando cada palabra del tipo como un descubrimiento. En Aló, ciudadano, programa cuyos conductores e invitados escupirían a sus madres a la cara si con ello hacen o dicen algo que ofenda a Chávez o a sus seguidores, comenzó ya el ataque contra la Copa. En los próximos meses lo verán: dirán que apoyar la Copa América es apoyar al comunismo, que los partidos están arreglados, que el evento sólo beneficia a Chávez.
Presten atención y lo verán.
Son tan previsibles estos pendejos...
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martes, 13 de febrero de 2007

Hip Hop en Revolución

¿Quién dijo que el oeste y el hip hop son espacios sólo para el hampa? ¿Qué es eso de República del Oeste?
Explícalo ahí, Gustavo:



Y más: ¿Quién dijo que toda la televisión venezolana tiene que parecerse a la televisión cubana de los años 50? ¿Quién dijo que no se puede hacer cosas distintas con lo que tenemos a la mano?

domingo, 11 de febrero de 2007

Adiós a la escalera

Esta es la simple historia del fin de una escalera. Interesados en leer sólo historias trascendentales o escandalosas, favor abandonar la lectura en este punto.

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Hay historias macro, microhistorias, historias personales, regionales, locales; hay anécdotas, hay cosas que contar. A todas esas variantes y ejes de la Historia solemos pasarles por el lado (o ellos a nosotros) sin darnos cuenta de su grandeza. Sólo cuando el hilo de su cotidianidad, su monotonía hecha hábito y costumbre, se ven abruptamente modificados y nos descolocan, le damos alguna importancia, nos percatamos de su valor y de su oculta potencia.
Sucede con los países, con las ciudades, con el lugar donde vivimos, con los efectos personales. ¿Cuántas veces al día recordamos la almohada con la que dormimos hace 20 años? ¿El cepillo? ¿Los platos, la puerta desvencijada que prometemos a cada rato cambiar pero que llegó para quedarse? Un poco más arriba en la cadena de la organización humana, en las ciudades y países, basta que cierren una calle o implanten una ley nueva para que entendamos algo que se dice fácil pero no se internaliza: todo cambia. Amamos la libertad pero trastabillamos en presencia de medidas que violenten lo estático.
Lo sentimos en los movimientos cotidianos. Siempre el mismo ademán al abrir la nevera y llenar el vaso, al tomar la chaqueta del mismo lugar, al escoger las llaves correctas para cada reja y cada puerta, sin siquiera mirarlas. Un día ponemos las llaves en otro lugar o alguien las mueve, y se produce una pequeña crisis: pierdo unos minutos, entro en confusión y a veces en pánico, comienzo a sospechar de los niños de la familia, busco bajo la cama. Al final las llaves “aparecen” y casi nunca culpamos al extraño fantasma que jugó a echarnos en cara un entuerto: la condición de animales sujetos a una cárcel invisible hecha de reglas y automatismo. La nemotecnia del día a día no está hecha de trabajo cerebral ni de sentimientos sino de costumbres corporales.

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Acaba de pasar en el lugar donde vivo. Desde que llegué a La Cañada, hace 26 años, era preciso utilizar una escalera que comunica los espacios comunes del superbloque 20-21 con la parada del transporte público. Supe que la escalera está en ese lugar desde que fue diseñada y construida la parroquia que hoy se llama 23 de Enero: desde 1957. Durante medio siglo la gente se acostumbró a subir y bajar por allí. Fueron 50 años de ejecutar el mismo movimiento mañanero: salgo del bloque, bordeo la escuela, cruzo la calle ciega y subo las escaleras. Nadie le compuso una canción a esos escalones, ni tenía por qué hacerlo; nadie que no quiera pasar por loco o enfermo diría en voz alta que esa construcción le produce algún afecto. Aunque sí se le mencionaba en mal tono cuando se deterioraba y la gente corría el riesgo de rodar cuesta abajo.
Pues bien, hoy pasé por allí y ya no existe la escalera. Hay una nueva, a unos diez metros. Frente a la que ya no existe, una señora, de las que seguramente tenía largas décadas utilizándola, se detuvo unos segundos. Muchos segundos. Luego volteó y descubrió la novedad.




Esa costumbre de su cuerpo tenía una antigüedad de medio siglo, pero el fantasma del desconcierto llegó para cumplir con su misión: todo cambia. La gente, la cotidianidad, los países, el tránsito desde la casa hasta el transporte.

Fotografías del cadáver de Anna Nicole Smith


Sí, este post tiene por objeto aumentar las visitas al blog.
Más o menos lo mismo, o lo mismo pero con un morbo y una inhumanidad multiplicados miles de veces, es lo que hace la industria de la información cuando en la autopista hay olor a tragedia. Carroñeros por vocación, han entendido y asimilado la premisa según la cual no hay nada que venda más que el sexo y la muerte. Y si ambos ingredientes vienen mezclados de alguna manera, mucho mejor: Anna Nicole Smith mantuvo a los devotos de la farándula y el show barato (barato como distracción; carísimo como producto) de orgasmo en orgasmo, de modo que era previsible un final devenido madre de todos los clímax. Decepcionante e incongruente hubiera sido verla morir de vieja o de gripe.
En un tiempo en que todo es convertido en mercancía, los consumidores de información presenciamos en vivo y directo la agonía de un Juan Pablo II, anciano caballero cuya última imagen en vida fue una donde se le veía boqueando y farfullando, tratando de modular algo entendible en alguno de sus veinte idiomas, ante millones de espectadores. Vimos también a un Saddam descargándose bello a sus asesinos un segundo antes de morir con el pescuezo partido en dos. Vimos y seguiremos viendo en la web miles de videos donde la muerte tiene señorío: el momento final de unos cuantos seres anónimos y olvidados son banquete habitual de los buscadores de imágenes fuertes. Imagínense lo que le espera a la buenota de Anna Nicole: un tribunal ha decidido que su cadáver no podrá ser sepultado sino hasta el 20 de febrero, mientras se determina vaina tan importante como la paternidad de su hija. Así que nueve días permanecerá su cadáver expuesto a muchas cámaras y a muchos apetitos malsanos. Tiempo suficiente para que esta cosa llamada internet divulgue más detalles de su cuerpo que los que divulgó mientras estaba con vida, que ya es bastante decir.
Hay un antecedente remoto digno de mención. He visto en ese monumento a la necrofilia llamado Ogrish una fotografía del cadáver de Marylin Monroe. La sensación es rara, y la sorpresa que se siente es al mismo tiempo sorpresiva: se impacta uno al enterarse de que esa foto existe, y un segundo después se extraña de que el cadáver sea horrible. Esa mujer que yace con el pelo húmero en la morgue no guarda ninguna relación de identidad con las imágenes universalmente difundidas de quien fue símbolo de la belleza norteamericana.
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¿Repetimos la confesión del principio? Sí va: este post tiene por objeto aumentar las visitas del blog. La única diferencia entre este amarillista blog y la industria de la información al servicio de las mentes pervertidas es que la TV, los periódicos y ciertas páginas de internet cobran por ello; yo tan sólo conseguiré ser leído por un puñado de idiotas.
En uno y otro caso, que les aproveche.
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Golpe con golpe yo pago…

Hay unas cuantas categorías de antichavistas, unas cuantas distinciones que es preciso establecer. En lo personal, cada vez creo menos en que hay antichavistas buenos y antichavistas malos, pero sí he detectado unas cuantas variantes de ese blanco-y-negro tan difícil de soportar para quienes se han formado una idea casi santificada de eso que llaman “equilibrio”. Creo que hay antichavistas güevones y antichavistas que se hacen los güevones. Ignorantes y otros que quieren parecer ignorantes. Simplistas y sofisticados que venden un discurso simplista a ver si con eso se ganan alguna simpatía, se cogen a alguna sifrina idiota (que las hay, por supuesto que las hay) o son entrevistados en plan de analistas.
Ilustración: Rukleman Soto
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Precisamente estos, los que no son pero se la dan, son los que han llevado al antichavismo de fracaso en fracaso. Porque hay mentiras que pasan fácil de contrabando, pero en general eso de asumir la mentira como política, conducta o proyecto de vida suele terminar en catástrofe.

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Lo anterior ha tenido en estos días varios ejemplos prácticos, que además sirven para verificar cómo diciendo algo que es verdad, de manera simplista y ocultando datos, se puede incurrir en una mentira. Eso es una de las formas de perpetrar una “falacia”: aunque digo una verdad estoy mintiendo o deformando la verdad. Como eso de repudiar el que el Gobierno haya celebrado los 15 años del 4-F, a partir de argumentos tan estúpidos como que “es una apología del delito porque aquello fue un golpe de Estado contra un Gobierno legítimamente electo”.
¿Lo desmenuzamos? Con gusto: es verdad que aquello fue un golpe de Estado contra un Gobierno legítimamente electo. Entonces ¿dónde está la mentira o la trampa? Al menos en dos lugares: en querer hacerles creer, a los imbéciles que se dejan, 1) que el régimen contra el cual se insurgió era democrático tan sólo porque convocaba a elecciones cada cinco años; 2) que si Chávez y los suyos intentaron un golpe en el 92 entonces ahora se justifica cualquier golpe en contra de su Gobierno.
Hay otro comodín: “Es absurdo que se celebre esa asonada porque la misma culminó con una derrota”. A lo cual hay que responder con una pregunta: si Chávez fue el derrotado en esa ocasión, ¿quién fue y dónde está el elemento victorioso del 4-F del 92? ¿Es Carlos Andrés Pérez? ¿Quién es hoy el líder latinoamericano de más influencia y prestigio mundiales y quién anda escondiendo sus vergüenzas y su vejez como la rata corrupta que siempre fue?
Los antichavistas idiotas que creen todo cuanto ven en Globovisión y leen en El Universal se lo creen fácil y automático, y además lo argumentan con un aire de especialistas que te cagas. Los que se hacen los idiotas (es decir, los responsables de tales matrices de opinión) saben dónde está la concha de mango de su discurso, pero insisten. E insisten. E insisten. Tanto, que corren el riesgo de creérselo también un día de estos.

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Otra hazaña de los propagandistas del antichavismo, madre de la anterior, es empeñarse en medir con las varas del régimen pasado al régimen presente. Cada vez que lo hacen les chorrea el origen de toda su frustración: ellos, que se empeñan en decirse amantes de la libertad, demócratas e incluso gente de izquierda, acuden a armas discursivas conservadoras, despóticas y fascistoides para enfrentar a Chávez, a quien llaman fascistoide, déspota y conservador.
Ellos se dicen demócratas pero tiemblan en presencia del tema Ciudades Federales y Consejos Comunales: creen en la democracia pero le tienen horror al gobierno del pueblo.
Ellos se dicen libertarios pero creen que las leyes son entidades sagradas que nadie puede jamás violentar. Por eso invocan tan seguido el artículo 350: ellos creen que pueden tumbar al Gobierno porque la Constitución les da permiso para hacerlo. En 1992, así como en cualquier lugar y en cualquier época de la humanidad, es ilegal intentar un golpe de Estado. Ahora, para saber cuándo un golpe es legítimo y necesario hay que tener intuición histórica: fue la que tuvimos los jodidos de la tierra cuando salimos a robar y a que nos mataran el 27-F y el 13-A.
Si el ser humano detuviera el avance de las sociedades tan sólo por miedo a desafiar aquello que está escrito en papel, todavía viviríamos en la Edad de Piedra. A los regímenes podridos y en cuya debacle está amenazada la estabilidad de toda la sociedad hay que tumbarlos a la fuerza o al menos ayudarlo en su demolición: los soldados del 4-F le dieron un empujón a un régimen que se tambaleaba y seis años después ya ese régimen estaba liquidado. El antichavismo, donde pulula el güevón y el que se hace el güevón, quiere creer que al régimen actual podrá derrocarlo en breve tiempo, y esa convicción tiene su origen en una falta espantosa, lamentable y a veces risible de intuición histórica: creen que el proyecto bolivariano caerá como el puntofijismo. Creen, como reza el dicho popular, que como el machete se para entonces puede caminar.

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Al antichavista güevón (y a mucho chavista también) le han inculcado el fetichismo de la ley, pero no le han explicado cómo es eso de que la libertad es un valor pero hay que sujetarse a unas normas rígidas que lo obligan a postrarse ante las figuras de autoridad. La estrofa hímnica ha ayudado mucho: “La ley respetando / la virtud y honor”. Persignarse frente a un papel sellado y firmado por un poderoso forma parte del adoctrinamiento de muchos años de Estado burgués, de republicanismo barato y santurrón. El antichavista que no es güevón pero se la da, se esfuerza en aprovechar ese elemento para vender una “idea”: si Chávez violentó la Ley en 1992 entonces los Poleo, Peña Esclusa, Granier y demás criminales tienen derecho a violentarla hoy.
Tarea para aprenderse de memoria: 1) las sociedades han avanzado a fuerza de violentar leyes y de desafiar regímenes en decadencia; 2) no insurge quien quiere sino quien puede; 3) no se puede ser libre si no se conoce la libertad desde adentro, desde el cuerpo.
Estas reflexiones tendrán que continuar.

sábado, 10 de febrero de 2007

Habilitante, pueblo y rebelión

Acostumbrados ya a la molestosa rémora, al parecer incurable, de que la derecha siempre considerará malo todo lo que hagan Chávez y el chavismo, es preciso para nosotros, en esta acera, abordar ahora los temas urgentes y también los importantes de largo plazo desde una óptica más aguerrida. Llamémosla también sana. Este estadio de nuestra historia nos convoca a un capítulo demasiado importante de la rebelión comenzada en 1989 (o tal vez en 1814, o antes), y no es mala idea empezar por decir con la boca y escribir al rompe, moléstese quien se moleste (y si se molestan, pues mejor):

  • 1) que Chávez es el líder actual de nuestra rebelión como país, pero eso no lo convierte en dueño de esa rebelión.
  • 2) Que es bueno contar con un líder aliado en Miraflores, pero si por “democracia participativa y protagónica” vamos a entender que sólo una orden de ese compatriota puede autorizarnos a hacer la Revolución, estamos mal.
  • 3) Que la habilitación para que el Presidente legisle en materias importantísimas para el país no fue un acto de desprendimiento por parte de los señores diputados sino el reconocimiento de que esa institución llamada Asamblea Nacional es inoperativa e irrecuperable. La ecuación se cae de podrida: si les sirvió a los adecos no nos sirve a nosotros.
  • 4) Que esa otra institución macro llamada Estado burgués también está en decadencia y en proceso de descomposición, y que eso incluye el sistema de elecciones, la Presidencia de la República, la Fuerza Armada, la policía y todo ese aparato que nos encasquetaron en forma de “contrato social”, contrato rarísimo ya que yo no recuerdo haber firmado nada que me obligue a mostrarle la cédula al primer tombo que me la pida en la calle, y no recuerdo tampoco hacer firmado nada mediante lo cual acepto que mi identificación esté contenida en un papel plastificado llamado cédula.
  • 5) Que la Presidencia sólo se salva, por ahora, del mencionado proceso de derrumbe institucional que abarca a todas las formas de poder y de dominación, porque quien la ejerce en este momento sabe qué cosa está ocurriendo en el país y en el mundo, y parece estar actuando en consecuencia. Bueno, al menos eso creía yo ciegamente hasta que al hombre se le ocurrió decir que va a raspar gobernadores y alcaldes, función que sólo le corresponde al pueblo. Así que veremos.
  • 6) Al igual que el Estado, y junto con su catástrofe estructural, se están viniendo abajo los símbolos, mitos y representaciones humanas de los demás poderes formales establecidos: el empresariado, la Iglesia, los partidos, los medios, la universidad, los sindicatos. Todo ese aparato que ha servido sólo para oprimir a muchos en beneficio de una élite cumplió un ciclo, y es hora de inventarnos la estructura o antiestructura que sustituirá lo precedente.
  • 7) Que la alternativa ante todo ese interesante espectáculo de demolición de poderes no es, en lo absoluto, apresurar el fin del Estado Nacional, sino su conservación coyuntural como el escudo que ha de protegernos de las voracidades imperiales. Es una contradicción y lo acepto, y creo que expresarla, decirla, verbalizarla, es una excelente forma (tal vez la única) de comenzar a superarla: creo que la misión es construir un pueblo sin empresarios ni Estado opresores, pero si desmantelamos lo que existe nos traga vivos el imperio, o los imperios.

Se aceptan comentarios. La discusión debería ser abierta.

***

A todos nos gusta hablar en términos de poder popular, en términos de socialismo y de democracia. Pero no todos aceptamos, llegado el momento de profundizar, la idea de que el pueblo puede conducirse sin jefes: “yo hago la Revolución si el comandante me da permiso”, parece ser el eslogan del momento. Lo cual viene a ser una justificación para que nos llamen (a todos, sin discriminar) oficialistas. Feo insulto para un pueblo que es o parece ser libertario. Aquí es cuando se levanta un güevón allá en la tribuna y grita: “Este quiere un chavismo sin Chávez”. Esos son los más peligrosos. Quien habla así es porque está a punto de traicionar la causa.
Revolucionario es quien entiende y ejerce la rebelión como un acto de pueblo. Oficialista es quien cree que los ministerios y alcaldías pueden perfeccionarse y mejorarse colocando allí "buenos gerentes". Revolucionario es quien se está preparando desde ya para impedir que se lleven a efecto las programadas elecciones para alcaldías, gobernaciones y juntas parroquiales. Oficialista es quien está pensando en lanzarse a candidato.
Revolucionario es quien se plantea la necesidad de prescindir también de las elecciones presidenciales; oficialista, quien opina que eso es imposible porque la Constitución no contempla esa posibilidad. Revolucionario es quien entiende que esto que fluye no debe culminar cuando concluya el mandato de Chávez, sino permanecer en el tiempo, hasta que sea posible la tarea mayor de construir un nuevo tipo de sociedad; oficialista, quien cree que es posible hacer una revolución con leyes adecas, funcionarios adecos, mentalidades adecas y procedimientos adecos. Como por ejemplo ese de llamarse cooperativista pero no mover ni una uña si el Estado no le inyecta recursos. Cochino dinero.
Hora de enseriarse: esto es una lucha entre revolucionarios y conservadores, no entre chavistas y escuálidos. El chavismo está plagado de conservadores y reaccionarios. Quien viva en Caracas y crea no haber visto a la reacción, aproveche ahora: el metro a Los Teques es rápido y es barato.

jueves, 1 de febrero de 2007

Muchachos gringos al matadero

Al respecto hay una noticia / análisis:

Bush empuja a sus soldados hacia la tumba iraquí

Y un video (dura 10 minutos, aunque los primeros 4 parecen suficientes para captar el mensaje):



No lo llame terrorismo; llámelo resistencia.
O llámelo como quiera. Pero no se le olvide la metáfora global: cuando son acorralados, los pueblos resisten.

Más, en el blog hermano http://dext.wordpress.com.

¿Usted de verdad quiere que esto (y otras cosas que no muestra el video) se detenga?
Entre aquí y vote por el retiro de las tropas norteamericanas de Irak.

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En Technorati:
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