domingo, 30 de septiembre de 2007

Mi contradicción esencial

Esto de escribir periódicamente, incluso cuando lo hacemos como compromiso militante y no sólo como placer lúdico, genera estados mentales no siempre honorables. Adquiere uno, cuando se suelta a plasmar ideas por escrito, algunas actitudes engreídas, como por ejemplo el tratar de parecer absolutamente coherente. La gente que escribe por lo general diserta sobre las cosas que tiene mejor elaboradas en el cerebro. Es una delicia hablar y escribir desde las convicciones, pero casi nunca habla o escribe uno sobre o desde sus contradicciones.

Hoy quiero hablar precisamente sobre mis contradicciones. Al menos sobre una: la que me crispa pero también me mueve hacia delante dentro del Proceso, dentro de la Revolución y dentro del chavismo.

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Una de nuestras contradicciones como sujetos libertarios nos asalta no más colocarnos frente al incómodo dilema: soñamos con una sociedad sin jefes y sin esclavos, pero estamos en un punto en el cual las opciones son respaldar al Estado, respaldar a los liberaloides que quieren privatizarlo todo o convertirnos en guerrilla al margen de la sociedad. Somos chavistas a pesar de que la sociedad que sueña Chávez sólo es posible dentro del capitalismo. Nuestra tesis es que un Estado fuerte, capitaneado por alguien dispuesto a frenar y doblegar los apetitos de las tiranías empresariales, y dispuesto a echar las bases para construir una sociedad igualitaria, es una etapa necesaria antes de proceder a demoler las estructuras capitalistas y luego dar el salto hacia la demolición del Estado. Y por supuesto, esta no es una tarea que vaya a culminar en octubre o noviembre de este año. Hay que tener la suficiente humildad para aceptar de una vez por todas que esta es una misión de generaciones. Que todos los seres humanos vivos en esta fecha hemos de morir sin que esta sociedad que soñamos esté culminada, aunque sí iniciada.

A los neoliberales o estúpidos de corazón les causa gracia y regocijo el vernos metidos en semejante paquete. El desafío que reflota en sus análisis es más o menos éste:

“Ya que eres libertario y (por lo tanto) tu enemigo es el Estado, ¿por qué no te aplicas a liquidar de una buena vez ese Estado en vez de estar apoyando a un proyecto (el bolivariano o chavista) que atenta contra las libertades del individuo?”.

Trampa perfecta, o casi. Hasta que uno le mete la lupa al discurso con las claves correctas:

1) El liberal sólo considera individuos a los empresarios. Los pobres somos apenas mano de obra, elementos que ponen a funcionar la maquinaria productora de riqueza. De la riqueza de ellos, se entiende.

2) ¿Liquidar el Estado, sólo en Venezuela? La pinga: que los imperios liquiden antes los suyos.

3) La liquidación del Estado ahora, en este momento, haría que el poder y el control de los recursos del planeta quedaran en manos de las tiranías empresariales. Eliminamos el ente capaz de controlar a este gigante voraz llamado burguesía y éste nos aplasta; es preferible un mundo en el cual las formas de opresión se controlan y pervierten mutuamente, que uno dominado por la "libre competencia", con ventajas para ciertos participantes.

***

Este último punto soporta unos cuantos chistes y otras tantas visiones dramáticas. Los empresarios liberales quisieran que comenzara ahora mismo un sistema mundial donde gobiernen la oferta y la demanda, donde todo sea convertido en mercancía, donde hay que pagar por los bienes, servicios y recursos naturales; donde sólo los más aptos sobreviven y el resto es enviado al basurero de la historia.

Empieza la carrera. Los competidores son, por una parte, un puñado de engreídos que estudiaron en Harvard, tienen un capital acumulado, son dueños de los medios de producción y/o disfrutan de fortunas heredadas. De otro lado compiten los desposeídos, los que han heredado sólo el derecho a ser esclavizados, los que no estudiaron ni viajaron por el mundo porque el mundo no está hecho a su medida. Esa es la competencia que ansía el liberal promedio: una en la cual ellos tengan la ventaja al decretarse el comienzo de la carrera. ¿Qué tal más bien una competencia con igualdad de condiciones para todos? ¿Qué tal si nos despojamos todos de lo que tenemos (de riquezas, de títulos, de dominios) y comenzamos a competir rumbo a una humanidad donde sobrevivamos todos y no sólo el ricachón y el poderoso?

Ellos tienen un estatus, una bola de billetes en el banco, la posibilidad de viajar por todo el mundo, propiedades por coñazos, esclavos que les mantienen su nivel de vida. Pero no son felices, no mi amor. Hay al menos un asunto que los perturba: a ellos les parece que en el mundo gobierna el socialismo. Olvídense de Bush y de los imperios: el socialismo es el culpable de los males que aquejan al planeta, así que éste debe girar a la derecha. El mantenimiento de su estatus (el del club liberal) pasa por la liquidación de la democracia, por la instauración de un capitalismo global (¿les suena?) sin Estados que controlen a los dueños de los holdings y grandes empresas. Es decir: todo el poder para los empresarios y nada de andar reconociéndoles poder o derechos humanos a los pobres. Para el pueblo, sólo los puestos de trabajo que estén vacantes, y eso sí, dependiendo de su grado de instrucción y de su habilidad para generar plusvalía y para jalarle bolas al patrón. Todo debe ser privatizado. La humanidad no es un problema de seres humanos sino de "gerentes" y "empleados".

Y por supuesto, el socialismo les parece atrasado, porque este sistema consiste en la distribución equitativa de los recursos del planeta. Todo cuanto suene a democracia o a izquierda les repugna. Su preocupación es bastante genuina: ¿cómo van a seguir amasando fortuna en condiciones de igualdad para todos? ¿Cómo mantener sus gigantescas casas y terrenos para el ocio si tuvieran que compartir el agua, el espacio y la energía con esa cantidad de latinoamericanos, africanos y asiáticos que ya no quieren trabajar para los empresarios sino para sí mismos?

El liberalismo pretende que sólo tienen derecho al confort y a la riqueza el gran empresario, el que acumuló capital, el visionario cosmopolita que tuvo el buen tino de esclavizar a varias personas y ponerlas a su servicio. Sólo al poderoso de hoy le convendría la supresión instantánea de los Estados, porque el poder que hoy comparten quedaría íntegro en sus manos. Aun así, soñamos con esa sociedad sin Estado. Empezar a construirla es empezar a liquidar los privilegios de los ricos. Ah, pero probablemente votaremos SI por una reforma constitucional que les garantizar a los ricos el derecho a tener propiedades y a esclavizar personas.

¿Seguimos contradiciéndonos?

domingo, 23 de septiembre de 2007

El mundo liberal de Klaus

Existe en la blogósfera (y al parecer también en un lugar del mundo) un tipo llamado Klaus Meyer. Pertenece el nombrado a una fauna autodenominada "liberal", especie de club burda de pretencioso, prepotente y experto en libracos europeos del siglo XIX. No experto en la gente (a la cual no conocen, ya que ellos sólo llaman gente a los empresarios, aristócratas y multimillonarios de todo pelaje) sino en libros. De éstos sacan sus ideas para el futuro, así que no extraña en lo absoluto que su prosa y sus modales vengan envueltos en ese mismo olorcito a alcanfor o a naftalina, propio de los cachivaches muy viejos a los que es preciso preservar de las cucarachas. Ellos y las cucarachas tienen los mismos gustos.
Más abajo completaremos el perfil de estos señores como conjunto. De momento, quiero echarle un vistazo a este Klaus. A sus manías y procedimientos, los cuales le ha dado últimamente por utilizar para buscarme la lengua. Cosa que no es muy difícil de lograr, por cierto.

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Antes aun, algunas precisiones sobre cierto tema "serio" que el Klaus se ha planteado, no sé sin con el ánimo de debatir (más abajo les explico por qué dudo que este caballero quiera debatir). Y me ocupo de él porque hay diferencias sustanciales entre esta clase de bufones y otros abiertamente estúpidos que suelen dedicarle tiempo a mis escritos, y a veces a ensañarse verbalmente contra mi persona. Klaus echa mano de todo un ritual seudointeligente que tiene por objeto tratar de ridiculizar a alguien que considera su adversario (y vaya que lo soy) para luego tocar los temas de fondo.
Satirizar la figura de alguien antes de proceder a demoler su discurso es un truco muy efectivo, pero para eso hay que dominar las artes del sarcasmo. Y esto es imposible para alguien con un chip conservador entronizado en su pensamiento y en sus formas. Klaus: "para comer con el diablo se necesita un cucharón muy grande". Ese fue el comentario que dejé en uno de tus posts recientes, y el cual te enorgulleces ahora de haber dejado sin publicar, "para hacer un experimento". No se preocupen, lectores, ya les explicaré paso por paso de qué se trata todo esto.
En cuanto al tema "serio" que lo ocupa, Klaus se ha planteado como misión explotar una de nuestras contradicciones como sujetos libertarios (me bautizó anarcoestatista), puestos en un dilema espantoso: respaldar al Estado, respaldar a los liberaloides que quieren privatizarlo todo o convertirnos en guerrilla al margen de la sociedad. Nuestra tesis es que un Estado fuerte, capitaneado por alguien dispuesto a frenar y doblegar los apetitos de las tiranías empresariales, y dispuesto a echar las bases para construir una sociedad igualitaria, es una etapa necesaria antes de proceder a demoler las estructuras capitalistas y luego dar el salto hacia la demolición del Estado. Y por supuesto, esta no es una tarea que vaya a culminar en octubre de este año. Hay que tener la suficiente humildad para aceptar de una vez por todas que esta es una misión de generaciones. Que todos los seres humanos vivos en esta fecha hemos de morir sin que esta sociedad que soñamos esté culminada, aunque sí iniciada.
A Klaus Meyer, al igual que a los veinte o treinta carajos que piensan como él, le causa gracia y regocijo el vernos metidos en semejante paquete. El desafío que reflota en sus análisis es más o menos éste:
  • Ya que eres libertario y tu enemigo es el Estado, ¿por qué no te aplicas a liquidar de una buena vez ese Estado en vez de estar apoyando a un proyecto (el bolivariano o chavista) que atenta contra las libertades del individuo?
Trampa perfecta, o casi. Hasta que uno le mete la lupa al discurso con las claves correctas:
  • 1) El liberal sólo considera individuos a los empresarios. Los pobres somos apenas mano de obra, elementos que ponen a funcionar la maquinaria productora de riqueza. De la riqueza de ellos, se entiende.
  • 2) ¿Liquidar el Estado, sólo en Venezuela? La pinga: que los imperios liquiden antes los suyos.
  • 3) La liquidación del Estado ahora, en este momento, haría que el poder y el control de los recursos del planeta quedaran en manos de las tiranías empresariales. Eliminamos el ente capaz de controlar a este gigante voraz llamado burguesía y éste nos aplasta; es preferible un mundo en el cual las formas de opresión se controlan y pervierten mutuamente, que uno dominado por la "libre competencia", con ventajas para ciertos participantes.
Este último punto soporta unos cuantos chistes y otras tantas visiones dramáticas. Los empresarios liberales quisieran que comenzara ahora mismo un sistema mundial donde gobiernen la oferta y la demanda, donde todo sea convertido en mercancía, donde hay que pagar por los bienes, servicios y recursos naturales; donde sólo los más aptos sobreviven y el resto es enviado al basurero de la historia.
Empieza la carrera. Los competidores son, por una parte, un puñado de engreídos que estudiaron en Harvard, tienen un capital acumulado, son dueños de los medios de producción y/o disfrutan de fortunas heredadas. De otro lado compiten los desposeídos, los que han heredado sólo el derecho a ser esclavizados, los que no estudiaron ni viajaron por el mundo porque el mundo no está hecho a su medida. Esa es la competencia que ansía el liberal promedio: una en la cual ellos tengan la ventaja al decretarse el comienzo de la carrera. ¿Qué tal más bien una competencia con igualdad de condiciones para todos? ¿Qué tal si nos despojamos todos de lo que tenemos (de riquezas, de títulos, de dominios) y comenzamos a competir rumbo a una humanidad donde sobrevivamos todos y no sólo el ricachón y el poderoso?

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Relajemos un pelín la conversa.
Klaus maneja una concepción bastante instrumental de la cortesía. Además de experto en literatura liberal del siglo XIX, es experto en fórmulas cortesanas para intrigar contra alguien sin nombrarlo. Lo que este hombre confunde con elegancia en mi pueblo lo llaman hacerse el güevón. Por ahí me bautizó anarcoestatista y me ha tirado dos o tres vergajazos en este blog y en el de Larry, y ahora en el suyo propio, pero utilizando tácticas que ni siquiera llegan al "tira la piedra y esconde la mano": Klaus tira la piedra sin mostrar nunca la mano. Distinto al anónimo estándar que pulula en estos predios, el carajo te dice las cosas y las firma con su nombre pero sin nombrarte, de modo que si le reviras se defiende con un argumento más o menos leguleyo: "Eso no fue contigo. A ver, dime, ¿dónde escribí tu nombre? ¿Ah? ¿Ah? ¿Ah?" .
Es como si yo escribiera: "Cierto carajo mitad San Nicolás y mitad salchichas" y ¡toma!, le zampara el dardo de mi preferencia, y el hombre no pudiera decirme nada porque yo en realidad no lo nombré. Y además el apellido de las salchichas no es Meyer sino Mayer.
En estos días, en el blog de Larry, quien le dedicó un post a unas consideraciones mías acerca del Estado y las tiranías empresariales, el Meyer se disparó esta cita, a manera de comentario:
  • "[Ma gavte la nata] es dialecto turinés. Significa quítate el tapón o, si prefieres, tenga usted la bondad de quitarse el tapón. Ante una persona arrogante y engreída se piensa que está hinchada por su propia presunción e igualmente se supone que esa inmoderada autoestima mantiene en vida el cuerpo dilatado únicamente porque un tapón, metido en el esfínter, impide que toda esa aerostática dignidad se disipe, habida cuenta de lo cual, al invitar al sujeto a que se quite ese corcho, se le condena a ejecutar su propio e irreversible desinflarse..." Etcétera.
A lo cual le respondí:
  • "¿Qué pasó? ¿Te pican las lombrices?". Es dialecto malandro. Más culto y más elevado que el turinés.
A lo cual él se defendió con una de-li-cio-sa filigrana:

"Ya que te das por aludido sin ser mencionado veo que la cita fue acertada".

Ser cagón no es ser elegante, Klaus Meyer. ¿A quién más iba dirigida la parrafada esa si todos los escribientes del blog del Larry piensan o discursean igual que tú? ¿Para qué tanta provocación y tanta mamagüevada si al final vas a salir corriendo?

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Otra práctica del bicho consiste en agarrar un fragmento de tu post y publicarla entre comillas en los Comentarios. En estos días me metí en su blog e hice lo mismo: cogí una frase suya cualquiera, la entrecomillé y la metí en Comentarios. Pues bien, el tipo se ha lanzado un post triunfal, refiriéndose al anarcoestatista, anunciando su nueva hazaña. Dice:
  • En el anterior post mencionado hice un pequeño experimento: una fulminante respuesta de nuestro anarcoestatista criollo fue retenida por la moderación de comentarios de Blogger y, obviamente, no publicada por mí. Si este blog fuera su único medio de comunicación nadie sabría de su existencia...
Ya lo saben: si usted no publica un comentario en el blog ...Y todo lo demás (el cual recibe algo así como 70 visitas diarias) su comentario no existe. Va una primicia mundial. Mi comentario (copiado de su propio post) fue: "para comer con el diablo se necesita un cucharón muy grande". Yo estoy casi seguro del fantástico plan que Klaus tenía en mente: "Ajá, el Duque se va a molestar porque no le publiqué el comentario. Entonces, cuando reclame, lo publico para dejarlo en ridículo porque ese comentario es una cosa banal y sin sentido. ¡Repámpanos! ¡Qué inteligente soy! ¡Larry, ven a ver la trampa que le he tendido al Duque, ¿no es maravillosa?".

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Les hablaba allá arriba del club liberal al que pertenece el Klaus Meyer. Ellos tienen un estatus, una bola de billetes en el banco, la posibilidad de viajar por todo el mundo, propiedades por coñazos, esclavos que les mantienen su nivel de vida. Pero no son felices, no mi amor. Hay al menos un asunto que los perturba: a ellos les parece que en el mundo gobierna el socialismo. Olvídense de Bush y de los imperios: el socialismo es el culpable de los males que aquejan al planeta, así que éste debe girar a la derecha. El mantenimiento de su estatus (el del club liberal) pasa por la liquidación de la democracia, por la instauración de un capitalismo global (¿les suena?) sin Estados que controlen a los dueños de los holdings y grandes empresas. Es decir: todo el poder para los empresarios y nada de andar reconociéndoles poder o derechos humanos a los pobres. Para el pueblo, sólo los puestos de trabajo que estén vacantes, y eso sí, dependiendo de su grado de instrucción y de su habilidad para generar plusvalía y para jalarle bolas al patrón. Todo debe ser privatizado. La humanidad no es un problema de seres humanos sino de "gerentes" y "empleados".
Y por supuesto, el socialismo les parece atrasado, porque este sistema consiste en la distribución equitativa de los recursos del planeta. Todo cuanto suene a democracia o a izquierda les repugna. Su preocupación es bastante genuina: ¿cómo van a seguir amasando fortuna en condiciones de igualdad para todos? ¿Cómo mantener sus gigantescas casas y terrenos para el ocio si tuvieran que compartir el agua, el espacio y la energía con esa cantidad de latinoamericanos, africanos y asiáticos que ya no quieren trabajar para los empresarios sino para sí mismos? El liberalismo pretende que sólo tienen derecho al confort y a la riqueza el gran empresario, el que acumuló capital, el visionario cosmopolita que tuvo el buen tino de esclavizar a varias personas y ponerlas a su servicio.
Pretende también que los libertarios de corazón, los que sabemos qué es el poder y quiénes lo detentan, nos creamos el cuento bobo ese según el cual el hombre más poderoso de Venezuela es el que despacha en Miraflores. ¿Servirá de algo advertirles a los poderosos y aspirantes a poderosos que los tenemos en la mira?

viernes, 21 de septiembre de 2007

La energía que funda y transforma sociedades está más allá de las leyes

Foto: Frasso. 27 de febrero de 1989
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Las leyes dicen; el pueblo hace. No importa lo que diga la Reforma Constitucional. No importa si se vota en bloque o artículo por artículo. No importa si la Constitución reconoce la propiedad privada (craso error: llamarse socialista pero darle a unos pocos la potestad de explotar mano de obra esclava, como ha sucedido siempre). No importa si el Estado deja por escrito su deseo de absorber al poder Popular. Al final, el legislador seguirá legislando, el Gobierno seguirá gobernando y el pueblo seguirá insurgiendo y haciendo la Revolución.
La Constitución de 1961 era una mierda legitimadora de un Estado Burgués criminal y excluyente. Esa Constitución nos fue impuesta a los venezolanos sin consultárnoslo. Un día se aparecieron unos legisladores con un libro bajo el brazo y dijeron: “¿Sabes qué? Esta es la nueva Constitución”. Así sucedió con todas, desde 1811 en adelante. Aun así, contra tal índole aplastante e insolente, se dio con los años la construcción de un Poder Popular subterráneo, relampagueante y vital que el Estado Burgués no ha podido ni podrá detener.

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Creen los derechistas (los que están dentro y los que están fuera del chavismo) que basta con que el Gobierno ponga en vigencia una Ley para que ésta empiece a cumplirse y ciertas cosas de nuestra vida ciudadana cambien automáticamente. Una vez traje acá, para desguazarlo, uno de los chistes más amargos del “ordenamiento jurídico” venezolano: existe una Ley de Simplificación de Procedimientos Administrativos, y no por eso los procesos administrativos son simples.
Existe también una Ley contra el VIH, y que yo sepa el virus no ha dejado de entrar. Los abogados creen poder contra los microorganismos.
No hablemos de la Ley de Tránsito, la cual se incumple centenares de veces al día y las sanciones a sus infractores no se aplican. Esos pobres seres que son detenidos por los fiscales, o cuyos carros son remolcados, no sienten sobre sí el peso de la Ley sino el peso de la corrupción, ya que los bolívares que les quitan no van a parar a las arcas del Estado sino al bolsillo de los matraqueros. El uniforme del fiscal de tránsito y del policía es un disfraz utilizado para paralizar a los ciudadanos con el respeto y el culillo que impone la Ley; en la vida real, sólo sirve para que un puñado de choros abusen de los ciudadanos, infractores o no.

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De modo que las leyes dicen muchas cosas y los hombres hacen otras tantas, por lo general distintas a las permitidas y aceptadas por el papel. Si en nuestra naturaleza humana; si en el disco duro de los hombres y mujeres de esta tierra estuviera instalado un fatídico programa que nos obligara irremisiblemente a cumplir con las leyes, todavía estaríamos sujetos a la metrópoli española. Digo, levantarse contra la Corona era ilegal, y más todavía chapeando con “los derechos de Fernando VII”. Declararse independiente era ilegal. Lanzar a los vientos una proclama de Guerra a Muerta era ilegal. Sustituir un modo de producción por otro era ilegal. Fusilar traidores a la causa patriota era ilegal. Quitarle “sus” esclavos a algunos poderosos para llevarlos a la guerra era ilegal: incluso los más conservadores estuvieron de acuerdo en que meterle mano al coroto pasaba por violentar algunas cosas escritas y establecidas por la Ley.
Esto, en cuanto al poder emergente, a la élite clasista que sustituyó a otra en aquel tiempo.
En cuanto al pueblo llano y sin jefes, el momento histórico fundacional (27 de febrero de 1989) del cual deriva este período llamado Gobierno Bolivariano fue un ataque masivo contra la propiedad privada. En 1813, el pueblo oprimido estimulado por Boves fue contra los propietarios; en 1989 apenas fuimos contra la propiedad. No tuvimos, durante el sacudón, el instinto ni la pulsión homicida necesarias para modificar ciertos puntos de la relación opresor-oprimido, pero a partir de ese acontecimiento ya Venezuela no podía ser otra. Ni falta hace decir, porque es de perogrullo, que los saqueos y anarquías del 27 de febrero fueron un acto ilegal de las multitudes.
Nosotros queremos creer que el Jefe del Estado va bien aunque va lento, pero no se puede seguir manteniendo y estimulando en los poderosos el derecho a conservar privilegios repugnantes como el derecho a acumular capital y el derecho a tener esclavos.
Al respecto, vale la pena revisar algunas cosas que pasan y seguirán pasando, pese a lo que diga la letra constitucional.
Yo creo que la Constitución, tal como quedará después de las modificaciones, sólo es viable como papel de trabajo de un país capitalista. Por mucho que allí se lea la palabra "socialista".
Las ciudades, tales como las concibe el capitalismo, son enormes campos de concentración donde miles o millones de trabajadores están en la obligación de vivir para poder alimentar al sistema. La fábrica y el comercio, tal como los entendemos, hubieran sido imposibles de no ser porque antes, o al mismo tiempo, se crearon ciudades capitalistas. Chávez ha dicho que su deseo es convertir a Venezuela en una potencia, y para ello propone construir ciudades gigantescas y aumentar el parque industrial: eso es capitalismo.
Las comunas y los consejos comunales, en una estructura como esta, vienen a ser una fórmula maravillosa para quienes van a enriquecerse: la gente se agrupa en cooperativas y en consejos comunales, trabaja barato y hace trabajo voluntario y con ello se siente socialista; el coñoemadre que vende el cemento, la cabilla y los automóviles aprovecha esa mano de obra barata para acumular fortuna, más fácil y además legalmente. Esa es una de las formas más despreciables de explotación capitalista: lo llaman maquila. Explotar trabajadores de esta forma, según la propuesta de Reforma, es un derecho constitucional de los ricos.

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La buena noticia: con Reforma o sin Reforma, el pueblo seguirá haciendo Revolución.

martes, 11 de septiembre de 2007

Blogósfera venezolana: luto por las Torres Gemelas y a mierda me sabe Allende

En la entrega anterior le eché un rápido vistazo a los portales de periódicos venezolanos en poder de la derecha. Tal como podía preverse, la rememoración del día en dichas páginas fue para el ataque al Trade World Center en 2001. Y tal como podía preverse también, a la memoria de Salvador Allende no le dedicaron ni un bolívar de mierda. Muy previsibles ellos.
Hace un rato, nomás por no dejar, le eché un ojo a eso que mientan "blogósfera" venezolana, mediante la revisión de Blogalaxia. Fue una revisión superficial pero creo que recoge el espíritu general, la tendencia: no me sorprendió tampoco verificar que también para los blogueros la tragedia de las Torres Gemelas es más digna de unas lágrimas y unos sollozos que la inmolación de aquel presidente chileno y el inicio de una de las dictaduras más grotescas del siglo XX latinoamericano. Esos son los muchachones que dicen amar la libertad, carajo...

El recuento es este:

Un Viajero que, como lo indica su nombre, dedica su tiempo a viajar, escribe sobre el espanto que sintió al ver el mariquerón por TV, y al final recomienda un interesante homenaje a las víctimas: "...que los hombres que tienen la rienda de los gobiernos del planeta volteen su mirada hacia los grandes bosques que se están perdiendo, a los desiertos que son cada vez extensos en el planeta...". Sobre Allende y Chile no garrapateó ni una coma.

Un joven de apellido Camacho, quien por cierto se identifica como estudiante de Estudios Internacionales de la UCV, hace una demostración de la clase de profesional que ha de ser: dice que duda de la tesis del terrorismo islámico ya que "me parece imposible que unas torres de tal magnitud se caigan en menos de 2 horas". Debió haber estudiado más bien Ingeniería. Antes dice, en el mismo "análisis": "Gracias a un día como este, me enteré de que hay otro mundo afuera. Y que era un mundo muy real... y no precisamente 'feliz', tampoco cómo algo 'triste', solamente 'real'". Y el cierre de película, una oda al optimismo, por parte de este valioso estudiante antichavista: "¡Pero bueno!, eso ya es tiempo pasado". Impresionante.

Uno que se declara Políticamente Incorrecto se dispara un larguísimo artículo sobre la vida y la muerte, el coñoemadrismo de Bush y las masacres recientes de Estados Unidos en el mundo. Sobre Allende, nanai. Detalle incomprensible: el artículo va titulado en inglés: "The september 11th or my own impressions". El comienzo es de antología: "Desde que yo tengo el uso de la razón la muerte es un tema del que es mejor no hablar. La muerte como negación de la vida. La muerte como episodio final del ciclo vital. Ya saben: nacemos, crecemos, nos reproducimos y... morimos". No sé por qué no se me había ocurrido antes.

Un tal Vascaino dice que la izquierda y Chávez son una mierda y que por eso no podía dejar de escribir sobre "uno de los ataques terroristas más cobardes de la historia", refiriéndose por supuesto a las Torres Gemelas. El ataque contra La Moneda debió parecerle una lindura de exhibición, porque fue contra alguien de izquierda, pero ni siquiera por eso recordó a Chile. ¿O será que ni siquiera sabe qué coño pasó ese día de 1973 en Chile?

Un politólogo que se dice "enamorado de la Historia" (yo creo que está enamorado más bien de algunas historias) hace mención de los eventos que recuerda: la caída del muro de Berlín, los golpes de 1992, el 27-F-1989, el 11 de abril de 2002. Muy enamorado de la historia, este bicho cuya memoria ni de verga se aproximó a la desgracia planetaria llamada Pinochet en 1973.

El autor de un blog llamado El Perruno Digital se atiene estrictamente a la razón de ser de su espacio en la web y da unas informaciones sobre los perros de búsqueda y rescate. Sobre el tema, asegura que en casos terribles como el del Trade World Center "tanto los perros como sus guías llegan a sufrir problemas emocionales por la imposibilidad de encontrar gente con vida". Ningún perro amaestrado fue a rescatar a Allende ni al pueblo chileno cuando Estados Unidos activó a sus perros de presa, así que el amigo no tiene necesidad alguna de mencionar siquiera el asunto.

Un esclavo de las computadoras (Slave to the PC) tampoco dijo un coño sobre Allende pero al menos tuvo la delicadeza de informar que a Bush lo espera el infierno, lo mismo que a Bin Laden.

Una bloguera en cuyo perfil puede leerse: "...me fascina la humildad en la gente y que amen a los animales" dice en su "post" dedicado a las Torres: "Todos recordamos con precisión qué estábamos haciendo ese día, de una manera u otra los que veíamos televisión la transmisión normal fue interrumpida y de manera increíble el mundo veía al mismo tiempo el choque de los aviones y luego el derrumbe de las torres". Mierda, pobrecita, venir a interrumpirse de esta manera su rutina mañanera. Sobre Allende, Chile o Pinochet, ni una sílaba.

Otra bloguera, de nombre Ananda, escribió la que quizá es la crónica más honesta del día: dice que se asustó por los vergajazos de las torres a pesar de que no estaba en Nueva York sino en Puerto La Cruz, y dice, con absoluta y legítima franqueza: "Y por qué no hablo de Allende... y las cuestiones en Chile, porque no conozco esa terrible historia (o tal vez sí la se pero no me toco vivirla)".

El Catalejo se lanza una descarga contra Bush y contra las "posiciones radicales extremas que buscan la destrucción del ser humano en pos de algún ideal que se quiere imponer a los demás". Sobre Allende, nada.

El ingeniero David Luna relata que ese día (09/11/2001) estaba con unos pasantes, cuando de pronto uno de ellos entró gritando: 'Vayan a ver lo que está pasando… Unos aviones se estrellaron contra un edificio en EEUU'. Esas palabras hicieron que nos olvidaramos de todo". Y por supuesto, cuando el pana dice todo es todo, pues también "se olvidó" de otras tragedias sucedidas el mismo día.

Otra, la simpática Andy, asegura que jamás olvidará hechos horrendos como la muerte de Lady Di y Antonio Puerta, y por supuesto el ataque contra las Torres, evento sobre el cual nos entrega una galería fotográfica bellísima.

RomRod sí hurgó en la llaga precisa: qué terrible lo de las Torres pero acuérdense de Allende. Un recordatorio preciso con un esfuerzo mínimo. Deberían leer los comentarios que le dejaron, compadre...

Gandica, el Enigmático Express, quien no se caracteriza precisamente por ser frívolo o anticomunista, prefirió concederle el honor de una mención de su blog a un eclipse que se vio en Chile. Nombró al país pero no a su 11 de septiembre. Y eso que en otro "post" ironizó sobre la desmedida cobertura que recibió el drama del TWC en 2001.

Viendolo bien, y haciéndole concesiones a los panas astrólogos, ¿habrá tenido que ver este evento sideral con el eclipse noticioso del cual fue objeto el sol de Allende en este día tan amargo? ¿O será que el eclipse mental o ideológico llamado dominación logrará ocultarnos para siempre nuestro dolor y vendernos el de ellos como el más importante?

September 11

Véalo y léalo usted mismo (sólo la página principal, al menos):

http://www.el-nacional.com
http://www.eluniversal.com/index.shtml
http://www.globovision.com
http://www.talcualdigital.com


Sobre las torres gemelas y Bin Laden, todo y algo más; sobre Allende, nada.
A llorar se ha dicho, la tragedia gringa; a olvidarse todos de la tragedia chilena.

Después se arrechan porque los llaman colonizados mentales, lamebolas de los gringos.

viernes, 7 de septiembre de 2007

El Presidente del futuro... ¿o un futuro sin Presidente?

Extracto de un artículo (de mi autoría) publicado en el semanario Temas-Venezuela:
  • "...yo quiero que Chávez siga liderando el maldito proyecto bolivariano hasta el año 2130, nosotros veremos qué forma le damos a ese proyecto en la calle. Pero me doy una licencia: advertirles a mis compatriotas chavistas “automatizados y en bloque” que en el año 2131 probablemente habrá otro Presidente; que es posible que éste no haya nacido todavía, y que no parece muy conveniente darle un cheque en blanco a alguien que heredará de Chávez un control inmenso sobre regiones, recursos e instituciones. ¿O es que el proyecto bolivariano se acaba con Chávez y con nuestra generación?".
Y vaya que de verdad me preocupa la moraleja: la Constitución, con sus modificaciones, quedará convertida en una ametralladora. Me parece de pinga que esa ametralladora esté en nuestras manos, pero ¿qué tal si nos la quita el enemigo?
Sírvase leer el artículo Chávez morirá. Va sobre lo mismo, aunque quizá en un tono más dramático.

Por supuesto que en el futuro soñado, el más hermoso, tendremos un país sin Presidentes y sin Leyes. Pero mientras estas figuras existan habrá que mantenerlas controladas. Es decir, en manos de los buenos de la película, que somos nosotros.

martes, 4 de septiembre de 2007

Blogs que piensan o algo por el estilo

Y bueno, hay premios que te inflan el pedazo de ego, más por la gente de la cual provienen que por el premio en sí mismo. Anda rodando por ahí una especie de cadena, pirámide, meme o mariconería titulada Blogs que piensan, categoría que le asignan unos blogueros a otros según ciertas preferencias y criterios. Creo que una vez Larry me incluyó en una cosa de esas pero yo me hice el pendejo para no darle las gracias. Viva la Guerra Fría.
En este caso, tengo que confesar que me animo a rebotar la pelota sólo porque quien me menciona por ahí es una Fulana que se me antoja la bloguera más inteligente y erótico-sensual del mundo, y una de las más inteligentes y erótico-sensuales de Argentina. Gracias a ti, amiga invisible.

El asunto tiene normas:
  • 1.- Cuando alguien te da el premio escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.
  • 2.- Enlaza el post original para que la gente pueda encontrar el origen del premio.
  • 3.- Opcional, enseña el botón del premio enlazando el post que has escrito dando tu premio.
En fin, terminemos con esto y vamos con mi lista de cinco Blogs que piensan:

La Fulana, Patricia, por las razones descritas antes, y porque esta mujer es una de las pocas blogueras que entendieron que la libertad es un asunto integral, incrustado para siempre en el alma de algunos, y no un simple discurso.
Caso Patológico, alimentado y moderado por un mexicano, humorista "natural" (no profesional, según sospecho) muy eficiente, y bastante enterado de ciertos trucos que pueden convertir un blog en un espectáculo en sí mismo. Altamente recomendable.
Archivos abandonados. Un experimento bastante original y mal intencionado de Alexis Correia: el bicho anda de ciber en ciber y de centro de comunicaciones en ídem, rastreando las carpetas Archivos Temporales o Mis Archivos Recibidos, donde quedan almacenadas ciertas fotografías "privadas" (privadas de su privacidad) recibidas por correo o por messenger, y dejadas allí por sus destinatarios o remitentes. Ya el concepto es un tubazo; los comentarios del tipo completan la maldá.
Yosmary. Chavista y algo más a la izquierda que eso, su blog compendia mucho de lo que se mueve más allá de eso que llaman "oficialismo". Ya probó todas las herramientas diseñadas para blogueros y anda metida en la onda Podcast. Un día de estos aparece en video. En la fotografía que muestra en su perfil la vemos metida hasta las narices en un charco de agua oscurísima (no aguas negras, que no es lo mismo). Yosmary, por favor, sal de ese lugar.
Larry. Más que el pensar le reconozco la audacia, aunque estamos seguros de que sus ocurrencias no son de él sino del poco de autores alemanes y belgas del siglo XIX que cita a cada rato, y sin cuyo conocimiento (cree) es imposible ser civilizado. Larry nos "enseña" que si usted es comunista o más o menos izquierdoso, o si le arrecha que mil obreros se partan el culo para que el dueño del maldito campo de concentración donde "trabajan" pueda mantener su mansión y sus ocho carros; si usted cree en la democracia, es porque no se ha leído a un tal Milton Friedman. Y bueno, el pana dice que Bush es socialista y que Estados Unidos sólo se salvará si gira un poco a la derecha (madre santa). Lo realmente conmovedor de este compa es que es capaz de decir o escribir que no cree en la democracia, sin que le tiemblen el pulso o la voz, mientras que aquí un poco de mamagüevos piensan lo mismo que él, o cosas peores, pero dicen que aman la libertad y que son demócratas. Larry, ayúdalos: diles lo que son en realidad.

Cumplido el requisito. Gracias otra vez a La Fulana.