miércoles, 27 de febrero de 2008

La comiquita de hoy a mediodía: Sangre o mierda, ¡venceremos!

Esta es la situación.
  • Desde hace un mes, la Asamblea Popular Revolucionaria de Caracas anunció la realización de una movilización para el día 27 de febrero (hoy mismo), con el objeto de recordar el estallido popular del 27 de febrero y hacerle un homenaje a nuestros muertos. Están convocados todos los movimientos sociales progresistas de Venezuela. Ya confirmaron su asistencia varios de ellos. Concentración: 12 del mediodía en la Plaza del Rectorado de la UCV.
  • Hace tres días (72 sucias horas, por favor), los estudiantes antichavistas anunciaron que realizarán una marcha para protestar por la inminente entrada masiva de negros, pobres y excluidos, en calidad de estudiantes, a las universidades nacionales. Concentración: 10 de la mañana en la Plaza del Rectorado de la UCV.
  • Hace unas pocas horas, la alcaldía del municipio Libertador le anunció a la Asamblea Popular Revolucionaria de Caracas que se nos ha negado el permiso para realizar la movilización. Ignoramos, a esta hora, si a los hijos de la derecha sí les han dado permiso para marchar. Es probable; entre derechistas de boina roja y de esvástica declarada suelen producirse estos arrumacos.
  • La Asamblea Popular Revolucionaria de Caracas ha decidido ejercer su derecho a manifestar pacíficamente el día de hoy, con permiso o sin permiso de la alcaldía y tal como estaba previsto, aunque con un ligero cambio: el lugar de concentración no ha de ser la Plaza del Rectorado (para no tropezar con los niños universitarios defensores de la segregación y la exclusión) sino la Plaza Venezuela.

En vista de todo lo anterior, estos son los factores que dibujan el escenario para dentro de unas pocas horas:

  • Si los estudiantes tienen permiso para marchar, probablemente nos pasarán por un lado y seguirán su rumbo hacia el centro de Caracas. Los cuerpos policiales nos dispersarán y nos reprimirán para que Su Majestad el neo-racismo pase limpiamente rumbo a su show. Globovisión estará allí para culpar al Gobierno del carácter violento de esa marcha. O de su carácter pacífico: siempre el Gobierno tiene la culpa de algo.
  • Si los estudiantes no tienen permiso para marchar, es probable que los cuerpos policiales no les permitan salir de la UCV. Esos mismos cuerpos policiales nos dispersarán y nos reprimirán. Globovisión estará allí para culpar al Gobierno de lo que suceda. Malo o bueno: si hay violencia lo culparán de eso; si sale bien se burlarán de lo pendejo que es por permitir la nueva travesura de los manosblancas.
  • Con permiso o sin permiso, los estudiantes verán en nuestra presencia la excusa perfecta para hablar de "provocación", y entonces vendrán a provocarnos. Ya Globovisión sabe qué hacer: así los vean disparando, los provocadores somos nosotros. Y de nada valdrá que nos vean recibiendo peinilla, lacrimógena y perdigón: dirán que somos tarifados del Gobierno. El Gobierno nos paga para que nos dejemos reprimir. Cualquier cosa se cree si viene acompañada con la musiquita de suspenso que ustedes saben.
  • Volarán algunas piedras y/o disparos. Ya están aquí los engendros paramilitares de Nixon Moreno, el tal M13 de la ULA-Mérida, y otros peluches a quienes les encanta un vaporón (como a nosotros, o tal vez un poco más a causa de la juventud). Pero siempre seremos nosotros los culpables. Nosotros: el Gobierno que nos ha de reprimir.
  • Es decir, que si la policía no nos deja bañados en sangre Globovisión nos bañará en mierda. Patético: Sangre o mierda. Venceremos.
Cualquier cambio en la programación podrá atribuírsele a la nula aptitud para el pronóstico y la adivinación por parte de quien esto escribe.

jueves, 21 de febrero de 2008

¿Para qué cerrar Globovisión?

Crece y cobra forma por ahí un estallar de actividades del pueblo chavista organizado (no del Gobierno sino del pueblo chavista) en protesta contra el canal Globovisión. Por supuesto, cuando estas actividades se produzcan los directivos y esclavos del canal propagarán la especie de que esos eventos los promovió y financió el Gobierno, y luego, cuando hayan creído y hecho creer esta noticia falsa, artificial y autocumplida, lo mostrarán al mundo como la “demostración” de que el Gobierno acosa y trata de intimidar a los periodistas venezolanos, tan valientes ellos. No hay libertad de xpresión porque el pueblo chavista se expresa. Sucede a cada rato, y lo vimos (por Globovisión) con tremenda nitidez en Barquisimeto: un grupo de personas salió a defender a Globovisión, y a su paso por La Ruezga, barrio bravo, candeloso y antisifrino por excelencia, se encontraron con expresiones de repudio a Globovisión. Respuesta automática del gafo de pared ese que llaman Alfredo Ramos: “Son bandas armadas por el Gobierno”.

Trampa sucia, ridícula e inconsistente que ya convenció a quienes quieren caer en ella, pero que crea algunas incomodidades: cada vez que el antichavismo se movilice, marche y proteste, la derecha dirá que ese es el pueblo, la sociedad civil, “la gente”; cada vez que el pueblo chavista se movilice, marche y proteste, dirá que esos son tarifados del Gobierno. Sólo el sifrinaje tiene derecho a expresarse: la libertad es patrimonio de las corporaciones de la información y del que quiera tumbar al Gobierno.

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Decía arriba que hay un vocerío incandescente que convoca a protestar contra esa fábrica de mentiras y manipulaciones llamada Globovisión, y un sector que convoca incluso a recoger firmas para solicitar su cierre. En lo personal, me parecería un error grave sacar del aire ese canal, al menos antes de que empiece la fase bélica de la guerra que ya estamos padeciendo. Ese canal es la vitrina perfecta, el ejemplo palmario, el mostrador, la pasarela donde desfila el discurso en estado de descomposición de la derecha venezolana. Ese ataúd, ese depósito de materia fecal es preciso mantenerlo allí abierto, propagarlo, darle difusión, convocar a la gente para que lo vea.

Las personas decentes de este país necesitan verle la cara todos los días al enemigo. Saber a qué y a quiénes estamos enfrentando. Tomarle el pulso permanentemente a esa exhibición incesante de racismo, antinacionalismo, sifrinaje, seudocosmopolitismo. Nos sirve además para explicarles a los extranjeros confundidos qué cosa es libertad de expresión y quiénes son los que dicen que se les coarta: decir que aquí hay más libertad que en ningún otro país del hemisferio no se cree o no se entiende, hasta que uno les muestra la impunidad y el aire superior; la actitud cínica en ejercicio del abuso y la irresponsabilidad que destila Globovisión. El día que dejemos de ver Grado 33, Buenas Noches, Aló Ciudadano y los programas de entrevistas dejaremos de tener a la vista y en la mira los planes, elaboraciones e instrumentos de la derecha. El día que dejemos de ver como los “periodistas” de ese canal tratan de demostrar que mascar hojas de coca es ser drogadicto, empezaremos a olvidar mediante qué artilugios pretenden engañarnos.

Yo soy partidario y defensor de la permanencia en el aire de Globovisión. Repito: al menos hasta que comience la fase bélica de la guerra que ya está en desarrollo.

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También se me atraviesa una reflexión de Los Cayapos. La cual dice (y la cual acepto):

  • “…no podemos andar culpando a los enemigos de nuestras derrotas, de nuestros miedos, de nuestras miserias. En toda guerra, cada enemigo busca debilitar antes y durante cada batalla a las fuerzas contrarias. Mal pueden un general o sus oficiales andar lloriqueando, preocupándose o diciendo que su enemigo es malo porque tiene un cañón más grande, o sus medios propagandísticos son más efectivos, o que tiene más soldados o que tienen mucha influencia en los nuestros, o que sabe manejar mejor sus armas; o pidiéndole a todo el que ve que le pida al enemigo que no nos dé tan duro, o que por favor quítenme del lomo a Globovisión o que en CNN son unos hijos de puta. Quien así piense tiene las tres cuartas partes de la guerra perdida”.

Pregunta para reflexionar: ¿por qué debe culparse a Globovisión si ese canal está haciendo su trabajo de clase, está cumpliendo su misión antivenezolana y contrarrevolucionaria? ¿Por qué no reprocharnos nosotros mismos de no estar cumpliendo la nuestra? ¿A quién debemos culpar de que el Gobierno tenga diez cañones (diez canales de TV) que no sabe disparar, y en cambio el enemigo tiene un revólver oxidado (Globovisión) que cada vez que medio dispara parece hacernos tanto daño? ¿Por qué en vez de estar pensando en quitarle ese pedazo de revólver al enemigo no hacemos algo por aprender a disparar nuestros cañones?

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En Blogalaxia:



miércoles, 13 de febrero de 2008

Misión Boves respalda acción en plaza Washington

El grupo Guerrillero Venceremos se ha atribuido la autoría de la acción justiciera de esta mañana, consistente en el intento de destrucción de la estatua de G. Washington en la avenida Páez de El Paraíso. No consiguieron derribarla, pero el gesto de rebeldía y protesta contra uno de los símbolos de la hegemonía norteamericana en el mundo queda. Como miembro de la Misión Boves (colectivo que ha fijado posición en su blog) y como sujeto con plena conciencia de lo que es preciso derribar y lo que es preciso construir, apoyo y le otorgo todo el valor simbólico a esta acción de uno de los grupos armados con mayor y más digna trayectoria en Venezuela.
La crasa ignorancia de nuestra historia política ha hecho que una parranda de burros en los medios privados haya comenzado a decir que esta es una acción del Gobierno. Para ellos, la Historia de Venezuela comenzó con Chávez. Antes, no había nada. Ninguno de esos pimpollos sabe qué fue y qué reviste la reaparición pública de Venceremos. Ni falta hace darles algunas clases.

lunes, 11 de febrero de 2008

Misión Boves en "Contrabando"

Los primeros días del año, el periodista Rafael Febles nos hizo para la revista Contrabando una entrevista que buscaba desenmarañar el cuento ese raro llamado Misión Boves. Me han contado que la entrevista fue publicada en la mencionada publicación, dirigida por Alonso Moleiro. No he buscado la revista, pero es probable que por razones de espacio no hayan publicado todo el cuestionario-conversatorio. Acá ofrezco entonces la transcripción completa:

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--¿Quiénes conforman el colectivo Misión Boves?

R: Unos 40 individuos diseminados en 6 estados de Venezuela, con un núcleo mayoritario en Caracas.

--¿A qué se dedican, aparte del colectivo?

R: Hay entre nosotros gente de varias procedencias: académicos, campesinos, comunicadores, estudiantes, nómadas, un médico, un compa del mundo de las finanzas, etcétera.

--¿Todos son, como José Roberto Duque, anti-academia?

R: Todos, incluso los académicos, creemos en la necesidad de transformar a la sociedad desde su fábrica de amos y esclavos, que es la academia. Yo pienso que es preciso demolerla, otros creen que puede salvarse mediante mecanismos como la reforma y la Constituyente. Todo esto está en discusión.

--¿De dónde se conocen? ¿Cómo surgió la idea del colectivo? ¿Realmente existe desde 2004?

R: Primero fue sólo un concepto, y antes que eso una simple bravuconada: uno menciona a Boves para provocar a los sifrinos dentro y fuera del chavismo. Creo que la primera vez que leí la expresión fue en un artículo seudohumorístico del único estúpido de los Nazoa. Pero el verdadero germen de su contenido fue el discurso anticorrupción que ha cobrado forma dentro del chavismo, sobre todo después de 2002. El colectivo ha ido cobrando forma en reuniones, lectura de textos y alguna que otra proclama en forma de Declaración de Principios.

--¿Cuáles han sido sus acciones, avances y crecimiento desde que se fundó? ¿Cada cuánto se reúnen?

R: Por el momento las acciones más recurrentes han sido la propaganda, la provocación directa mediante un discurso que estremece la pacatería reinante en las instituciones y en la estructura misma del Estado. Un primer objetivo que pudiera resumirse así: enfrentar a los seudorrevolucionarios con su propia condición de conservadores. No tenemos un régimen de reuniones estricto. El núcleo que pudiéramos llamar fundador se reúne cada día, pero las reuniones no tienen carácter formal.

--¿Tienen bienes en común?

R: No, en lo absoluto. Y algunos ni siquiera tenemos bienes individuales.

--¿Puede considerarse la derogación de la Ley de Ejercicio del Periodismo un objetivo prioritario del colectivo?

R: La Ley del Periodismo fue uno de los puntos centrales de nuestro discurso en el año 2007. Con el tiempo se han consolidado entre nosotros la idea de que es preciso suprimir las leyes del Estado Burgués, no sólo la de Ejercicio del Periodismo.

--¿Tienen alguna interpretación preconcebida del logotipo del colectivo?

R: No, más allá de lo que el logo sugiere o dice abiertamente: un hombre liberado de sus cadenas y dispuesto a dar pelea.

--¿Pueden explicar qué significa para ustedes "guerrilla comunicacional"?

R: Nos entusiasma la profusión de comunicadores y medios alternativos que bombardean a las grandes corporaciones de la información. Una guerrilla comunicacional es eso: el conjunto de medios o colectivos pequeños que laceran y desnudan la miseria de los grandes.

--¿Qué opinión tienen del programa de televisión La Hojilla?

R: Es la respuesta y contraparte chavista, muy legítima por lo demás, a la putrefacción generalizada de los medios de ifnromación en manos del poder económico.

--En el blog de Duque se nombra a "Rosete", "Suazola", "Antoñanzas" y "Urica" como sujetos. ¿Quiénes son?

R: Estrictamente, los tres primeros eran los lugartenientes más conocidos y temidos de José Tomás Boves. Urica es el pueblo de Anzoátegui donde murió Boves en batalla. La mención a esas referencias pretende recrear una especie de cosmogonía alrededor de la circunstancia venezolana de 1813-1814. Otra provocación más...

--¿Cuáles creen que son, actualmente, las bases que se están vaciando para la demolición del capitalismo?

R: Una de nuestras discusiones más amargas tiene que ver con la verificación de un detalle espantoso: en Venezuela el capitalismo gana más terreno del que pierde. Lo único que tenemos a favor de la demolición es la invitación franca a los ciudadanos para que construyamos cosas al margen de ese sistema. A Chávez le duele la boca de tanto repetir la frase "Inventamos o erramos", pero muchos dentro del chavismo prefieren desarrollar lo existente. Los que queremos inventar lo hacemos a conciencia de que la demolición de la vieja sociedad es un trabajo de generaciones; nosotros apenas estamos poniendo la primera piedra. Eso es lo que hay. Futuro.

--¿Cómo se llega a una revolución, cuando los factores más poderosos que toman la bandera de la revolución están en el Gobierno?

R: Nunca hemos estado más cerca que ahora de una revolución genuina, pero falta. La revolución venezolana se está dando en dos dimensiones: en el Gobierno (donde va muy lenta y laboriosamente) y en las calles (donde pueden verse los mejores frutos en esa dirección). Hasta ahora tenemos un gobierno bien intencionado que ha cumplido a medias su promesa de no echarle la policía encima a los actos auténticamente revolucionarios del pueblo. Pero eso no es suficiente. La revolución habrá comenzado el día que el pueblo penetre con su frescura a las instituciones.

--El 1 de abril, Duque decía en su blog que "urge activar la misión Boves". ¿Cuándo la dieron, o cuándo la darán por activada? ¿Qué implica su activación?

R: En una situación ideal la activación de la Misión es eso, justamente: la irrupción, metafórica pero también presencial, de una avalancha de ciudadanos libertarios en las instituciones donde el cáncer del burocratismo y la corrupción se haya convertido en una amenaza para el proceso. Hay al menos dos ministerios donde ya comenzó la Misión Boves, no metafórica sino formalmente: hay gente nuestra entre los directivos de alto rango de esas instituciones, que ya comenzaron a abrir las compuertas. Ya todos tendrán noticias, y será evidente de qué se trata.

--¿Cuáles creen que deberían ser, en coherencia con una agenda revolucionaria y libertaria, los esfuerzos en materia internacional, en lugar del ingreso al Mercosur, la creación del Banco del Sur, el establecimiento de acuerdos bilaterales y la defensa de los precios del petróleo?

R: En el colectivo hay una fuerte discusión y posiciones encontradas al respecto. Algunos de los nuestros consideran que fortalecerse en el capitalismo, con procedimientos y esquemas capitalistas, es una necesidad si se mira desde el punto de vista del "financiamiento de la Revolución". Para otros es una contradicción espantosa, eso de fortalecerse en el sistema que se quiere derribar. Muchas de las conquistas que exhibe el Gobierno de Chávez en materia petrolera lo son desde la perspectiva liberal de la empresa que florece y se hace respetar en el club mundial de las hegemonías energéticas. Pero desde el punto de vista de quien quiere construir una sociedad libre del desastre ecológico y esclavista que significa vivir del petróleo, es una tragedia. Y ni hablar del tema de la soberanía. Son cuestiones en plena discusión sobre las cuales no tenemos tomada una posición única.

--En la declaración de principios se habla, entre otras cosas, de un colectivo libertario, dedicado a la creación de contenidos libertarios, que se plantea como objetivo contribuir con el avance hacia una democracia directa, acrática y libre de opresiones. Acracia y libertario son sinónimos o ideas muy afines al anarquismo, entendido como doctrina que propugna la desaparición del Estado y de todo poder. ¿Por qué no se usa de manera directa la palabra "anarquismo" o "anarquista"? ¿No se consideran anarquistas o sólo prefieren no utilizar los términos?

R: Dejando de lado los fetiches lingüísticos y la adoración de los sinónimos estrictos, un sujeto libertario lo es desde el cuerpo, desde sus necesidades reales y desde el ejercicio cotidiano de una forma de vida no atada a esquemas impuestos. Un anarquista comienza a serlo desde la razón, desde la reflexión política. Un anarquista llega o puede llegar a serlo después de mucho leer y confrontarse con un legado histórico; un libertario lo es porque ha decidido vivir al margen de lo que impone la sociedad de consumo y el ansia de acumulación, alguien que detesta, no intelectualmente sino desde el cuerpo, la estructura social compuesta de jefes y subalternos, esclavos y amos, dominantes y dominados.

--Plantean como la mayor contradicción en su relación con el Estado su necesidad de trabajar en él, y todo lo que tiene que ver con este punto trata de la presencia de ustedes en organismos del mismo. ¿No consideran una contradicción digna de aclarar el que estén apoyando discursiva y moralmente un proyecto de país en que el Estado se hace cada vez más fuerte? ¿Por qué no hay en la página de Misión Boves, sino solo en el blog de Duque la argumentación sobre este punto?

R: No hemos planteado la necesidad de trabajar en el Estado, hemos sugerido (o tal vez insinuado) la impertinencia de exigirle a alguno de los nuestros que no acepte trabajar en el Estado. En esa estructura monstruosa hay recursos que la corrupción y el burocratismo despilfarran y reinvierten en el capital o en fortunas individuales. Pues bien, no hay por qué hacerle ascos a la posibilidad de alzarse limpia y legalmente con recursos que sirvan para la manutención del colectivo. En cuanto al apoyo al proyecto bolivariano de consolidación de un Estado fuerte, lo solemos discutir como una etapa necesaria antes de su liquidación. Primero, porque el jefe de ese "Estado fuerte" ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que los ciudadanos se agrupen y organicen territorialmente en estructuras maravillosamente anticentralistas: en Venezuela es jurídicamente probable la aparición de gobiernos autogestionarios en el callejón, el edificio, la cuadra. En el municipio Torres del estado Lara, comunidades de 30 familias y menos reciben recursos directamente del FIDES, sin pasar por la alcaldía: hay que ser muy ciego o muy mezquino para no valorar la enormidad democrática y descentralizadora de ese salto. Y segundo, porque el sistema mundial de relaciones entre Estados burgueses viaja rumbo a un colapso paralelo al de la extinción progresiva de las reservas petroleras. Este colapso no tardará más de 150 años en producirse; de hecho, son evidentes las señales de que ya ese colapso empezó. Así que un Estado fuerte que está dando sus últimos estertores, si es bien intencionado, es como un anciano que está al morir y que nos quiere dejar una herencia fabulosa. La humanidad viaja rumbo a un tipo de sociedad distinto a ésta que sólo es posible sostener con combustibles fósiles. En su desmoronamiento, los países que gravitan alrededor de Estados Unidos se vendrán abajo en una sangría espantosa, porque los Estados débiles o dependientes en extremo son más propensos al caos. En Venezuela se quiere entrenar al ciudadano para que invente formas comunales de participación: cuando el Estado desaparezca o comience a ser demolido por los ciudadanos, ya éstos tendrán estructuras formadas y en funcionamiento con qué sustituirlo.

--Creen que, si la reforma no hubiera quedado como letra muerta, ¿enrumbaría, alejaría o no alteraría de ninguna manera el camino hacia la destrucción del estado burgués?

R: Los pueblos construyen y destruyen más allá de las leyes, y más: lo hacen en contra de las Leyes. La Reforma fue un buen ejercicio de calentamiento, pero su aprobación no hubiese transformado a la sociedad más de lo que podría hacerlo una acción local audaz, al margen de la ley. Las leyes no transforman a las sociedades; éstas cambian y después los legisladores amoldan las leyes a su decurso. Es la dinámica "natural". Allá quienes quieren hacerlo al contrario.

--¿Se han planteado cómo actuar si, llegados a un punto en la historia, concluyen que la decisión manifestada por el Gobierno, de propiciar una revolución, no va a ser ejecutada?

R: Las revoluciones ocurren independientemente de lo que decreten los Gobiernos. De hecho, una Revolución va siempre a contracorriente del Gobierno, o, en última instancia, viajan más rápido que el Gobierno. El avance de la humanidad hacia la democracia directa (fin último de toda revolución) es irreversible, y no se detendrá sea cual fuere el Gobierno que florezca, prospere o se caiga.

--¿Creen que actualmente existen mecanismos establecidos para que el pueblo en la calle influya con determinación sobre el rumbo y sobre el discurso de la gran política? ¿Cuáles? ¿Cómo creen que funcionan?

R: Si por "gran política" entendemos lo que hacen el Poder Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y sus apéndices, existen los mecanismos pero no la voluntad de apertura de las instituciones a la acción del pueblo. El "parlamentarismo de calle" es una payasada y la relación directa de Chávez con el pueblo se da sólo circunstancialmente y de manera mediática. Pero queda la verificación de lo dicho antes: el Gobierno y la ciudadanía tienen ritmos y procedimientos distintos para hacer la Revolución.

--Para justificar (entiéndase en sentido metodológico, no moral) la invocación de Boves con el nombre del colectivo hablan de la "relación histórica entre su circunstancia de 1814 y la nuestra a inicios del siglo XXI". ¿Quién es "nosotros" en esa oración? ¿Cómo es esa relación histórica?

R: "Nosotros" es el colectivo de ciudadanos que vivimos en Venezuela. La identidad histórica viene dada por el engaño generalizado impuesto por quienes controlan las instituciones y por quienes pretenden controlarlas: en 1813 se impuso como verdad oficial que había un conflicto entre independentistas y monarquistas. Boves dio al traste con esa frágil verdad y puso en la calle el discurso correcto: ganase quien ganase el falso conflicto doctrinario entre blancos, los descendientes de los africanos y los indígenas iban a seguir esclavizados, así que el conflicto real era entre propietarios y esclavos, entre pudientes poderosos y miserables ciudadanos de tercera y cuarta categoría. Hoy andamos en lo mismo: nos han acostumbrado a creer que el problema es entre chavistas y escuálidos, cuando la verdad sigue siendo que a las burguesías de lado y lado les seguirá conviniendo que haya pobres a quienes explotar. En la superficie hay una tiranía empresarial insurgiendo contra el administrador temporal de un Estado Burgués, pero en el fondo el conflicto es entre los ciudadanos pobres y excluidos contra el Estado, contra la tiranía empresarial y contra una clase media engreída que ahora reclama también su cuota de poder.

--¿Creen que el orden (o desorden) que se estableció en Caracas en 1814 tras la derrota y huida a oriente de los patriotas puede llamarse gobierno? ¿Hay algo que ponderen especialmente de esos días, aparte del apoderamiento provisional del territorio por una masa social tradicionalmente explotada y excluida?

R: La tarea de Boves y sus huestes en 1814 no era construir instituciones y convenciones sino demolerlas. El Gobierno de Boves fue el antigobierno: fue más bien el ejercicio de una dura venganza racial y social. Los blancos eran obligados a reverenciar a los mulatos, pardos y negros. Su misión histórica fue de carácter fundacional: después de 1814 el pueblo oprimido de Venezuela supo que existía y que era un poder. Eso es una tarea de naturaleza distinta a la de cualquier gestión convencional en tiempos convencionales: Boves no hizo ni tenía por qué hacer aceras, cuidar el alumbrado, recoger la basura, hacer cumplir las leyes de tránsito...

--¿Cuando dicen que les enorgullece, inspira y estimula la sorpresa y preocupación que el nombre del colectivo genera, están admitiendo que parte del sentido del colectivo es sencillamente provocar?

R: Sin provocación no hay desenmascaramiento. Sin desenmascaramiento no hay conciencia transformadora. ¿Cómo curarle el alma a un adeco de boina roja si no lo obligamos a descubrir cuán adeco es?

--¿Ya tienen enemigos declarados?

R: Como vanguardia, creo que no; como expresión del pueblo en rebelión, sí.

viernes, 8 de febrero de 2008

La batalla de la memoria

Dentro de unos días, el 18 de febrero, se cumplirán 25 años del “Viernes Negro”; una semana después, 19 años del Sacudón (mal llamado Caracazo, ya que todo comenzó en Guarenas y no en Caracas). El año 1983 es un antecedente importante de 1989. El primero fue el año de quiebre entre la Venezuela de la abundancia (para las clases privilegiadas) y la Venezuela del vil aterrizaje en la cochina realidad; el segundo, es el año de quiebre entre la Venezuela expoliada y la Venezuela en rebelión. 1989 no se comprende sin el análisis de 1983. Dejemos hasta aquí el impulso inicial, consistente en proceder a revisar el anecdotario y detenernos en el análisis simple de las “causas y consencuencias”, y procedamos a dar cuenta de una pequeña y sencilla pero importantísima investigación, la cual le debo a la curiosidad y el insomnio creador de Juan Antonio Hernández.

Para muchos venezolanos esos episodios (Viernes Negro y Sacudón-27 de febrero) constituyen referencias claras, porque muchos los vivimos y tuvimos conciencia política del momento. Sabíamos lo que sucedía o teníamos al menos una vaga noción de ello. Pero hay una generación total o escasamente informada al respecto. Voy a dividir los datos, extraídos de una búsqueda simple en la página del Instituto Nacional de Estadísticas:

  • Los venezolanos que hoy tienen entre 15 y 34 años (uno de cada tres venezolanos: 9.740.178 del total de 27 millones que somos) no habían nacido, acababan de nacer o eran muy jóvenes para entender desde su ocurrencia el alcance, la importancia y el dramatismo de aquellos hechos.
  • Un total de 8.406.161 tienen 14 años o menos.
  • Esto es: existen 18.146.339 venezolanos para quienes eso del Sacudón o Caracazo, eso del Viernes Negro y eso de los crímenes y genocidios del Estado adeco, son historia antigua que es mejor borrar de la memoria o tal vez fantasías de comunistas. Fantasías que tal vez Globovisión ayude a explicar “mejor”... o a manipular a su antojo.

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Me empecé a dar cuenta de lo dramático de esta situación hace poco, escuchando a ese monumento a la oligofrenia llamado Carla Angola: la tipa le decía a uno de esos imbéciles “dirigentes estudiantiles” de la derecha que el empeño chavista en recordar los atentados a la verdad por parte de los periodistas en 2002-2003; ese recordar del golpe de Estado y ese constante rememorar el sabotaje petrolero, son “un fastidio”. Y es fácil creer que sus interlocutores lo aceptan: esos muchachos que hoy tienen 18 tenían 12 ó 13 en 2002-2003

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Un venezolano que hoy tiene 34 años, tenía 9 años en 1983 y 15 años en 1989. Es probable que recuerde los eventos de 1989, pero puede decirse que “no vivió” lo que significó aquella rebelión ahogada en sangre. Un muchacho de 15 años está pendiente de resolver o vivir cosas muy importantes para un ser humano (la novia, la playa, los estudios, los amigos) pero no está pendiente del país, la política o la historia en desarrollo. A quienes eran así de jóvenes se les está tratando de ocultar hoy quiénes fueron los culpables de aquellas desgracias. Ahora, en este año electoral, muchos de sus responsables o los herederos políticos de éstos quieren regresar al control del Estado.

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De allí la importancia de volver siempre sobre la Historia. O mejor: de renovar y refrescar la relación del ciudadano con su Historia. En las escuelas debería haber una materia o cátedra llamada Historia del Pueblo de Venezuela: todos sabemos o creemos saber qué hicieron los “grandes hombres”, pero casi nunca sabemos del valor del anciano que vive a nuestro lado. De ese anciano que se llevará sus recuerdos a la tumba.

Como por ejemplo esos recuerdos que hablan de cierta perversidad relacionada con la fecha 23 de Enero. Fecha que nos han vendido como “de júbilo”. Se nos ha dicho que el 23 el pueblo salió a celebrar “jubiloso” en las calles la caída de la dictadura de Pérez Jiménez. Nosotros no recordamos lo que realmente sucedió, así que lo aceptamos porque nos lo dijeron.

Pero casi nunca se nos recuerda, por ejemplo, que el día 23 de Enero la clase política que sustituyó al perezjimenismo en el poder estimuló a las masas enfurecidas para que linchara a los funcionarios del régimen que caía. Muchos policías y empleados públicos fueron degollados y despedazados en las calles, bajo la acusación de ser “esbirros”. Esos mismos que aprovecharon la rabia del pueblo para ejecutar su venganza de clase política de manera sangrienta fueron desalojados del poder hace nueve años y nadie les ha tocado un cabello. Cierto es que parte del castigo vino solo, a base de olvido: nadie recuerda que personajes tan repulsivos como el Consalvi, el Ciliberto y el Morales Bello fueron presos políticos, que fueron torturados. De nada les valió que quisieran usar ese pasado para tratar de obtener aunque sea una sonrisa, un aplauso o unas migajas de respeto. La historia los desalojó para siempre de los afectos del pueblo, y vaya que ha sido barato el castigo, en comparación con el daño espantoso que le ocasionaron a la sociedad a su paso por el control del Estado.

Valga advertir que los herederos de semejantes desechos de la Historia quieren regresar al poder. En sus fanfarronerías se les nota el deseo de volver a vengarse de sus adversarios con sangre, como lo intentaron el 12 de abril de 2002. La juventud debe saber cómo destruyeron AD-COPEI y las burguesías al país, porque estos hombres y esta visión del mundo no pueden retomar el control de ninguna instancia de gobierno. “No volverán” debe ser, más que una consigna, un punto de honor para los venezolanos.

domingo, 3 de febrero de 2008

Guerra sucia

Unas pocas diferencias en las formas, los procedimientos y la intensidad guarda el actual sabotaje generalizado contra el pueblo consumidor (vaya categorías las que nos reserva el capitalismo) con la crisis de 2002-2003. Aquel “paro petrolero”, que sus convocantes y ejecutores llamaban dizque “cívico”, consiguió desaparecer la comida, la navidad y la gasolina. Entonces como ahora, los dueños de las cadenas de producción y distribución de alimentos y bienes de consumo produjeron una situación agobiante que ponía a la gente a hacer magia para conseguir productos esenciales para vivir y movilizarse. Extraño “paro”, aquel en el cual la gente clamaba a gritos por su derecho a no estar paralizada. Las colas en las gasolineras daban la medida del absurdo en que nos metieron las mafias empresariales y sindicales: nadie se mama 48 horas en una cola por amor a un paro, sino para poner combustible y moverse.

Cinco años han transcurrido desde aquella situación conmovedora y criminal, y he aquí que los herederos de la conspiración vuelven a hacer lo mismo, pero cuidándose de no repetir algunos errores. Por ejemplo, el terrible error de la valentía: en aquellos tiempos había un puñado de sujetos que anunciaban clara y frontalmente que su intención era tumbar al Gobierno, que “el paro pica y se extiende” y que eso no iba a culminar sino cuando Chávez renunciara. Fue la primera vez en la historia que los acaparadores salieron del clóset con el desparpajo del transformista de carroza: “Yo sí escondo los alimentos, ¿y qué?”. Mientras no se les ocurrió culpar al Gobierno por el fracaso de la conspiración contra el Gobierno, el Ortega, el Carlos Fernandes, el dueño de la maizina americana y dos o tres muchachos ricos más tenían a su favor la resplandecencia que otorgan el cinismo o la franqueza. Dígase cualquier cosa de ellos, menos que se hacían los pendejos. Hasta que el paro fracasó, y entonces volvieron a mostrarse en su enorme inmundicia. Nadie se echó la culpa del fracaso. Todos robaban cámara mientras el sabotaje tuvo adeptos.

Primera diferencia de 2002-2003 con 2007-2008. Los conspiradores del momento actual han aprendido mucho sobre la eficacia política de la cobardía y el pelear a la sombra. No es lo mismo pelear al descampado que ponerse en plan francotirador a liquidar al adversario sin mostrar nunca la cara. O mostrándola, pero con un aspecto de inocencia y aire de denuncia que te cagas. A lo máximo que llegan los dueños de la producción y la distribución es a declarar que no hay leche porque el Gobierno no los estimula lo suficiente. Algo así como “Estoy acaparando o saboteando la distribución de alimentos, pero el culpable es el Gobierno”.

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¿Por qué el pueblo no ha acudido masivamente a saquear los grandes depósitos donde evidentemente está la comida que falta en los supermercados? Porque para un pueblo al que le producen asco y temor el conocimiento y análisis de los mecanismos de la economía y el capital, no es fácil digerir la trampa que le están haciendo. Porque para un pueblo acostumbrado por siglos a que “el Gobierno debe garantizar el derecho a la alimentación” es fácil que los empresarios y productores permanezcan invisibles y libres de toda culpa. Decir “El Gobierno es el culpable de la escasez” es más fácil que completar la idea: “El Gobierno es culpable de la escasez porque no ha metido preso al primer acaparador”.

La magia del lenguaje hace que, además, incluso en el enunciado correcto los culpables reales queden ocultos: los acaparadores están haciendo su trabajo delictivo de desestabilización y eso se supone que merece aplausos; el Gobierno no está haciendo su trabajo de detección y castigo de tamaño delito, y eso lo hace parecer culpable… del sabotaje contra el Gobierno.

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Tal como en 2002-2003, vivimos un momento espantoso de guerra sucia en el cual los medios de comunicación privados legitiman cualquier acto del poder económico o de las mafias organizadas disfrazadas de pueblo (ciertos buhoneros, ciertos transportistas, cierta hampa) contra el normal desenvolvimiento de la sociedad. Los arcabuces de esta guerra sucia tienen dueños y activadores. Basta escuchar a un oligofrénico como César Miguel Rondón, a una niña de ignorancia planetaria como Carla Angola, a un estúpido como el Miguel Ángel de RCTV y a un delincuente comunicacional como Nelson Bocaranda, para darnos cuenta de que la táctica de hace cinco años ha sido desempolvada y repotenciada.

Con tal de hacerle el mandado a la llave colombo-estadounidense que quiere allanar el terreno de una aventura sucia en Venezuela, los periodistas, “analistas” y demás no dirán nunca, ni siquiera bajo torturas, que acusar a alguien de drogarse porque masca hojas de coca es como acusar a alguien de alcohólico porque toma cebada. Ellos están ahí para mentir, para deformar, para manipular, para fomentar las sospechas, el odio; para multiplicar por mil las razones de preocupación; para decir que hubo 500 muertos así haya habido 30. Son los mismos que consideran un fracaso la situación de rehenes de Valle de La Pascua porque no hubo muertos ni lesionados y los choros fueron capturados. Como no tuvieron un show tipo Colinas de San Román o Terrazas del Club Hípico, pero la noticia fue demasiado notoria como para no culpar de ella al Gobierno, entonces está mal que haya terminado como terminó. Hubiera estado mal también que mataran a los secuestradores, pero todo lo que haga el Gobierno está mal. Pensar que por culpa de esta basura uno se ve en la obligación de defender al Gobierno más de lo que quisiera.

Los ajedrecistas de esta estrategia absurda, decía, son algunos muy notorios y otros permanecen a la sombra. Pero los peones, los sirvientes, los instrumentos del poder económico que ya comenzaron a desarrollar de esta guerra sucia, criminal, asquerosa y tóxica que ha de conducirnos a una dura confrontación (al final del túnel lo que hay es plomo, cito al filósofo) tienen nombre y apellidos y yo no tengo por qué aludirlos sin nombrarlos: los desechos de la humanidad contra los cuales es preciso cargar con firmeza y sin temor a que nos acusen de “tarifados” se llaman Marta Colomina, César Miguel Rondón, Unai Amenábar, Kico, Leopoldo Castillo, María Isabel Párraga, Nitu Pérez Osuna, Elizabeth Fuentes, Marianella Salazar y demás joyas de la sifrinería que en ocasiones tiene hasta los cojones de decirse “gente de izquierda”. Ellos y muchos otros reproducen y alimentan visiones del mundo marca El Universal, El Nacional, la Cadena Capriles, el Bloque De Armas, Globovisión, Venevisión, Televén, Unión Radio, El Nuevo País y sus revistas infectas, y afines. Dentro de algunos de esos medios hay excepciones, pero acá es preciso darle la debida importancia al concepto, al discurso predominante: El Nacional es una inmundicia indigna a pesar de Vanessa Davies; El Universal, esa bofetada a la libertad nacida bajo el gomecismo, sigue siendo más gomecista que nunca a pesar de Clodosvaldo Hernández. Uno les hace concesiones y termina legitimándolos. Produce una gran tristeza oír como un tipo inteligente como Vladimir Villegas legitima el discurso de la derecha, así revuelque en cada reflexión a su compañera de programa (carla Angola es gafa de nacimiento y porque lo ha cultivado con fervor), porque apenas el pana empieza a defender al socialismo tiene que hacer una pausa para recitar las bondades de un producto que el oyente DEBE consumir. Ojalá alguien lo suficientemente cercano se lo diga algún día, si es que no se ha dado cuenta.

Es preciso observar de una buena vez que los bichos están en ventaja. Porque mientras en esta batalla decisiva ellos despliegan sin límite alguno su arte infecta de la manipulación y el encubrimiento, del lado de acá tenemos a un propagandista que comete una y otra vez el pecado de la honestidad. Parece que nadie enseñó a Chávez a mentir o postergar de vez en cuando temas de difícil digestión, y no será un asesor cualquiera que lo convenza de esta verdad espantosa: en este momento, al pueblo llano hay que escamotearle el derecho a saber que no es lo mismo la hoja de coca que la cocaína. Hay un sector del pueblo muy permeable y vulnerable a campañas abiertamente mentirosas sobre la drogadicción. Un pueblo que lee los números de la lotería en la ceniza del cigarrillo, que tiende a creer leyendas insólitas con pasmosa facilidad y que tiene galvanizado en su cultura ciudadana el fectichismo de los mensajes mediáticos: todavía son muchos los que creen que cuanto sale en la prensa, la radio y la TV es la pura verdad.

En lo que respecta a la calle pura, la calle profunda, hay que señalar que una buena porción del pueblo pobre se ha dejado permear por las especies y no-noticias más insólitas que le vende la derecha. La situación llega a ser preocupante en algunos sectores donde la pobreza castiga con gran fiereza. Es ese sector de la sociedad excluido del sistema educativo, donde el Estado Burgués hizo su trabajo de exclusión por años para que la gente no sepa distinguir entre la propaganda del capital y la noticia verdadera. Tengo informaciones de que unos mamagüevos de Primero Justicia y el protopartido del burro Rosales lograron meterse allá en ciertos cerros, con una bolsa de comida en una mano y un embuste en la otra: que el comunismo que quiere Chávez va a secuestrarles a los niños, que te van a quitar el carro de perrocalientes, que Carlos Ocariz sí sabe lo que es la pobreza porque la señora que su mamá contrató para que le limpiara la mierda era de Antímano; que cuando Leopoldo sea alcalde de Caracas La Charneca va a ser igualita que La Castellana. Y por supuesto, una promesa siempre es mejor que el gobierno de turno, sea cual fuere: nadie le ha explicado ni le explicará a los más humildes que los sectores pobres no son gobernables por la misma razón por la cual no son domesticables. Que las rabias seculares de los oprimidos se traducen en destrucción del entorno y que en La Castellana casi nadie bota basura o se caga en la calle porque la gente que vive allí tiene resueltos sus problemas básicos, y eso no lo logró ningún alcalde eficiente sino la puta historia, esa novela en la cual los ricos siempre salen ganando.

Año electoral, guerra sucia. Si usted cree que lo ha oído todo (el Gobierno creó una nueva moneda sin sacar la otra de circulación “Para poner a pelear a los compradores con los dueños de los abastos”, dijo el mojón de mierda del Unai Amenábar en la radio) se equivoca. Estos coñoemadres apenas están comenzando.