jueves, 27 de noviembre de 2008

El Nacional: el arte de convertir una mentira en noticia

El gran titular de de primera página de El Nazi-onal de hoy dice: "Chavismo perdió apoyo popular en las 22 parroquias de Caracas". El subtítulo: "Jorge Rodríguez bajó 20 puntos con respecto a la votación de Freddy Bernal en 2004".
Más abajito, en el sumario, aporta otra información: "En el 23 de Enero, Catia y El Valle la oposición subió de 10.925 votos a 80.258 entre los años 2004 y 2008".

Probablemente usted no haya visto o no haya querido ver la trampa, así que procedo a masticarla por usted: la votación del chavismo la miden en puntos y la de la oposición en números absolutos.

Ese es sólo el comienzo de un ejercicio sucio, grotesco y cazabobos, que resulta en monstruosa estafa a los ciudadanos que compran ese periódico, o tan siquiera lo leen con el fin de enterarse de realidades y no de fantasías enfermas de mercachifles del periodismo.

Abajo, un texto analítico que me envía un compa cuya modestia lo empuja a no reclamar el crédito de la investigación:

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• En noviembre de de 2004, en las elecciones municipales, Bernal alcanza 284.085 votos y la oposición 73,265. Es evidente que estas elecciones fueron atípicas, no hubo una rotunda participación de votantes como la del domingo pasado, tanto así que la abstención + votos nulos alcanzó el 79,34%.
¿A qué se debió tan alta abstención? Básicamente a que el pueblo venía de un evento formidable y agotador dos meses y medio atrás: en el referéndum presidencial de agosto del 2004, el chavismo obtiene en el municipio 516.840 votos, mientras que la oposición alcanza 405.360. En esa ocasión la abstención + los votos nulos apenas alcanza el 30,72%. Así que los números en las elecciones municipales del 2004 no son una referencia confiable que muestre el peso real del chavismo ni el de la oposición medido en número de votantes.

Revocatorio 2004. Resultados en el Municipio Libertador:
• Cualquier análisis que se realice comparando municipales del 2004 y municipales del 2008 de manera directa implica una manipulación y falsificación de la realidad. Eso es lo que hace El Nacional del día de hoy 27 de noviembre. Por ello es clave analizar otros resultados en este período.
• Veamos el antetítulo de este periódico en su portada: “Jorge Rodríguez bajó 20 puntos con respecto a la votación de Freddy Bernal en 2004”. Esta afirmación es llamativa y claramente manipuladora.

¿Qué hacen? Toman los porcentajes: Freddy Bernal ganó en el 2004 con el 73%, mientras que Jorge Rodríguez ganó con el 53%.

Pero:

• No dicen que Freddy obtuvo 284.085 votos y Jorge Rodríguez 478.396 votos. Lo que implicaría un titular: “Jorge Rodríguez sacó 200.000 votos más que Freddy Bernal”.
• No dicen que en las elecciones del 2004 la abstención + voto nulo fue de casi 80%, mientras que en el 2008 fue de 42%.
No dicen que en el Referéndum del 2004, Chávez obtuvo 56% de los votos. Si seguimos la lógica de El Nacional, entonces el titular luego de las elecciones ganadas por Freddy Bernal con el 73% de los votos en noviembre del 2004 hubiera tenido que ser: “Freddy Bernal obtiene 17 puntos más que Chávez”.
• No dicen que en el Referéndum Constitucional de hace escasos 11 meses (2 de diciembre del 2007) la oposición ganó en este municipio al alcanzar el 52,41% (432.251), mientras que la opción del Sí obtuvo 47,58% (392.489). Mientras que en estas elecciones, Jorge Rodríguez obtuvo 53,59% (478.396), el representante opositor sacó sólo el 41,39% (369.552).

Los titulares podrían ser entonces: “Chavismo sube 90 mil votos y oposición baja 9 mil votos”, o “Chavismo recupera la mayoría en la capital”, o “El pueblo de Caracas es revolucionario” y “Los sectores populares de Caracas nuevamente se manifiestan por la revolución” o “Los pobres votan por el socialismo” o “Los pobres por la construcción del poder popular”.

martes, 25 de noviembre de 2008

El chavismo volvió a ganar en los sectores populares

En la mente enferma del antichavismo está cobrando forma otro embuste estúpido, miserable, malintencionado y facilito de desbaratar: dicen los ricos y sus medios de comunicación que el chavismo perdió en Caracas porque los pobres dejamos de votar por el proyecto bolivariano y sus candidatos. La verdad está en los resultados ya publicados de las elecciones regionales, y arrojan este dato: en los sectores populares de Caracas (más exactamente: en las 12 parroquias emblemáticas donde vive el pueblo llano caraqueño) ganaron Aristóbulo Istúriz y Jorge Rodríguez. Incluso en los sectores más pobres de Petare la mayoría votó por Aristóbulo y Jesse Chacón. Esto desnuda otra verdad muy incómoda y reveladora: quienes dicen que el país está jodido son los que más se están gozando sus recursos, su libertad y sus comodidades: los millonarios, sifrinos, aristócratas y demás yerbas. Mientras, el pueblo pobre todavía adora a Chávez y se restea con su partido. ¿Cómo nos lo explicamos? ¿Será porque a pesar de los errores del chavismo, que son los errores de todos nosotros, sabemos que el proyecto bolivariano nos representa? Especulaciones. Por ahora.

Pero vamos por partes. A aclarar puntos. A ofrecerles una rápida guía de autoayuda a los simpáticos preintelectuales que vienen aquí, leen unas líneas y se sueltan a poner en mi boca (o en mi pluma) algunas frases e ideas de Hernán Gruber Odremán, pretendiendo que como ese bicho es chavista y yo también entonces ambos pensamos idéntico. A la “clase pensante” hay que darle las ideas en la boquita, porque si se la sueltas en un texto de normal a brillante para cerrarles el hocico, entonces colapsan y empiezan a hablar de Antonini Wilson, para dárselas de que están revolcando al contrario.

A ver, muchachos del culto antichávez. Lean y traten de entender (traten un poquito nada más, no se esfuercen mucho):

1) Yo sé (porque es necesario ser ciego, loco, estúpido, piedrero o magallanero para no saberlo) que el antichavismo se anotó un triunfo en el área metropolitana de Caracas. No así en la Gran Caracas, porque si sumamos la recoñiza que les dio el chavismo en Vargas, Guarenas-Guatire y los Valles del Tuy...

2) El objeto de este análisis que ensayo acá abajo NO ES tratar de explicar las causas o consecuencias de esa victoria antichavista (se lo voy a recordar: yo sé que el antichavismo ganó en Caracas), y tampoco desnaturalizarla para presentarla como una derrota. De las causas me ocuparé en breve, cuando le haya echado suficiente coco al tema, a los números y a la indagación callejera. En cuanto a las posibles consecuencias, creo que ya he abundado sobre eso en varios artículos (este, sin ir más lejos).

3) El objeto de este análisis que ensayo acá abajo SÍ ES rebatir una falacia (tan falaz que se torna en mentira) autoría de un puñado de “analistas” y estadísticos, muy difundida en los medios de comunicación venezolanos y extranjeros, propagada por algunas agencias internacionales de noticias y defendida por los señores periodistas de academia, según la cual los sectores populares dejaron de votar por Chávez. “Se cayó el mito: los pobres ya no votan por Chávez”, difunden con una alegría digna de mejor causa, seguramente embullados por una verdad que se torna mentira si uno no le mete el diente con el debido cuidado: la oposición ganó en Sucre, municipio que en el imaginario simplificado (y equivocado) del común de la gente, es lo mismo que decir Petare. Y claro: por Petare uno se imagina el cordón de barrios más grande de América Latina, esa masa colosal donde termina Caracas por el este, sin tomar en cuenta que, formalmente, el municipio Sucre comienza en el Parque Miranda (antiguo Parque del Este), donde terminan Chacao y Los Palos Grandes, y que desde allí a la Redoma de Petare (el Petare popular propiamente dicho) hay que atravesar una sabana gigante de urbanizaciones de clase media y media-alta: Los Chorros, Los Ruices, Sebucán, Boleíta, El Marqués, La California, La Carlota, La Urbina, etcétera…

4) El punto es este: en las zonas populares de Caracas, en los cinco municipios, los candidatos del chavismo, incluido el derrotado de la Mayor, Aristóbulo Istúriz, quedaron adelante en la votación. Abajo mostramos un cuadro que toma las doce parroquias más populares del municipio Libertador. Por “populares” queremos decir que son las que tienen un mayor componente humano de pueblo y sabor de lo mismo; las que, por separado y en su conjunto, le dan forma a lo más emblemático de la caraqueñidad. En lo más pobre de Petare también votó el pueblo mayoritariamente por Aristóbulo y por Jesse, pero de Petare nos ocuparemos más adelante. De momento, comparemos y confrontemos a Aristóbulo-Ledezma y a Jorge R.-Stalin. Dejamos por fuera a los demás candidatos porque su incidencia en los resultados es nula. Es decir, no cambia mayor cosa las proporciones. Claudio Fermín, quien quedó en tercer lugar en Libertador, obtuvo en todo el municipio lo que Stalin González sacó sólo en Caricuao.

Va el cuadro:

(Clic para ampliar)

(Toda la información desglosada en estos cuadros
está disponible en la página del Consejo nacional Electoral)


Como puede verse, en seis de las parroquias más populosas y populares de Caracas el chavismo obtuvo votos por encima de 60 por ciento, y en dos de ellas el porcentaje (Antímano y Macarao) superó el 70 por ciento.

***

En Petare sucedió algo parecido en los sectores que pudiéramos llamar más desposeídos. Allá donde la pobreza galopa y golpea, la esperanza que es el chavismo galopa con el ser humano. Dicen los “sabios” de la academia y la clase media que el apoyo de los pobres a Chávez es cuestión de ignorancia. Esta interpretación tiene su origen en la creencia de que sólo es inteligente quien lee, estudia y va a la universidad. El ama de casa y el buhonero que siguen a Chávez por entusiasmo y por intuición de clase no son gente. La "clase pensante" es la única digna de llamarse raza humana. Lo demás es mierda chavista, macacos comunistoides y terroristas que quieren acabar con la propiedad privada.

Yo creo que una de las razones por las cuales Antonio Ledezma ganó la alcaldía metropolitana y Ocariz la de Sucre, es que ambos, y sobre todo los respectivos partidos que los apoyaron, le echaron una carreta de bolas a recorrer Petare, a hacer trabajo político, a dejar de mariquear en Globovisión y ocupar la mayor parte del tiempo en hacer contacto con la gente. En otras palabras: ellos fueron a hacer política en lugar de dedicarse a hacer televisión.

Es evidente que el mérito del triunfo de esos dos señores, aparte de recaer en Primero Justicia, tiene el sello de Enrique Mendoza. Increíblemente, (y habrá que aplicarse a analizar de este dato, una de las interesantísimas curiosidades con que uno se tropieza cuando se zambulle en la telaraña de resultados en la página del CNE) el partido que más les aporta votos a Ocariz y Ledezma en la parroquia Petare es COPEI. No son Un Nuevo Tiempo, ni AD, ni Podemos ni la Alianza Bravo Pueblo, sino el partido ese que creíamos extinguido: el COPEI que hace dos décadas y un poco menos le daba triunfos a Arocha y a Mendoza. Lo veremos en los siguientes numeritos de Petare.

Carlos Ocariz obtuvo en la parroquia Petare 103.013 votos. Jesse Chacón, 80.338. Los porcentajes de votos obtenidos por los partidos fueron, en este orden:

PSUV, 41,95% (sorpresa interesante, ¿ah?);

Primero Justicia (41,09%);

COPEI (4,98%);

Un Nuevo Tiempo: (3,66%);

AD (3,13%);

Podemos (1,14%);

PCV (0,75%);

PPT (0,5%)

ABP (0,3%)

Sorprendente y extraño que el partido de Ledezma haya hecho tan escuálido aporte (es un decir) a su jefe y fundador.

Va una muestra de cómo votó el pueblo en el Petare profundo, en sectores ya no “populares” sino francamente deprimidos:

(Clic para ampliar)


(Toda la información desglosada en estos cuadros
está disponible en la página del Consejo nacional Electoral)

¿Y qué hay de Caucagüita? Exactamente esto:

Jesse Chacón: 11.128 (64,63%);

Carlos Ocariz: 5992 votos (34,8%)

Así que el pueblo caraqueño votó por el chavismo, se resteó con los candidatos de Chávez, sigue y seguirá siendo chavista. ¿Qué cosa es el pueblo? Es, dicho en términos simples, el ser humano pobre y explotado por una minoría de ricos acomodados. Es la porción de la humanidad sometida a explotación, exclusión, vejación y/o genocidio por parte de hegemonías o potencias políticas, militares y/o económicas. El pueblo es el ente colectivo en quien recaen las injusticias más antiguas y crueles de la historia. El pueblo es esa mayoría cuyo trabajo, segregación y exterminio han garantizado desde siempre el confort de unas minorías. El pueblo de Caracas somos, entonces, la parte de la población que vivimos en pobreza y que somos despreciados por los ricos, por la clase media, sus maquinarias y sus partidos políticos. Aunque el antichavismo ganó en Caracas, nosotros votamos por Chávez, como lo revelan los numeritos disponibles a la mano.

***

Entiendo que los puntos en discusión deben ser la democracia, el poder y la política, y ninguno de esos conceptos suele llevarse bien con las matemáticas. Es muy fácil convencer a cualquiera (cualquiera que no esté enfermo, como el antichavista automático) del indiscutible triunfo numérico del chavismo en las elecciones regionales. Indiscutible: no discutir con los números. De modo que si yo fuera más aficionado a las matemáticas que a la política, más fanático de las elecciones que del Proceso y más fanático del chavismo que de la Revolución, no sólo le otorgaría a la exposición de cifras que acabo de hacer el carácter de prueba concluyente a favor del chavismo. A ver: los números dicen que el pueblo está con el chavismo, pero el chavismo perdió Caracas. Si yo fuera más aficionado a las matemáticas que a la política, estaría reflexionando así: ganamos 17 a 5 y dicen que el chavismo fue derrotado; ganamos 5.600.000 votos a 4.100.000 y dicen que el chavismo fue derrotado; sacamos 1.200.000 votos más que en el 2007, nos llevamos en los cachos 264 alcaldías, etcétera. Y me consolaría con una verdad rotunda: al chavismo lo derrotaron su adversario político y también la abstención.

Pero uno carga encima la manía esta de los análisis cualitativos, los necesarios para entender que el PSUV no es la Revolución, y se encuentra con que, en realidad, tampoco ganamos ni en Lara, ni en Guárico, ni en Sucre, ni en Mérida, ni en Vargas, y ve tú a saber en cuántos estados más. Quien se diga revolucionario y esté feliz por el triunfo de Henry Falcón hay que meterle una patada en el culo. Y después fusilarlo. Antes que contento, yo estoy alarmado porque el sujeto más votado del evento electoral fue un hijueputa que tiene felices a las mafias de la construcción (Sambil Barquisimeto), y por eso hizo campaña prácticamente sin oposición a la vista. Todos lo quieren: los pobres porque Chávez le levantó la mano y los ricos porque los está haciendo más ricos. Digo, ¿la tarea de un revolucionario es ganar elecciones o hacer la Revolución? Si el PSUV hubiese apoyado a Graterón en Chacao, ¿habría que contabilizar "eso" como una victoria o como qué mierda?

Está también el hecho de que el antichavismo ganó en entidades que le deparan un inmenso poder político, estratégico desde el punto de vista geográfico y también desde la perspectiva del acceso a los recursos.

Por lo demás, lo que nos sale a los habitantes de Caracas y Miranda es convertir esas entidades en un gran laboratorio de resistencia y organización popular. Ahí está el aula y ahí los maestros: vivir bajo un maldito Gobierno adeco que vendrá por nosotros. Eso nos dejará un aprendizaje más duradero y noble que la mala maña de asistir a marchas a cambio de una franela roja.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Ahora sí, los resultados (primer boletín del CNE)

Con 95,67% de los votos escrutados, y 65,45% de participación, el CNE ha emitido su primer boletín. Quedan pendientes los resultados de Táchira y Carabobo, y cuatro municipios de Caracas:


DISTRITO CAPITAL:

Aristóbulo Istúriz 44,92
Antonio Ledezma 52,45

Libertador

Jorge Rodríguez 53,05
Stalin González 41,92

Baruta

Luis Díaz Laplace
Gerardo Blyde

Chacao

Wilians Tórrez
Emilio Graterón
Ramón Muchacho
Liliana Hernández

Sucre

Jesse Chacón
Carlos Ocariz

El Hatillo

Omaira Camacho
Myriam Do Nascimento
Delsa Solórzano
Bernard Faucher
Tulio Álvarez


ESTADOS:

Anzoátegui

Tarek Willian Saab 55,06
Gustavo Marcano 40,50

Aragua

Rafael Isea 58,56
Henry Rosales 40,17

Apure

Jesús Aguilarte 56,48
Miriam de Montilla 26,54

Barinas

Adán Chávez 49,63
Julio César Reyes 44,58

Bolívar

Francisco Rangel Gómez 46,97
Andrés Velásquez 30,47

Carabobo

Mario Silva
Luis Felipe Acosta Carlez
Henrique Salas Feo

Cojedes

Teodoro Bolívar 51,56
Alberto Galíndez 40,36

Delta Amacuro

Lizeta Hernández 55,54
Víctor Cedeño 25,75

Falcón

Estela de Montilla 55,27
Gregorio "Goyo" Graterol 34,49

Guárico

Willian Lara 52,08
Lenny Manuitt 33,68

Lara

Henri Falcón 73,15
Pedro Pablo Alcántara 14,75

Mérida

Marcos Díaz Orellana 54,62
William Dávila Barrios 45,11

Miranda

Diosdado Cabello 46,64
Henrique Capriles Radonsky 52,56

Monagas

José Gregorio "El Gato" Briceño 64,79
Domingo Urbina 15,41

Nueva Esparta

Willian Fariñas 41,69
Morel Rodríguez 57,64

Portuguesa

Wilmar Castro Soteldo 57,0
Jóvito Villegas 27,28

Sucre

Enrique Maestre 56,08
Eduardo Morales Gil 42,62

Táchira

Leonardo Salcedo
César Pérez Vivas

Trujillo

Hugo Cabezas 59,47
Enrique Catalán 27,0

Vargas

Jorge Luis García Carneiro 61,0
Roberto Smith Perera 32,0

Yaracuy

Julio León Heredia 57,46
Filippo Lapi 29,26

Zulia

Giancarlo Di Martino 45,02
Pablo Pérez 53,59

domingo, 23 de noviembre de 2008

EXTRA: AQUÍ ESTÁN LOS RESULTADOS

Se acabó la espera. La angustia. La especulación desconsiderada: aquí están los resultados.
Los resultados son: una incertidumbre del coño, una provocación por parte de CNN, que se ha soltado a decir que la oposición ganó en todas partes, provocación ante la cual no queda sino soltar este nfulano exit poll de las 9 de la noche, el cual dice:

http://www.quepasaenvenezuela.com

Sus detalles, aquí:

http://regionales23n.blogspot.com

jueves, 13 de noviembre de 2008

La pasión según ellos

Hace unos días una gente amiga me mostró un material audiovisual excepcional, el germen de un documental que ha de llamarse “Pasión Chávez”. Se trata de un puñado de imágenes tomadas desde el vehículo en el cual el Presidente recorrió el país en 2006, con motivo de la campaña electoral en la que fue reelecto. Los camarógrafos seleccionaron varios minutos de las muchas horas de tráfago callejero. En todo el documental no va a aparecer la imagen de Hugo Chávez ni una sola vez, y acá reside parte del valor inmenso de este trabajo en proceso de elaboración: lo que el espectador ve (la perspectiva) es lo que ve Chávez cuando se lanza a encontrarse con el pueblo. El presidente es una de las figuras más fotografiadas y registradas en video en lo que va de milenio, pero nunca se le ha mostrado a la gente qué es lo que el tipo ve: la euforia de las multitudes, la doña gritándole palabras de aliento o simples consignas, el hombre de barrio gritándole y haciéndole gestos guerreros con las manos, la adolescente al borde del llanto manifestándole algo que pudiéramos llamar amor o entrega. Son imágenes impactantes que revelan un rasgo del fenómeno político de esta década: el chavista es apasionado, ardoroso, exultante, emocional, sensual, cálido, explosivo y casi incapaz de controlar las emociones.

Si uno quiere detectar la diferencia fundamental entre alguien de los nuestros y alguien de la otra acera basta ponerla a valorar ese hecho objetivo: a nosotros los cimarrones lo apasionado nos enorgullece y nos infla el pecho; al derechista, conservador, tecnócrata y domesticado, le avergüenza. Los informes que presentan las empresas encuestadoras suelen caracterizar así al chavista “duro” y al impulso que lo mueve: “afectivo-irracional”, opuesto exacto de lo que son ellos, la “clase pensante”: reflexivo-racional. Y el discurso transversal: qué desgracia de país, maldita sea (uy, perdón, se me salió), este en el cual las mayorías privilegiamos el afecto por sobre la frialdad del gerente tecnócrata. “La gente” es la que calcula y analiza metódicamente; el que sólo obedece a impulsos primarios innobles y asquerosos (como el amor) es un animal.

Gente de hormonas y de ardor caribe, los chavistas somos irreflexivos, no pensantes, animales; ellos controlan sus emociones (si es que las sienten alguna vez) y las reprimen porque es norma de la sociedad puritana y candorosa el que los hombres no andan por ahí echando piropos ni llorando a pecho partío ni aplaudiendo a rabiar los discursos que nos remueven las hondas fibras del afecto, la vena patriótica y demás sustancias estimulantes.

El ser humano en pobreza repite, con Cheo Feliciano y el Tite Curet:




Y se cuadra con el éxtasis de Celia Cruz y la invitación-emplazamiento con que la estimuló en el acto Oscar D'León (últimos 10 segundos del siguiente fragmento), en cierto encuentro formidable para la historia de la música:




El sifrino, despalomao y derecho-derechito no canta un coño porque está mal visto andar gritando canciones, y además es fama que la clase media no tiene ni cultura ni historia ni nada que merezca ser cantado.
(Anótenlo: por ahí vendrá más de uno a "argumentar" que Celia era antifidelista. Júrenlo por su madre).


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Paréntesis. No sé si ustedes vieron el momento en que Barack Obama se presentó ante una multitud, no bien McCain reconoció el triunfo de su adversario. La actitud, el plante, la gestualidad del tipo, eran un despliegue de autocontrol. No una carcajada de triunfo sino media sonrisa. No un saludo ardoroso a su pueblo sino una mano levantada, más bien un gesto solicitando silencio para poder seguir discurseando. Obama o la negación de las emociones. Tres días antes de las elecciones falleció su abuela en Hawai y la prensa internacional difundió un super close-up del rostro de Barack: sólo un primerísimo primer plano era posible ver bajar una lágrima. Pero una sola: Obama está en la obligación de olvidar cuanto lo ata a las multitudes. Él no es negro ni humano, es un gringo de sangre helada y por esa razón le permiten ser presidente.

Cierra el paréntesis.


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Pese al prestigio autoadquirido de seres “racionales-pensantes-analíticos”, los antichavistas seguirán votando como hasta ahora: no por un proyecto político sino contra un hombre a quien detestan. El antichavismo nos echa en cara dejarnos llevar por el impulso irracional de las emociones, pero ni de vaina se revisan por dentro. Debe ser duro descubrir y admitir que su motor fundamental como conglomerado político no es un proyecto, tendencia o corriente, sino el odio. Los antichavistas hacen activismo, van a votar, van a marchas y emiten su opinión como no lo hacían antes, porque su rabia anti-Chávez es una poderosa sustancia enervante. Que nosotros digamos “Yo quiero a ese tipo” les parece irracional y pervertido; oírse decir a sí mismos “Lo odio” les parece una manifestación de su inteligencia superior. El que ama y siente afecto es un burro; el que odia es inteligente y merece conducir al país.


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Para cerrar, una anécdota. El candidato a la Gobernación de Vargas, Roberto Smith, tiene en el aire una cuña para radio en la cual unos jóvenes dialogan más o menos en estos términos: “Chaaaamo, o seeeea, para poder divertirme tengo que ir a Caracas, qué fastidio”. Viene un amigo suyo y le dice “Tranquilo pana, que Roberto Smith construirá cines y centros comerciales para que no tengamos que movernos de nuestro estado”. No hace falta que yo lo diga, ya usted lo descubrió: en un estado bañado por las aguas del mar más hermoso del puto mundo, el candidato de la derecha IN-DIG-NA-DO porque su noción de la diversión y el esparcimiento es un centro comercial. ¿No te digo yo?

jueves, 6 de noviembre de 2008

Los espejismos del momento

Ilustración: M.C. Escher
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En el avance cinco veces centenario de esto que llamamos Proceso (viaje del hombre de estas tierras hacia la democracia directa) el pueblo ha experimentado avances y repliegues. Hemos vivido saltos adelante y momentos en los que ha sido inevitable y necesario el retroceso; inmolaciones dolorosas (27-F), descenso a los abismos profundos del suicidio político a causa de nuestra afición a los espejismos y esperanzas de papel (triunfos electorales de CAP y Caldera en plena debacle del puntofijismo), períodos de avance formidable en el tiempo social (1998-2007) y puntos de quiebre que desnudan una verdad esencial de nuestra historia: cuando nos entretenemos más de la cuenta en un episodio se nos olvida que la novela llamada Historia no es ninguno de los anteriores sino un largo encadenamiento de ellos. Que el haber ganado el referendo de 2004 y las elecciones presidenciales de 2006 (y antes de esos eventos unos cuantos más) no es ninguna garantía de eternidad para Chávez ni para el Gobierno llamado Bolivariano. Diciembre 2007 fue un tropezón, un cable a tierra, una luz de alerta en el tablero que dice: “Aquí nadie ni nada está blindado”.
¿Hace falta decir que el 23-N 2008 puede encenderse otra luz en ese tablero, y que no deberíamos esperar a que se encienda para proceder a abrir trincheras más adecuadas para la lucha?

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A nosotros, como pueblo, hay muchas cosas que la convención nos ha hecho creer, pese a ser mentiras monstruosas o deformaciones habilísimas de la realidad. Rebajando el ejemplo a categoría de chiste viejo y malo, pudiera afirmarse que a cualquier distraído (y nosotros somos muy, pero muy distraídos) le dicen que las avionetas son hijas de los aviones y le suena lógico, sensato y visualmente muy convincente. De allí a considerarlo verdad hay apenas un paso. Ese es el software mental que hace creer a muchos que los chupones esos de vidrio que promocionan en Últimas Noticias de verdad hacen crecer el machete. El mismo mecanismo que nos ha convencido de que las mujeres venezolanas son las más lindas, que los orientales (y los zulianos, y los andinos, y los llaneros, y los guayaneses, y los barloventeños) son los hombres más machos de Venezuela porque beben más caña que los demás, que las niñas del softbol venezolano eran indestructibles, que pinga e burro es trompeta, etcétera.
Así mismo, mediante el mecanismo que trabaja con las apariencias, con las mentiras repetidas mil veces y con el natural güevón que todos tenemos instalado adentro, a nosotros nos han hecho creer que la democracia consiste en participar en elecciones, que todos los negros son cimarrones, pobres y de izquierda (Obama, a medio camino entre Malcolm X y Condoleezza), que el opuesto del socialismo es la democracia (sí señor: el antichavismo cree que a más capitalismo más democracia), y que como Chávez tiene la popularidad por encima de 50 por ciento (otros dicen que en 70) entonces todos los candidatos a gobernadores y alcaldes del chavismo van a ganar galopando. Que no hay de qué preocuparse. Que el pueblo es preclaro y sabe por quién votar (sí, así como lo supo desde los 60 hasta los 90 del siglo XX).
Al respecto, sólo un comentario masticado y repasado entre panas en estos últimos días: a muchos de los nuestros, sobre todo a los jóvenes, les vendría bien una temporadita viviendo bajo el gobierno de un hijoeputa adeco represor, a ver si nos vamos quitando ese embuste pendejísimo según el cual la Revolución es una vaina sabrosa consistente en hablar bien del Gobierno, y que si uno es revolucionario entonces le regalan una franela y le pagan. Muchos de los nuestros tienen que entender que hacer la Revolución es algo por lo cual, a lo largo de la historia, a la gente la han perseguido, amenazado, coñaceado, criminalizado. Que ser revolucionario no es una moda como ser tuki, rapero o guaperó, sino un ejercicio de vida, una actitud y una convicción. Y nada mejor para eso que un baño con el agua fría más acojonante y balurda de nuestras pesadillas: que llegue el momento en que a los nuestros (la gente pobre, la gente oprimida, el pueblo llano) se les despierte el adeco y decida ayudar al enemigo a revolcarnos en las elecciones, como antes nos ayudó a revolcarlos a ellos, los malos, los que por esta vez tienen a su favor el peso de las circunstancias.
Unas circunstancias que tienen su base en una maldita mentira que suena muy, pero que muy convincente: “La revolución del chavismo no me ayudó a salir de la pobreza, entonces la solución no es el chavismo ni la revolución”.

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¿Cómo enfrentarse con éxito a una sentencia como la anterior? ¿Cómo convencer a la gente de que las gestiones de Papipapi Rangel y Freddy Bernal no son LA Revolución? ¿Cómo convencer a nuestra gente de que es preferible un mal gobierno revolucionario que un buen gobierno de derecha? ¿Cómo explicarle a nuestra gente que en estos tiempos revolucionarios o prerrevolucionarios la tarea de un alcalde no es tener limpia y sin huecos las calles, dedicarse a la jardinería y consentir a los policías para que metan presos a los malandros, sino caminar junto con el pueblo rumbo a una revolución de verdad? ¿Cómo convencer a la gente de Carabobo de que la fidelidad perruna a Chávez (Acosta Cárlez lamiéndole los zapatos al Comandante después que éste le pateó el culo públicamente como treinta veces) no es necesariamente comprobación de integridad revolucionaria? ¿Cómo decirle a la gente que Revolución es sacrificio y trabajo duro en colectivo, si más de un jerarca del PSUV se pasea en unas camionetas de espanto, más caras que las tres cuartas partes de los ranchos en que vive nuestra gente pisoteada y chavista?

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Así finalicé el primer párrafo de este artículo: ¿hace falta decir que el 23-N 2008 puede encenderse otra luz (de alerta) en ese tablero, y que no deberíamos esperar a que se encienda para proceder a abrir trincheras más adecuadas para la lucha?
Me refiero a que, ganemos donde ganemos o perdamos donde perdamos, deberíamos ya estarnos preparando para un peleón que será preciso dar en otro terreno: aquel en el cual debemos demostrarles a los nuestros (a esos, cansados de espejismos ¿esperanzas? pero ansiosos de que vengan otros) que, a pesar de las llagas, tropezones, fealdades, injusticias, contradicciones y contrasentidos, el camino correcto para el país es ESTE, y que no hay necesidad de arriesgar su continuación tan sólo para cumplir con el requisito de las elecciones.
O sea, chico: Chávez Presidente hasta que se muera o hasta que no haya riesgo de que el enemigo se alce con el control del estado en este país.