lunes, 23 de agosto de 2010

La foto de El Nacional, el amarillismo, la guerra nuestra (y II)

Si tan sólo fuera una cuestión de semántica sería tan fácil volverlos mierda. Los medios de la derecha han impuesto (y del lado de acá mucha gente les ha aceptado la mercancía) la idea de que “el principal problema de los venezolanos es la inseguridad”. Burros de universidad en su mayoría, ni se percatan del detalle, dato o explicación más vieja y cansina: la inseguridad es, en buena medida, una sensación colectiva adquirida mediante (y a causa de) el consumo irreflexivo de medios y noticias. Dije consumo, sí, porque en este sistema la noticia ha dejado de ser resultado de la exploración y búsqueda de verdades, para convertirse en mercancía: se compra y se vende lo que te exalta y conmociona, no lo que te quita el miedo. La tranquilidad no vende; los medios necesitan mucha inseguridad para estar en el tapete, y para minar el prestigio y la imagen del sujeto a quien se quiere sacar de Miraflores.
Volvemos al tema “inseguridad”. Si a ti te bombardean 24 horas al día con la advertencia: “Si sales a la calle te van a matar, te van a secuestrar, te van a robar, te van a violar”, y de pronto aparece un encuestador y te pregunta: “¿Cuál es tu mayor preocupación?”, pues ni modo: los medios te han convertido en un sujeto in-se-gu-ro. Los medios te han saturado de una información según la cual en Venezuela es imposible sobrevivir.
Primera conclusión: según la derecha antichavista (y casi todo el mundo en este país, según parece) el problema no es el crimen violento o la violencia criminal, sino LA INSEGURIDAD: el efecto o sensación colectiva que el crimen provoca en los ciudadanos, y que los medios se encargan de potenciar cuando les da la gana. Segunda conclusión: por lo anterior, los culpables de la inseguridad son los medios.
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Pero no, no es semántico el fondo del asunto. Quien quiera explorar esto de la violencia criminal debe fijarse en todas sus manifestaciones, y no sólo en la clasista, racistoide, elitesca, sifrina y coñoemadre visión de la delincuencia según la cual sólo los pobres somos violentos y aspirantes a malandros y criminales. En la bucólica Caracas suceden cosas que no son mostradas en toda su morbosidad por la “gran” prensa, entre otras cosas porque la “gran” prensa la hacen gentes de la misma extracción social que los delincuentes, en este tipo de casos: un señor taxista (Pastor Aranguren) pasaba por Las Mercedes en su viejo carro y un niño exaltado (un maldito sifrino hijo de la gran puta, apoyado en todas sus “excentricidades” por su papá millonario) le golpeó el carro para que se apurara al pasar. El taxista se bajó para reclamar pero ni siquiera de eso tuvo tiempo, porque otro niño exaltado le cayó por detrás y lo mató de dos tiros. ¿Por qué la prensa no está llena de los crímenes de los niños lindos que van a discotequear en Las Mercedes? ¿Por qué no se escribe ni una coma sobre la cantidad de muertos y mutilados de los jueves en la noche, cuando los niños lindos del este salen con sus naves envenenadas a echar piques por la autopista? ¿Por qué la única vez que esta frívola y pueril pero mortal diversión de los cachorros de millonarios fue noticia fue cuando mataron al deportista Rafael Vidal?
No, mejor respóndanme una sola pregunta: ¿por qué cuando hablamos de crímenes enseguida hablamos del cerro y de los barrios pobres?
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A la clase media, a quienes hacen sus periódicos, emisoras y televisoras, no les importan la suerte, el drama, la tragedia del pueblo pobre. De vez en cuando se asoman a nuestra desgracia y se aplican a gritar y a denunciar sólo con objetivos específicos: cuando les servimos de fuente de noticia, cuando nuestra sangre les sirve para maniobrar políticamente, cuando fundan ONG’s que cobrarán en dólares presuntas investigaciones para ayudarnos. Yo hubiera querido estar ahí cuando CNN convocó a Izarra para que opinara sobre lo que decían un Briceño León y un Pablo Elisio Guzmán, porque yo también tengo algo de qué reírme: me cago de la risa al ver a una cadena como CNN apoyando su parecer sobre Venezuela en la opinión de un maldito jefe de asesinos (¿o no fue jefe de la PTJ el Guzmán? ¿No cometieron crímenes sus corruptos subalternos durante su gestión? ¿O es que las policías sólo cometen crímenes cuando tienen jefes chavistas?) y en un viejo burgués, el Briceño, que nunca en la puta vida ha pisado un barrio? ¿No les provoca una risa amarga el saber que el único asesino que ese viejo idiota, dueño de un “laboratorio de ciencias sociales” (como si los seres humanos fuéramos ratas que él puede estudiar encerrado en una oficina en Los Chaguaramos) ha tenido cerca es el bicho que tenía al lado en el show ese de CNN?
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Ya vendrá un estúpido a decir que según mi opinión no hay delincuentes pobres. Ya voy tres pasos más allá: en vista de que creo que el problema es la violencia criminal y no la inseguridad, reseño los casos que conozco en que las comunidades pobres, al menos sectorialmente, han reducido la delincuencia a cero. Son al menos dos en el 23 de Enero y una en Las Casitas de La Vega. En estas comunidades han logrado reducir a cero el crimen. Cierto que por poco tiempo, pero eso tiene una razón: han sido experimentos germinales, no estructurales. Pero han tenido éxito.
En el bloque 16 del Veintitrés estuve hace años en una asamblea, en la cual la gente formulaba ideas y claves de esta conmovedora altura: los delincuentes tienen una madre o un padre, o un amigo no delincuente, o un entorno íntimo, o unos vecinos. Esas personas son las que es preciso convocar para que controlen o modifiquen el accionar de ese delincuente; la policía viene a reprimir y ya quedó claro que eso no soluciona sino que agrava el problema. ¿Qué tal probar con la justicia comunal, el control comunal de los factores de violencia?
Eso se llama gestión social de la violencia: el proceso colectivo mediante el cual las comunidades buscan y encuentran fórmulas para derrotar lo que el Estado no puede ya combatir mediante procedimientos tradicionales. La policía ha demostrado ser un error histórico, porque su misión es mantenernos a raya, presos o muertos a los pobres, para tranquilidad de la “gente de bien” (las clases medias y altas). La misión de nosotros, zambullidos o por zambullirnos en una etapa que han llamado Democracia Participativa y Protagónica, es participar protagónicamente. Pero todavía nos doblega el miedo a la democracia, el miedo al pueblo, el miedo a nosotros: nos produce terror imaginarnos sin policía ni Estado, nos dan miedo los linchamientos. Y ¿qué será peor? ¿Que una comunidad linche al que ya se sabe que seguirá atentando contra la población, o lo que tenemos hoy? Lo que tenemos hoy son cárceles, policías, abogados y tribunales. No hacen falta calificativos: ese sistema que existe hoy supera cualquier película de terror. El viaje patrulla policial-tribunales-cárcel es peor que cualquier escena de linchamiento. Es la combinación Estado-corporaciones mostrando lo peor de lo que es capaz.
Afortunadamente, y sin que nos demos cuenta (porque se trata de un proceso lento, de generaciones) vamos en busca de esa situación ideal en que el pueblo gobernará al pueblo. Nos falta, pero para allá vamos.

5 comentarios:

Gabriel Mata Guzmán dijo...

Coye viejito; estaba esperando esta segunda parte. Tienes la razón de tu lado. Ojalá, de verdad, todas esas utopías que tanto atesoras se hicieran realidad. Creo que eso pasará cuando el dinero (capitalista o socialista) pese menos que la moral.

Saludos.

Asómate y comenta mi última crónica, si puedes...
http://gavoltaire.blogspot.com/2010/08/un-dia-en-bolipuertos-cronica.html

Anónimo dijo...

"¿Por qué la prensa no está llena de los crímenes de los niños lindos que van a discotequear en Las Mercedes?"

Te dire por que ni los crimenes de pobres ni los crimenes de los ricos ya sorprenden. Es porque la conciencia, el respeto por los derechos ajenos, la consideracion por los demas de los venezolanos, ricos y pobres...

Se fue a la MIERDA en estos diez años de "Revolucion". Se siente en la calle. Echamos pa' atras. No se a quien le echaras la culpa, pero hemos retrocedido y esto ni siquiera es una anarquia decente donde al menos tienes el chance de escoger tus medios de defensa.

Anónimo dijo...

Tu me vas a disculpar estimado, pero a mi vecino lo secuestraron de abajo del sotano del edificio y le llevaron todo, he visto en la autopista como se roban celulares y de paso he sido victima de motorizados, y tu vienes a decir que es una sensacion de inseguridad creado por los medios??? Que bolas tienes!!!

me gustaria que comentaras al respecto, si me puedes debatir esos puntos.

JRD dijo...

Anónimo 27 de agosto de 2010 09:19
Publiqué tus comentarios porque son reflexiones y angustias que merecen ser publicadas. Pero voy a pedirte un esfuercito para leer bien antes de comentar. En ninguna parte de mis textos dice que no hay delincuencia en Venezuela. No seas tan remamagüevo. Aprende a leer y a controlar tus lombrices a la hora de comentar. El novio que te atracaron en el edificio y la violada que te echaron los motorizados no rebaten ni una sola de las palabras plasmadas en mis artículos. Sé serio y argumenta algo que valga la pena.

slithered dijo...

Por lo que decidí, hace ya como 6 años, dejar de ver televisión y leer prensa. "Eso se llama gestión social de la violencia: el proceso colectivo mediante el cual las comunidades buscan y encuentran fórmulas para derrotar lo que el Estado no puede ya combatir mediante procedimientos tradicionales." ¿Por qué entonces el Estado no deja de invertir esfuerzos (y dinero) en formar policías, que como bien dices, son un error histórico? Ah, me parece bastante coño de madre que haya tenido que morir una persona famosa para que el Ejecutivo decidiera aplicar "mano dura" al delito. Los demás, los muertos de nosotros los pobres, no duelen.