Razones de mi huelga de hambre (José María Korta)
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Hoy a las 11 de la mañana, en la sede de los tribunales en la esquina de Pajaritos (Caracas) el hermano Jesuita José María Korta comenzó una huelga de hambre "por los derechos de los pueblos indígenas en Venezuela". Voceros de movimientos sociales en solidaridad con esta acción han dicho que denuncian "El silencio y la evidente voluntad dominante dentro del Estado-gobierno para condenar a los luchadores yukpa por la tierra; y el irrespeto a los derechos territoriales indígenas a favor de la mineria transnacional, han llevado a uno de nosotros, un luchador ejemplar y muy querido por todos, a tomar una decisión radical de protesta con la esperanza de que los de abajo despierten y los de arriba rectifiquen".
En concreto, se denuncian situaciones como el encarcelamiento del cacique yukpa Sabino Romero Izarra en el Zulia, y la negligencia en hacer cumplir la demarcación de territorios ancestrales de los yukpa, para beneplácito de una macoya de militares y terratenientes.
Abajo, mi posición personal al respecto.
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Considero noble y corajuda la decisión del compai Korta. Pero no puedo suscribir ni apoyar una acción personalísima de alguien si lo pone en riesgo a él mientras yo lo observo, o peor: si estoy a su lado dándole palmaditas en el hombro para que se arriesgue. Yo no puedo animar al hermano a que ponga en riesgo su vida con una huelga de hambre, porque yo voy a almorzar ahora mismo y seguramente comeré otra vez esta noche. Una huelga de hambre es un asunto demasiado serio y grave como para que yo anime a ese hombre a que lo haga, si yo no lo voy a acompañar. Invito a los camaradas que están acompañando a Korta para que revisen si de verdad están agotadas todas las formas de lucha, si no hay algo más que se pueda hacer colectivamente. Algo que haga prescindible o postergable la individualización de la protesta en un solo hombre, Korta en este caso.
Por otra parte, si me pareciera una medida necesaria y decisiva para el triunfo de una causa iría yo mismo a inmolarme, pero no lo es. Este episodio será aprovechado por la derecha para echarle mierda a un Gobierno aliado como el de Chávez. Sí, el Gobierno ha fallado y cometido injusticias en el caso de los yukpa y su derecho a la tierra, pero ninguna falla es tan grave como para poner nustro esfuerzo militante a hacerle comparsa y entregarle argumentos a la derecha. ¿Cuánto tardará Globovisión en ir a entrevistar a Korta, y los neodiputados de la derecha en ir a ofrecerle su solidaridad?
Y que le conste a la derecha de este país, antes que salgan a llenarse el hocico con comparaciones malabarísticas: la huelga de este caballero es por justicia y libertad, por un viejo anhelo de los pueblos indígenas. La huelga de Franklin Brito tenía por objeto que le dieran unos reales (más de los que le dio el Gobierno). Es la diferencia entre alguien que lucha por ideales y alguien cuyo “ideal” tiene precio: si me das plata suspendo la huelga.
Así que mis respetos y saludos a José María Korta. No lo animo a que se inmole porque sería irresponsable de mi parte, desde mi comodidad. Y los cámaras que están con él, antes de darle aplausos para que se sacrifique piensen en el pabellón que se van a comer más tarde, y mañana, y los días siguientes. Y después piensen en las muchas formas de lucha que hay, distintas al sacrificio de este viejo combatiente, que nos hace más falta vivo que muerto.