sábado, 21 de mayo de 2011

Lo que no está ocurriendo y lo que pudiera ocurrir en España

Dedicado a quienes llaman "Revolución" a todo agite, fiesta o escaramuza, y a quienes creen que un movimiento similar aquí en Venezuela pudiera servir para quitar a Chávez del poder (o para mantenerlo aferrado a él)




En España no está ocurriendo una revolución. Una rebelión sí, aunque no (tampoco) una rebelión popular. Dice uno de los manifiestos, sobre el sujeto que se ha declarado en rebeldía:
El presente manifiesto quiere hacer partícipes y protagonistas a todos los que formamos parte de la sociedad civil: mayores, jóvenes, trabajadores, desempleados, pequeños empresarios, autónomos y personas de todas las clases e ideologías (...) Nosotros, la sociedad civil, gente de derechas y de izquierdas, gente de diferentes regiones y diferentes ciudades, los jóvenes, los ancianos, los trabajadores asalariados, los autónomos, los pequeños empresarios, los parados, Nosotros, el pueblo indignado...
http://icelandspirit.blogspot.com/2011/05/manifiesto-por-una-verdadera-democracia.html

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Que ellos se atengan a la interesada postura que quiere hacernos creer que pueblo es “todo el mundo”, se vale. Es su proceso, su historia y su realidad sociocultural. Pero es fatal para efectos de nuestra ubicación como sujeto histórico que lo hagamos nosotros.
Tal como ocurre con el manipulado y puteado concepto de “democracia”, las élites y hegemonías han propagado unas simpáticas (y posmodernas y renovadoras, ¡guao!) nociones filosóficas según las cuales los poderosos y opresores (empresarios esclavistas, reyes y príncipes parásitos, acumuladores de los recursos que les faltan a los pobres) son factores esenciales del pueblo, y por lo tanto constructores principales de la democracia.
Si usted hace una consulta simple entre ricos y poderosos (y entre aspirantes a poderosos y ricos: las clases medias, profesionales, intelectuales, estudiantes y sus formadores académicos) obtendrá variantes de dos respuestas a la pregunta ¿Qué es democracia? Son estas:

1)
"Democracia" ya no significa lo que significaba antes, no señor. Ya no es simplemente gobierno del pueblo; la etimología griega del término quedó para simple curiosidad del idioma, porque sociedad civilizada que se respete, sistema para gente emprendedora y cosmopolita, hombre con visión de negocios (exitoso y triunfador, tú sabes) tiene que renovar la terminología y actualizar algunos códigos. Así que ahora democracia significa algo así como "Sistema en el cual hay oportunidades para que todos acumulemos riquezas y poder, y será gobernado precisamente por el que acumule más poder y riquezas". Y ya sabemos quiénes están entonces destinados a seguir gobernando por siempre, ¿no?

2) Pues sí, democracia es el gobierno del pueblo. ¿Y sabes qué? El pueblo somos tú y yo. O sea, todos. No sé si recuerdas aquel conocido bolero o marcha fúnebre que dice:

"¡Abajo cadenas!, gritaba EL SEÑOR
y EL POBRE EN SU CHOZA libertad pidió"

¿Te fijas, nene, que el Señor (yo) y el pobre en su choza (tú) a final de cuentas siempre hemos empujado para el mismo lado? ¿Ah? ¿Ah? ¿Ah? Entonces deja la preguntadera y anda pa tu fábrica a trabajar.

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¿Qué es entonces eso de Pueblo, para efecto de nuestras luchas? Acudamos a lo que sugiere la Misión Boves al respecto:

Entendemos por Pueblo la porción de la humanidad sometida a explotación, exclusión, vejación y/o genocidio por parte de hegemonías o potencias políticas, militares y/o económicas. El pueblo es el ente colectivo depositario de las injusticias más antiguas y crueles de la historia. El pueblo es esa mayoría cuyo trabajo, segregación y exterminio han garantizado históricamente el confort de unas minorías. Complementos de esa noción: los temas raciales, la conciencia de clase, el individualismo; la proclividad, actitud y aptitud frente a la rebeldía y la desobediencia; y la intuición histórica. Esta última es el impulso, el motor que mueve a la humanidad, lenta pero inevitablemente, rumbo hacia la democracia directa.
http://misionboves.blogspot.com

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Empresario, sifrino y pensador de torre de cristal no son pueblo. No son como nosotros. No somos la misma gente. Ni aquí ni en España. Pero los españoles tienen derecho y señorío sobre la decisión de dejarse conducir, arrastrar, perturbar, hacer presos o matar en nombre de unos principios invocados por elementos de clase media.
¿Izquierdistas y derechistas? Basié cará.

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Por favor hagan (lean) este paréntesis antes de continuar:

Marcha en Wall Street exige que los ricos paguen por el desastre económico


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¿Se siente o se sentirá el pueblo pobre español convocado por el puñado de ciberactivistas que han montado la interesante (porque lo es) manifestación en la Puerta del Sol y otros puntos en varias ciudades? Lo sabremos cuando la rebelión se desinfle o se radicalice. Cuando se disuelva en discursos o en andanadas de destrucción y reclamo duro.
El avance de esa rebelión también se radicalizará o tibiará dependiendo de la actitud y las formas de reaccionar del Estado español, de su clase política y sus parásitoss vigilantes (la realeza). Es fama que cuando aflora la represión afloran también el ardor libertario, el pundonor físico y el sentimiento de anarquía instalado en todo ser humano sometido a vejaciones. Entonces se sabrá quién se atreve a ponerse al frente de la turba, y no hay que ser profeta para adivinar que, cuando la violencia se salga de madre, los señores convocantes de la manifestación saldrán a decir que la misma fue infiltrada y desnaturalizada por elementos ajenos al espíritu de la protesta. ¿Les suena familiar? A mí también.
Lea a este imbécil: http://www.libertaddigital.com/opinion/pablo-molina/las-rastas-de-rubalcaba-59791/
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¿Alguien ha oído o leído que desde la España en rebelión se haya emitido alguna declaración en reclamo del fin del carnaval perenne de reyes, príncipes y cortesanos, esa llaga vergonzosa (¡otra más!) de las sociedades europeas?
Está muy fácil cualquier chiste sobre la denominación "Democracia Real". Nos abstendremos de intentar alguno.
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¿Y qué tiene de bueno, plausible y digno de atención la movilización o movimiento Democracia Real Ya"?
En primer lugar, la actitud misma de rebeldía militante de gran cantidad de personas. Esto no es un estallido popular pero pudiera ser la chispa que lo propicie.
El espíritu propositivo de sus asambleas.
En el Manifiesto aprobado de propuestas Puerta del Sol se leen peticiones tan cándidas como estas:
"Equiparación del salario de los representantes electos al salario medio español más las dietas necesarias indispensables para el ejercicio de sus funciones" (está bien que los burócratas ganen más pero un poquito menos que ahora).
"Reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la conciliación laboral hasta acabar con el desempleo estructural" (los esclavos solicitamos que haya más esclavos para que nos ayuden a mantener el aparato de explotación).
"Bonificaciones para aquellas empresas con menos de un 10% de contratación temporal" (este chiste es mejor no explicarlo; su autor creció viendo la serie Candy Candy).
"Reducción del coste de matrícula en toda la educación universitaria, equiparando el precio de los posgrados al de los grados" (cóbrenme por adoctrinarme lo mismo que por hacerme doctor).

Pero de la misma manera relumbran en el lote de exigencias ciertos destellos de audacia:

Referéndums obligatorios y vinculantes para las cuestiones de gran calado que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos.
Referéndums obligatorios para toda introducción de medidas dictadas desde la Unión Europea.

Cosa que dicen justo antes de soltar este interesantísimo amasijo donde conviven conservadurismo y anhelo revolucionario:

Modificación de la Ley Electoral para garantizar un sistema auténticamente representativo (No me dejes actuar: represéntame y hazlo por mí) y proporcional que no discrimine a ninguna fuerza política ni voluntad social, donde el voto en blanco y el voto nulo también tengan su representación en el legislativo (esto es tan audaz que, o lo redactó un esquizofrénico o lo redactó una persona distinta a la que pedía representatividad).

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Anotaciones finales.
Algunas cosas (buenas y malas, o mejor: a favor y en contra del sistema y sus asaltantes) pudieran pasarle a la protesta española:
Que se "normalice": que el Estado español la reconozca, acepte y negocie algunas de sus propuestas; que salgan de ese proceso algunos líderes hasta ahora silenciosos u ocultos, y al final quede la sensación de que esa "democracia real" es la misma anterior (la actual) aunque con modificaciones, y que se entronice en los españoles la idea de que hubo una revolución triunfante aunque en realidad todo siga igual. La "democracia" de PP-Psoe-Borbón resultaría así renovada, maquillada y repotenciada.
Que se radicalice: que la hegemonía bajo control de la colcha de retazos que es el Estado español reaccione con fiereza y brutalidad, y esto haga que los radicales, los libertarios, los anarquistas y el pueblo sin cauce ni organización genere situaciones de tumulto y desestabilización. Tendrán entonces los españoles del siglo 21 su Sacudón fundacional. Y ya sabemos que ese tipo de estallidos llegan para no desgastarse jamás.
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¿Y será que la manifestación se mantiene después de mañana (22 de mayo), más allá de las elecciones?

lunes, 9 de mayo de 2011

Policía Nacional: fracaso del Estado, victoria ciudadana

Artículos referenciales:



  • La policía no tiene salvación
  • Tombos atracadores en Sabana Grande
  • Tombos, crimen y seguridad
  • Tombos, sifrinos y represión
  • Gerentes, tombos, Poder Popular
  • Viva el hampa (pero lejos de la clase media)
  • Los cuerpos represivos siguen cumpliendo su misión original

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    Las reflexiones y conversas que siguen las hemos sostenido varios compas oficiantes de la Misión Boves desde el año pasado, es decir, mucho antes de ver el siguiente video (que acabamos de ver, con mucho asombro y alguna que otra carcadaja), entre otas razones porque hemos visto en persona muchos episodios similares:




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    Tal vez usted piense que no, pero estas reflexiones y avistamientos están íntimamente ligados a esto otro: Rebeliones: ¿a favor de qué, para qué y para dónde? Allí se habla de cierto fantasma que recorre al mundo del siglo 21: la decadencia con estrépito del capitalismo y con él todas las figuras sacrosantas de autoridad que le ayudaron a oprimir seres humanos en las últimas centurias: presidentes, ejércitos, jerarcas religiosos, padres, madres, docentes, policías. El mundo es otro porque la gente es otra: los seres humanos somos cada vez más faltas de respeto, rebeldes, cimarrones. Para allá va el mundo, afortunadamente.

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    La nueva Policía Nacional nació (o esta naciendo) mediante la formación de funcionarios bajo principios no concordantes con un ente policial: a los nuevos agentes se les da charlas sobre derechos humanos, se les dice que las personas merecen respeto, que ante cualquier infracción el abordaje al infractor tiene que ser enérgico pero respetuoso de unas reglas civilizadas y etc. etc.

    Dice la web de PoliNacional sobre su Misión:

    "El Cuerpo de Policía Nacional es un órgano de carácter civil, profesional, predominantemente preventivo, cuya misión es garantizar los derechos de las personas frente a situaciones que constituyan amenazas, vulnerabilidad, riesgo o daños a la integridad física, sus propiedades, el libre ejercicio de sus derechos, el respeto de sus garantías, la paz social, la convivencia y el cumplimiento de la ley, así como apoyar el cumplimiento de las decisiones de las autoridades competentes, controlar y vigilar las vías de circulación y el tránsito y facilitar la resolución de conflictos mediante el diálogo, la mediación y la conciliación, conforme a los estándares nacionales establecidos."
    Policía Nacional: Misión


    En la UNES, donde se está formando a los nuevos policías, las clases las dan sociólogos y otros profesionales universitarios; a la Metropolitana y a todos los cuerpos policiales los habían formado hasta ahora asesinos, criminales, racistas en ejercicio de su odio. Algunos profesionales clasemedia son racistas también, y no lo saben porque no les han dado chance de joder a un pobre o a un negro (aunque uno entra a sus casas y puede verificar que tienen esclavos, domésticas), pero los policías, pobres en su enorme mayoría, sí tienen chance cada día de ejecutar por la calle del medio todo el odio contra los de su clase.
    Pues bien, están preparándose cohortes de nuevos policías. Los están formando ejemplares de clase media que no le han quebrado las patas ni le han dado un tiro a nadie. Suena ligeramente tranquilizador, ¿cierto?
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    ¿Usted quiere verificar en qué está parando toda esa estrategia? Observe el video una y otra vez. Escuche las voces al fondo, vea la actitud del taxista, vea la reacción del tombo. ¿Le parece que faltan allí elementos para sacar una conclusión? Entonces váyase un día en el metro hasta la estación Agua Salud y salga del lado de la avenida Sucre. Párese ahí desde las 7 de la mañana, y observe. Yo no he hecho ese ejercicio por ocio ni por curiosidad científica, sino porque me ha tocado pasar por ahí rumbo al centro, y varias veces (pero varias veces significa muchas veces, no una sola) he presenciado el espectáculo: uno o más policías ordenándole a un motorizado o automovilista detenerse, y al automovilista o motorizado arrancar dejando el insulto chorreando en medio de la avenida: "Anda a lavarte tu culo", o "Si me mamas el güevo" De alguna manera se ha propagado la idea de que los nuevos policías son gafos, blandengues, güevones: no son policías de verdad.
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    Tal como ocurrió con la Policía de Chacao en tiempos de Irene Sáez, cuando se operó aquel cambio del uniforme militar a las bermudas y el sombrero de honguito, la Policía Nacional está dando un salto dramático de la barbarie a la ternura. Sólo que con PoliChacao el cambio era cosmético, apenas un cambio de look. Con la PoliNacional está ocurriendo algo más trascendental, porque afecta la estructura y no sólo la pinta. En el "mejor" (o más pavoroso) momento de la Metropolitana el taxista del video estaría ya descuartizado y exhibido en tres bolsas transparentes en la avenida Baralt, a las 12 del mediodía. En tiempos de PoliNacional ese taxista tuvo un insólito, increíble, formidable privilegio que muchos reclamamos cuando jóvenes (y aun en tiempos recientes): el paco no le echó unos tiros ni llamó a la jauría para que entre todos sometieran al insolente y se lo llevaran a la inmunda Zona 7: el tipo se cayó a coñazos con el presunto infractor (digo, si el policía se lo estaba descargando uno presume que el taxista estaba cometiendo alguna infracción). Nada de abuso de autoridad ni uso indebido o brutal del arma de reglamento ni cédula contra la pared: el tombo le levantó la voz al taxista y éste le metió por el hocico. Y se largó después de la pelea, lo cual provocó la aprobación de un comentarista callejero, el mejor analista instantáneo para la situación (minuto 1:15"): "Ta bien, se cayeron a coñazos y bien, ya: ¡bórralo!".
    Y el detallazo concluyente, palmario, monumental: ¿notaron en los dos o tres segundos finales del video la presencia de un soldado de boina roja, en calidad de espectador pasivo?
    Allí lo tienen, irrebatible y monumental: el Estado desaparecido y el ciudadano activado. Ese policía no se portó ahí como un policía sino como el muchacho de barrio que seguramente es, y esa es la razón por la cual ese episodio no terminó en tragedia. Allí se impuso el espíritu anárquico del ser humano no controlado por nada institucional (contranatura) sino por su instinto colectivo de autorregulación de la violencia. Si ese policía tuviera en su cabeza instalado el software malsano y criminal del Policía Metropolitano; es decir: si ese muchacho no hubiera pensado como es él en realidad sino como se lo ha ordenado el Estado burgués por centurias, esa pelea hubiera terminado con al menos un muerto y varios heridos y detenidos.
    Ese video es una demostración de lo que alguna gente ha proclamado en los últimos 150 años: el ser humano en libertad propende a un orden natural y a la vida, incluso en sus momentos de furia. La causa de los estallidos más trágicos de violencia colectiva (la guerra) no son la libertad ni el libertinaje ni la ausencia de orden y mano dura, sino el empeño en poner límites y cadenas (leyes de papel y vigilante armado y con poder) que enervan el instinto.

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    ¿Acaso estamos proponiendo que la policía debe seguir siendo como ese monumento al crimen organizado llamado Policía Metropolitana? No, porque por supuesto preferimos una manada de pacos agüevoniaos a un enjambre de pacos asesinos. Estamos sugiriendo que la única forma de controlar la violencia criminal está en las comunidaes organizadas, y no en unas entidades creadas para aplastar a los ciudadanos. El intento de crear una policía cándida y respetuosa, y que al mismo tiempo se gane el respeto del ser humano objeto de su vigilancia y control, no es posible en esta sociedad llena de rabias y siglos de vejaciones al pueblo pobre. Por lo tanto, el ensayo llamado Policía Nacional es un fracaso en sí mismo, un fracaso para sus creadores, un fracaso para el Estado, pero un triunfo para nosotros, los ciudadanos que finalmente parece que podremos burlarnos de unos cuantos pacos sin ser despedazados por ello.
    Pero, ¿Hasta cuándo?
    ***
    Vamos con el título: yo pienso que, para el Estado que está formando a estos policías, la Policía Nacional es un fracaso, una catástrofe. ¿Por qué? Porque es un triunfo para la gente común, para nosotros, que en nuestra naturaleza llevamos incorporado un natural libertario. ¿Y no se supone que la UNES está formando a los nuevos uniformados para que sean así como ese funcionario del video? Pues resulta que no. PoliNacional no quiere que sus agentes se dejen dar coñazos por los ciudadanos. Esa no es su misión expresa ni su misión oculta. Ese tombo del video cumplió una de las normas de PoliNacional (evitar el uso abusivo de la fuerza o el armamento) pero falló en la otra: imponer el orden y sancionar al infractor.
    ***
    Sin proponérselo, quienes crearon y están dando forma a la Policía Nacional están dando un gigantesco paso al frente en el proceso de construcción de una sociedad sin cuerpos policiales. El primer paso hacia la meta deseable de una policía inexistente es pasar una temporada "vigilados" por una policía que no inspira miedo ni respeto. ¿Cuánto irá a sostener el Estado una policía de este tipo? No sabemos, pero lo cierto es que, después de tener en la calle a una policía cándida u objeto de burla y mofa, ya nunca más nos calaremos como pueblo (al menos no por las buenas) a un cuerpo policial represor.
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    Al igual que la moribunda Policía Metropolitana y el resto de las policías del orbe, la Policía Nacional quiere que sus funcionarios inspiren respeto, aunque por vías distintas a las tradicionales. Las policías existentes confunden miedo con respeto y sus agentes se hacen respetar a punta de terror, a base de historias macabras y unas cuantas leyendas; la PoliNacional cree que puede existir respeto mutuo entre ciudadanos comunes y policías en una sociedad como esta, lo cual es una equivocación, un error de perspectiva. Los estratos más bajos (según la escala burguesa de clasificación de los grupos sociales), es decir, nuestro pueblo pobre, ha sufrido varios siglos de represión y brutalidad por parte de entes uniformados, y esa humillación secular no va a borrarse enseñándoles a unos policías a decir buenas tardes. Para el ser humano pobre de todo el planeta, policía equivale a enemigo, a represor, a hombre de pueblo que traiciona a los suyos por un sueldo, una chamba y un arma:

    "A los policías y a sus clones frustrados, los vigilantes privados (pobres y explotados todos ellos) se les inculca profundamente, sin necesidad de decírsela con palabras, la siguiente insEnlacetrucción: los tipos de tu condición, tu aspecto y tu extracción social son sospechosos. Cuando veas a un carajo igualito a ti (pobre como tú, negro como tú, mal vestido como tú), jódelo" (La policía no tiene salvación).
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    El error original de quienes concibieron la Policía Nacional es creer que puede haber cuerpos policiales "buenos" y "socialistas", cuando en realidad, y por definición, la policía es el instrumento de las clases acomodadas para mantenernos a raya a los pobres, los feos, los negros, los indios: los esclavos en rebeldía.
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    El siguiente error de quienes concibieron la Policía Nacional fue llevar a la práctica esa experiencia destinada al fracaso: intentar llevar a la practica esa patética contradicción. Decir "policía decente" es como decir "puta virgen", "candela fría" o "hielo caliente".
    No es un insulto o provocación gratuita.
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    La institución llamada "policía" nació, en Venezuela y en todo el mundo, con unos fines clarísimos, obvios, tácitos. Tácitos: no aparecen en ningún manual escrito, pero ronronean, murmuran y dan potentes alaridos en el cerebro de todo funcionario policial. La misión de los cuerpos policiales es garantizarle tranquilidad y bienestar a la "gente de bien", y en la búsqueda de ese objeto son entrenados para inhibir o reprimir la acción de los "delincuentes".
    En una sociedad capitalista, conócese como gente de bien a los eximios hombres públicos, empresarios, profesionales, estudiantes, deportistas, jerarcas de la iglesia, burócratas y demás personajes que hacen esfuerzos para que este sistema funcione. Y conócese como delincuente al pobre. No le pongan más etiquetas. Si en la cuarta República existía una fulana Ley de Vagos y Maleantes, por respeto a cuya letra se enviaba a la cárcel a todo el que anduviera en la calle sin un papel o chapa que demostrara su oficio u ocupación (en un país con 40% de desocupados), ahora mismo en los barrios pobres tiene lugar un plan funesto de redadas (los "Madrugonazos") que buscan convencer a la opinión pública de que sí se está combatiendo "la inseguridad". Resuelta la aparente (y falsa) paradoja del espíritu que concibió a la Policía Nacional: si quiere ver a sus funcionarios decentes y hasta candorosos (recordar el video) vaya a las avenidas céntricas y urbanizaciones; si quiere ver policías de verdad, espere la próxima redada en los barrios pobres.
    Por cierto, según el léxico impuesto por la derecha y sus medios de información, no es el crimen el problema sino la sensación colectiva de que podemos ser atracados, secuestrados o asesinados: la superputeada inseguridad. Dicen que uno de los mayores terrores ciudadanos es la perspectiva de ser secuestrados, y acá aterriza uno en el tema y se da cuenta de que cierta inseguridad es patrimonio y fantasma de las clases medias y altas, porque ¿qué pobre puede temer ser secuestrado o a qué malandro gafo se le puede ocurrir secuestrar a un pelabolas? Como dice el Gino González: Les iremos a pagar con culo, porque rial no tenemos.
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    Filosofía del cuerpo policial al servicio del Estado burgués y de la burguesía que es su dueña: si la clase media y los ricos (sujetos a los que el policía debe entregarle sus servicios) se quejan de la ansiedad que les da salir a la calle en una ciudad tan violenta, y con esa quejadera están minando el prestigio del Gobierno, pues me meto a los barrios y les echo una coñamentazón a unos cuantos negros que encuentre mal parados, les saco una foto antes y después de subirlos a una jaula y ya está, cumplida una parte de la misión: hacer propaganda con el hecho de que nos estamos ocupando de su problema.
    Nuestro problema, como gente pobre, sigue siendo que la policía existe. Ojalá hubiera forma de seguir demostrando que sin esa clase de cuerpos perturbadores en la calle la violencia entraría en su cauce y se reduciría hasta su mínima expresión.

    domingo, 1 de mayo de 2011

    Joaquín, el error de Chávez y los izquierdistas de café

    Al tomar la decisión de entregar a Joaquín Pérez Becerra al Gobierno criminal de Colombia, Hugo Chávez se equivocó, cometió una injusticia, seguramente por apresuramiento (¿falta de tiempo para meterse en google y averiguar quién era ese terrrrrrrorista que venía en avión, antes de decidir si se lo entregaba a Santos o no?). Pero se equivocó. Cometió una injusticia indefendible.
    Aun así, sigo siendo chavista. Decisión personal que no aspiro proponer como modelo de conducta política, pero que me hace sentir muy tranquilo en presencia de las estupideces asumidas por sujetos varios en la última semana: están los que creen que ya Chávez es de derecha por haber puesto esa torta, y los que, con tal de justificar su chavismo, son capaces de decir que el derechista y contrarrevolucionario es Pérez Becerra.
    Yo no quiero parecerme a ellos, yo quiero perpetrar un gesto aun peor: asumir el riesgo que implica el decir que estoy consciente de la espantosa inconsecuencia que significa apresar a un aliado y entregárselo al enemigo, y sin embargo mantenerme en las filas de ese sujeto que se equivocó, que la cagó. Digamos que sus cagadas son las mías.
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    Mucho ha llovido a favor y en contra el Gobierno de Venezuela, y de Chávez como su jefe, y a uno le ha tocado oír y leer de lado y lado estupideces como las del infecundo "Grano de maíz" (clic aquí), cofradía según cuyos ilustres sacerdotes el caso Pérez Becerra ha demostrado que este pueblo es una plasta de mierda por no haberse puesto a leer clásicos del marxismo (ellos sí han leído que jode, por eso son superiores). Lean cuando puedan ese homenaje al mamagüevismo oficialista titulado "Lo que trajo Pérez Becerra". Ahí arriba puse el enlace a su blog. En algún párrafo dice: "(La revolución) Descuidó la formación y la conducción de las masas, la formación de dirigentes. Con el absurdo de que la “masa sabe”, renunció a la tarea de dirección, de formación, dejándola a merced de la ideología que nos domina desde hace siglos. No ha sabido producir, conducir la sustitución de cultura".
    Del otro lado aparece un Heinz Dieterich, antiguo ultrachavista que se hartó de cantar loas y alabanzas a Chávez y a la Revolución Bolivariana, pero eso sí: eso fue mientras el Gobierno le costeaba pasajes aéreos, alojamiento en el hotel Alba Caracas y espacio abierto en los medios del Estado para que exhibiera toda su enorrrrme calidad de intelectual sifrino, marxista e izquierdista exquisito. Ahora, cuando la moda "Intelectuales en defensa de la humanidad" se fue a la mierda o está en modo "hibernación" o ya el buen Heinz no pertenece a esa fauna, se siente con cancha y autoridad para decretar que "Santos y Chávez establecen la hegemonía estadounidense en América Latina" (clic acá).
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    De extremo a extremo, Heinz y los Granomaiceros guardan una semejanza esencial: reclaman para sí el sello "intelectuales de izquierda", son burgueses o ejemplares de clase media cuyo desprecio al pueblo pobre se manifiesta de muchas maneras: o bien diciéndolo claramente (como en el caso de los Granos de maíz piche) o haciendo ver que eso de ser revolucionario consiste en escribir unas mierdas a favor de los movimientos de liberación, pero sin abandonar la comodidad y las mieles de la vida burguesa. Que se jodan otros: yo escribo sin ensuciarme las manos. Y además me pagan: coma mierda Heinz Dieterich.
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    Ya leí bastantes argumentos y explicaciones de columnistas varios sobre la entrega de Pérez Becerra, sobre la presunta trampa que le tendió la CIA al presidente de Venezuela, sobre el supuesto plan macabro de quienes invitaron a Pérez Becerra nomás para que Chávez se viera en una posición incómoda. Epa, ¿y no fue Chávez quien invitó y recibió acá a Mugabe, a Gadafi y a Ahmadineyad entre otros pimpollos? ¿No fue con Sadam Hussein que se reunió allá en el desierto iraquí cuando se propuso resucitar el cadáver de la OPEP? ¿Qué mierda es esa de que ahora nos da pena, nos desestabiliza, nos compromete, nos crea un problema y nos espanta el tener de huésped a Joaquín Pérez Becerra, un carajo de quien el 99,9999% de los venezolanos y los colombianos no había oído hablar jamás?
    Escenarios hipotéticos. ¿Qué hubiera pasado si en vez de entregar al Joaquín a Colombia lo hubiera devuelto a Suecia o lo hubiera dejado en paz, como lo hizo tantas otras veces? ¿Cuáles hubieran sido esas terribles consecuencias para el Gobierno y la Revolución venezolana? ¿La prensa internacional iba llamar mono comunista a Chávez? ¿Lo iban a acusar de apoyar a las FARC o de tener relaciones con ese grupo? ¿Lo iban a acusar de regalar dinero a otros países mientras aquí hay pobreza y apagones? ¿Lo iban a acusar de torpedear a la empresa y a la propiedad privada? ¿Lo iban a acusar de patear al movimiento estudiantil y a las universidades? ¿Lo iban a acusar de militarizar el país y de cubanizar la educación? ¿Iban a apoyar al candidato de la oposición en vez de apoyarlo a él?
    Última pregunta y no jodo más al chavismo: ¿Y qué coño se supone que va a hacer ahora la derecha a cambio de la entrega de Joaquín Pérez Becerra?
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    ¿Y la posición de Chávez? La dejó clara en alocución televisada: Joaquín Pérez era una "papa caliente" que le tiraron para acá y él decidió rebotar esa papa, no para Suecia sino para Colombia. Y punto: cada quien que asuma su responsabilidad. Palabra del comandante.
    ***
    En el maremágnum de mordiscos a favor y en contra rutila el artículo de dos de los Cayapos (Gustavo Borges y Juan Manuel Mendoza), una Carta en desagravio a Chávez cuyo contenido apoyo de punta a punta, salvo por el título: la carta en cuestión desnuda y pone en su sitio a una izquierda pajúa y más conservadora que la misma derecha, pero su título es erróneo porque lo dicho allí no desagravia ni justifica en nada la conducta de Chávez. Parten los Cayapos de una verificación irrebatible: esa izquierda de tasca y café, esa legión de burros ilustrados que habla de grandes batallas pero evitan exponerse al sol porque pueden sudar feo y oler mal, no protestaron ni dijeron ni culo cuando el Gobierno ha deportado a campesinos combatientes de las FARC y el ELN, pero sí arman barullo cuando deportan a alguien cuyo oficio conocido es hablar y escribir. Burgueses defendiendo al burgués. Pero lo dicho: lejos de desagraviar a Chávez la carta del Cayapo lo que hace es echarle mierda (ya que le informa a un gentío que, en efecto, el Gobierno ha deportado a muchos otros colombianos antihegemónicos), a pesar de que sí cumple la importante misión de desmenuzar la enorme hipocresía de las burguesías disfrazadas de revolucionarias.
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    En el catálogo de equivocaciones e indignidades que se han perpetrado en este caso, ni la estupidez de Joaquín le hace merecer su entrega al enemigo más feroz que tienen los pueblos de América, ni la equivocacióndel Gobierno de Chávez es suficiente para que ahora de pronto el chavismo se ponga a hacerle campaña a María Corina Machado, dizque porque Chávez saltó la talanquera.
    Pero esa es una opinión personal. Lo verdaderamente interesante, y además trascendental, vendría a ser la actitud de las muchas organizaciones e individuos de izquierda que ha fijado posición pública respecto al tema. Y las opciones no son muchas, a decir verdad: si usted se siente herido, ofendido o decepcionado con la actitud de Chávez y su Gobierno usted puede deslindarse de él (si es o alguna vez fue chavista) o mantenerse a su lado. Uno oye y lee ciertas reacciones y van quedándole claras algunas cosas que no es necesario ser profeta para detectar. El Partido "Comunista" de Venezuela jamás se declarará antichavista, porque eso le haría perder el privilegio de sentirse en la ola multitudinaria del sujeto al que ha invocado toda la vida sin tenerlo nunca a su lado: el pueblo sólo sentirá afecto por el PCV mientras éste permanezca al lado de Chávez. Roto ese vínculo, volverá a juntarse con la momia de Rafael Caldera, esta vez en el Gobierno de las tumbas y los esqueletos.
    Caso aparte, y mucho más dinámico, el de las expresiones organizadas del Poder Popular, ese abanico de propuestas y discursos que se ha dado en llamar los Movimientos Sociales revolucionarios. El análisis de lo que digan o hagan merecerá otra entrega.