lunes, 27 de junio de 2011

Si usted es periodista profesional y está orgulloso de ello, usted es un coñoemadre

Por ahí andan unos compas citando emocionados a Kapuscinsky: "Para ser periodista hay que ser buena persona ante todo. Una mala persona no puede ser periodista".
Qué iba a saber ese pobre polaco güevón lo que la universidad iba a hacer con el noble oficio. El periodismo se jodió cuando la sociedad aceptó el chantaje de la academia, ese según cuyo mandato e imposición sólo los egresados de una universidad son capaces de registrar y difundir informaciones. Cuando usted acepta eso, compadre, usted está reconociendo que quien pasa unas materias y presenta una tesis es dueño de una superioridad moral que lo eleva por encima del común de la gente. Y alguien que piensa así no puede ser buena persona: un periodista graduado que se siente superior por serlo, es una plasta de mierda.
El único periodista que puede ser "buena persona" es aquel que reniega de sus años de adoctrinamiento en la fábrica de burgueses por excelencia. El que se baja de su pedestal y, como primer gesto, admite que el derecho exclusivo que le otorgan sus años de "formación" sobre el registro de la realidad es una estafa, una trampa, una burla. He oído imbéciles decir que el paso por la universidad garantiza que el periodista tiene alto sentido de la ética y la responsabilidad. Como si tragar libros fuera la solución para frenar los impulsos perversos o malignos que hacen que no se distinga entre el bien y el mal. Es en serio: hay gente que cree que si usted se lee a Savater y a Umberco Eco entonces se vuelve bueno y chévere y no va a mentir nunca. Asómese a cualquier periódico o noticiero de este país para que verifique lo que está de cajón: que esa verga es un engaño. El periodista es un ser que clama por ser contratado por el Estado o por una corporación, y al servicio de cualquiera de esas entidades deberá empeñar su verbo y su oficio: si usted trabaja en Globovisión o VTV y no dice lo que su patrón le ordena usted está botao. ¿Da la casualidad que usted piensa igual que su patrón y por lo tanto no se siente presionado o extorsionado al comunicar? Harina de otro costal. Pero cuando usted recibe un sueldo por comunicar está poniendo en venta o alquiler su independencia y su libartad para decir lo que vio y no lo que quiere leer u oír el millonario mamagüevo que le paga.
Por lo demás, alguien que esté orgulloso de su título es alguien que cree que la noticia es una mercancía (y por eso él o ella es profesional del ramo: para ganar plata vendiendo esa mercancía) y por lo tanto se jodió, es un asco de gente.
Para resucitar el periodismo hará falta regresarlo a las manos del comunicador por excelencia: el pueblo que anda y se forma en las calles, no en esos campos de concentración para sifrinos que son las ecuelas de comunicación social. TODAS las escuelas de comunicación social. Mientras tanto lo que tenemos es esto: http://discursodeloeste.blogspot.com/2007/06/autopsia-del-periodismo-venezolano.html

sábado, 18 de junio de 2011

El viejo y retorcido tema carcelario


Ha estallado un verguero en El Rodeo I. Deje que le digan lo que quieran, permita que lo bombardeen con propaganda política de aprovechamiento de la situación. Cuádrese con los familiares de los Guardias Nacionales muertos o con los de los presos. Déle rienda suelta a su solidaridad y sus protestas a favor o en contra de quien sea. Pero no pierda de vista los elementos de la noticia original:
  • En El Rodeo hubo una batalla, un enfrentamiento entre bandas armadas (muy bien armadas), con resultado de más de 20 muertos y decenas de heridos. No hay cifras exactas, ni hace falta porque la gente no es puro número y estadística.
  • La guerra iba a continuar, porque dentro de la cárcel hay guerreros, municiones y artefactos suficientes para prolongar la situación por varios días.
  • La Guardia Nacional intervino por orden del Ministerio de Interior y Justicia, y en esa intervención ha habido nuevos muertos y heridos.
  • Los familiares de los presos, angustiados y enardecidos ante el despliegue militar en las afueras de la prisión, porque supusieron o suponen o quieren creer que la Guardia no está ahí para aplacar a los amotinados sino para matarlos a todos, se enfrentaron a la GNB y ésta los espantó con gases lacrimógenos.
  • Quienes, a la hora de escribir estas reflexiones, estaban resistiendo y enfrentando a la GNB en El Rodeo eran los pranes del lugar. No era el recluso pobre y raso, sino el poderoso. En El Rodeo hay dos tipos de protesta a esta hora: están los familiares de presos comunes sin cartel clamando por sus derechos, y los pranes y su gente clamando por la continuación de sus privilegios.
Repito: crea lo que quiera, échele la culpa a la GNB, a los reclusos, al sistema de "justicia" o a Globovisión, pero no pierda de vista que eso de arriba fue lo que ocurrió. Y no pierda de vista que, sea de quien sea el disparo que suene dentro del penal, el antichavismo dirá que son las armas de Chávez asesinando en masa a los reclusos.

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No es nuevo el problema ni el personaje llamado pran. Entre los casos más o menos antiguos que recuerdo y que abordé personalmente:
Un pran es un sujeto que asume para sí las funciones y privilegios de jefe de un pequeño Estado, con ramificaciones en el Estado real (el institucional y el activo en la calle). Capitalista como todo el mundo y con una enorme habilidad para sacar provecho de las aptitudes y actitudes más señoriales y tiránicas, capaz de enfrentar y liquidar al entorno más hostil, el pran llega a convertirse en dueño, patrón esclavista, cobrador de impuestos a la vida: es el empresario exitoso de la cárcel, su figura es copia y extensión del engreído que también se enriquece afuera, porque nunca se dejó capturar en jugadas feas o porque esas jugadas feas están permitidas y legalizadas para ciertos sectores sociales.
En una cárcel el que no tiene para pagarle vacuna al pran se va a pudrir en las celdas donde el lumpen mata y muere, viola o se deja violar; donde el chigüire y la bruja no sobreviven y si lo logran es aceptando rebajarse a condiciones infrahumanas de indignidad. Así que cuando caigas en la cárcel lo mejor es que vayas a negociar con el pran las concesiones que harás para salir de ahí con vida. O con algo que merezca llamarse vida.
El pran es un personaje público y notorio. Una indagación mínima basta para saber quién o quiénes son los pranes de cada cárcel, de cada "tren". Ellos no andan escondiéndose ni lo necesitan. Suponiendo que las altas autoridades policiales y de justicia no supieran quiénes son o qué hacen, ¿qué les van a hacer si los descubren? ¿Los van a meter presos?
Chávez mismo mencionó en un Aló Presidente al inefable Wilmito, mandamás de la cárcel de Vista Hermosa. Palabras más, palabras menos, reveló el presidente un chisme que le había llegado y que es desayuno habitual donde usted se pare en el estado Bolívar: que el Wilmito mandaba en el estado más que el Gobernador. Su palabra vaya adelante.

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¿El Gobierno le ha declarado la guerra a las mafias carcelarias? No sabemos porque no lo ha anunciado. Si ese fuera el caso, ¿qué cárcel sigue en la lista de "intervenidas"? ¿O será que sólo serán intervenidas aquellas donde haya masacres previas?

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¿Cárceles para ricos o para cobardes con plata? Que yo recuerde hubo una, sí, la cárcel de El Junquito. Allí estuvo guardado unos meses, con su computadora y otras comodidades, el espanto ese llamado William Ojeda. ¿Por qué en el tiempo revolucionario no hay más cárceles para ricos? ¿No sería fino inventar un día que hubo un motín ahí adentro a ver si la Guardia se mete a masacrar hampones chiquiluquis?

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Sin querer sacarle al cuerpo al tema del momento, quería referirme a la enorme ayuda que ha significado para los pranes y mafias carcelarias el acceso a la tecnología (o el acceso de perolitos tecnológicos a las prisionjes). Ya es viejo y manido el cuento de que muchos secuestros y robos los organizan y controlan reclusos desde las cárceles. Que un sujeto con poder y conexiones esté preso ya no significa que sus rivales o víctimas estén a salvo. Si usted se mete con quien no debió meterse (ese tipo que paga condena en un penal de máxima seguridad) da lo mismo si está dentro de su misma celda o en Europa, ya que siempre usted estará al alcance de una llamada telefónica. Las balas ya no viajan en línea recta sino a través de sistemas celulares.
Movistar: con quien quieras, como quieras.
Malandro cualquiera: cuando tú quieras yo quiero.
Ya antes nos ocupamos de un asunto periférico pero revelador:

Periodismo penitenciario

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Es mentira que había una vez una cárcel llamada El Rodeo donde todo era paz y armonía, y entonces llegó la Guardia Nacional y ametralló y sigue ametrallando a los pobres presos que no se han metido con nadie.
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Es mentira también que existe una confabulación entre los presos y el poder económico para desestabilizar al Gobierno de Chávez y por lo tanto hay que darles una medalla a los chicos buenos de la Guardia Nacional por haber ido a aplacar a ese antro cuya inmoralidad espanta a la pulcra, santa y excelsa GN. ¡Uy!
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No sea pendejo, cabrón, acomodaticio ni cobarde. Aventúrese a explorar el problema carcelario en toda su complejidad, o terminará cayendo en alguna de estas dos situaciones vergonzosas: llorando a moco suelto, conmovido con el teatro montado en Globovisión por la prostituta barata esa llamada María Corina Machado, Ismael García y Julio Borges, o asistiendo a esa movilización ridícula de apoyo a la Guardia Nacional (ah, pero eso sí: BO LI VA RIA NA), como si no fueran elementos de este cuerpo, en este tiempo y en muchos anteriores, los responsables de fomentar y permitir el acceso de armas, droga y tecnología a cada búnker particular en cada cárcel, a manos de cada pran.
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A la clase media, a los ricos y a sus sirvientes más arrastrados (periodistas al servicio de las corporaciones privadas y estatales de la información) no les importa, no les conmueve, no les sensibiliza ni les quita el sueño una matanza en una cárcel. Lo mismo debe decirse de los políticos profesionales, de izquierda y de derecha. Lea:

Los presos políticos del capitalismo silencian a la izquierda indignada

También están las ONG que reciben plata cada vez que hay violencia y muertos (y por lo tanto viven del derramamiento de sangre y la putrefacción del sistema). No es una metáfora: hay una verga llamada Observatorio Venezolano de Prisiones, cuyo dueño es un tal Humberto Prado, que cobra en dólares el morboso "oficio" de contar muertos en las cárceles. En general, ellos son los propagadores de los retorcidos deseos de todo aquel que piensa que la sociedad es chévere y que sólo hace falta quitar del medio a los delincuentes pobres para que sea perfecta. Ah, pero ni te metas con los banqueros, empresarios, mercaderes y demás parásitos del sistema: delincuente pobre a la cárcel o al cementerio; delincuente rico, a las revistas Forbes, Exceso, Gerente y Producto, y a las páginas de sociales de El Universal.
Todo el despliegue que usted verá en estos días alrededor del drama carcelario tendrá por objetivo tratar de convencerlo de que el Gobierno lo está haciendo muy mal o que lo está haciendo muy bien. Usted no verá nunca declaraciones sinceras de solidaridad hacia los presos, como no provengan de familiares y grupos que no se organizan para obtener dividendos políticos sino para acompañar a los dolientes en su rabia y desesperación.

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Resumen: las cárceles están llenas de armas, de drogas y de gente poderosa que mata, esclaviza y organiza la delincuencia dentro y fuera de las cárceles, y esto es responsabilidad directa de un sistema que no logró depurarse, ni lo logrará en el poco tiempo que le queda al experimento llamado "Gobierno Bolivariano".
Y mucho menos lo logrará en el que venga después. En esta carrera inútil contra la putrefacción social inherente a la última fase del capitalismo, el chavismo en funciones de Gobierno tiene la ligerísima ventaja, con respecto a las facciones del poder económico, de que al menos sabe cuál es el origen de las tragedias y corruptelas. Al menos de la boca para afuera uno oye decir a los altos y medios dirigentes y funcionarios del chavismo oficial, y también a la militancia de base, al chavista raso, que el problema carcelario (y otros más) es estructural y pertenece al capitalismo. Eso revela al menos una intención de enfrentar el problema desde su estructura, aunque a la hora de la chiquita la declaración no pase de ser especulación filosófica pura: pienso en socialismo pero actúo en capitalismo.
El antichavismo en pleno, en cambio, cree y sostiene que todo es un problema de gestión o gerencia, que el capitalsmo es chévere pero que aquí no funciona bien porque está en manos de los comunistas de mierda. Creen los pobres que se puede tener cárceles lindas y buenas, bien administradas, en un sistema consistente en que todo lo que haya que arrasar, para yo meterme unos reales, debe ser arrasado.

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Post data. ¿A usted le parece correcto o le alivia que los presos sean masacrados o que se maten entre ellos? Piénselo bien: un preso es un ser humano como usted, que comete errores como usted, tiene debilidades e impulsos antisociales como usted (¿o a usted no le han dado ganas de aplastarle la cabeza a alguien que lo hizo arrechar? ¿Usted no ha soñado con la riqueza fácil o con poseer sexualmente a esa o ese menor?), con la diferencia de que el hoy recluso sí hizo lo que usted nunca hará... probablemente. Él sí mató a alguien y es un asesino consumado; usted sueña con la posibilidad de matar, robar o violar, y se pasa la vida reprimiendo esas ganas. Así que siga reprimiéndose, y de vez en cuando recuerde qué es un preso: un tipo o tipa como usted que un día se hartó de tanta inhibición social y hoy está encerrado.
Si un día usted supera también esa inhibición y no tiene cualidades de líder o mafioso, ubique en la cárcel al pran y negocie las condiciones de su existencia en el penal. Porque ni su abogado, ni la Guardia Nacional, ni el director del penal, ni la justicia ordinaria le resolverán nada: en la cárcel el Estado que usted conoce aquí afuera no existe. Existe otro Estado, parece que funciona y por lo tanto hay que pagarle bien caro.

jueves, 9 de junio de 2011

Las izquierdas, los chavismos y el pueblo inmóvil



Fue Juan Domingo Perón quien acuñó la esclarecedora, honesta y reveladora sentencia: "El poder se conquista con la izquierda y se defiende con la derecha". La frase es suya, pero la práctica que desnuda es mucho más vieja que el tiempo vital del general argentino.
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¿A alguien le suena la palabra "demagogia"? ¿A quién puede sonarle nuevo o curioso el que los pobres seamos los constructores del planeta, pero que la fama, los honores y el confort les han correspondido sólo al becerro patiquín, aristócrata, señor feudal, burgués, empresario o tirano que mira desde sus amplios ventanales como sus esclavos le dan forma física y espiritual al mundo?
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El mecanismo que asoció históricamente la idea de "izquierda" a la idea de pueblo oprimido es puramente retórico. ¿Y el socialismo?
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¿Y el chavismo? ¿O será que hay más de un chavismo? Ya hace rato detectamos el chavismo oficialista (la burocracia, el PSUV) y el chavismo popular (la gente que actúa, se mueve y discute por pura pulsión emocional e íntima conexión de clase con Hugo Chávez). Hay también una fauna a la que dan ganas de llamar con sorna "Intelectuales en Defensa de la Humanidad", pero alguien se lo puede tomar en serio y creer que soy devoto del Buen Abad Domínguez y Pascual Serrano y mierdas burguesas por el estilo. Así que preintelectuales está bien.
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Y ¿quiénes fueron o dónde se ubican esos vergajos que marcharon el martes 7 en Caracas, se desplazaron en clave de protesta y crítica contra el malfuncionamiento del Estado burgués y contra el tóxico chavismo de oficina y aire acondicionado, y que al final armaron la fiesta encima de una tarima que decía "Unidad popular con Chávez"? Estuve allí y sé, porque además se cae de obvio, que había ahí de todo lo anterior: burócratas, activistas de diversos movimientos, hablapajas de café con leche, pueblo llano, preintelectuales, académicos, campesinos, raperos, comunicadores y coñitos de esos que zumban pelotas pa arriba y tragan candela y tal en los semáforos.
De todo: así que no era otro chavismo sino una muestra pequeña (unos dicen que había 3 mil personas y otros que había 10 mil, así que ninguna de las dos cifras debe ser correcta) de eso que llamamos chavismo así después lo subdividamos.
¿Una tendencia dentro del chavismo? ¿Una parcela activa dentro del chavismo, a medio camino entre la doña del barrio que guerrea contra el capitalismo a sartenazos y el hablapaja profesional?
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¿Y vamos a seguir hablando de chavismo? Es preferible. Porque estamos en Venezuela y aquí hace rato sonó la hora de reubicarnos en el espectro político con un lenguaje propio, actualizado o al menos producto de nuestras luchas seculares, no con los códigos impuestos por realidades y procesos distintos a los nuestros. Los conceptos canónicos de izquierda-derecha, por ejemplo, remiten a los albores de una revolución burguesa que degeneró en "esto" que hoy tritura a los seres humanos y demás elementos de la naturaleza. Sin embargo, entre sujetos y grupos que se asumen revolucionarios y libertarios persiste el fetiche y la adoración de la marca "de izquierda" como presunto ámbito aglutinador de las luchas del pueblo. He oído y leído clamores al respecto entre la gente de El Cayapo-Epatú-Encuentro Mundial de Ignorares. Otros compas también le han metido el dedo (más bien el brazo completo, hasta el hombro) a esa molestosa llaga del esquematismo preintelectual, con esta contundencia:

"El solo hecho de seguir viendo la política con criterios de topógrafo dice mucho de nuestra incapacidad para superar el gran paradigma de la revolución burguesa. Y henos aquí, una vez más, en ello. Es tal nuestro conservadurismo que la escena de la Revolución Francesa donde girondinos y jacobinos ululaban, unos en el ala derecha y otros en el ala izquierda de la Asamblea, todavía constituye nuestra carta de navegación para ubicar aliados y enemigos. La idea es dar el gran brinco cultural que nos permita desempotrar esa escuela de nociones que sigue rigiendo con valores burgueses nuestro pensamiento".

Así habló Alcides Maldonado, de oficio compai de uno.

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Y ¿cómo seguir prefiriendo llamarse o ser identificado como alguien "de izquierda" si en esa tendencia han dicho y siguen diciendo militar sujetos como Teodoro Petkoff, Luis Miquilena, Kico, Vladimir Villegas, Andrés Velásquez, Ismael García, el PPT y Podemos en pleno, e incluso personajes tan ajenos a las luchas populares como Leopoldo López y Delsa Solórzano; un puño de marxistas, marxianos, marxólogos y marxeros de paltó y corbata, sin contar el amplio abanico de burgueses comemierdas que, como Marx fue burgués, entonces ellos se pretenden continuadores y merecedores del título de socialistas e izquierdistas: desde el presidente de España hasta los intelectuales chavistas o antichavistas (Heinz Dieterich y Luis Britto García) que viven de lo que escriben a favor o en contra de Chávez. Como estar "junto al pueblo" o al menos proclamar que se está junto al pueblo da a veces tan buenos resultados (remember Perón), a la mayoría de los líderes y aspirantes a líderes se les dé tan fácil y natural decir que son militantes de izquierda.
¿Usted ha escuchado la palabra "progresista" (o "progre", como llaman cariñosamente en algunos países a los izquierdosos)? Se trata de una denominación que incluye al activista barrial pero que concede indulgencia y salvoconducto también al sujeto que dice ser "de izquierda" y sus amigos se lo creen, a pesar de que nunca se ha ido a ensuciar las manos haciendo lo que hace un obrero o campesino. Pues bien, miren para lo que quedó en Venezuela el concepto y la denominación "progresista":
Y mejor ni hablemos de lo puteada que anda la denominación "socialista", teniendo en cuenta que la "Internacional" que se arroga la representación mundial de los partidos socialdemócratas y sus matices ya metió en un mismo saco hace rato al Psoe, a AD, al Apra, a Un Nuevo Tiempo y al PSUV. ¿Lula? Socialista. ¿Michelet? La más socialista de todas las chilenas. ¿Fernando Buen Abad y Ramonet? Socialistas y además chavistas (es decir, casi santos). ¿El sub comandante Marcos, Chomsky, Margarita López Maya, los jesuitas del Centro Gumilla, Miguel Henrique Otero (no se rían, que la mamá y el papá de este coloso de la democracia se cansaron de recibir agasajos y galardones en la Cuba de Fidel), Carmen Ramia, Américo Martín? Socialistísimos todos. En el caso del dueño de El Nacional, el socialismo se transmitió vía hereditaria desde los genes de un burgués ladrón y acumulador de obras de arte a un burritranco pajizo que a dos cuadras se le nota que anda falto de cerelac o que fue hecho con miao.

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Vuelta a la marcha y sus activadores y participantes. Emociona que haya un gentío capaz de movilizarse sin que Chávez y el Psuv se lo ordenen. Otra buena noticia es que allí hay una masa tan heterogénea que no será posible aglutinarla bajo otra bandera que no sea la de Chávez y su monolítica referencia, Por ahora. ¿Por qué por ahora? Por la sencilla razón de que Chávez dejará de ser presidente y morirá algún día, y no podemos ser tan miopes o imbéciles como para restringir el radio acción de lo venezolano-revolucionario a lo que haga o deje de hacer ese caballero en Miraflores.
¿O será que sí somos miopes e imbéciles? ¿Quién anda por ahí discutiendo lo que hemos de hacer como factores del pueblo organizado en la Venezuela post Chávez? ¿O es que nada más estamos preparados para exigirle cosas a Chávez porque creemos que ese caballero será presidente para siempre, y que para siempre tendrá la obligación de darnos plata, trabajo y emociones?
Más preguntas: ¿quién anda discutiendo u organizando las movilizaciones y acciones contra el capitalismo, más allá de las acciones contra el Estado? Vale, que el Estado burgués es una de las llagas más notorias del capitalismo y por eso es importante confrontarlo, pero ¿qué tal si con la misma energía que le exigimos y le reclamamos a Chávez le echamos un susto un día de estos al mero centro del capitalismo, que es el sistema compuesto por la fábrica, el distribuidor, la escuela y el medio de información a su servicio?
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Sobre el pueblo inmóvil.
Hemos estado discutiendo entre compas sobre lo fácil que es echarse encima la etiqueta de pueblo, y asumir que lo que hace uno califica como acción política de nuestro pueblo. Parece fácil la ecuación: soy parte del pueblo pobre, explotado y excluido, así que esto que hago lo está haciendo el pueblo. Pero regresemos a uno de los primeros párrafos: hay un chavismo popular y es esa gente que actúa, se mueve y discute por pura pulsión emocional e íntima conexión de clase con Hugo Chávez. Gente que no tiene colectivos ni banderas ni jefes, y que si le ponen una franela del Psuv porque Chávez lo ordena pues esa bandera es la que es. Es nuestra gente volátil y en su volatilidad a veces se enardece, a veces se desanima, a veces se abstiene de votar y el echa al comandante vainones duros como el de 2007.
Es nuestra gente aparentemente adormecida, pero que en su latencia puede desbordar amor o poder destructivo.
Es nuestra gente anónima: el gran durmiente del que habló Alí Primera.
Es nuestra gente pobre y engañada, que una vez despertó y arrasó con los templos del consumo.
Pero eso fue cuando se cansó de adorar a Rómulo y al doctor Caldera, cuando se hartó de votar por Acción Democrática y Copei.
Pregunta al chavismo oficial, a los preintelectuales de izquierda chavistas, a los que creen que decir "Viva Chávez" suena igual en la boca de un pobre y en la de Cilia Flores: ¿ya ustedes saben qué van a hacer, aparte de fotografiarse con el comandante, para que el amor del pueblo no se convierta de pronto en fuerza arrasadora y venga por ustedes, Chávez incluido?
Porque este pueblo no está inmóvil ni adormecido, sino en tensión.

jueves, 2 de junio de 2011

La gente y sus principios, el Estado y sus intereses, Chávez y sus movidas

Yo he tenido parejas a quienes les he dicho: "Chama, yo te amo, pero..." y dos minutos después ha estallado en llanto o en furia porque lo que le dije después del pero le sirvió para hacer estallar el conflicto y la coñaza. Importa una verga la declaración inicial: lo importante es lo feo, lo maluco, lo que pudre todo y no lo que armoniza. Tal cual, sin diferencia alguna, me sucede con casi todos los artículos de opinión. El contenido del primer párrafo que escribiré después de esta nota o presentación va a ser olvidado, obviado, pasado por alto, ignorado por la mayoría de ustedes, los que van a leerlo. Estoy fatalmente convencido de ello. A causa de ese olvido o pasada olímpica por el mismísimo forro de sus respectivos cuadernos, voy a ser llamado oficialista por los comunistas, escuálido por los oficialistas, pragmático por los idealistas, idealista por los pragmáticos, burgués por los marginales, marginal por los burgueses y loco comemierda por casi todos ellos (ustedes). Solía pasar, cuando en este país se hablaba de política y no sólo de chavismo y antichavismo, que uno leía un discurso o reflexión y se quedaba con lo mejor, con las ideas y datos con los cuales concordábamos. Pero por culpa de vaya-usted-a-saber qué mecanismo de mierda, ahora todo el que lee se queda con lo peor, con lo que lo hiere en lo personal, con lo que genera roncha e inconformidad. Si usted se aparta un milímetro de lo que piensa este u otro opinador, prepárese, porque ese milímetro será usado para picarlo en pedazos, masticarlo, escupirlo y vuelto a triturar: si usted no piensa exactamente igual a alguien, ese alguien lo reducirá a la condición de Judas Hitler Caín Uribe Bush. Así que, estimados Luigino Bracci, Hernán Cano, Aaron Corredor, Marcos Salgado y demás botados de la Radio del Sur, ya estoy preparado para lo que venga de ustedes, y ya me imagino qué es lo que viene porque probé un sorbo de eso en twitter. ¿Qué es una vuelta más para un ventilador? Así que por favor lean la cosa, y cuando yo les dé la señal (la señal es la palabra pero) procedan a olvidar el primer párrafo y a hacer lo que ustedes ya saben: quedarse con lo más feo y lamentable del discurso.

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A mí, en lo personal, como individuo; a mí, que al igual que todo el que se dice revolucionario, socialista y "de izquierda" en este país, opina que los principios son sagrados e innegociables (y después voy y me jarto una pepsicola o una polar), me parece que la decisión del Gobierno de Venezuela de ayudar al Gobierno criminal de Colombia a inmovilizar y exterminar a las FARC y sus alrededores, es una cagada. Es espantoso que se entregue a Juan Manuel Santos a una gente que está continuando una lucha secular del pueblo colombiano. Me parece además un hecho lamentable e inexcusable el que a unos periodistas de la Radio del Sur los hayan despedido por tener esa opinión y haberla expresado al aire.
Voy:

Pero...

una cosa es lo que yo piense, sienta y opine como individuo, y otra cosa es lo que alguien debe hacer cuando está al frente de un Estado. Cuando no están en juego sus principios como hombre sino el rumbo de un proyecto de país.
Ya está, hagan como si no hubieran leído el primer párrafo.

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Recuerdo que hace unos años se discutió mucho sobre el conflicto recurrente entre la ética individual y el interés colectivo, a raíz de un suceso dramático: la muerte de un rescatista (no recuerdo si de los bomberos o de la antigua Defensa Civil) en un entrenamiento en el Ávila. El hombre era uno de seis caballeros que hacían una práctica a bordo de un helicóptero, y a él le tocó en determinado momento colgarse de una cuerda y desplazarse así, volando a varios metros de altura sobre la Cota Mil. Al parecer sobrevino una ráfaga de viento y el aparato perdió su frágil estabilidad, comprometida ya con el peso del rescatista que pendía de la cuerda. El helicóptero se fue de lado y era inminente su estrellamiento contra las faldas de la montaña.
Pero no era inevitable: existe cierto código deontológico o de ética, un acuerdo (no sé si escrito o tácito) entre rescatistas, que permite al grupo optar por el sacrificio de uno cuando la vida de todos está en peligro. Así que alguien allá arriba, en el helicóptero, debió tomar una decisión en segundos, echar mano de un cuchillo y cortar la cuerda.
El equipo se salvó, y el precio de esa salvación colectiva fue la muerte del güevón que colgaba.

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¿La política es una mierda? No sé, pero es la política. Y para colmo muchas veces la ejercen los políticos.

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Los Estados no tienen ética. Los seres humanos sí, y es deseable que los nuestros la respeten y defiendan con el ejemplo, la acción y el discurso, siempre. ¿Qué ocurre cuando un ser humano es puesto al frente de un país, un Estado y un proyecto, y en el ejercicio de ese mandato tiene que escoger entre sus principios individuales y la sobrevivencia del colectivo?
Repreguntemos: llegado el momento de la toma de decisiones graves, ¿es de exigírsele al jefe o mandatario o vocero que actúe según sus convicciones individuales o según convenga al colectivo?
O mejor: el sujeto que elegimos para que se pusiera al frente del proyecto, ¿está allí para demostrar lo fiel que le es a sus principios individuales o para hacer lo que sea necesario para salvar el proyecto?

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Conferencia de Yalta
. Que se haya producido, ¿significó que Churchill y Roosevelt se volvieron comunistas o que Stalin se convirtió en afecto a los anglosajones, o que decidieron ser aliados? Pues resulta que ni lo uno ni lo otro: todo lo contrario. Aunque parezca una contradicción, ese tipo de pactos casi siempre se dan entre grupos o personas cuyos puntos de vista o ideologías son irreconciliables. Si usted y yo pensamos lo mismo ¿para qué vamos a pactar nada? Échale bolas tú allá que yo hago lo mismo aquí. Pero si en algún momento me toca compartir la habitación con el enemigo más vale que tengamos un acuerdo, o que nos dejemos de fintas y pendejadas y nos matemos a cuchillo de una buena vez.
Cuando Santos ganó las elecciones en Colombia, a él y a Hugo Chávez, irreconciliables como son sus visiones del mundo, se les presentó una oportunidad de meterse en un ring de boxeo (no ellos individualmente, sino ellos y los países de los cuales son presidentes) o de jugar ajedrez. Ambos sostuvieron un par de encuentros y de allí salió la decisión de jugar ajedrez.
El ajedrez suele ser más lento, caballeresco y misterioso en las formas que el boxeo, pero no por eso es menos sucio. En el ajedrez los peones suelen ser sacrificados para que el rey (símbolo del poder y la estabilidad del reino) no muera y todo se pudra: asqueroso.

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¿Cuál suele ser el objetivo, la meta última de un encuentro acordado entre sujetos, naciones u organizaciones que jamás pensarán ni siquiera parecido? Un pacto de no agresión. La colaboración mutua en algún tema específico. Es decir, la cartilla mínima para no terminar cayéndose a cañonazos: tú por allá y yo por acá. Estamo en paz y estamos chao: cada uno por su lao.
En un acuerdo, cualquiera que sea, yo hago concesiones y el otro hace las suyas también. Yo me rayo ayudando a un fascista y el fascista se raya ayudandome a mí que soy comunista. ¿Hace falta señalar en qué medida se está rayando Chávez con su "mejor amigo"?

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La pregunta que todos nos hacemos y que nadie ha salido a responder oficialmente: ¿qué cosa tan fea, grande, crucial o monstruosa está concediéndole Santos a Chávez como para que éste haya decidido ayudar a la Colombia de Santos a ganar una guerra? ¿La entrega de Makled y sólo eso?
Le corresponde a Chávez en persona responderlo. Pero casi todo indica que no lo hará. Y que por lo tanto los demás seguiremos teniendo cancha para toda clase de especulaciones y sospechas.

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Caso periodistas de la Radio del Sur. Los compas expresaron su rotunda e indignada inconformidad con la entrega de Pérez Becerra a Colombia en tiempo récord. Dicen que por ello fueron despedidos (nadie ha dicho nada, pero no hay que vivir en el subconsciente de Izarra para deducirlo), lo cual plantea la segunda parte de nuestra discusión.
Los amigos periodistas dicen que les fue violentado su derecho a emitir opiniones, que les fue coartado el ejercicio de la crítica a lo interno del proceso. Vuelvo al primer párrafo (ese que ustedes olvidarán): sí, es asqueroso, desde mi punto de vista, que a alguien lo aparten de su trabajo por opinar. Pero ese es uno de los riesgos que se corren cuando uno acepta firmar un contrato con el Estado: el Estado le paga a gente para que le sirva, para que anule su individualidad y se convierta en ficha del tablero de ajedrez.
¿No te gusta el rol? No pactes con el Estado. ¿Te interesa, conviene o convence? Pacta. ¿Te parece inaceptable? No pactes. ¿Te parece? Dale. ¿Te asquea? Vete. Ningún Estado o Gobierno del planeta Tierra le paga a nadie para que lo confronte y rechace sus medidas. Todos (léalo: TODOS) contratan gente para que los defienda, justifique, apruebe y aplauda. ¿Por qué vamos a exigirle al Estado venezolano, administrado por el Gobierno de Chávez, que haga lo contrario?
Esto es algo que también será olvidado, estoy seguro: que conste que no estoy hablando de militar o no en la Revolución, sino de trabajar para el Gobierno.
Si el punto de honor de ustedes es la denuncia y protesta contra la política anti FARC y pro Santos (aun consciente de que debe haber razones y concesiones del gobierno de allá que no conocemos), anótenme porque estoy con ustedes.

Pero

si lo que consideran injusto es que el Estado no les pague un sueldo por ir en su contra, están fuera del perol. ¿Les duele que eso ocurra en un Estado Rrrrrrevolucionario? Error: Estado Revolucionario no existe.

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Los Estados no tienen principios ni tienen ética, como los individuos; los Estados tienen intereses y el primero que está ahí para resguardarlos es el Jefe de Estado.
¿Traicionó Chávez sus principios individuales en aras del interés del Estado? ¿Es eso perverso, inteligente o conveniente? Buen tema para otro debate.

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Así que ustedes pueden ir contra ese Estado sucio que tenemos, pero no aspirar que ese Estado les dé un sueldo por enfrentar sus políticas desde adentro.

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¿Quieren un dato para alimentar la polémica? Aquí está, se lo regalo: en ese mismo Estado pergeñan gentes que han permitido que 80 por ciento de la nómina de la cancillería sean antichavistas declarados (dato espeluznante que dio el propio Nicolás Maduro), lo mismo que 70 por ciento de la nómina de CANTV y casi todo el mundo en Telesur. En este canal transnacional los pocos chavistas que trabajan allí tienen que salir a las escaleras cuando van a hablar bien del Gobierno, porque la mayoría antichavista puede hacerles insoportable su permanencia en el lugar. El único chavista bullicioso es un viejo guerrero que pone a Alí Primera a todo volumen todo el día, y nomás está esperando que venga alguien a callarlo para zamparle por la trompa.

¿Quieren polemizar? Empiecen por ahí. Pero no por la petición esa, "Exijo que me contrates para llevarte la contraria". Por favor.