domingo, 7 de diciembre de 2008

Prefiero a un demócrata como Chávez despachando 20 años en Miraflores que a 4 tiranos adecos y plutócratas “alternándose” en el poder

Una de las preocupaciones más hondas y comprensibles de todo aquel que suele lanzar sus ideas al viento (que son las ideas de otros, reformuladas y rehechas desde un ejercicio interpretativo propio) es el afán de coherencia y consecuencia. O dicho en perspectiva negativa: el temor a decir algo diametralmente distinto a lo que dijimos antes. Si uno dijo algo hace cinco años sobre un tema X y hoy escribe sobre el mismo tema, la exploración de las palabras del pasado debería revelar un respeto íntimo, profundo y natural a algunas ideas matrices, a un discurso transversal, a una visión del mundo que puede ser cambiante pero respetuosa de unos principios rectores. Un libro reciente, contentivo de una entrevista a Teodoro Petkoff, por Alonso Moleiro, se titula con lo que parece ser una convicción del entrevistado: “Quien no cambia de opinión es un imbécil”. Una declaración que tiene muchas orillas de dónde agarrarse. Yo me quedo con la declaración contraria: si no estás perdidamente enamorado de una idea mejor no la defiendas ni la divulgues, porque más temprano o más tarde vas a vejarla o a traicionarla.

Ahora, si usted ha escrito al menos un artículo a la semana durante los últimos seis años, es difícil que tenga organizado y a la mano todo cuanto ha dicho. Adquiere entonces enorme valor la intuición, esa brújula que nos orienta en la oscuridad: si no encuentro mis ideas en un mar de textos entonces mejor las busco en el inconsciente, en la trinchera profunda desde donde a ratos despiertan, disparan y laceran. Acabo de hacer un ejercicio de excavación, de viaje hacia mis artículos pasados, y ha resultado en viaje hacia mis adentros, hacia mis convicciones. Y he salido del ejercicio aliviado: sucede que hoy puedo defender el proceso que viene (la batalla por la postulación continuada de Hugo Chávez a la reelección) con ideas plasmadas de varias formas desde el año 2002 hasta la fecha.

La discusión es: ¿cómo seguir llamándonos demócratas y al mismo tiempo respaldar la permanencia de Chávez al frente de la jefatura del Estado? Es fácil e incluso natural si uno se convence de algunas cuestiones y esquiva algunas trampas que nos han impuesto por décadas.

Mis reflexiones anteriores me hacen partir de estas ideas y me hacen volver a ellas:

1) El proyecto bolivariano es imperfecto y ha sido torpemente conducido, pero sus líneas maestras constituyen el único proyecto de país serio que hemos tenido en nuestra historia republicana. Es preciso garantizar la continuación de este proyecto, aun si para lograrlo tengamos que prescindir del trámite de las elecciones.

2) La democracia es el gobierno del pueblo, y nunca como ahora, bajo el gobierno de Chávez, el pueblo ha conquistado espacios para organizarse y gobernarse. Así que prefiero a un demócrata como Chávez despachando 20 años en Miraflores que a 4 tiranos adecos y plutócratas “alternándose” en el poder.

3) La democracia no consiste en promover y organizar elecciones, sino en garantizarle al pueblo herramientas y oportunidades para construir formas locales y específicas de poder, mientras el Estado se encarga de resguardar la soberanía y de otras minucias relacionadas con la distribucón de los recursos, la lucha de tensiones contra las tiranías empresariales (para que ambas tiranías se contrarresten) y la prestación de servicios. Que Chávez gobierne en Miraflores es garantía de que nosotros gobernamos en nuestros espacios de lucha: prefiero a un demócrata como Chávez despachando 20 años en Miraflores que a 4 tiranos adecos y plutócratas “alternándose” en el poder.

4) Es falso que los derechos de la clase política sean los derechos del pueblo: la clase política exige “alternabilidad en el poder” y presenta este factor como fundamental para la democracia, pero cederle a los ricos y a los explotadores el derecho a gobernar al país es atentar contra la democracia. La aberración AD-COPEI nos impuso un espejismo durante medio siglo a los venezolanos. Nos hizo creer que la democracia consiste en votar alternadamente por ellos, en perpetuar el “Quítate tú pa ponerme yo”. Cuando el pueblo decidió que ya no quería más con ninguno de los dos entonces se acabó la democracia. Y vino un período de lo más sabrosón para los desenmascaramientos: AD-COPEI y la burguesía en pleno llamaban “fiesta democrática” a las elecciones. Ahora que llegó Chávez y les ha metido una dosis para caballos de tal “fiesta”, entonces ahora las elecciones son malas. Es una delicia oír a un Ledezma indignado porque ahora en Venezuela hay más elecciones y referendos de los que su alma “democrática” puede soportar. Prefiero entonces a un demócrata como Chávez despachando 20 años en Miraflores que a 4 tiranos adecos y plutócratas “alternándose” en el poder.

5) Comparto una visión muy difundida del asunto democracia-elecciones: aquella según la cual los venezolanos deberíamos eliminar el trámite de las elecciones y declarar al país espacio y laboratorio de construcción de otra sociedad. Sin el sobresalto perenne de una oposición “a punto de” volver al control de las instituciones del Estado. Mejor tenerlos en la calle intentando rebeliones y asaltos, pero con Chávez en Miraflores. Prefiero a un demócrata como Chávez despachando 20 años en Miraflores que a 4 tiranos adecos y plutócratas “alternándose” en el poder.

6) Creo que Chávez debe permanecer en el poder hasta que el proyecto bolivariano madure y se consolide. Cierto que es un defecto del proyecto el no haber hecho crecer un liderazgo nacional capaz y digno de sustituir al de Chávez, pero ya que estamos en esto, si el proyecto depende de la permanencia de Chávez en el poder, pues habrá que defender a Chávez; si el camino que se escogió no fue la supresión de cosa tan engañosa y bastarda como las elecciones, pues habrá que ir a votar por Chávez. Prefiero a un demócrata como Chávez despachando 20 años en Miraflores que a 4 tiranos adecos y plutócratas “alternándose” en el poder.

7) Dejamos a Chávez gobernar en Miraflores; Chávez nos permite, como hasta la fecha, gobernarnos en los niveles más locales del pueblo. Él al frente de un Estado que no nos interesa para otra cosa sino para que nos deje construir nuestros experimentos de autogobierno en paz; nosotros al frente de nuestros mecanismos de autorregulación de la sociedad. Prefiero a un demócrata como Chávez despachando 20 años en Miraflores que a 4 tiranos adecos y plutócratas “alternándose” en el poder.

8) A usted, venezolano de a pie, ¿realmente le afecta la permanencia de Chávez en la presidencia? Si la respuesta es SÍ usted es un embustero, o no es un “venezolano de a pie” sino un político con aspiraciones de ser Presidente. Si este es el caso no me interesa su respuesta. Mi pregunta va dirigida al ser humano que puede hacer cosas en su localidad o en su ámbito de lucha, y las puede hacer como nunca antes porque en el Gobierno de Chávez hay plena libertad para hacerlas. Bajo otros gobiernos no es posible construir nada. Prefiero a un demócrata como Chávez despachando 20 años en Miraflores que a 4 tiranos adecos y plutócratas “alternándose” en el poder.

9) Por cierto que en este punto de los liderazgos nacionales, regionales y locales puede uno precisar la profundidad de la democracia en construcción: es verdad que el chavismo no ha hecho crecer liderazgos nacionales capaces de sustituir a Chávez, pero uno se asoma a las comunidades y a las regiones y ve brotar de la tierra a miles de líderes y constructores de pueblo. Por eso, prefiero a un demócrata como Chávez despachando 20 años en Miraflores que a 4 tiranos adecos y plutócratas “alternándose” en el poder.

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Cito un texto de Santiago Alba Rico (“La pedagogía del millón de muertos):

“Es comprensible, y desgraciadamente inevitable, que en un mundo en el que la Democracia invade países, bombardea ciudades y construye campos de concentración, el sistema mismo de elecciones nos parezca solamente una trampa concebida y fabricada por los poderosos (…) el capitalismo, como demuestra el helenista italiano Luciano Canfora, se limita a manejarla mediante una estrategia pedagógica que no excluye ningún método, según las circunstancias y los países: manipulación legal, propaganda, soborno y, llegado el caso, fascismo. Si de algo fue un “ensayo” la guerra civil española fue de las intervenciones estadounidenses en Latinoamérica a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, según un principio que ya he enunciado en otras ocasiones: cada treinta años se mata a casi todo el mundo y después se deja votar a los supervivientes”.

jueves, 27 de noviembre de 2008

El Nacional: el arte de convertir una mentira en noticia

El gran titular de de primera página de El Nazi-onal de hoy dice: "Chavismo perdió apoyo popular en las 22 parroquias de Caracas". El subtítulo: "Jorge Rodríguez bajó 20 puntos con respecto a la votación de Freddy Bernal en 2004".
Más abajito, en el sumario, aporta otra información: "En el 23 de Enero, Catia y El Valle la oposición subió de 10.925 votos a 80.258 entre los años 2004 y 2008".

Probablemente usted no haya visto o no haya querido ver la trampa, así que procedo a masticarla por usted: la votación del chavismo la miden en puntos y la de la oposición en números absolutos.

Ese es sólo el comienzo de un ejercicio sucio, grotesco y cazabobos, que resulta en monstruosa estafa a los ciudadanos que compran ese periódico, o tan siquiera lo leen con el fin de enterarse de realidades y no de fantasías enfermas de mercachifles del periodismo.

Abajo, un texto analítico que me envía un compa cuya modestia lo empuja a no reclamar el crédito de la investigación:

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• En noviembre de de 2004, en las elecciones municipales, Bernal alcanza 284.085 votos y la oposición 73,265. Es evidente que estas elecciones fueron atípicas, no hubo una rotunda participación de votantes como la del domingo pasado, tanto así que la abstención + votos nulos alcanzó el 79,34%.
¿A qué se debió tan alta abstención? Básicamente a que el pueblo venía de un evento formidable y agotador dos meses y medio atrás: en el referéndum presidencial de agosto del 2004, el chavismo obtiene en el municipio 516.840 votos, mientras que la oposición alcanza 405.360. En esa ocasión la abstención + los votos nulos apenas alcanza el 30,72%. Así que los números en las elecciones municipales del 2004 no son una referencia confiable que muestre el peso real del chavismo ni el de la oposición medido en número de votantes.

Revocatorio 2004. Resultados en el Municipio Libertador:
• Cualquier análisis que se realice comparando municipales del 2004 y municipales del 2008 de manera directa implica una manipulación y falsificación de la realidad. Eso es lo que hace El Nacional del día de hoy 27 de noviembre. Por ello es clave analizar otros resultados en este período.
• Veamos el antetítulo de este periódico en su portada: “Jorge Rodríguez bajó 20 puntos con respecto a la votación de Freddy Bernal en 2004”. Esta afirmación es llamativa y claramente manipuladora.

¿Qué hacen? Toman los porcentajes: Freddy Bernal ganó en el 2004 con el 73%, mientras que Jorge Rodríguez ganó con el 53%.

Pero:

• No dicen que Freddy obtuvo 284.085 votos y Jorge Rodríguez 478.396 votos. Lo que implicaría un titular: “Jorge Rodríguez sacó 200.000 votos más que Freddy Bernal”.
• No dicen que en las elecciones del 2004 la abstención + voto nulo fue de casi 80%, mientras que en el 2008 fue de 42%.
No dicen que en el Referéndum del 2004, Chávez obtuvo 56% de los votos. Si seguimos la lógica de El Nacional, entonces el titular luego de las elecciones ganadas por Freddy Bernal con el 73% de los votos en noviembre del 2004 hubiera tenido que ser: “Freddy Bernal obtiene 17 puntos más que Chávez”.
• No dicen que en el Referéndum Constitucional de hace escasos 11 meses (2 de diciembre del 2007) la oposición ganó en este municipio al alcanzar el 52,41% (432.251), mientras que la opción del Sí obtuvo 47,58% (392.489). Mientras que en estas elecciones, Jorge Rodríguez obtuvo 53,59% (478.396), el representante opositor sacó sólo el 41,39% (369.552).

Los titulares podrían ser entonces: “Chavismo sube 90 mil votos y oposición baja 9 mil votos”, o “Chavismo recupera la mayoría en la capital”, o “El pueblo de Caracas es revolucionario” y “Los sectores populares de Caracas nuevamente se manifiestan por la revolución” o “Los pobres votan por el socialismo” o “Los pobres por la construcción del poder popular”.

martes, 25 de noviembre de 2008

El chavismo volvió a ganar en los sectores populares

En la mente enferma del antichavismo está cobrando forma otro embuste estúpido, miserable, malintencionado y facilito de desbaratar: dicen los ricos y sus medios de comunicación que el chavismo perdió en Caracas porque los pobres dejamos de votar por el proyecto bolivariano y sus candidatos. La verdad está en los resultados ya publicados de las elecciones regionales, y arrojan este dato: en los sectores populares de Caracas (más exactamente: en las 12 parroquias emblemáticas donde vive el pueblo llano caraqueño) ganaron Aristóbulo Istúriz y Jorge Rodríguez. Incluso en los sectores más pobres de Petare la mayoría votó por Aristóbulo y Jesse Chacón. Esto desnuda otra verdad muy incómoda y reveladora: quienes dicen que el país está jodido son los que más se están gozando sus recursos, su libertad y sus comodidades: los millonarios, sifrinos, aristócratas y demás yerbas. Mientras, el pueblo pobre todavía adora a Chávez y se restea con su partido. ¿Cómo nos lo explicamos? ¿Será porque a pesar de los errores del chavismo, que son los errores de todos nosotros, sabemos que el proyecto bolivariano nos representa? Especulaciones. Por ahora.

Pero vamos por partes. A aclarar puntos. A ofrecerles una rápida guía de autoayuda a los simpáticos preintelectuales que vienen aquí, leen unas líneas y se sueltan a poner en mi boca (o en mi pluma) algunas frases e ideas de Hernán Gruber Odremán, pretendiendo que como ese bicho es chavista y yo también entonces ambos pensamos idéntico. A la “clase pensante” hay que darle las ideas en la boquita, porque si se la sueltas en un texto de normal a brillante para cerrarles el hocico, entonces colapsan y empiezan a hablar de Antonini Wilson, para dárselas de que están revolcando al contrario.

A ver, muchachos del culto antichávez. Lean y traten de entender (traten un poquito nada más, no se esfuercen mucho):

1) Yo sé (porque es necesario ser ciego, loco, estúpido, piedrero o magallanero para no saberlo) que el antichavismo se anotó un triunfo en el área metropolitana de Caracas. No así en la Gran Caracas, porque si sumamos la recoñiza que les dio el chavismo en Vargas, Guarenas-Guatire y los Valles del Tuy...

2) El objeto de este análisis que ensayo acá abajo NO ES tratar de explicar las causas o consecuencias de esa victoria antichavista (se lo voy a recordar: yo sé que el antichavismo ganó en Caracas), y tampoco desnaturalizarla para presentarla como una derrota. De las causas me ocuparé en breve, cuando le haya echado suficiente coco al tema, a los números y a la indagación callejera. En cuanto a las posibles consecuencias, creo que ya he abundado sobre eso en varios artículos (este, sin ir más lejos).

3) El objeto de este análisis que ensayo acá abajo SÍ ES rebatir una falacia (tan falaz que se torna en mentira) autoría de un puñado de “analistas” y estadísticos, muy difundida en los medios de comunicación venezolanos y extranjeros, propagada por algunas agencias internacionales de noticias y defendida por los señores periodistas de academia, según la cual los sectores populares dejaron de votar por Chávez. “Se cayó el mito: los pobres ya no votan por Chávez”, difunden con una alegría digna de mejor causa, seguramente embullados por una verdad que se torna mentira si uno no le mete el diente con el debido cuidado: la oposición ganó en Sucre, municipio que en el imaginario simplificado (y equivocado) del común de la gente, es lo mismo que decir Petare. Y claro: por Petare uno se imagina el cordón de barrios más grande de América Latina, esa masa colosal donde termina Caracas por el este, sin tomar en cuenta que, formalmente, el municipio Sucre comienza en el Parque Miranda (antiguo Parque del Este), donde terminan Chacao y Los Palos Grandes, y que desde allí a la Redoma de Petare (el Petare popular propiamente dicho) hay que atravesar una sabana gigante de urbanizaciones de clase media y media-alta: Los Chorros, Los Ruices, Sebucán, Boleíta, El Marqués, La California, La Carlota, La Urbina, etcétera…

4) El punto es este: en las zonas populares de Caracas, en los cinco municipios, los candidatos del chavismo, incluido el derrotado de la Mayor, Aristóbulo Istúriz, quedaron adelante en la votación. Abajo mostramos un cuadro que toma las doce parroquias más populares del municipio Libertador. Por “populares” queremos decir que son las que tienen un mayor componente humano de pueblo y sabor de lo mismo; las que, por separado y en su conjunto, le dan forma a lo más emblemático de la caraqueñidad. En lo más pobre de Petare también votó el pueblo mayoritariamente por Aristóbulo y por Jesse, pero de Petare nos ocuparemos más adelante. De momento, comparemos y confrontemos a Aristóbulo-Ledezma y a Jorge R.-Stalin. Dejamos por fuera a los demás candidatos porque su incidencia en los resultados es nula. Es decir, no cambia mayor cosa las proporciones. Claudio Fermín, quien quedó en tercer lugar en Libertador, obtuvo en todo el municipio lo que Stalin González sacó sólo en Caricuao.

Va el cuadro:

(Clic para ampliar)

(Toda la información desglosada en estos cuadros
está disponible en la página del Consejo nacional Electoral)


Como puede verse, en seis de las parroquias más populosas y populares de Caracas el chavismo obtuvo votos por encima de 60 por ciento, y en dos de ellas el porcentaje (Antímano y Macarao) superó el 70 por ciento.

***

En Petare sucedió algo parecido en los sectores que pudiéramos llamar más desposeídos. Allá donde la pobreza galopa y golpea, la esperanza que es el chavismo galopa con el ser humano. Dicen los “sabios” de la academia y la clase media que el apoyo de los pobres a Chávez es cuestión de ignorancia. Esta interpretación tiene su origen en la creencia de que sólo es inteligente quien lee, estudia y va a la universidad. El ama de casa y el buhonero que siguen a Chávez por entusiasmo y por intuición de clase no son gente. La "clase pensante" es la única digna de llamarse raza humana. Lo demás es mierda chavista, macacos comunistoides y terroristas que quieren acabar con la propiedad privada.

Yo creo que una de las razones por las cuales Antonio Ledezma ganó la alcaldía metropolitana y Ocariz la de Sucre, es que ambos, y sobre todo los respectivos partidos que los apoyaron, le echaron una carreta de bolas a recorrer Petare, a hacer trabajo político, a dejar de mariquear en Globovisión y ocupar la mayor parte del tiempo en hacer contacto con la gente. En otras palabras: ellos fueron a hacer política en lugar de dedicarse a hacer televisión.

Es evidente que el mérito del triunfo de esos dos señores, aparte de recaer en Primero Justicia, tiene el sello de Enrique Mendoza. Increíblemente, (y habrá que aplicarse a analizar de este dato, una de las interesantísimas curiosidades con que uno se tropieza cuando se zambulle en la telaraña de resultados en la página del CNE) el partido que más les aporta votos a Ocariz y Ledezma en la parroquia Petare es COPEI. No son Un Nuevo Tiempo, ni AD, ni Podemos ni la Alianza Bravo Pueblo, sino el partido ese que creíamos extinguido: el COPEI que hace dos décadas y un poco menos le daba triunfos a Arocha y a Mendoza. Lo veremos en los siguientes numeritos de Petare.

Carlos Ocariz obtuvo en la parroquia Petare 103.013 votos. Jesse Chacón, 80.338. Los porcentajes de votos obtenidos por los partidos fueron, en este orden:

PSUV, 41,95% (sorpresa interesante, ¿ah?);

Primero Justicia (41,09%);

COPEI (4,98%);

Un Nuevo Tiempo: (3,66%);

AD (3,13%);

Podemos (1,14%);

PCV (0,75%);

PPT (0,5%)

ABP (0,3%)

Sorprendente y extraño que el partido de Ledezma haya hecho tan escuálido aporte (es un decir) a su jefe y fundador.

Va una muestra de cómo votó el pueblo en el Petare profundo, en sectores ya no “populares” sino francamente deprimidos:

(Clic para ampliar)


(Toda la información desglosada en estos cuadros
está disponible en la página del Consejo nacional Electoral)

¿Y qué hay de Caucagüita? Exactamente esto:

Jesse Chacón: 11.128 (64,63%);

Carlos Ocariz: 5992 votos (34,8%)

Así que el pueblo caraqueño votó por el chavismo, se resteó con los candidatos de Chávez, sigue y seguirá siendo chavista. ¿Qué cosa es el pueblo? Es, dicho en términos simples, el ser humano pobre y explotado por una minoría de ricos acomodados. Es la porción de la humanidad sometida a explotación, exclusión, vejación y/o genocidio por parte de hegemonías o potencias políticas, militares y/o económicas. El pueblo es el ente colectivo en quien recaen las injusticias más antiguas y crueles de la historia. El pueblo es esa mayoría cuyo trabajo, segregación y exterminio han garantizado desde siempre el confort de unas minorías. El pueblo de Caracas somos, entonces, la parte de la población que vivimos en pobreza y que somos despreciados por los ricos, por la clase media, sus maquinarias y sus partidos políticos. Aunque el antichavismo ganó en Caracas, nosotros votamos por Chávez, como lo revelan los numeritos disponibles a la mano.

***

Entiendo que los puntos en discusión deben ser la democracia, el poder y la política, y ninguno de esos conceptos suele llevarse bien con las matemáticas. Es muy fácil convencer a cualquiera (cualquiera que no esté enfermo, como el antichavista automático) del indiscutible triunfo numérico del chavismo en las elecciones regionales. Indiscutible: no discutir con los números. De modo que si yo fuera más aficionado a las matemáticas que a la política, más fanático de las elecciones que del Proceso y más fanático del chavismo que de la Revolución, no sólo le otorgaría a la exposición de cifras que acabo de hacer el carácter de prueba concluyente a favor del chavismo. A ver: los números dicen que el pueblo está con el chavismo, pero el chavismo perdió Caracas. Si yo fuera más aficionado a las matemáticas que a la política, estaría reflexionando así: ganamos 17 a 5 y dicen que el chavismo fue derrotado; ganamos 5.600.000 votos a 4.100.000 y dicen que el chavismo fue derrotado; sacamos 1.200.000 votos más que en el 2007, nos llevamos en los cachos 264 alcaldías, etcétera. Y me consolaría con una verdad rotunda: al chavismo lo derrotaron su adversario político y también la abstención.

Pero uno carga encima la manía esta de los análisis cualitativos, los necesarios para entender que el PSUV no es la Revolución, y se encuentra con que, en realidad, tampoco ganamos ni en Lara, ni en Guárico, ni en Sucre, ni en Mérida, ni en Vargas, y ve tú a saber en cuántos estados más. Quien se diga revolucionario y esté feliz por el triunfo de Henry Falcón hay que meterle una patada en el culo. Y después fusilarlo. Antes que contento, yo estoy alarmado porque el sujeto más votado del evento electoral fue un hijueputa que tiene felices a las mafias de la construcción (Sambil Barquisimeto), y por eso hizo campaña prácticamente sin oposición a la vista. Todos lo quieren: los pobres porque Chávez le levantó la mano y los ricos porque los está haciendo más ricos. Digo, ¿la tarea de un revolucionario es ganar elecciones o hacer la Revolución? Si el PSUV hubiese apoyado a Graterón en Chacao, ¿habría que contabilizar "eso" como una victoria o como qué mierda?

Está también el hecho de que el antichavismo ganó en entidades que le deparan un inmenso poder político, estratégico desde el punto de vista geográfico y también desde la perspectiva del acceso a los recursos.

Por lo demás, lo que nos sale a los habitantes de Caracas y Miranda es convertir esas entidades en un gran laboratorio de resistencia y organización popular. Ahí está el aula y ahí los maestros: vivir bajo un maldito Gobierno adeco que vendrá por nosotros. Eso nos dejará un aprendizaje más duradero y noble que la mala maña de asistir a marchas a cambio de una franela roja.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Ahora sí, los resultados (primer boletín del CNE)

Con 95,67% de los votos escrutados, y 65,45% de participación, el CNE ha emitido su primer boletín. Quedan pendientes los resultados de Táchira y Carabobo, y cuatro municipios de Caracas:


DISTRITO CAPITAL:

Aristóbulo Istúriz 44,92
Antonio Ledezma 52,45

Libertador

Jorge Rodríguez 53,05
Stalin González 41,92

Baruta

Luis Díaz Laplace
Gerardo Blyde

Chacao

Wilians Tórrez
Emilio Graterón
Ramón Muchacho
Liliana Hernández

Sucre

Jesse Chacón
Carlos Ocariz

El Hatillo

Omaira Camacho
Myriam Do Nascimento
Delsa Solórzano
Bernard Faucher
Tulio Álvarez


ESTADOS:

Anzoátegui

Tarek Willian Saab 55,06
Gustavo Marcano 40,50

Aragua

Rafael Isea 58,56
Henry Rosales 40,17

Apure

Jesús Aguilarte 56,48
Miriam de Montilla 26,54

Barinas

Adán Chávez 49,63
Julio César Reyes 44,58

Bolívar

Francisco Rangel Gómez 46,97
Andrés Velásquez 30,47

Carabobo

Mario Silva
Luis Felipe Acosta Carlez
Henrique Salas Feo

Cojedes

Teodoro Bolívar 51,56
Alberto Galíndez 40,36

Delta Amacuro

Lizeta Hernández 55,54
Víctor Cedeño 25,75

Falcón

Estela de Montilla 55,27
Gregorio "Goyo" Graterol 34,49

Guárico

Willian Lara 52,08
Lenny Manuitt 33,68

Lara

Henri Falcón 73,15
Pedro Pablo Alcántara 14,75

Mérida

Marcos Díaz Orellana 54,62
William Dávila Barrios 45,11

Miranda

Diosdado Cabello 46,64
Henrique Capriles Radonsky 52,56

Monagas

José Gregorio "El Gato" Briceño 64,79
Domingo Urbina 15,41

Nueva Esparta

Willian Fariñas 41,69
Morel Rodríguez 57,64

Portuguesa

Wilmar Castro Soteldo 57,0
Jóvito Villegas 27,28

Sucre

Enrique Maestre 56,08
Eduardo Morales Gil 42,62

Táchira

Leonardo Salcedo
César Pérez Vivas

Trujillo

Hugo Cabezas 59,47
Enrique Catalán 27,0

Vargas

Jorge Luis García Carneiro 61,0
Roberto Smith Perera 32,0

Yaracuy

Julio León Heredia 57,46
Filippo Lapi 29,26

Zulia

Giancarlo Di Martino 45,02
Pablo Pérez 53,59

domingo, 23 de noviembre de 2008

EXTRA: AQUÍ ESTÁN LOS RESULTADOS

Se acabó la espera. La angustia. La especulación desconsiderada: aquí están los resultados.
Los resultados son: una incertidumbre del coño, una provocación por parte de CNN, que se ha soltado a decir que la oposición ganó en todas partes, provocación ante la cual no queda sino soltar este nfulano exit poll de las 9 de la noche, el cual dice:

http://www.quepasaenvenezuela.com

Sus detalles, aquí:

http://regionales23n.blogspot.com

jueves, 13 de noviembre de 2008

La pasión según ellos

Hace unos días una gente amiga me mostró un material audiovisual excepcional, el germen de un documental que ha de llamarse “Pasión Chávez”. Se trata de un puñado de imágenes tomadas desde el vehículo en el cual el Presidente recorrió el país en 2006, con motivo de la campaña electoral en la que fue reelecto. Los camarógrafos seleccionaron varios minutos de las muchas horas de tráfago callejero. En todo el documental no va a aparecer la imagen de Hugo Chávez ni una sola vez, y acá reside parte del valor inmenso de este trabajo en proceso de elaboración: lo que el espectador ve (la perspectiva) es lo que ve Chávez cuando se lanza a encontrarse con el pueblo. El presidente es una de las figuras más fotografiadas y registradas en video en lo que va de milenio, pero nunca se le ha mostrado a la gente qué es lo que el tipo ve: la euforia de las multitudes, la doña gritándole palabras de aliento o simples consignas, el hombre de barrio gritándole y haciéndole gestos guerreros con las manos, la adolescente al borde del llanto manifestándole algo que pudiéramos llamar amor o entrega. Son imágenes impactantes que revelan un rasgo del fenómeno político de esta década: el chavista es apasionado, ardoroso, exultante, emocional, sensual, cálido, explosivo y casi incapaz de controlar las emociones.

Si uno quiere detectar la diferencia fundamental entre alguien de los nuestros y alguien de la otra acera basta ponerla a valorar ese hecho objetivo: a nosotros los cimarrones lo apasionado nos enorgullece y nos infla el pecho; al derechista, conservador, tecnócrata y domesticado, le avergüenza. Los informes que presentan las empresas encuestadoras suelen caracterizar así al chavista “duro” y al impulso que lo mueve: “afectivo-irracional”, opuesto exacto de lo que son ellos, la “clase pensante”: reflexivo-racional. Y el discurso transversal: qué desgracia de país, maldita sea (uy, perdón, se me salió), este en el cual las mayorías privilegiamos el afecto por sobre la frialdad del gerente tecnócrata. “La gente” es la que calcula y analiza metódicamente; el que sólo obedece a impulsos primarios innobles y asquerosos (como el amor) es un animal.

Gente de hormonas y de ardor caribe, los chavistas somos irreflexivos, no pensantes, animales; ellos controlan sus emociones (si es que las sienten alguna vez) y las reprimen porque es norma de la sociedad puritana y candorosa el que los hombres no andan por ahí echando piropos ni llorando a pecho partío ni aplaudiendo a rabiar los discursos que nos remueven las hondas fibras del afecto, la vena patriótica y demás sustancias estimulantes.

El ser humano en pobreza repite, con Cheo Feliciano y el Tite Curet:




Y se cuadra con el éxtasis de Celia Cruz y la invitación-emplazamiento con que la estimuló en el acto Oscar D'León (últimos 10 segundos del siguiente fragmento), en cierto encuentro formidable para la historia de la música:




El sifrino, despalomao y derecho-derechito no canta un coño porque está mal visto andar gritando canciones, y además es fama que la clase media no tiene ni cultura ni historia ni nada que merezca ser cantado.
(Anótenlo: por ahí vendrá más de uno a "argumentar" que Celia era antifidelista. Júrenlo por su madre).


***


Paréntesis. No sé si ustedes vieron el momento en que Barack Obama se presentó ante una multitud, no bien McCain reconoció el triunfo de su adversario. La actitud, el plante, la gestualidad del tipo, eran un despliegue de autocontrol. No una carcajada de triunfo sino media sonrisa. No un saludo ardoroso a su pueblo sino una mano levantada, más bien un gesto solicitando silencio para poder seguir discurseando. Obama o la negación de las emociones. Tres días antes de las elecciones falleció su abuela en Hawai y la prensa internacional difundió un super close-up del rostro de Barack: sólo un primerísimo primer plano era posible ver bajar una lágrima. Pero una sola: Obama está en la obligación de olvidar cuanto lo ata a las multitudes. Él no es negro ni humano, es un gringo de sangre helada y por esa razón le permiten ser presidente.

Cierra el paréntesis.


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Pese al prestigio autoadquirido de seres “racionales-pensantes-analíticos”, los antichavistas seguirán votando como hasta ahora: no por un proyecto político sino contra un hombre a quien detestan. El antichavismo nos echa en cara dejarnos llevar por el impulso irracional de las emociones, pero ni de vaina se revisan por dentro. Debe ser duro descubrir y admitir que su motor fundamental como conglomerado político no es un proyecto, tendencia o corriente, sino el odio. Los antichavistas hacen activismo, van a votar, van a marchas y emiten su opinión como no lo hacían antes, porque su rabia anti-Chávez es una poderosa sustancia enervante. Que nosotros digamos “Yo quiero a ese tipo” les parece irracional y pervertido; oírse decir a sí mismos “Lo odio” les parece una manifestación de su inteligencia superior. El que ama y siente afecto es un burro; el que odia es inteligente y merece conducir al país.


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Para cerrar, una anécdota. El candidato a la Gobernación de Vargas, Roberto Smith, tiene en el aire una cuña para radio en la cual unos jóvenes dialogan más o menos en estos términos: “Chaaaamo, o seeeea, para poder divertirme tengo que ir a Caracas, qué fastidio”. Viene un amigo suyo y le dice “Tranquilo pana, que Roberto Smith construirá cines y centros comerciales para que no tengamos que movernos de nuestro estado”. No hace falta que yo lo diga, ya usted lo descubrió: en un estado bañado por las aguas del mar más hermoso del puto mundo, el candidato de la derecha IN-DIG-NA-DO porque su noción de la diversión y el esparcimiento es un centro comercial. ¿No te digo yo?

jueves, 6 de noviembre de 2008

Los espejismos del momento

Ilustración: M.C. Escher
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En el avance cinco veces centenario de esto que llamamos Proceso (viaje del hombre de estas tierras hacia la democracia directa) el pueblo ha experimentado avances y repliegues. Hemos vivido saltos adelante y momentos en los que ha sido inevitable y necesario el retroceso; inmolaciones dolorosas (27-F), descenso a los abismos profundos del suicidio político a causa de nuestra afición a los espejismos y esperanzas de papel (triunfos electorales de CAP y Caldera en plena debacle del puntofijismo), períodos de avance formidable en el tiempo social (1998-2007) y puntos de quiebre que desnudan una verdad esencial de nuestra historia: cuando nos entretenemos más de la cuenta en un episodio se nos olvida que la novela llamada Historia no es ninguno de los anteriores sino un largo encadenamiento de ellos. Que el haber ganado el referendo de 2004 y las elecciones presidenciales de 2006 (y antes de esos eventos unos cuantos más) no es ninguna garantía de eternidad para Chávez ni para el Gobierno llamado Bolivariano. Diciembre 2007 fue un tropezón, un cable a tierra, una luz de alerta en el tablero que dice: “Aquí nadie ni nada está blindado”.
¿Hace falta decir que el 23-N 2008 puede encenderse otra luz en ese tablero, y que no deberíamos esperar a que se encienda para proceder a abrir trincheras más adecuadas para la lucha?

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A nosotros, como pueblo, hay muchas cosas que la convención nos ha hecho creer, pese a ser mentiras monstruosas o deformaciones habilísimas de la realidad. Rebajando el ejemplo a categoría de chiste viejo y malo, pudiera afirmarse que a cualquier distraído (y nosotros somos muy, pero muy distraídos) le dicen que las avionetas son hijas de los aviones y le suena lógico, sensato y visualmente muy convincente. De allí a considerarlo verdad hay apenas un paso. Ese es el software mental que hace creer a muchos que los chupones esos de vidrio que promocionan en Últimas Noticias de verdad hacen crecer el machete. El mismo mecanismo que nos ha convencido de que las mujeres venezolanas son las más lindas, que los orientales (y los zulianos, y los andinos, y los llaneros, y los guayaneses, y los barloventeños) son los hombres más machos de Venezuela porque beben más caña que los demás, que las niñas del softbol venezolano eran indestructibles, que pinga e burro es trompeta, etcétera.
Así mismo, mediante el mecanismo que trabaja con las apariencias, con las mentiras repetidas mil veces y con el natural güevón que todos tenemos instalado adentro, a nosotros nos han hecho creer que la democracia consiste en participar en elecciones, que todos los negros son cimarrones, pobres y de izquierda (Obama, a medio camino entre Malcolm X y Condoleezza), que el opuesto del socialismo es la democracia (sí señor: el antichavismo cree que a más capitalismo más democracia), y que como Chávez tiene la popularidad por encima de 50 por ciento (otros dicen que en 70) entonces todos los candidatos a gobernadores y alcaldes del chavismo van a ganar galopando. Que no hay de qué preocuparse. Que el pueblo es preclaro y sabe por quién votar (sí, así como lo supo desde los 60 hasta los 90 del siglo XX).
Al respecto, sólo un comentario masticado y repasado entre panas en estos últimos días: a muchos de los nuestros, sobre todo a los jóvenes, les vendría bien una temporadita viviendo bajo el gobierno de un hijoeputa adeco represor, a ver si nos vamos quitando ese embuste pendejísimo según el cual la Revolución es una vaina sabrosa consistente en hablar bien del Gobierno, y que si uno es revolucionario entonces le regalan una franela y le pagan. Muchos de los nuestros tienen que entender que hacer la Revolución es algo por lo cual, a lo largo de la historia, a la gente la han perseguido, amenazado, coñaceado, criminalizado. Que ser revolucionario no es una moda como ser tuki, rapero o guaperó, sino un ejercicio de vida, una actitud y una convicción. Y nada mejor para eso que un baño con el agua fría más acojonante y balurda de nuestras pesadillas: que llegue el momento en que a los nuestros (la gente pobre, la gente oprimida, el pueblo llano) se les despierte el adeco y decida ayudar al enemigo a revolcarnos en las elecciones, como antes nos ayudó a revolcarlos a ellos, los malos, los que por esta vez tienen a su favor el peso de las circunstancias.
Unas circunstancias que tienen su base en una maldita mentira que suena muy, pero que muy convincente: “La revolución del chavismo no me ayudó a salir de la pobreza, entonces la solución no es el chavismo ni la revolución”.

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¿Cómo enfrentarse con éxito a una sentencia como la anterior? ¿Cómo convencer a la gente de que las gestiones de Papipapi Rangel y Freddy Bernal no son LA Revolución? ¿Cómo convencer a nuestra gente de que es preferible un mal gobierno revolucionario que un buen gobierno de derecha? ¿Cómo explicarle a nuestra gente que en estos tiempos revolucionarios o prerrevolucionarios la tarea de un alcalde no es tener limpia y sin huecos las calles, dedicarse a la jardinería y consentir a los policías para que metan presos a los malandros, sino caminar junto con el pueblo rumbo a una revolución de verdad? ¿Cómo convencer a la gente de Carabobo de que la fidelidad perruna a Chávez (Acosta Cárlez lamiéndole los zapatos al Comandante después que éste le pateó el culo públicamente como treinta veces) no es necesariamente comprobación de integridad revolucionaria? ¿Cómo decirle a la gente que Revolución es sacrificio y trabajo duro en colectivo, si más de un jerarca del PSUV se pasea en unas camionetas de espanto, más caras que las tres cuartas partes de los ranchos en que vive nuestra gente pisoteada y chavista?

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Así finalicé el primer párrafo de este artículo: ¿hace falta decir que el 23-N 2008 puede encenderse otra luz (de alerta) en ese tablero, y que no deberíamos esperar a que se encienda para proceder a abrir trincheras más adecuadas para la lucha?
Me refiero a que, ganemos donde ganemos o perdamos donde perdamos, deberíamos ya estarnos preparando para un peleón que será preciso dar en otro terreno: aquel en el cual debemos demostrarles a los nuestros (a esos, cansados de espejismos ¿esperanzas? pero ansiosos de que vengan otros) que, a pesar de las llagas, tropezones, fealdades, injusticias, contradicciones y contrasentidos, el camino correcto para el país es ESTE, y que no hay necesidad de arriesgar su continuación tan sólo para cumplir con el requisito de las elecciones.
O sea, chico: Chávez Presidente hasta que se muera o hasta que no haya riesgo de que el enemigo se alce con el control del estado en este país.

sábado, 18 de octubre de 2008

Adiós al Pulpo

Se murió el viejo Ezio Duque, mi papá. Ocurrió el 9 de septiembre. Y la semana pasada se fue tras él la mujer que me crió de pequeño, la señora que me enseñó a leer y a escribir, una madre de emergencia llamada Bertha Rodríguez. La pobre entró en una dura depresión por la muerte del Duque y sucumbió a la tristeza. El acta de defunción dice otra cosa más técnica y clínicamente exacta, pero la verdad es esta: la vieja murió porque murió el viejo.

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El Duque se llevó un puñado de historias, la personalidad más avasallante, el fenómeno físico y sicológico más asombroso que he conocido hasta la fecha. Yo he conocido gente de enorme fuerza interior y corporal, de gran reciedumbre de cuerpo y mente, y he conocido almas dulces y nobles. Pero nunca he sabido de nadie que albergara ambas cualidades humanas: la capacidad física y mental para destruir y doblegar a la adversidad, y la vocación para hacer el bien. Y también para cometer equivocaciones monumentales. Vaya que se equivocó Ezio Duque. Vaya ejemplar humano.
Mi papá era un carajo enorme, con el gocho y el negro a flor de piel, profundamente intimidante y profundamente bueno. ¿Ya lo dije? Sí, creo que ya lo dije. Es probable que lo repita unas cuantas veces más.
Con la mitad de esa maquinaria vital yo habría conducido una revolución de verdad hace rato. Yo solo con los tres o cuatro seres iguales o parecidos que debe haber en el mundo. Él no pudo ni quiso porque su visión de la política era más bien simple y pragmática y le ladillaban los enredos teóricos y retóricos. No podía ser un buen político quien me inculcó la importancia de decir las vergas en lenguaje llano, simple y duro. Muy mal político hubiera sido quien tronaba las verdades más bellas y también las más monstruosas en alta e inteligible voz, mirando a los ojos del interlocutor y obligándolo a confrontarse consigo mismo. Quien se plantaba frente al Duque a discutir cualquier cosa a los dos minutos ya estaba bajando la cabeza, desmoralizado, y desviando la ruta de la conversa, haciéndose el güevón.
Yo sé que todo esto suena a homenaje patético y gratuito a alguien a quien se adora, pero necesito decirlo con estas palabras y no con otras: mi viejo te fulminaba porque era incapaz de mentir, era totalmente inútil para engañar, para hacer fintas, para trazar alguna estrategia exitosa. Nada de ajedrez: el Duque era un tanque de guerra, o quizá un tractor, palante es pa allá y si te atraviesas te jodiste. Me dan risa los que piensan que José Arcadio Buendía era un carajo imponente.
Algo de esa pulsión heredamos sus hijos, algo de esa secreta potencia. Pero este caballero de 1 metro 90 de estatura, vozarrón telúrico y apego patológico a la justicia, al trabajo y a la bondad, se me antoja irrepetible.

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El Duque fue camionero fundador de Aerocav, la compañía de encomiendas. Creo que fue en el año 52 cuando llegó allá a ofrecerse como caletero, pero un día le dieron la oportunidad de manejar uno de aquellos bichos marca International y a partir de entonces se pasó su buen medio siglo rodando por las carreteras de Venezuela. No había pueblo, caserío, vía alterna o camino verde que no fuera capaz de recordar casi curva por curva. Varias veces entablé con él duelos de memoria a ver dónde quedaba la población tal, la esquina equis en Caracas, la forma más rápida de llegar a San Juan de Los Morros viniendo de oriente. Marinero del asfalto, en cada puerto dejaba amores, recuerdos y muchachos. De sus hijos, Julio César es el que más se le parece y anda en lo mismo que él, bebiéndose los aires del país a bordo de una gandola de cerveza.

Fue en Aerocav donde lo bautizaron El Pulpo, porque a pesar de su condición de camionero (hay jerarquías en esas líneas de encomiendas) no se le quitaba el placer de retar, impresionar y destruir la moral de los demás caleteros a punta de hazañas de terror: el hombre podía cargar una nevera, una lavadora u ocho cajas grandes en un solo envión y subirlas en la maldita gandola. De chamo lo acompañé en más de una travesía, y no tengo que esforzarme mucho para entender que mi manía compulsiva de coger carretera hasta que el carro pida perdón me viene de aquellas jornadas de horas, madrugadas, días, kilómetros y soles de recorridos. Tampoco tuve que esforzarme mucho para encontrar la canción más obvia con que homenajearlo:




Esos son quizá los recuerdos más intensos que guardo de su compañía: los viajes que se hacían eternos, el aprendizaje a mansalva de lo que era partirse el lomo para ganarse el pan.
También estaba la forma quizá inconsciente en que ejercía su rebeldía de clase. Allá en Carora hizo magia para comprar una casa en una zona llena de comemierdas de clase media y aristócratas venidos a menos, ese tipo de gente que cree que la sangre azul se adquiere o se manifiesta a través de la falsa cortesía de quien da las buenas tardes sin voltear a mirarte, la asistencia puntual a misa y ese remilgo insoportable del pendejo que se cree superior. Mi papá los desafiaba y los silenciaba, sobre todo en las tardes de sábado y domingo en que se instalaba a engrasar o reparar el motor de su camión, en plena calle de la "nobleza" caroreña, y cada vez que una tuerca o una pieza se le ponían difíciles echaba unas mentadas de madre que retumbaban a tres cuadras, "El coñísimo de tu puta maaadreeee".
Yo siempre disfruté de esas afrentas por intuición de muchacho malo que goza con la incomodidad ajena. Luego, cuando tuve una mejor conciencia del "problema", lo disfruté más: los Duque éramos unos pobres transplantados en un mundo de gente rica o que creía serlo. Unos invasores, unos indeseables. A las "familias de bien", a los profesionales, militares y hacendados de los alrededores les molestaba aquel simple trabajador lleno de grasa, aquel energúmeno cuyos insultos bárbaros y dolorosos a pulmón pelao marchitaban las cayenas en toda la cuadra. Estoy seguro de que el tipo y su familia les inspirábamos respeto, miedo o repulsión, o las tres cosas a la vez. Éramos el Guasón en la película de Batman, Los Monsters en la plácida y conservadora sociedad, la pata de cucaracha en el plato de atol.
¿Conciencia de clase? El hombre intentó (sin éxito) hacerme entender que el trabajo es una cosa buena y necesaria, y logró inculcarme algo esencial: hacerlo para enriquecer a otros es una pérdida de tiempo; trabajar para la gente querida, sin jefe ni horario, es lo más parecido a la felicidad.

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Aunque en el último año lo visité más que en años anteriores, me duele no haber disfrutado más de su sabiduría y no haberlo puesto al tanto de mi propio crecimiento. Despechado porque sus hijos mayores no lo visitábamos y arrecho con los menores porque los veía todo el tiempo (fueron éstos quienes lo soportaron, lo quisieron y cuidaron de él en sus momentos finales), entabló una profunda amistad con Juan Carlos, el hijo de su compadre Gabriel. Imposibilitado ya para manejar, se fue de copiloto con este compa a quien consideraba el hijo ideal, para ver las señales de una Venezuela distinta a la que él había conocido de punta a punta: fue a ver el segundo puente sobre el Orinoco, se montó en el tren Caracas - Valles del Tuy; fue a ver el Viaducto 1 no más para luego restregarles en la cara a sus panas escuálidos lo arrecho que había quedado ese puente.

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Nuestras últimas conversas y sesiones transcurrían con bastante serenidad y cordialidad (cosa casi imposible en otras épocas). Me impresionó y me aleccionó su actitud ante la proximidad de la muerte. Básicamente, tenía conciencia de haber vivido intensamente sus 72 años y por lo tanto la llegada de "la doña" (así llamaba a la hora final) era un asunto que no lo angustiaba. Supe de gente con familiares enfermos que acudía a él para que los consolara con su fulminante lógica de sentenciado digno. Nada mejor para el ánimo y la resignación que ver y escuchar a un hombre asediado por tres enfermedades mortales, burlándose del cáncer porque "La diábetes es la que más me jode: ahora no me puedo tomar un refresco porque me mareo".
Una de las últimas veces que fui a verlo le puse al teléfono a Alicia (a quien llamaba en joda "María Corina", por su presunto parecido con la Machado de Súmate). Ella le dijo: "Bueno, recupérese porque cuando vaya para allá quiero verlo como un toro".
Él respondió:
--Sí, como un toro, pero después de la faena.

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Me dediqué a sorprenderlo con la única cosa de este mundo capaz de lograrlo: la tecnología.
Hacía mucho tiempo yo me había declarado incompetente para enseñarle nada al pure, así que fue una delicia verlo maravillarse con la herramienta llamada Google Earth, con la magia de internet. Quise reeditar los viejos duelos de identificación de pueblos y caseríos, pero en la pantalla de la computadora, y descubrí un detalle: la intuición geográfica, el sentido exacto de las distancias y de la ubicación, el GPS biológico de este animal de las carreteras, quedaban suprimidos en presencia de un mapa: Ezio Duque anduvo por todo el país con los ojos cerrados sin tener nunca la noción de los puntos cardinales. Para él no tenía sentido hablar en términos de norte o sur, y cuando traté de explicárselo reconoció con grandes risotadas que para él el Táchira quedaba "más arriba" de Maracaibo. Le parecía incongruente que en el mapa de Google San Cristóbal se viera "abajo" y Maracaibo "arriba".
Luego le hice otras demostraciones menores: enseñarle a navegar por la página de Aporrea (de la cual oía hablar en VTV sin saber exactamente de qué se trataba) haciendo clic en los titulares que le interesaban, invitarlo a que pidiera cualquier clásico del boxeo de los 50, 60 ó 70 e instalarnos a ver esas peleas en Youtube; hacerle varios videos al lado de sus hijos y nietos. Al ver este video en particular me dijo, cuando estuvimos solos: "Verga, yo no sabía que me veía tan jodido". Jodido se veía. Pero nótese la risa y la voz, más recias y profundas que las de los jóvenes alrededor:




Cierto. Es quizá una de las pocas veces que lo vi bajar la cabeza.

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El día que le diagnosticaron el cáncer de próstata el médico no quería darle a él solo la mala noticia, así que quiso obligarlo a llevar a un familiar o acompañante. El Duque le gritó en la cara que no fuera pendejo, que él tenía derecho a saber qué verga era lo que tenía y que para eso le estaba pagando. El médico se arrechó, le llenó un récipe de mala gana y se lo entregó con las indicaciones de rigor: "Tómese eso hasta que se muera".
Varios meses después, cansado de ir a Barquisimeto a buscar sus dosis de pastillas, un médico amigo le informó que había una manera de ahorrarse el viaje y la medicación. Parece que cuando alguien padece de cáncer de próstata y ésta le es extirpada, los testículos siguen segregando una sustancia bastante tóxica, que es lo que contrarrestan la fulanas pastillas. La opción era extirparle los testículos. El viejo aceptó operarse y era un gustazo para él, además, preguntarle a quienes iban a visitarlo si querían verle las bolas. Uno se negaba y él soltaba la carcajada, porque igual las bichas estaban ahí a la vista en un frasco de mayonesa lleno de formol.
Luego vino la diábetes y con ella la letanía de la comida sana, sin azúcar, sin sal y sin nada. Y la sentencia del Duque: "Yo estoy viejo y me estoy muriendo, ¿encima me van a poner a comer monte?, ¿Por qué tanta tortura si igual me voy a morir?". Julio César le concedió la gracia de su última o penúltima voluntad: fumarse un cigarro, ir al restaurant del Morocho a meterse un churrasco sangriento.

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Para llevárselo de este mundo tuvieron que confabularse el cáncer de próstata, la diábetes, la leucemia y una afección del corazón. Al ver que con semejantes sicarios no pudo quitarle ni el vozarrón, ni el insólito sentido del humor ni el aplomo con que esperaba a la muerte, la naturaleza le mandó dos ACV. Con el primero logró zamparle algunas alucinaciones, como el súbito temor a Dios y la visita de su madre, Josefa Lina, muerta hace 18 años. Con el segundo lo dejó sin voz y sin otras facultades. Fui a verlo allá en Carora dos días antes del desenlace. Me hizo una seña con la única mano que podía mover. La seña decía: "Estoy listo, esto se acabó".
Las únicas lágrimas de adulto que derramé en su presencia le hicieron coger un arrecherón y me pidió que saliera del cuarto. Le indignaba que los hombres mostraran debilidad.

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Estuve en su funeral. No sé por qué me sentí tan bien cuando una gente le fue a cantar. Cargué su ataúd con mis hermanos para llevarlo a su lecho final, un cementerio nuevo en la vía Carora-Aregue desde donde se ve a lo lejos la serranía falconiana. Los entierros de ahora parecen más bien una faena de albañiles: cinco paneles de concreto y sobre éstos una mezcla de cemento. Sobre la mezcla unas flores, el llanto de uno, empequeñecido y triste a pesar de la enseñanza: "Prepárate, güevón, la muerte viene". Vendrá la muerte y tendrá sus ojos.
Dormí un par de horas y me desboqué a buscarlo por esas carreteras.
Lo encontré en la nobleza de mi hijo Alejandro, allá en Puerto Ordaz, a donde volé atizado tal vez por la estrofa final de aquella canción de Diomedes:




Encontré su rastro también en el sencillo, cruel y limpísimo sentido del humor de mi vieja viva allá en San José de Guaribe, mi mamá Natividad, la que me parió.
Lo encontré en los atardeceres, anocheceres y amaneceres de la carretera, viajando a 140 por hora y a veces a 20 y a 60, recreándome en la gastronomía de los pueblos, en los accidentes feos de la vía, en los nombres hermosos de las poblaciones de Venezuela.
Y lo encontré finalmente casi exactamente retratado en una canción que a ratos se le parece, que a ratos se me parece, que nos recoge en espíritu y en personalidad, así nada tengamos que ver con hatos, vacas y faenas del campo:





jueves, 3 de julio de 2008

Europa y el inmigrante indeseable

Europa envejece. La tendencia tiene ya varios años consolidándose y causando preocupación en el viejo continente (nunca le quedó mejor el remoquete). Sucede que los europeos suelen afirmar con orgullo que su expectativa de vida ronda los 80 años, que sus ancianos gozan de una seguridad social puntual y suficiente, que llegan a altas edades con una aceptable buena salud, y que si a esto le sumamos el factor viagra entonces aleluya, hemos logrado una vejez feliz o al menos no amargada como la de otros países del mundo: cada vez hay más ancianos europeos autosuficientes y no dependientes de sus hijos o de instituciones geriátricas.

Pero se atraviesa un detallazo: hace rato la tasa de natalidad de Europa está descendiendo a una velocidad pasmosa, lo cual quiere decir que la población está envejeciendo. Hay más ancianos que jóvenes, y a éstos les importa demasiado la vida chévere e independiente como para ponerse con esa ladilla de procrear y criar muchachos. Al respecto los Estados han tomado algunas medidas, una de las más impactantes es la de ofrecerle dinero a las parejas por embarazarse. En España, usted preña a su mujer y le dan 2.500 euros (al cambio en el mercado negro venezolano, unos 18 mil bolos fuertes, 18 millones de los viejos). Esta medida pasmosa originó una caricatura formidable del semanario humorístico El Jueves: el príncipe Carlos pegándose a la princesa y comentando: “¿Te das cuenta? Si quedas preñada esto es lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida” (ustedes recuerdan el caso). Los ejemplares de la revista fueron recogidos y la página web de la revista clausurada. Eso es lo que llaman democracia en los medios derechistas venezolanos.

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Una investigación de la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido, aporta estos datos:

“Las generaciones más jóvenes, el grupo de 0 a 24 años, que representaban el 31,1 por ciento de la población en 1995 descenderá al 27 por ciento en 2015 (11 millones menos). La generación mayor (más de 65 años) aumentará significativamente y de manera desigual en toda la UE. El crecimiento de los más mayores (más de 80 años) será la tendencia más fuerte, a nivel de intensidad. De hecho, una proporción importante del incremento total de esta cohorte de los más mayores en los próximos años (más del 62 por ciento entre 1995 y 2025) tendrá lugar en el período que va desde el año 2000 al 2005. En esos cinco años el incremento será del 25 por ciento en Bélgica y Francia, y cerca de esta cifra en Italia y Austria. El promedio de crecimiento en la UE será del 18,6 por ciento. Italia lidera la tendencia: en el año 2025, el 7,1 por ciento o uno de cada 14 italianos tendrá más de 80 años. Alemania le sigue, debido al “baby-boom” de la pre-guerra, y Dinamarca, Suecia e Irlanda seguirán después de 2020. En algunas regiones de Francia, Italia y España la generación de más de 80 años representarán entre el 7 y el 9 por ciento de la población (comparada con el 3,9 por ciento de 1995). Como consecuencia, la media de la edad de la población aumentará de 38,3 años en 1995 a 41,8 años en el 2015. En algunas regiones del este de Alemania, el norte de Italia, el centro de Francia y el norte de España, la media de edad estará entre los 44 y los 50 años”.

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Por supuesto que uno confronta esta dramática realidad con la reciente aprobación de una Ley que criminaliza a los inmigrantes que osen entrar a la Unión Europea, y se le disparan varios suiches en el cerebro. En este cerebro sucio y malintencionado de uno, la primera reacción que estalla, y que expresamos acá bajo riesgo de que nos crucifiquen las feministas, es la siguiente: agradecidos deberían estar los europeos de que ingresen hordas de negros, latinos y asiáticos, porque éstos sí no tendrán reparos en preñarles a las mujeres. Agradecidos deberían estar los varones de Europa por la invasión de mulatas divinas, originarias de esta porción de la tierra donde está el futuro de la humanidad, porque no hay frío escandinavo ni neblina londinense que despoje a una morena dominicana de sus propiedades afrodisíacas. Lo que a ellos les parece feo y repulsivo (ese negrero llegando a las costas en cayucos o pateras) no es una enfermedad sino su fórmula salvadora, el remedio a su anquilosamiento. Ese hombre destrozado y desesperado es el regalo del instinto humano de permanencia a una Europa que necesita urgentemente una transfusión masiva de sangre. Al condenar con cárcel y expulsión a los africanos que buscan entrar a sus tierras sólo están cerrándole la puerta a la salvación, o más bien retrasando su llegada. Quizá no se han dado cuenta de que estos movimientos migratorios son la respuesta de la naturaleza a los procesos que amenazan con liquidar a la raza humana, y no un capricho de un puñado de locos sin rumbo: mientras Asia, África y América Latina hierven de hormonas en un festival de pieles ardorosas, Europa languidece y se extingue. La pulsión humana se supervivencia ha propiciado esta oleada vigorosa de gente en busca de gente.

Es que hasta desde el punto de vista inmundo del capitalismo les es provechoso, ya que allá ven a los no europeos, no como seres humanos sino como “mano de obra”, como ejecutores del cochino trabajo que el hombre blanco ya no quiere realizar.

¿Qué precio tendrán que pagar? Uno demasiado barato: tendrán que acostumbrarse a la idea de que al cabo de unas décadas la población de Europa no sea de color blanco cadavérico sino que tenga matices, formas, colores, sabor, sazón. Aquello que Europa nos hizo hace cinco siglos con sangre y fuego, África se lo puede devolver pero con humanidad: hoy el Caribe es una danza esteatopígica (vayan búsquenlo en el diccionario) y el hombre europeo es un asunto plano y sin sabor.

El hombre del futuro es multicolor.

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¿Será que los gringos lo entendieron mejor y hace más tiempo? ¿Será por eso que los neoyorquinos se sienten orgullosos de su condición de sociedad múltiple, multiforme y heterogénea? ¿Por qué mientras los candidatos presidenciales norteamericanos buscan codearse y retratarse con las comunidades latinas, así sea para captar votos, en las grandes ciudades europeas los nazis despedazan al latino, al africano y al asiático al que consideran un invasor?

Sólo preguntas, hasta ahora.

Los antichavistas, como siempre, ya les tienen respuesta: para ellos, si Chávez está contra la Ley de Inmigración, entonces ésta es buena. Y listo. Resuelto el problema.

jueves, 26 de junio de 2008

Macoya de ricos impone aumento de matrículas

Lo que sigue es el editorial del semanario Temas-Venezuela de esta semana. Más revelador, imposible.

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Artículos referenciales:

CAVEP dice que intención del gobierno es asfixiar a la educación privada
Los maleducados
Otra vez los maleducados
Los enfermos privados

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Acotación antes de ir al editorial:

A los padres de niños que estudian en colegios privados los están estafando. La primera señal de este delito horrendo es la naturaleza de la “mercancía” sometida a compra-venta. Dicen los estafadores que la educación en los planteles públicos es un asco, en lo cual tienen razón; en lo que pecan es en hacer creer que la “cosa” que venden en los planteles privados es distinta, es superior, de mejor calidad. Dicen ellos que hay una “educación privada” y una pública, y exhiben como una demostración de la superioridad de la primera el que los niños educados por privados sacan mejores notas y “están mejor preparados”.

Ni de vaina se pasean por los dos puntos clave:

  • 1) los niños pobres, hijos de gente pobre en estado permanente de rebeldía, asisten a planteles públicos, arrastran una carga de hambre, insalubridad y otras condiciones adversas. Por origen, entorno y naturaleza, estos niños no han venido al mundo a reproducir dócilmente esquemas impuestos por una sociedad para niños mimados, sino para violentarlos. Un muchacho que no repite fielmente lo que lee o le dicen tiene que ser reprobado por la fuerza, en la escala miserable y castradora del sistema evaluativo en vigencia. Y ¿a quién le interesan los dictámenes de un orden que te condena a ser esclavo?

  • 2) Los niños ricos van a clases bien desayunados y debidamente estimulados para absorber cuanto el Estado Burgués les inculca en forma de doctrina. Los padres de estos niños se dejarían decapitar defendiendo el embuste de que esos niños están recibiendo “educación privada”, cuando la realidad es que se trata de la misma educación burguesa de siempre, de los tiempos en que los Gobiernos caminaban de la mano con los empresarios. Estos niños, adiestrados al igual que sus padres en las “artes” del amoldamiento dócil a la cultura dominante, impuesta por el hombre blanco y “exitoso”, sobresalen en eso: en reproducir sin problema alguno las indicaciones de una sociedad que les tiene reservado el papel de sujetos dominantes.


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Ahora sí, el editorial de Temas:


En un increíble caso de patología colectiva, un club de estafadores y mercaderes de la educación ha convencido a sus víctimas (clientes), padres y representantes de planteles privados, de que la educación no es un derecho sino una mercancía por la cual hay que pagar, y mientras más se pague por ella ésta será de más calidad. Una estafa monumental a la vista de todo el país, y defendida con argumentos idiotas que pretenden mezclar libertad ciudadana con libertad para hacer negocios a costa de los estudiantes

Nuevamente el absurdo y la prepotencia afloran en las palabras y acciones de la derecha. La enfermedad antichavista ha alcanzado tales abismos de insania mental que sus promotores son capaces de renunciar a sus derechos, o proponerles a otros ciudadanos que renuncien a los suyos, con tal de oponerse automáticamente a todas las medidas del Gobierno nacional. En estos momentos está en desarrollo una protesta subnormal promovida por los mercaderes de una llamada “educación privada”, quienes han convencido a un minúsculo grupo de padres y representantes (es decir, a sus clientes) para que impida que el Ejecutivo le ponga límite a los aumentos de las matrículas o mensualidades en los colegios privados. Ha dicho el Ministerio de Educación que este aumento no debe pasar de 15%, pero los vendedores de “educación privada” han hecho simulacros de asambleas en las cuales sus víctimas (clientes) EXIGEN que ese aumento sea entre 20 y 40 por ciento.

Esto de los mercaderes no es un insulto gratuito: de verdad-verdad, existen agrupaciones de empresarios que se han enriquecido haciéndole creer a la gente que la educación no es un derecho constitucional sino una mercancía por la cual hay que pagar, y que mientras usted pague más dinero la educación será de mayor calidad. A ese negocio repugnante, a ese tráfico de doctrina, se dedican empresas como la Asociación de Institutos de Educación Privada (Andiep), y la Cámara Venezolana de Educación Privada (Cavep), esta última perteneciente a un magnate de nombre Octavio De Lamo.

Este De Lamo ha convencido a sus víctimas, a la pobre gente rica que tiene a sus chamos estudiando en planteles privados, de que es muy importante subir y subir hasta el infinito las tarifas de los colegios, porque el día que esos precios bajen o se mantengan la calidad de la educación va a bajar. Uno se pregunta qué clase de desperfecto emocional puede estar operando en el cerebro de quienes se dejan convencer por discurso tan sórdido y criminal; cómo un representante puede creer que debe pagar (y no sólo pagar sino PAGAR MÁS) por la educación de sus hijos. Hasta que uno hurga en las asambleas que han tomado esta decisión y da con la respuesta: esa decisión no la han tomado los padres y representantes en pleno sino una minoría que se siente con derecho a imponerle decisiones a los demás.

El mecanismo funciona así: De Lamo y sus estafadores convocan a una asamblea con los sujetos más ricos cuyos hijos estudian en los planteles; éstos dicen que el aumento debe ser de 40 por ciento, y los pobres padres y representantes que no pueden soportar estas tarifas tienen que acatar por carambola, por decisión de otros. La otra opción que les queda es someter a sus muchachos al trance siempre desestabilizador del cambio de plantel.

¿Será muy difícil convencer a las autoridades de que estos procedimientos están fuera de la Ley y que es preciso investigar y castigar como se castigan todos los hechos criminales?

jueves, 19 de junio de 2008

Críticos y autocríticos

Por supuesto que son de temer las equivocaciones, la posibilidad de equivocarse, el trance incómodo de tener que reconocer esas equivocaciones cuando estamos permanentemente expuestos al microscopio de un enemigo implacable, insolente, apoyado por los poderes más nocivos de la tierra, los del capital. Pero aquí entre nos (que somos muchos, que somos mayoría y por lo tanto es imposible que nos guardemos secretos), hay que esquivar esos temores y lanzarse por la calle del medio a corregir entuertos. A limpiar de malas hierbas el camino. A quitarle las piedras, los obstáculos. Y no hay manera de comenzar ese proceso de rectificación y limpieza si no damos el primer paso, consistente en admitir que nos equivocamos.

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Necesarísimo paréntesis para hacer una precisión sobre eso de ser crítico y a un mismo tiempo autocrítico.

Cuando Hugo Chávez Frías se montó a hacer su campaña electoral, por allá por 1997, el hombre nos propuso a los venezolanos hacer una revolución. Quienes entendieron ese llamado como una oferta electoral se autocondenaron a no comprender jamás de qué se trataba este período histórico llamado Gobierno Bolivariano, a traicionarlo, a desencantarse al poco tiempo. Es decir, Chávez no engañó a nadie diciéndole: “Epa, vota por mí y yo te hago una Revolución”. Eso hubiera sido una oferta electoral. Lo que el tipo dijo, y sigue repitiendo a estas alturas, es: “Vamos a echarle bolas todos, vamos a hacer una Revolución”. Una Revolución es una construcción colectiva y multigeneracional, no un proyecto que realiza un hombre ni un equipo ministerial ni una generación. Me cago diez veces en quienes creen que las revoluciones las hace un gerente o un comandante. Un hombre solo no puede hacer una Revolución. Un partido político o un equipo de personas tampoco puede hacer una Revolución. Todos los venezolanos vivos a esta fecha tampoco podemos hacer una Revolución: necesitaremos todavía formar a la generación que viene, prepararnos para preparar a los venezolanos muy jóvenes, niños, recién nacidos y aun los que no han nacido. Una Revolución es una tarea fabulosa, monumental. Su razón de ser no es una acción de gobierno sino la construcción de otro ser humano, de otra humanidad.

Un pana me interpelaba hace poco con un reproche: decía que el Gobierno ha fracasado en hacer una Revolución porque las calles estaban sucias y llenas de huecos. Le respondí que eso indicaba también el fracaso nuestro, ya que el carácter colectivo del proceso nos hace corresponsables de los éxitos y de los desaciertos. Me replicaba el pana en estos términos: “Pero un Gobierno tiene que hacer una buena gerencia para poder enamorar a todos los ciudadanos. Hay que seducir a la gente. Imagínate que quieres cogerte una carajita. Como lo que quieres es cogértela, la cosa es muy simple: acércatele y le dices “Mira, te quiero coger. Dame la cuca”. Por más arrecho que tú seas, por más bello que seas, por más real que tengas, lo único que obtendrás será que la carajita te pegue un coñazo. Es eso lo que me estás proponiendo. Como lo que quieres es cogerte la chama, lo que hay que hacer es ahorrarse el cortejo y pedirle directamente que se entregue a los placeres de la carne contigo. Quieres revolución, no buen gobierno”.

Le respondí:

“Revolución no es Gobierno. Imagínate que quieres cogerte a una carajita. La cosa es muy simple: como no te atreves a cortejarla ni a pedirle cuca entonces le echas la culpa a Chávez porque la carajita no te para bolas. Chávez, coñoetumadre, ¿por qué no me enamoras a la muchacha y me la sirves bañadita y perfumadita en la cama? Creo que estamos en Democracia Participativa y Protagónica y quiero profundizarla, pero Bernal es el culpable de ese coñasal de basura que tiene días en la esquina. Tú sabes, esa misma esquina donde yo la coloqué y de donde no la voy a quitar, porque Chávez tiene que enamorar a las carajitas por mí, recogerme la basura, meter presos a los motorizados para que no incomoden a la gente de bien, hacer que yo no sienta malos olores ni me tropiece con mendigos en la Plaza Bolívar”.

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Seguimos en onda autocrítica, asumiendo que somos pueblo y por lo tanto copartícipes de una acción de Gobierno y de un proyecto de país.

Aunque siempre nos gustó aquella expresión de Hugo Chávez, según la cual la voz del pueblo es la voz de Dios, hace rato sabemos llegada la hora de ponernos serios y encarar nuestra historia con más gallardía: la voz de Dios estuvo votando por AD y COPEI durante casi medio siglo. Así que el pueblo sí se puede equivocar. Nosotros, como expresión del pueblo, debemos decírnoslo en voz alta y sin complejos: hemos pelado bolas en ocasiones cruciales para nuestro avance. En concreto, nosotros no creemos sano ni sabio que el pueblo chavista de Lara haya votado por un señor de derecha para hacerlo su candidato. Porque ese señor va a traicionar a Chávez y al pueblo nuevamente, como ya lo hizo en abril de 2002. Y también porque si la lógica del PSUV es cuadrarse con el ganador, por muy asqueroso que éste sea, entonces habrá que preguntarse a quién va a apoyar en Chacao, donde es seguro, más seguro que en Lara, que va a ganar un derechista puro y duro, un protonazi vergüenza del país y de la humanidad.

De momento, este solo ejemplo. Luego vamos por más. Porque los casos abundan y hay que seguir señalando los errores. A ver si pueden corregirse de alguna manera.