- Tombos, crimen y seguridad
- Tombos, sifrinos y represión
- Gerentes, tombos, Poder Popular
- Viva el hampa (pero lejos de la clase media)
- Los cuerpos represivos siguen cumpliendo su misión original
- ...que vivan todas las ciencias (incluso la militar)
- Acto de pueblo y reacción de Estado
Alguien les dijo a estos hampones de uniforme que ellos son “la máxima autoridad en las calles”, y que por lo tanto ellos están allí para vejar a los ciudadanos, no para servirles. El “criterio de servicio público” es algo con lo cual se limpian el culo: ellos se acostumbraron a que su misión en las calles es demostrar que son más arrechos que los demás. Hoy, la institución policial está en proceso de descomposición, y no debe extrañarnos ya que el sistema para el cual sirven también está cayéndose a pedazos. Putrefacción en acción, lo llaman.
El viernes 25 de abril fui víctima de unos policías atracadores, quienes utilizaron un modus operandi del cual conozco varios testimonios. El sábado, tipo 3 am, al salir de un local en Sabana Grande, unos policías nos abordan (a mí, a mi pareja y a dos compañeros más) y nos piden los documentos. A mí me pegan contra la pared, me meten la mano en el bolsillo, me sacan el dinero (unos 1.600 Bs.F, mi primer sueldo en lo que va de año) y me dicen que me vaya. Así, sin más. El librito dice que si te pones bruto (y para bruto, lo que se llama bruto, yo mismo soy) te recoñacean por faltarle el respeto “a la autoridad”. Armé un verguero de tal magnitud que el tombo tiró la plata en el piso y se largó junto con los demás. Los perseguí durante varios metros gritándoles a todo pulmón la opinión que tengo de ellos. Lo más suave que me salió fue “malditos policías corruptos”. Regresé al local porque aquello empezó a llenarse de pacos, pero los empleados me sacaron.
Por supuesto, apenas salí los bichos volvieron a caerme e intentaron meterme en una patrulla, a lo cual me opuse con toda la fuerza de la que soy capaz. Me esposaron, se buscaron a un recogelatas cualquiera, el primero que encontraron, y lo obligaron a declarar que él me había quitado el dinero. Lo pusieron a mi lado y cuando estuvimos solos el bicho amenazó con chucearme en la cárcel. Bueno, ahí sí comenzó mi presentación en serio, cámara. Ustedes más o menos me conocen el natural antipático cuando escribo; deberían verme batiendo esa lengua cuando me hacen arrechar y además con unos tragos encima. Mínimo les solté unos dragones y unas mapanares por ese hocico, y ellos intentando meterme en la jaula. Pero no pudieron. Si lograban meterme ahí iban a desaparecerme, con toda seguridad: para eso son las jaulas sin placa, tomen nota. Buen aliciente para aguantar los vergajazos.
Por fortuna para mí, y acá es cuando debo reconocer que en medio de todo soy un privilegiado, mi mujer y amigos se dedicaron a hacer unas llamadas claves. Recibí varias respuestas y apoyo efectivo. La facción maluca de la Misión Boves no hizo acto de presencia. Todos estuvimos de acuerdo en que esta pelea la gano yo por las buenas.
La acción salvadora provino del alto Gobierno. Hay un par de ministros que me conocen o al menos me han leído, y al poco rato ya el Rodríguez Chacín estaba girando instrucciones para que se detuviera aquel circo nauseabundo: cuando dejaron de “ablandarme” y de responder a mis explosiones de indignación, ya había aclarado el día. Tenía cuatro horas recibiendo castigo con un perro (que lo soy, no se me olvida) en mitad de la avenida Casanova. Se habían acercado cuatro jaulas grandes y varias unidades motorizadas. Ni las motos ni las jaulas llevaban placa. Los tombos llevaban oculta su identificación. Todos menos uno de los que me quitó el dinero (y me lo volvieron a quitar): un coñoesumadre que responde al nombre de Jota Eichman, placa número 3222. Contra este delincuente me ensañé. Los demás no tenían nombre.
Como a las 8 am llegó un supercomisario que ordenó quitarme las esposas (supongo que por órdenes de arriba), pero insistía en que yo tenía que ir a declarar en la Zona 7. ¡Muchacho! ¡Si yo no supiera qué mierda es la Zona 7 me hubiese dejado llevar y ya sería una mancha en la Historia! Luego aparecieron unos defensores y un fiscal. Me llevaron a la sede de la Defensoría, y los tombos se fueron tranquilazos con mis centavos. Y la metáfora reflotando: alguien sin nadie a quién llamar la hubiese pasado peor. Tal vez ni la estaría contando.
Esto no es una acción aislada. Ya hay varios casos registrados en Sabana Grande. Yo voy a hacer lo que tenga que hacer para que al Eichman y sus compinches los metan presos o los boten de la verga esa. Aunque sea para quitarles la sabrosidad de andar atracando en uniforme. Y tal vez algo más, porque esa aberración llamada PM n o debe permanecer en las calles.