sábado, 3 de noviembre de 2007

Marchan sin retorno (es decir: no volverán)

Ramos Allup dijo we will come back e hizo ovular a los pocos adecos que todavía recuerdan quién fue Rómulo Betancourt.

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Escarrá invocó (de palabra) nuevamente el artículo 350, y cada vez que pronunciaba la palabra "derrocar" se le enredaba la lengua. Una cosa es decirlo y otra cosa ensuciarse el paltó para aunque sea intentarlo, sobre todo para semejante cheer leader del opus dei.

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Gabriel Puerta Aponte insinuó planes de guerra de resistencia, pero nadie lo entendió porque eso de ver a un neonazi usando terminología maoísta no pega ni con chicle.

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Álvarez Paz dijo "Estamos dispuestos a luchar en todos los terrenos para impedir que su proyecto llegue a concretarse", y acto seguido desapareció entre la masa dejando tras de sí largos chirretes de mierda, porque la gente como que se lo tomó en serio y más de uno gritó "¡Vamos a darle ya!". Y la pinga, la gente tiene que entender que cuando un "líder" llama a la guerra es para que le den chance de instalarse en el Four Seasons (de donde habrá que ir a sacarlo a coñazos, a él y a otros de su especie), mientras el pendejo se cae a plomo en la calle.

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El ladrón de autos Oscar Pérez dijo: "No hay vuelta atrás", y le ordenó a su militancia armarse con un equipo bélico consistente en chocolates, galletas, agua mineral y Gatorade (marca registrada). ¡La guerra será larrrrrga! ¡Y el picnic también!

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¿Por qué aunque causa risa hay que escucharlos y analizarlos con atención? Porque el plan de estos sujetos es propiciar o fingir un asesinato que desate las rabias de la población. Las muertes de Maracaibo no les funcionaron, en parte porque el rector de la Universidad cometió el error de decir la verdad (que la matazón fue entre facciones ántichavistas), y en parte porque no debe haber muchos sifrinos de a pie dispuestos a pasar la navidad en un hospital o en el cementerio.
¿Qué queda entonces? Ya el Roberto Conchito Alonso echó paja desde Miami: ha dicho que los sicarios y mercenarios que desatarán la coñiza están en Venezuela, y ellos serán los encargados de hacer el trabajo profesional de asesinar selectivamente a unos cuandos líderes chavistas, y después a la multitud que saldrá a cobrarse la sangre.

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Luego de una jornada de intensas emociones y de invocaciones a la guerra definitiva que decidirá el rumbo del país, las gloriosas huestes del ejército anticomunista se dispersaron en ordenada formación. Llovía. Para la próxima, incluyan un paraguas en el morral de campaña sugerido por Oscar Pérez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Las muertes de Maracaibo no les funcionaron, en parte porque el rector de la Universidad cometió el error de decir la verdad (que la matazón fue entre facciones ántichavistas),"
Se ve que solo escuchas lo que quieres oir. asumes como la mayoria de las personas que los asesinos estan del bando contrario al que tu apoyas, claro si contigo estan los buenos...
Lo mejor es esperar un poco para clarificar los hechos.

Anónimo dijo...

Muy cierto esto JRD:

"...cuando un "líder" llama a la guerra es para que le den chance de instalarse en el Four Seasons (de donde habrá que ir a sacarlo a coñazos, a él y a otros de su especie), mientras el pendejo se cae a plomo en la calle."

Solo faltó decir que esos líderes -acertadamente entrecomillado el término- se instalan no solo en el Four Seasons, sino también en el Museo Militar.