miércoles, 28 de abril de 2010

El poder: ejercicio práctico

Hace unas pocas semanas tuvo lugar una reunión algo extraña y uno supone que inusual en estos tiempos: tres ministros del Gobierno y altos gerentes de las empresas de la familia Mendoza. El testimonio es directo y de alguien que estuvo ahí, no es un rumor ni un chisme abstracto: es un chisme verídico. El objeto de la conversa era que se aclararan las causas y el alcance de la reciente escasez de harina en el país. Ustedes la recuerdan: fue cuando Chávez decretó que no se trabajaba la semana santa completa, de modo que la paralización del proceso de distribución durante tres días más de lo previsto hizo desaparecer la harina de los abastos, supermercados y otros expendios. Los empresarios explicaron el mecanismo que había originado la perturbación. Los ministros quedaron convencidos y les preguntaron en cuánto tiempo habría de quedar solventado el rollo. “Mañana mismo”, dijo uno de los supergerentes. Entonces se produjo el instante sublime o maldito en que operó el misterioso influjo de la superioridad clasista (alguna vez fue racista también), ancestralmente impuesta, de un grupo humano sobre otro. Déjenme coger impulso, que cada vez que me acuerdo de esta mierda me entra como un enfogonamiento. Ahí voy.

Uno de los ministros (no me dijeron cuál) se dirigió al capo mayor de las empresas Polar, un marico mafioso de apellido Anzola, en estos términos: “Caramba, caballero, y ya que está aclarado el punto queríamos solicitarle algo. Quisiéramos que sean ustedes quienes anuncien a través de los medios que no hay escasez de harina en el país. Afuera está la prensa esperando”. El Anzola levantó la barbilla, ensayó media mueca o sonrisa, y dijo, con el aire prusiano del que estuvo esperando durante mucho tiempo este momento:
--No, yo no puedo hacer eso.
--¿Y esa vaina? –brincó otro ministro--. ¿No quedamos en que está explicado y solventado el problema de la escasez?
--Sí, mañana estará resuelto el problema. Pero hoy no. Yo no voy a decir que no hay escasez, porque mañana no habrá, pero hoy sí.
Yo no sé si será falta de ubicación en el tiempo histórico de mi parte; no sé si será que uno puede imaginarse lo que sea desde afuera de esos escenarios pero desde adentro es distinto, pero voy a decirlo tal cual me hierve en las venas: en una Revolución de verdad al gerentico de mierda se le hubiese echado una pela en la plaza más concurrida de la ciudad, con una verga e toro, echándole sal y vinagre en la carne viva, y en transmisión a todo el país en cadena nacional.
Y a esos tres ministros, dejarles rezar un padrenuestro o cualquier poema de esos que rezan los católicos y después fusilarlos. ¿Qué se revolvería con eso? Seguramente nada. Pero tanta vanidad y prepotencia (de un lado) y tanta docilidad y sumisión (del otro) deberían ser castigadas. No es justo que esos cuatro hijos de puta hayan dormido tranquilos esa noche.
***
La forma en que se ejerce el poder es un asunto de clases. Clases de esas que se imparten en los planteles y de esas otras en las que uno nace y crece. La expresión: “Se te salió la clase” se refiere al instante sublime o maldito (también) en el cual uno trató de parecer un sujeto correcto, educado, respetuoso, ordenado, y de pronto ya no aguantó más y mandó al otro a lavarse el paltó y después el hueco del culo. Pudiera darse el fenómeno a la inversa: el tipo que anda entre nosotros y se adapta a nuestros ritmos, faltas de respeto, desajustes y malamañas, y de pronto un día “se le salió” y terminó mostrando sus debilidades pequeñoburguesas. Pero esto último al final no cuadra del todo, porque desviaciones pequeñoburguesas las tenemos todos. Para eso fuimos educados, entrenados, adoctrinados, moldeados por un lento, largo, sostenido y tenebroso proceso de adecuación pragmática: los esclavos rara vez nos damos cuenta de que lo somos, pero sentimos el hondo impulso de comportarnos como dueños. De tener lo que tienen los dueños. De disfrutar como disfrutan los dueños: de ser propietarios cuando en realidad la sociedad está diseñada para que seamos unos malditos esclavos.
Una de las proezas del capitalismo y de la sociedad burguesa se dio mediante el uso inteligentísimo del poder y sus herramientas: hacer que los esclavos sintamos que tener privilegios es un derecho. Que usted puede alcanzar esos privilegios si traiciona a su clase, si empieza a acumular, a esclavizar y sacar provecho del trabajo de otros; a perder su identidad y su conciencia de clase. Usted le echa bolas (las bolas forman parte importante de la actitud que lo hará abandonar el estado de pobreza), se convierte en un pobre con plata (porque usted tiene plata pero por origen y estructura mental usted sigue siendo un pobre, usted no es como ellos, los que nacieron ricos) y aparece un día en plan nuevo rico, mudándose a una urbanización de desclasados (de clase media), ejerciendo un oficio de desclasado (usted ahora es un profesional) y mirando por encima del hombro a los pobres que no pudieron acumular plata: “Yo pude y este güevón no pudo: flojo de mierda, no aprovechó las oportunidades que le ofrece el capitalismo”.
Como si en el puto planeta hubiera recursos para que todos seamos millonarios…
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¿Hace falta decirlo o recordarlo? Sí, hace falta: los Mendoza, entre otras pequeñas demostraciones de su inmenso poder, pueden llenarse el hocico proclamando una hazaña secular: ellos decidieron qué cosa es una arepa y cómo comemos arepa los venezolanos. Antes que estos bichos acuñaran su estafa de la harina precocida de maíz (que ni siquiera es maíz sino un mezclote de sus residuos y bagazos), la gente pilaba o molía maíz de verdad y esa era su dieta. Hasta que "apareció" en el mercado la fulana harina Pan y todo el mundo a modificar sus hábitos: una familia necesitaba hacer millones, la burguesía necesitaba íconos y que viva la "libre" empresa amparada por el Estado burgués, y que mueran las arepas artesanales.
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El que tengamos a un aliado al frente del Poder Ejecutivo (la jefatura del Estado) no nos hace poderosos, pero tiene algunas ventajas. Por ejemplo, el poder experimentar a hacer una revolución o revoluciones en pequeño, sin que nos caigan los cuerpos de “inteligencia” y “seguridad” a volvernos mierda.
La otra ventaja: aunque todavía tienen el poder, los Mendoza y sus compinches y adulantes sienten algo de la incomodidad y la inquietud de no tenerlo. Y ver a un rico asustado no tiene precio.
O más bien sí lo tiene: como los carros de lujo, es una delicia pero sale caro.

12 comentarios:

Ernesto Cazal dijo...

Coño, qué buen artículo, Perro. Al leer el diálogo entre la derecha de la izquierda y la derecha empresarial, me empezó a enervar un arrecherón tan grande como el tuyo, que se siente en casi todas esas líneas.
Este "ejercicio práctico" es una buena ilustración de cómo día a día el "poder" trata de saldar su cuota de jodedera. Se lo paso a un par de compas para que se arrechen y denuncien con nosotros.
Un abrazo.

Elias Ardila dijo...

Hola. Muy bueno el articulo, Duque. Una Tia mia trabajo hace annos como ingeniero mecanico en una de esas firmas. No recuerdo cual. Y ella decia sobre la harina precocida exactamente lo que usted dice aqui sobre eso: una mezcla de bagazos. Segun ella la parte alimenticia del maiz se utilizaba para la produccion del aceite.
Tambien trata usted un tema importantisimo: el de la creciente perdida de habilidades de las personas.
Yo hasta hace pocos annos no sabia ni sembrar tomates o papas.
Eso es un efecto planeado y deseado por esas Companias. Lo logran a traves de tecnicas de Marketing. Ese asunto ha sido estudiado a partir del analisis de documentos de trabajo de esas compannias especializadas en marketing. El libro: The consumer trap se ocupa de esos detalles que todos deberiamos conocer para defendernos mejor.
Con respecto a la conciencia de clase, me pregunto si uno no se convierte en un complice a partir del momento en que sabe estas cosas y no hace nada para cambiarlas o destruirlas.
Un pequeno cambio seria introducido si las personas se negaran a comprar esa bazofia y empezaran a ver la necesidad de producir los alimentos dignos de manera autonoma, de preparar los alimentos con las propias manos, en el circulo familiar o de amigos. A mi juicio es ese un cambio que se puede producirse de hoy a mannana: hoy compramos esas bazofias, pero a partir de mannana no. (Queda, por supuesto, el problema de obtener la tierra y el agua necesarios. Pero por lo menos el tema de la necesidad de obrar esta planteado)

Salud.

Lorenzo Albano F. dijo...

Suponiendo que crea esta version, que no es inverosimil ni inaudita para nuestro pais.

En el clima que han creado estos "Revolucionarios" (y los "Revolucionarios" adecos del pasado), no es ningun milagro que solo haya dos o tres distribuidores/fabricantes de harina pan, y uno de ellos considerablemente mas grande que los demas.

Y como la harina "socialista" saldra cuando la rana eche pelo. queda junto a los "Guayucos" y los Venirautos de tarea...

no solo resulta que los ministros, puestos contra la pared por su idiotez casi congenita para lo economico, se lo tienen que tragar como perras, sino sonriendo ADEMAS!

Pero es divertido, si uno es cinico, ver como la manipulacion de la economia por gente ignorante y politicamente mal motivada solo lleva a algunos a aprovecharse en forma mas plena...

Echale las que quieras al "primer" mundo, pero el hecho es que alla NADIE tiene ese tipo de poder para decidir si hay escasez o no de un producto. Si no vendes lo tuyo, alguien vendera lo suyo, y te quedas con tu producto frio frio. Ah, y comparados al sueldo medio, son baratos.

Anónimo dijo...

Otras preguntas pendejas Perro: El hecho de que existan harinas de maíz precocidas ¿te priva del derecho a cultivar tu propio maíz, pilarlo y así producir artensanalmente arepas para consumo familiar? ¿Los Mendoza te obligan a comer arepas hechas con harina PAN? ¿Quién pilaría el maíz en tu casa? ¿Lo harías tú mismo o seguirías reproduciendo esquemas machistas de distribución del trabajo doméstico?

Fernando dijo...

Que hicieron en Cuba, Vietnam, la República Española, Rusia, etc?

Fusilaron a los "Anzola". Frente a las cámaras de televisión.

En China, el dia de hoy, fusilan a los "Anzola" que producen escasez o contaminan la comida de bebés...

Acá no hemos hecho eso, y probablemente, haya una ventaja en eso que TODAVIA no vemos. Quien sabe...

Anónimo Pendejo dijo...

Si todos nos dedicáramos a sembrar/cazar/recolectar lo que consumimos no tendríamos tiempo para nada más. No tendríamos internet, por ejemplo. Yo diría que esa no es una opción viable.

JRD dijo...

Elías Ardila
Esa propuesta de tu último párrafo tiene un nombre. La llaman Revolución. Pero está tan desprestigiada la pobre. Y es tan difícil...
Más o menos en esa onda vienen los comentarios de un tipo anónimo quue firma como pendejo o algo así. Léelo por ahí arriba y te darás cuenta.

Lorenzo Albano
Tú deberías dejar esa mariquera de pretender que si hacemos lo que hacen los países desarrollados (según lo que el capitalismo considera desarrollo) entonces un día seremos como Suecia. Decir que somos unos güevones porque no alcanzamos los "niveles de eficiencia" y la "calidad de vida" de cierta Europa es saltarse miles de años de historia y creer que "gerenciar" bien es el secreto para parecer ingleses.
Señor: Europa funciona porque nosotros no funcionamos. Ustedes allá viven como ricos porque aquí nosotros vivimos como sub humanos. La prosperidad de ustedes tiene su explicación y su origen en nuestra miseria, la de África y la de muchos países asiáticos.
Deja de tratar de impresionarnos con lo bien que viven ustedes. Aquí vivimos mal porque ustedes nos volvieron mierda.

Anónimo 29 de abril de 2010
El problema con ustedes, seudoliberales que dicen creer en la libertad pero adoran las tiranías empresariales, es que creen poder resolverlo todo con cuestionarios individuales. "Ya sé: le pongo unas conchas de mango al Duque y cuando demuestre que él no vive en una caverna cazando mamuts entonces quedará demostrado que el comnunismo jodió a la humanidad". Así "piensan" estos sujetos.
Remítase a la respuesta que le acabo de zampar por el pecho a su alter ego Albano, ya que funciona para su sarta de pendejadas, y búsquese otra forma de debatir, o búsquese a un güevón que le responda sus cuestionarios, interrogatorios e interpelaciones.

Fernando
Quién sabe...

Anónimo Pendejo
Por supuesto: si todos nos procuráramos la comida no habría necesidad de tener esclavos que nos hagan la comida, nos limpien la casa, nos cuiden el muchacho, nos maneje el carro, nos cocinen, nos protejan de los pobres (los delincuentes esos), nos diviertan cantando esa música de negros tan buena o cayéndose a coñazos en un rin de boxeo.
No, es preferible seguir teniendo esclavos para yo poder seguir invirtiendo mi tiempo en estudiar, teorizar sobre la libre empresa y mamagüevear por internet. ¿Verdá que sí?

JRD dijo...

Ernesto Cazal
No había visto tu aporte. Vente porái más seguido, vale la pena darles pelea por esta vía, mientras cocinamos también la otra.

Salú.

Ivan Sotomayor dijo...

Saludos, Duque.

Humm...

Uno ya se va como hartando de pretender entender esta sociedad de cómplices de mierda.

El análisis sociopolítico más serio que se me sale es decir que la política "de alto nivel" en una maldita inmundicia. Lo demas, se lo dejo a mis tripas... a ver si me muero antes de esclavizar a un hermano.

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Anónimo del 29 de abril de 2010: la mentalidad simplista de tu equipo antes me era graciosa. Ahora me preocupa. Pero Buéh...

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Fernando: lo que pasa es que al chavismo oficial parece preocuparle más cómo nos ven afuera que cómo vé el pueblo al chavismo oficial y a nuestra política interna en general. Pero ve aprendiendo a disparar si todavía no sabes; quién quita y las cosas cambien, o las cambiemos a los coñazos.

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Un abrazo a todos.

Anónimo Pendejo dijo...

Coño pana si tú tienes quien te limpie la casa y te maneje el carro lo que eres es tronco de oligarca.

Entiende: sin división del trabajo no existiría este mundo así como lo conocemos. Viviríamos en chozas, comeríamos lo que cazáramos. Todo sería muy bonito, igualitario, ecológico pero el caso es que ya la cagamos, ya nos convertimos en otra cosa. No hay vuelta atrás, papa. Y trata de convencer a la gente de que se unan a esa cruzada ecologista pa que veas. Imposible.

Ponte la mano en el corazón y dime que tú quieres ir a vivir en churuatas y cazar dantas y te creo. Si no no te creo un coño.

A mí también me revienta el gerentico ese, y qué? y me revientan todos los que son como él, y qué?

La "solución" de que todo el mundo se haga la ropa y se busque la comida, construya su casa y todo eso no es viable ya. Es echar hacia atrás.

JRD dijo...

Anónimo Pendejo.
Insisto. Lo que yo sea o no sea capaz de hacer desde mi ser alienado no hace que la sociedad actual sea chévere. Cuando hablo de los tipos que tienen esclavos me estoy refiriendo a ti y a la gente como tú. Es un sarcasmo, no estoy diciendo que yo tenga quien me maneje el carro y me limpie la casa. A pesar de eso, no soy mejor que tú ni que nadie porque soy producto de esta sociedad descompuesta. ¿Vivir en una cruruata y cazar dantas? Lentamente y con expectativas más modestas que esa, ya lo estamos intentando. Me da risa y me cago en los güevones que creen que uno anda teorizando sin atreverse a dar pasos para avanzar hacia una sociedad post-industrial o no industrial, más de la tierra que de las urbes. Destaco la palabra "avanzar" porque tú no crees eso viable y te parece superado. Allá tú si crees que el tipo que sociedad que jodió a la raza humana es la misma que la va a salvar. "Seguir adelante" en una fábrica de poquitos ricos (por un lado) y millones de miserables (por el otro) es irse pal barranco.

Nelson González Leal dijo...

Amigo Duque, no suelo entrar en estas discusiones porque desde donde me encuentro ha sido difícil tomarle el pulso al país, pero al leer tu artículo y también los comentarios me ubico de inmediato en varias de las experiencias vividas desde esta trinchera y en especial en la de el diálogo entre la "derecha de la izquierda" y la derecha-derecha (parafraseo a Ernesto). La experiencia de Ministros y representantes del Estado venezolano mal preparados -con deficiencias no sólo profesionales, sino intelectuales, éticas e ideológicas- la he vivido en carne propia en diversas ocasiones y el riesgo que esto significa para los intereses del Estado venezolano, del pueblo y de un proyecto de revolución estructural es inmenso.
Hace poco hablaba con un amigo cubano, representante oficial de su país aquí en Brasil, sobre mis preocupación con ese riesgo y con aquellas actitudes que sólo pueden ser atribuidas a una concepción errada de lo que debe ser un proceso de desestructuración del poder hegemónico de la derecha, o peor, a una falsa postura (a máscaras) frente a este necesario proceso, y el amigo cubano me decía que era entendible porque nosotros pasábamos por una transición en la que aún encontraríamos personas navegando entre dos aguas y que además nuestra decisión de hacer una revolución pacífica haría más prolongado el proceso de decantamiento ideológico y la asunción del compromiso revolucionario.
Puede ser y esto no me deja tranquilo, sino más preocupado aún.
Lo cierto es que para hacer una revolución -y perdóname el atrevimiento- hay que ser originales en el sentido del rescate del origen de nuestros valores ciudadanos, de nuestra identidad como pueblo y del compromiso como nación. No se hace revolución con proclamas políticas, ni con arengas sociales, ni con negociaciones débiles. No se hace revolución bajo el imperio de la hibridez ideológica que prepondera doctrinas judeo-cristianas y modos capitalistas. No se hace revolución si perviven anhelos de poder para el enriquecimiento, al igual que no dejará de haber pobreza hasta que no se erradique el mal de la desigual distribución de la riqueza... y hasta que no haya quien le ponga de verdad el cascabel al gato.
Hablo de revolución real, no de revisionismo revanchista. Cómo concretar un proceso revolucionario bajo estos parámetros de actitud y bajo esta alta deficiencia ideológica, profesional y ética.
Cómo concretar la revolución si quienes la proclaman llevan en sus venas, en sus entrañas y en su cabeza, el más puro modelo del institucionalismo burgués? Ante el cual, por cierto, tiemblan apavorados.