domingo, 18 de septiembre de 2011

Hasta aquí, El Discurso del Oeste

A partir de hoy mis reflexiones, análisis e informaciones los publicaré en:


Quede este blog como archivo o recuento de lo pensado y escrito entre 2005 (fecha en que comencé con La Casa del Perro) y esta fecha.

Más al respecto, en este artículo:


miércoles, 27 de julio de 2011

Nosotros, los desplazados

Anotaciones para un artículo o ensayo sobre el futuro

En uno de mis artículos recientes, un comentarista anónimo de este blog me interpelaba acerca de la siguiente cuestión. En Veneuela hay dos o más bandos políticos que sienten la necesidad de imponerse (electoralmente y/o de otras formas) a los otros, porque creen que sus respectivos proyectos apuntan hacia la construcción de una sociedad mejor. Vengo yo y los llamo “parranda de güevones”, para provocarlos, y él me dice:

1) ¿somos una parranda de güevones porque no creemos en lo que tú crees o hay alguna otra razón de más peso? 2) Cuando hablas de que esta parranda de güevones "no se puede suprimir volteando para otro lado", ¿estás insinuando de alguna forma que es necesario suprimir a la parranda de güevones? 3) ¿por medio de cuál método se va a suprimir a la dicha parranda?

Hoy releo esas preguntas, quizá porque todos de alguna manera nos hemos planteado el país de esa manera (ganar: eliminar al otro), y me encuentro con que revelan más cosas que la respuesta que exigen.

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El antichavista automático quisiera que no hubiera ni un chavista en Venezuela, y el chavista automático quisiera que no existiera aquél. La sacadera de cuentas, las proyecciones y ejercicios como los que hace El Nacional (la burda interpretación de votos absolutos y porcentajes de los votos de Chávez a lo largo de varias elecciones, para “demostrar” que viene en picada) tiene un probable origen en las pendejísimas experanzas de que un día el bando de ellos será una aplastante mayoría y nosotros desaparezcamos o quedemos reducidos a una cofradía microscópica e insignificante.

Que nosotros soñemos eso es un ahnelo que habrá que valorar dependiendo del para qué: ¿para qué los queremos tan poquitos? ¿Para obligarlos a vivir las bondades de nuestro proyecto o para aplastarlos como si fueran arañas? Que ellos lo sueñen es entendible porque ya una vez lo disfrutaron y les encantó. La pregunta es: ¿podremos nosotros o podrán ellos desaparecer al respectivo adversario? ¿Es eso en realidad lo que queremos nosotros (reducirlos a cero)?

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No es fácil trabajar con la vista puesta en el futuro. Muchos prefieren creer (tal vez por impulso inconsciente) que esto que llamamos Venezuela es una fotografía invariable que tendrá en 30 años los mismos elementos (habitantes, conductores) que ahora. Que quienes estamos vivos hoy presenciaremos el fin y la resolución de los conflictos, contradicciones y cosas por corregir. "Un día", sueña el antichavista, "saldrá Chávez del poder y entonces ya no habrá delincuencia (perdón: 'inseguridad', como los medios han ordenado llamar al problema), desempleo, corrupción ni calles llenas de basura". El chavista piensa: "Un día los escuálidos se cansarán de votar contra Chávez, se irán a Miami o se suicidarán y entonces habrá ganado la Revolución".

¿Con cuál de los dos me quedo? Fácil: con el culo de Beyonce. ¿O con el de Shakira? Aprendan: ese sí es un dilema serio.

A casi nadie le agrada la idea de estar construyendo un edificio cuyo acabado final no verá jamás, porque no le alcanzará el tiempo. Construir sociedades (la sociedad justa hacia la que vamos) es tarea ardua, de varias generaciones y no de una sola. El tiempo de las sociedades es lento y sus ciclos son inasibles por una sola generación; el tiempo de un ser humano alcanza apenas para echar las bases y quizá construir una columna del edificio. Somos tan egoístas que pretendemos o queremos que esa sociedad ideal que soñamos estará lista un día de estos, y que cuando Chávez o un gerente vergatario nos la entregue terminada entonces nos dedicaremos a disfrutarla.

Desde esta tribuna: ¿Cómo es esa sociedad alternativa que soñamos? Una en la cual mis tátara-tátara-tátaranietos (el humano del futuro) no sean esclavos ni amos de los tátaranietos de los escuálidos de hoy, porque no existirán uno u otro bando: no será necesario esclavizar a nadie para ser feliz o buscar eso que llaman felicidad. Donde la palabra "riqueza" no nos dibuje en la mente el signo del dólar ni un cofre lleno de oro ni una Hummer ni una mansión con piscina, necesidades artificiales para cuya consecución es preciso que haya fábricas, ciudades hacinadas y hombres humillados y triturados por el trabajo esclavo. Ahora, para que esa nueva sociedad exista tengo que eliminar al adversario. ¿Cómo? ¿Metiéndole un tiro? No, porque el capitalismo no se acaba con balas. Podemos empezar a acabarlo, sí, preparando a las generaciones que vienen para un mundo en el cual ya no habrá petróleo burriao que despilfarrar, y por lo tanto el modo de vida actual tendrá que cambiar drásticamente.

Al final todos (ellos y nosotros) seremos desplazados, eliminados. Y la cosa ya comenzó: no es que “seremos” sino que estamos siendo desplazados, lentamente. Poco a poco va envejeciendo y/o desapareciendo la generación que vivió el Sacudón, los triunfos del 98 y el 2002. En 2012 saldrá a votar una masa de muchachos que hoy tiene de 16 a 18 años de edad. Ellos bostezarán o se rascarán la nuca cuando les nombremos a Carlos Ortega o Carmona Estanga. Una generación para la cual el 27 de febrero de 1989 y abril de 2002 son historia antigua, porque son momentos que no vivieron o que no recuerdan. ¿Estamos preparados para captarlos desde ya con el relato de un proyecto para el futuro, o seguiremos intentando conmoverlos con la epopeya de nuestra sangre derramada y de un pasado difuso?

lunes, 25 de julio de 2011

Caracas, van 444




Caracas nació con el germen de su propia destrucción incrustado: nació como ciudad medieval y esclavista y hoy es una ciudad capitalista, la más grande y rejodida de un país saqueado por siglos.
¿Es inútil soñar, pretender o intentar salvarla o tan siquiera humanizarla? Sí, porque todas las grandes ciudades capitalistas de Latinoamérica fueron diseñadas para que unos pocos vivan bien a costa del sacrificio y la segregación de las mayorías: los seres humanos pobres, los sirvientes, esclavos y nómadas excluidos.
Estos últimos tenemos inscrita en nuestra bitácora de luchas la tarea enorme de construir felicidad y afectos mientras se construye otra sociedad. Nuestra lucha es un largo intento y menos mal que la meta es el camino; si hubiera un llegadero definitivo el esfuerzo colectivo sería inútil y su único resultado sería el desconsuelo. Tal como en la vida de los individuos, las conquistas por celebrar están en el camino y no en una meta: ¿para qué tanto esforzarme individualmente si al final voy a morir y esa es la única y concluyente llegada? En el camino está la dignificación de la gente; la salvación de la ciudad no está en ninguna parte. Es necesario y urgente trabajar por y con las personas, no con una ciudad que no fue creada para quienes creemos en otra forma de vida.

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Caracas es un campo de concentración donde a los esclavos se nos ha impuesto la misión de autodestruirnos en fábricas, oficinas y calles de la indigencia para garantizar el confort de un puñado de burgueses. Caracas es templo y territorio apto para adecos, esta ciudad fue hecha a su imagen y semejanza y no es casual que Antonio Ledezma haya obtenido tal cagalera de votos en las últimas elecciones municipales: el espíritu de esta ciudad todavía le rinde culto a monstruos del pasado.

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Las ciudades latinoamericanas son un remedo macabro de grandes capitales europeas y por lo tanto es inútil e irresponsable creer que imitando a París un día comenzaremos a parecer parisinos. La historia europea es distinta a la nuestra y por eso nuestras ciudades nunca serán como aquellas. A la gente que se maravilla y se llena de esperanzas por la fórmula que funciona en una Amsterdam sin pobres a la vista, sólo hay que recordarle que el confort europeo se debe directamente a nuestra miseria. Ellos están bien porque nosotros estamos mal. Ni los procesos históricos, ni el componente social, ni el clima, ni la geografía de ellos se parecen a los nuestros. Nunca seremos iguales y nunca las medidas que les sirven a ellos nos servirán a nosotros.
¿Quién fue el que dijo que es preciso inventar o de lo contrario erraremos? No es un eslogan, es un camino: o hacemos algo que nazca de aquí adentro o seguiremos muriendo de imitación y de anhelos cosmopolitas.

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Por supuesto que el fenómeno de la destrucción de Caracas tiene beneficiarios. La clases medias y altas ha implantado fórmulas para mantenerse dentro del caos y a costillas del caos, y una de las más perversas consiste en chantajear a la sociedad con la promesa o la ilusión de que la ciudad es salvable si pone a su servicio unos cuantos gerentes, profesionales, planificadores..Después de muchas décadas de aplicar esta estafa ya a mucha gente le suena lógico y "normal" (aunque no puede verificarlo en la realidad) que si un muchacho entra a la universidad y se gradúa con buenas notas ya es candidato a salvador de la ciudad. Miles de planificadores summa cum laude han salido de las universidades y las ciudades van peor, pero la gente sigue creyendo que metiendo a los jóvenes a estudiar la ciudad se salvará algún día. Opera a favor de esta leyenda lamentable la eterna postergación del futuro, el "si" condicional: Caracas está vuelta mierda PERO SI fuera gerenciada por un profesional honesto y buen planificador las cosas serían distintas. O más bien: "Deja que llegue un gerente eficiente a gobernarnos pa que veas como Caracas será como Niuyor".
Mientras tanto, en el puto presente que no deja espacio para teorías o creencias en lo sobrenatural, el paradigma del Gran Planificador y Urbanista excelso dentro del proyecto chavista reside en la figura macilenta y ultrapotable de un Farruco Sesto que de verguita logra convencer a Chávez de que en Caracas cabe otra Caracas: otra tragedia dentro de la desgracia. La inyección de curare dentro del chorro de cianuro.

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Los habitantes de Caracas claman por un futuro pero los grandes planificadores y gerentes (socialistas) invierten su mayor esfuerzo en maquillar el pasado. Vayan al centro histórico y disfruten del espectáculo de las edificaciones del poder colonial remozadas y limpias. Ni se asomen por los restos de la "casa" de la vieja Inés Castro en San Pablito de Mamera: visiten la Casa Natal del Libertador. No se acerquen ni a 100 metros de distancia de donde vivieron William, El Diablo y Valentín en Macayapa:



No, mejor emociónense hasta las lágrimas viendo obras en el Teatro Principal. Homenaje al pasado esclavista y mantuano (guzmancista en el menos triste de los casos): las casas de los vendedores y compradores de esclavos africanos están relucientes y el Gobierno nos invita a mirarlos con amor, orgullo y reverencia; las casas de los actuales esclavos de todos colores (descendientes de aquellos) están escoñetadas.
Reconocimiento: el Gobierno les ha dado casas a miles de personas que perdieron la suya (incluidas estas personas que produjeron el video anterior), pero arrecha saber que mientras tantos esfuerzos, recursos y respetos del Estado burgués van a las casas de los esclavistas muertos todavía queda gente sin casa que vive en refugios. Y ¿qué quedará de la memoria de los esclavos y sirvientes muertos si esos ni siquiera tenían casa?

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¿Cómo se está intentando salvar a Caracas, a este cuerpo en estado de descomposición donde 5 millones de almas apretadas y empujadas al consumo y la violencia son demasiadas para los pocos recursos disponibles? Vale recordar esta medida monstruosa:
Proyecto Tuy IV: intento desesperado por echarle chorritos de agua a una urbe que no se volverá habitable ni que le regalen todos los Amazonas y Orinocos.

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Esto, en lo que respecta a la visión "socialista" del problema. Ya verán qué nos tiene reservado la reacción neonazi. Madre santa, protégeme.
Acá puede percibirse lo peor del síndrome "Vota por mí y salvaré a Caracas":
Durante una de esas alocuciones televisadas que le provocan a uno haber estado presentes y con un arma en la mano, ese estúpido de oficio llamado Leopoldo López (para ese entonces alcalde de Chacao) invitaba a los caraqueños a votar por su partido en la contienda por cargos regionales y municipales. Adivinen qué: él también aseguraba (y todavía se lo debe creer) que era capaz de convertir la capiutal en una ciudad guao, o sea: miamor con te quiero. Todo eso estaba bien, no ha sido la primera ni la última vez que uno ha escuchado güevonadas por el estilo. Pero, increíblemente, este coñoesumadre estaba destinado a ir más allá, a partirla en diez, a reventar todos los moldes del descaro aplicado al proselitismo político. Dijo (les juro por mis viejos muertos que lo dijo): "A ver. ¿En qué municipio de Caracas se vive mejor?".
Yo sé que ya ustedes entendieron el chiste, pero no puedo aguantarme las ganas de explicarlo: este maldito estaba insinuando que si él fuera alcalde o gobernador o rey de Caracas, en La Charneca y El Guarataro la gente viviría como vive la gente en La Castellana. Que el confort y la abundancia del municipio más chic de Venezuela se debe a que él es un tremendo gerente, y no a que los habitantes de ahí nacieron con sus problemas básicos (y otros más) resueltos.

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¿Y qué hacer entonces? ¿Cómo debe transitarse ese camino caraqueño que no lleva a ninguna meta? ¿Entregarnos al fatalismo del que no espera nada de nada porque igual se va a morir? No, porque el camino, que es la meta, se está transitando desde el pueblo y no desde el Gobierno: desde la destrucción y la construcción espontánea de la gente y no desde el escritorio de los burócratas y genios de la "Caracas dentro de Caracas".
Dato: la propuesta de construir una sociedad comunal es clave. Un país más pendiente de sus gobiernos comunitarios que del Gobierno central o estadal. Es el camino, está trazado y comenzado a transitar. Por ahí vamos, esa es nuestra historia: la que estamos inventando y no la que nos están trazando los ricos y poderosos, como el parlamento repugnante de una película donde siempre los pobres terminamos perdiendo.
Con la gente de el23.net hemos discutido largamente este asunto: estos compas están orgullosos del barrio como construcción de gente buena, enérgica y violenta. Dicen ellos que la sociedad del futuro debe ser y funcionar como los actuales barrios y no como las urbanizaciones de clase media o para millonarios y aristócratas. Dice El Cayapo: "No podemos anhelar para el futuro que la humanidad viva en barrios como los actuales, ya que estos son los campos de concentración donde el capitalismo condenó a vivir a los esclavos. Que en esos campos de concentración la gente se las ha arreglado para ir construyendo afectos y momentos gratos es una cosa, pero mientras haya barrios de gente pobre habrá urbanizaciones de ricos explotadores".
Cierto: uno asocia el barrio con temperamento caribe, música sabrosa, hembras-pueblo, carcajada y guerreros en formación, y es maravilloso que eso sean los barrios dentro de la tragedia del capitalismo. Pero en el futuro no deberían hacer falta los guerreros porque no debería haber guerra. Cuando haya sido liquidado el ansia de ser explotador y la necesidad de vender el cuerpo (alimento d ela esclavitud) entonces tendremos cancha para decidir entre todos si vale la pena permanecer en las casas, calles e infiernos que nos construyó esta época pavorosa que está muriendo, o si vale la pena el esfuerzo de ir a reencontrarnos con la tierra que abandonamos por meternos a urbanos y cosmopolitas.
"Pasarán más de mil años, muchos más": no es un bolero, es el ritmo de la historia humana y hay que acostumbrarse también al hecho de que no estaremos vivos para cuando esa discusión acerca del barrio necesario tenga sentido.

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Feliz cumpleaños 444 pues, Caracas, hasta donde eso sea posible.

martes, 5 de julio de 2011

5 de julio de 1811: ¿qué hacía el pueblo pobre mientras sus amos gritaban “independencia”?

Este texto de mi autoría fue publicado el 05-07-2011 en el suplemento Bicentenario 200 - Edición Especial del diario Ciudad Caracas.
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Si nos atenemos a la noción de “pueblo” que define al ser humano pobre, explotado, excluido o segregado, lo primero que es preciso anotar, con las miras puestas en el rescate de la historia del pueblo de Venezuela en el período republicano, es que hacia 1810 el pueblo era cerca de 90 por ciento de la población. Están incluidos acá los esclavos de minas y plantaciones, la servidumbre y los pulperos y pequeños comerciantes. Estos últimos eran mayoritariamente canarios; los primeros, negros y mestizos. No eran todos venezolanos, pero había una circunstancia o característica que los aglutinaba en un mismo grupo social: el profundo desprecio de los dueños del país (blancos peninsulares y criollos) hacia ellos, por su origen y condición.

Aquellos seres humanos (pulperos canarios, sirvientes y esclavos) hermanados por la miseria, la esclavitud y el odio de los poderosos poco después fueron separados y desgarrados mediante un ardid que todavía funciona: el proselitismo, la demagogia, la conducción interesada hacia fines y cataclismos ajenos a los intereses de clase de las mayorías.

Así, poco después del 5 de julio de 1811 asistimos al conocido holocausto en el cual dos porciones del mismo pueblo se despedazaron mutuamente defendiendo u hostilizando en contra de ideas, propuestas o nociones de las cuales no sabía un carajo: ni los “realistas” pobres habían visto nunca a ningún maldito rey y por lo tanto no tenían que profesarle ningún afecto, ni los “patriotas” pobres sabían qué cosa era eso de “patria”, "nación" ni “república”, como no fuera algo que le interesaba mucho al patrón y por lo tanto había que defenderlo o salir a buscarlo.

“La esclavitud honrada y laboriosa…”

La estrofa hímnica puede que haya servido para embaucar a millones durante mucho tiempo:

"¡Abajo cadenas!, gritaba EL SEÑOR
y EL POBRE EN SU CHOZA libertad pidió…"


Pero hoy por hoy todos sabemos, o deberíamos saber, que el rico señor nunca pensará ni anhelará lo mismo que nosotros los pobres en nuestras chozas. Eso es así hoy, y vaya si lo era en julio de 1811.

En un palmario y desgarrador bando de los próceres de la Primera República, hecho público el 26 de julio (15 días después de la firma del Acta de la Independencia) queda constancia de lo que significaba el pueblo pobre para la élite que se hizo con el poder defenestrando a la también criminal España. Ante la preocupación generalizada en las castas gobernantes por la proliferación de esclavos fugitivos que se dedicaron a emboscar a propietarios y comerciantes, el Supremo Poder Ejecutivo creó un cuerpo para neutralizarlos. Traducción para esta época: un cuerpo destinado a cazar a todo negro o pardo que estuviera fuera de las plantaciones. Dice el bando: “LA ESCLAVITUD HONRADA Y LABORIOSA NADA DEBE TEMER de estas medidas de economía y seguridad, con que el Gobierno procura el bien de los habitantes del país". Esclavo que se portara bien e hiciera su trabajo estaba a salvo; los malandros de mierda que se negaban a cumplir con el sagrado deber patrio de  trabajarles a sus dueños, iban a llevar plomo.

Celebraciones y rebeliones

En Caracas el pueblo más pobre se inclinó mayoritariamente hacia la facción de los independentistas. La ciudad era más bien pequeña y no había que hacer grandes esfuerzos para que la gente viera y escuchara, en la sede de la Sociedad Patriótica, a los oradores más connotados del momento. Allí se hablaba de patria, independencia y gloria, y por mucho que esos conceptos no significaran nada para un sirviente allí estaban la pasión de Miranda, Bolívar, Ribas y Paúl, entre otros grandes propagandistas y vendedores de ideología, para hacerlos atractivos, convocantes, importantes: necesarios. Todo el influjo magnético y enardecedor que el verbo de aquellos ciudadanos esclarecidos podía ejercer sobre el ánimo de aquel pueblo sin herramientas para argumentar o replicar estalló el día de la ceremonia del 5 de julio de 1811 en la iglesia de San Francisco, sin ir más lejos.

Según la historia que nos impusieron aquel fue un acto pulcro, moderado, recatado, aristocrático, elegante, pasteurizado y homogeneizado. Este testimonio de H. Poudenx da otra visión de la participación del pueblo, desde las ventanas y tribunas que daban al salón donde se discutía si Venezuela se independizaba o no: "Cuando van entrando los diputados a ocupar sus puestos amenazan de muerte a los moderados. Nunca tanta gente se había visto allí, ni jamás se observara en los oyentes el porte descomedido que en la ocasión tuvieron. Vítores y aplausos ruidosos y sin fin resonaban cada vez que tornaba o dejaba la palabra un diputado republicano: las opiniones equívocas eran acogidas con risotadas, silbos y amenazas...".

Lo ocurrido después de pronunciadas las palabras del presidente del Congreso, Juan Antonio Rodríguez (en la que anunciaba que quedaba "declarada solemnemente la Independencia absoluta de Venezuela") es descrito por un espantado José Domingo Díaz: "Aquellos jóvenes (se refiere el autor a los esclavos, servidumbre, pueblo pobre y excluido) en el delirio de su triunfo corrieron por las calles: despedazaron y arrastraron las banderas y escarapelas españolas: sustituyeron las que tenían preparadas, e hicieron correr igualmente con una bandera de sedición a la Sociedad Patriótica (…) En todo el día y la noche las atroces pero indecentes furias de la revolución agitaron violentamente los espíritus sediciosos. Yo los vi correr por las calles en mangas de camisa y llenos de vino, dando alaridos y arrastrando los retratos de Su Majestad, que habían arrancado de todos los lugares donde se encontraban. Aquellos pelotones de hombres de la revolución, negros, mulatos, blancos, españoles y americanos, corrían de una plaza a otra, en donde oradores energúmenos incitaban al populacho al desenfreno y a la licencia. Mientras tanto, todos los hombres honrados, ocultos en sus casas, apenas osaban ver desde sus ventanas entreabiertas a los que pasaban por sus calles. El cansancio, o el estupor causado por la embriaguez, terminaron con la noche tan escandalosas bacanales".

Una carta de Juan Germán Roscio a Andrés Bello reseña un acto de audacia poco conocido o totalmente desconocido: "El mismo día en que se instauró el poder ejecutivo fueron sorprendidos y arrestados algunos pardos en una junta privada que tenia, acaudillada de Fernando Galindo, con el objeto de tratar de materias de Gobierno y de la igualdad y libertad ilimitadas".

Como en toda Revolución, junto a lo más conservador y pacato suele relumbrar (y ser reprimido, aplastado, silenciado) lo más libertario y adelantado a su tiempo. ¿Por qué los venezolanos pobres, el común de la gente, no recordamos con orgullo y gratitud a este Fernando Galindo y a sus pardos en rebelión?

El ejemplo de Caracas… ¿Y por qué no otro?

Por cierto que Vicente Emparan, aquel Capitán General defenestrado en abril de 1810, escribía ese mismo año: "Si ya no están los mantuanos arrepentidos de su desatinada insurrección, muy poco pueden tardarse en arrepentirse; pero siempre será tarde. Como quiera que los mulatos y negros son 10 ó 12 por un blanco, habrán éstos de sufrir la ley que aquéllos quieran imponerles; y siempre están expuestos a los mismos desastres que sufrieron los franceses dominicanos: tal es la felicidad que se han traído los insurgentes de Caracas con su revolución".

La síntesis de este presagio se produjo poco después: la Guerra Social (1813-1814) fue su escenario, y José Tomás Boves el conductor de las rabias del pueblo.

Así que en 1811 el pueblo pobre convocado por los mantuanos de Caracas se volcó en celebración violenta. Pero en otros lugares (incluso dentro de la misma Caracas) la violencia no fue celebratoria sino de rechazo a los nuevos jefes del país, es decir, quienes habían sido sus jefes más cercanos. Otra vez el himno, portavoz de toda una ideología, incita a seguir “el ejemplo que Caracas dio”. Porque los ejemplos de Los Teques (un alzamiento de pulperos canarios) y Valencia (los negros y pardos) fueron distintos: allí no hubo celebración por la independencia tan anhelada por los criollos esclavistas sino turba y saqueo: sacudón puro y simple que luego fue aprovechado por conservadores españoles para alzarse “en nombre del Rey”.

En nombre del Rey: esa misma figura a la que acudieron los independentistas en 1810, aquella “Junta Conservadora de los derechos de Fernando VII”.

Pero los próceres de la independencia nunca serán llamados realistas; sólo los pobres insurrectos, los pobres manipulados, los pobres en rebelión, hemos merecido desde siempre las peores acusaciones e insultos. Historia patria no es historia del pueblo: esta es oscura y narrada en voz baja; la otra es celebrada y glorificada con pompa y escándalo.

viernes, 1 de julio de 2011

Lágrimas por sangre: la guerra continúa con Chávez o sin Chávez

Compinches, camaradas, panas chavistas al borde de la depresión. Entendamos algo: nosotros estamos en GUERRA contra un enemigo sucio y poderoso. Esa guerra no ha entrado aún en su fase bélica (es decir, no ha llegado la hora en que nos mataremos en las calles) pero ellos y nosotros hemos asumido una singular variante del ceremonial consistente en matar al otro: desearle la muerte y contentarnos cuando una de esas balas metafísicas alcanzan al enemigo, o a uno de ellos. Ellos celebran nuestro dolor y nuestras lágrimas; nosotros se los cambiamos por sus lágrimas y dolor. Lágrima por lágrima, por ahora; vendrá el tiempo de cambiar lágrimas por sangre. Lógica de la guerra, y ninguna guerra es mansa, limpia o cándida (y menos la lucha secular de clases, la de opresores contra oprimidos): burgueses y cimarrones nos odiamos hasta el exterminio. Y entre hermanos de luchas nos queremos hasta la rabia del adiós.

Habrá quienes se dejen moderar o silenciar por los sentimientos religiosos y convencionalismos sociales, pero en mi caso (y acá me toca hablar en primera persona), ateo y antisocial como soy, no siento ninguna necesidad de ocultar que me contenta la muerte o la desgracia de los ricos, de sus agentes y aliados. Ah carajo: todos, los de este lado y los de allá, sentimos y pensamos exactamente lo mismo. Sólo que la religión y las normas de convivencia no dejan a algunos expresarlo abiertamente. Así que no se extrañen ni se duelan de la felicidad del enemigo ante la explosión, justo en el blanco, de un misil de la naturaleza en el cuerpo de Hugo Chávez. Ellos están felices hoy; mañana estarán (otra vez) compungidos y tristes.

Porque todavía no se termina esta guerra. Mañana cambiaremos bala por bala; hoy apenas cambiamos sus lágrimas por las nuestras. Vamos bien: tenemos un plomo en el ala pero nadie ha dicho que para luchar hay que andar volando: plomo en el ala, tracción de sangre en estas patas de caminar.
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Dato histórico: el pueblo venezolano SIEMPRE se subleva, se sale de cauce, se suelta a la anarquía y a la destrucción, cuando sus conductores legítimos o impuestos cesan en funciones, mueren o pierden el control del orden convencional de la sociedad: cuando ya no obtienen reconocimiento ni por el afecto del pueblo ni a través del miedo. Sucedió el 5 de julio de 1811 (Sacudón contra blancos criollos y españoles de espanto cuando se declaró la independencia); sucedió el 5 de diciembre de 1814 a la muerte de Boves; sucedió en 1830 a la muerte de Bolívar; sucedió en 1936 en ausencia de Gómez; sucedió en 1958, degollina bestial al largarse Pérez Jiménez; sucedió el 27 de febrero cuando la figura del presidente y del régimen quedaron disueltas a los ojos de la gente; sucedió el 12 de abril de 2002 cuando Chávez fue secuestrado y un burro domado en la cúpula empresarial del país anunció que era el rey de Venezuela.

Antichavistas: harían bien en no jugar o fantasear con la idea de que Chávez va a quedar fuera de juego y ustedes van a proclamarse jefes de nadie en esta mierda. Rueguen que el único muro de contención entre las rabias acumuladas nuestras y el confort de ustedes no se resquebraje. La historia no muestra otro camino: cuando nos quedamos sin figura rectora o ésta se pervierte, corre la sangre.

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Pronóstico 1: Chávez derrotará esta vez al cáncer (parece que ya lo ha derrotado). Es decir, saldrá vivo de este trance.

Pronóstico 2: el antichavismo buscará la forma de colocar en la calle la matriz según la cual la incapacidad de Chávez para ejercer la presidencia es permanente, y dejará colar el lema: "Es hora de que gobierne una nueva generación".

Incertidumbre 1: no sabemos si Chávez quedará en condiciones de asumir y encarar una campaña feroz y vigorosa como la de 2012. De esa circunstancia dependerá en buena medida la victoria o derrota electoral del chavismo.

Incertidumbre 2: no sabemos cuándo mierdas el chavismo no oficial, eso que gusta de llamarse "movimientos sociales" y hasta "Poder Popular" entenderá de una maldita vez que la Revolución no se hace en Miraflores sino en la perra calle, y que esté o no esté Chávez al mando hay que empezar a inventar y diseñar las formas de organización mediante las cuales esa Revolución ha de continuar su avance. Porque a final de cuentas, algún día cercano o lejano:

Chávez morirá

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Dilema incómodo y único: ¿debemos EXIGIRLE a Chávez que siga sometiéndose a los bombardeos del enemigo como presidente? ¿Por cuántos años más? ¿No lo estaremos matando? ¿Sería una demostración de madurez nuestra el comenzar a asumir que nuestro guerrero más visible tiene derecho a descansar, o a pelear desde trinchera menos exigente?

Es lo que hay. Aguante allá, mi pana Chávez. Aquí seguiremos en lo mismo, como lo hemos hecho por 500 años.

lunes, 27 de junio de 2011

Si usted es periodista profesional y está orgulloso de ello, usted es un coñoemadre

Por ahí andan unos compas citando emocionados a Kapuscinsky: "Para ser periodista hay que ser buena persona ante todo. Una mala persona no puede ser periodista".
Qué iba a saber ese pobre polaco güevón lo que la universidad iba a hacer con el noble oficio. El periodismo se jodió cuando la sociedad aceptó el chantaje de la academia, ese según cuyo mandato e imposición sólo los egresados de una universidad son capaces de registrar y difundir informaciones. Cuando usted acepta eso, compadre, usted está reconociendo que quien pasa unas materias y presenta una tesis es dueño de una superioridad moral que lo eleva por encima del común de la gente. Y alguien que piensa así no puede ser buena persona: un periodista graduado que se siente superior por serlo, es una plasta de mierda.
El único periodista que puede ser "buena persona" es aquel que reniega de sus años de adoctrinamiento en la fábrica de burgueses por excelencia. El que se baja de su pedestal y, como primer gesto, admite que el derecho exclusivo que le otorgan sus años de "formación" sobre el registro de la realidad es una estafa, una trampa, una burla. He oído imbéciles decir que el paso por la universidad garantiza que el periodista tiene alto sentido de la ética y la responsabilidad. Como si tragar libros fuera la solución para frenar los impulsos perversos o malignos que hacen que no se distinga entre el bien y el mal. Es en serio: hay gente que cree que si usted se lee a Savater y a Umberco Eco entonces se vuelve bueno y chévere y no va a mentir nunca. Asómese a cualquier periódico o noticiero de este país para que verifique lo que está de cajón: que esa verga es un engaño. El periodista es un ser que clama por ser contratado por el Estado o por una corporación, y al servicio de cualquiera de esas entidades deberá empeñar su verbo y su oficio: si usted trabaja en Globovisión o VTV y no dice lo que su patrón le ordena usted está botao. ¿Da la casualidad que usted piensa igual que su patrón y por lo tanto no se siente presionado o extorsionado al comunicar? Harina de otro costal. Pero cuando usted recibe un sueldo por comunicar está poniendo en venta o alquiler su independencia y su libartad para decir lo que vio y no lo que quiere leer u oír el millonario mamagüevo que le paga.
Por lo demás, alguien que esté orgulloso de su título es alguien que cree que la noticia es una mercancía (y por eso él o ella es profesional del ramo: para ganar plata vendiendo esa mercancía) y por lo tanto se jodió, es un asco de gente.
Para resucitar el periodismo hará falta regresarlo a las manos del comunicador por excelencia: el pueblo que anda y se forma en las calles, no en esos campos de concentración para sifrinos que son las ecuelas de comunicación social. TODAS las escuelas de comunicación social. Mientras tanto lo que tenemos es esto: http://discursodeloeste.blogspot.com/2007/06/autopsia-del-periodismo-venezolano.html

sábado, 18 de junio de 2011

El viejo y retorcido tema carcelario


Ha estallado un verguero en El Rodeo I. Deje que le digan lo que quieran, permita que lo bombardeen con propaganda política de aprovechamiento de la situación. Cuádrese con los familiares de los Guardias Nacionales muertos o con los de los presos. Déle rienda suelta a su solidaridad y sus protestas a favor o en contra de quien sea. Pero no pierda de vista los elementos de la noticia original:
  • En El Rodeo hubo una batalla, un enfrentamiento entre bandas armadas (muy bien armadas), con resultado de más de 20 muertos y decenas de heridos. No hay cifras exactas, ni hace falta porque la gente no es puro número y estadística.
  • La guerra iba a continuar, porque dentro de la cárcel hay guerreros, municiones y artefactos suficientes para prolongar la situación por varios días.
  • La Guardia Nacional intervino por orden del Ministerio de Interior y Justicia, y en esa intervención ha habido nuevos muertos y heridos.
  • Los familiares de los presos, angustiados y enardecidos ante el despliegue militar en las afueras de la prisión, porque supusieron o suponen o quieren creer que la Guardia no está ahí para aplacar a los amotinados sino para matarlos a todos, se enfrentaron a la GNB y ésta los espantó con gases lacrimógenos.
  • Quienes, a la hora de escribir estas reflexiones, estaban resistiendo y enfrentando a la GNB en El Rodeo eran los pranes del lugar. No era el recluso pobre y raso, sino el poderoso. En El Rodeo hay dos tipos de protesta a esta hora: están los familiares de presos comunes sin cartel clamando por sus derechos, y los pranes y su gente clamando por la continuación de sus privilegios.
Repito: crea lo que quiera, échele la culpa a la GNB, a los reclusos, al sistema de "justicia" o a Globovisión, pero no pierda de vista que eso de arriba fue lo que ocurrió. Y no pierda de vista que, sea de quien sea el disparo que suene dentro del penal, el antichavismo dirá que son las armas de Chávez asesinando en masa a los reclusos.

***

No es nuevo el problema ni el personaje llamado pran. Entre los casos más o menos antiguos que recuerdo y que abordé personalmente:
Un pran es un sujeto que asume para sí las funciones y privilegios de jefe de un pequeño Estado, con ramificaciones en el Estado real (el institucional y el activo en la calle). Capitalista como todo el mundo y con una enorme habilidad para sacar provecho de las aptitudes y actitudes más señoriales y tiránicas, capaz de enfrentar y liquidar al entorno más hostil, el pran llega a convertirse en dueño, patrón esclavista, cobrador de impuestos a la vida: es el empresario exitoso de la cárcel, su figura es copia y extensión del engreído que también se enriquece afuera, porque nunca se dejó capturar en jugadas feas o porque esas jugadas feas están permitidas y legalizadas para ciertos sectores sociales.
En una cárcel el que no tiene para pagarle vacuna al pran se va a pudrir en las celdas donde el lumpen mata y muere, viola o se deja violar; donde el chigüire y la bruja no sobreviven y si lo logran es aceptando rebajarse a condiciones infrahumanas de indignidad. Así que cuando caigas en la cárcel lo mejor es que vayas a negociar con el pran las concesiones que harás para salir de ahí con vida. O con algo que merezca llamarse vida.
El pran es un personaje público y notorio. Una indagación mínima basta para saber quién o quiénes son los pranes de cada cárcel, de cada "tren". Ellos no andan escondiéndose ni lo necesitan. Suponiendo que las altas autoridades policiales y de justicia no supieran quiénes son o qué hacen, ¿qué les van a hacer si los descubren? ¿Los van a meter presos?
Chávez mismo mencionó en un Aló Presidente al inefable Wilmito, mandamás de la cárcel de Vista Hermosa. Palabras más, palabras menos, reveló el presidente un chisme que le había llegado y que es desayuno habitual donde usted se pare en el estado Bolívar: que el Wilmito mandaba en el estado más que el Gobernador. Su palabra vaya adelante.

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¿El Gobierno le ha declarado la guerra a las mafias carcelarias? No sabemos porque no lo ha anunciado. Si ese fuera el caso, ¿qué cárcel sigue en la lista de "intervenidas"? ¿O será que sólo serán intervenidas aquellas donde haya masacres previas?

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¿Cárceles para ricos o para cobardes con plata? Que yo recuerde hubo una, sí, la cárcel de El Junquito. Allí estuvo guardado unos meses, con su computadora y otras comodidades, el espanto ese llamado William Ojeda. ¿Por qué en el tiempo revolucionario no hay más cárceles para ricos? ¿No sería fino inventar un día que hubo un motín ahí adentro a ver si la Guardia se mete a masacrar hampones chiquiluquis?

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Sin querer sacarle al cuerpo al tema del momento, quería referirme a la enorme ayuda que ha significado para los pranes y mafias carcelarias el acceso a la tecnología (o el acceso de perolitos tecnológicos a las prisionjes). Ya es viejo y manido el cuento de que muchos secuestros y robos los organizan y controlan reclusos desde las cárceles. Que un sujeto con poder y conexiones esté preso ya no significa que sus rivales o víctimas estén a salvo. Si usted se mete con quien no debió meterse (ese tipo que paga condena en un penal de máxima seguridad) da lo mismo si está dentro de su misma celda o en Europa, ya que siempre usted estará al alcance de una llamada telefónica. Las balas ya no viajan en línea recta sino a través de sistemas celulares.
Movistar: con quien quieras, como quieras.
Malandro cualquiera: cuando tú quieras yo quiero.
Ya antes nos ocupamos de un asunto periférico pero revelador:

Periodismo penitenciario

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Es mentira que había una vez una cárcel llamada El Rodeo donde todo era paz y armonía, y entonces llegó la Guardia Nacional y ametralló y sigue ametrallando a los pobres presos que no se han metido con nadie.
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Es mentira también que existe una confabulación entre los presos y el poder económico para desestabilizar al Gobierno de Chávez y por lo tanto hay que darles una medalla a los chicos buenos de la Guardia Nacional por haber ido a aplacar a ese antro cuya inmoralidad espanta a la pulcra, santa y excelsa GN. ¡Uy!
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No sea pendejo, cabrón, acomodaticio ni cobarde. Aventúrese a explorar el problema carcelario en toda su complejidad, o terminará cayendo en alguna de estas dos situaciones vergonzosas: llorando a moco suelto, conmovido con el teatro montado en Globovisión por la prostituta barata esa llamada María Corina Machado, Ismael García y Julio Borges, o asistiendo a esa movilización ridícula de apoyo a la Guardia Nacional (ah, pero eso sí: BO LI VA RIA NA), como si no fueran elementos de este cuerpo, en este tiempo y en muchos anteriores, los responsables de fomentar y permitir el acceso de armas, droga y tecnología a cada búnker particular en cada cárcel, a manos de cada pran.
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A la clase media, a los ricos y a sus sirvientes más arrastrados (periodistas al servicio de las corporaciones privadas y estatales de la información) no les importa, no les conmueve, no les sensibiliza ni les quita el sueño una matanza en una cárcel. Lo mismo debe decirse de los políticos profesionales, de izquierda y de derecha. Lea:

Los presos políticos del capitalismo silencian a la izquierda indignada

También están las ONG que reciben plata cada vez que hay violencia y muertos (y por lo tanto viven del derramamiento de sangre y la putrefacción del sistema). No es una metáfora: hay una verga llamada Observatorio Venezolano de Prisiones, cuyo dueño es un tal Humberto Prado, que cobra en dólares el morboso "oficio" de contar muertos en las cárceles. En general, ellos son los propagadores de los retorcidos deseos de todo aquel que piensa que la sociedad es chévere y que sólo hace falta quitar del medio a los delincuentes pobres para que sea perfecta. Ah, pero ni te metas con los banqueros, empresarios, mercaderes y demás parásitos del sistema: delincuente pobre a la cárcel o al cementerio; delincuente rico, a las revistas Forbes, Exceso, Gerente y Producto, y a las páginas de sociales de El Universal.
Todo el despliegue que usted verá en estos días alrededor del drama carcelario tendrá por objetivo tratar de convencerlo de que el Gobierno lo está haciendo muy mal o que lo está haciendo muy bien. Usted no verá nunca declaraciones sinceras de solidaridad hacia los presos, como no provengan de familiares y grupos que no se organizan para obtener dividendos políticos sino para acompañar a los dolientes en su rabia y desesperación.

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Resumen: las cárceles están llenas de armas, de drogas y de gente poderosa que mata, esclaviza y organiza la delincuencia dentro y fuera de las cárceles, y esto es responsabilidad directa de un sistema que no logró depurarse, ni lo logrará en el poco tiempo que le queda al experimento llamado "Gobierno Bolivariano".
Y mucho menos lo logrará en el que venga después. En esta carrera inútil contra la putrefacción social inherente a la última fase del capitalismo, el chavismo en funciones de Gobierno tiene la ligerísima ventaja, con respecto a las facciones del poder económico, de que al menos sabe cuál es el origen de las tragedias y corruptelas. Al menos de la boca para afuera uno oye decir a los altos y medios dirigentes y funcionarios del chavismo oficial, y también a la militancia de base, al chavista raso, que el problema carcelario (y otros más) es estructural y pertenece al capitalismo. Eso revela al menos una intención de enfrentar el problema desde su estructura, aunque a la hora de la chiquita la declaración no pase de ser especulación filosófica pura: pienso en socialismo pero actúo en capitalismo.
El antichavismo en pleno, en cambio, cree y sostiene que todo es un problema de gestión o gerencia, que el capitalsmo es chévere pero que aquí no funciona bien porque está en manos de los comunistas de mierda. Creen los pobres que se puede tener cárceles lindas y buenas, bien administradas, en un sistema consistente en que todo lo que haya que arrasar, para yo meterme unos reales, debe ser arrasado.

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Post data. ¿A usted le parece correcto o le alivia que los presos sean masacrados o que se maten entre ellos? Piénselo bien: un preso es un ser humano como usted, que comete errores como usted, tiene debilidades e impulsos antisociales como usted (¿o a usted no le han dado ganas de aplastarle la cabeza a alguien que lo hizo arrechar? ¿Usted no ha soñado con la riqueza fácil o con poseer sexualmente a esa o ese menor?), con la diferencia de que el hoy recluso sí hizo lo que usted nunca hará... probablemente. Él sí mató a alguien y es un asesino consumado; usted sueña con la posibilidad de matar, robar o violar, y se pasa la vida reprimiendo esas ganas. Así que siga reprimiéndose, y de vez en cuando recuerde qué es un preso: un tipo o tipa como usted que un día se hartó de tanta inhibición social y hoy está encerrado.
Si un día usted supera también esa inhibición y no tiene cualidades de líder o mafioso, ubique en la cárcel al pran y negocie las condiciones de su existencia en el penal. Porque ni su abogado, ni la Guardia Nacional, ni el director del penal, ni la justicia ordinaria le resolverán nada: en la cárcel el Estado que usted conoce aquí afuera no existe. Existe otro Estado, parece que funciona y por lo tanto hay que pagarle bien caro.

jueves, 9 de junio de 2011

Las izquierdas, los chavismos y el pueblo inmóvil



Fue Juan Domingo Perón quien acuñó la esclarecedora, honesta y reveladora sentencia: "El poder se conquista con la izquierda y se defiende con la derecha". La frase es suya, pero la práctica que desnuda es mucho más vieja que el tiempo vital del general argentino.
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¿A alguien le suena la palabra "demagogia"? ¿A quién puede sonarle nuevo o curioso el que los pobres seamos los constructores del planeta, pero que la fama, los honores y el confort les han correspondido sólo al becerro patiquín, aristócrata, señor feudal, burgués, empresario o tirano que mira desde sus amplios ventanales como sus esclavos le dan forma física y espiritual al mundo?
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El mecanismo que asoció históricamente la idea de "izquierda" a la idea de pueblo oprimido es puramente retórico. ¿Y el socialismo?
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¿Y el chavismo? ¿O será que hay más de un chavismo? Ya hace rato detectamos el chavismo oficialista (la burocracia, el PSUV) y el chavismo popular (la gente que actúa, se mueve y discute por pura pulsión emocional e íntima conexión de clase con Hugo Chávez). Hay también una fauna a la que dan ganas de llamar con sorna "Intelectuales en Defensa de la Humanidad", pero alguien se lo puede tomar en serio y creer que soy devoto del Buen Abad Domínguez y Pascual Serrano y mierdas burguesas por el estilo. Así que preintelectuales está bien.
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Y ¿quiénes fueron o dónde se ubican esos vergajos que marcharon el martes 7 en Caracas, se desplazaron en clave de protesta y crítica contra el malfuncionamiento del Estado burgués y contra el tóxico chavismo de oficina y aire acondicionado, y que al final armaron la fiesta encima de una tarima que decía "Unidad popular con Chávez"? Estuve allí y sé, porque además se cae de obvio, que había ahí de todo lo anterior: burócratas, activistas de diversos movimientos, hablapajas de café con leche, pueblo llano, preintelectuales, académicos, campesinos, raperos, comunicadores y coñitos de esos que zumban pelotas pa arriba y tragan candela y tal en los semáforos.
De todo: así que no era otro chavismo sino una muestra pequeña (unos dicen que había 3 mil personas y otros que había 10 mil, así que ninguna de las dos cifras debe ser correcta) de eso que llamamos chavismo así después lo subdividamos.
¿Una tendencia dentro del chavismo? ¿Una parcela activa dentro del chavismo, a medio camino entre la doña del barrio que guerrea contra el capitalismo a sartenazos y el hablapaja profesional?
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¿Y vamos a seguir hablando de chavismo? Es preferible. Porque estamos en Venezuela y aquí hace rato sonó la hora de reubicarnos en el espectro político con un lenguaje propio, actualizado o al menos producto de nuestras luchas seculares, no con los códigos impuestos por realidades y procesos distintos a los nuestros. Los conceptos canónicos de izquierda-derecha, por ejemplo, remiten a los albores de una revolución burguesa que degeneró en "esto" que hoy tritura a los seres humanos y demás elementos de la naturaleza. Sin embargo, entre sujetos y grupos que se asumen revolucionarios y libertarios persiste el fetiche y la adoración de la marca "de izquierda" como presunto ámbito aglutinador de las luchas del pueblo. He oído y leído clamores al respecto entre la gente de El Cayapo-Epatú-Encuentro Mundial de Ignorares. Otros compas también le han metido el dedo (más bien el brazo completo, hasta el hombro) a esa molestosa llaga del esquematismo preintelectual, con esta contundencia:

"El solo hecho de seguir viendo la política con criterios de topógrafo dice mucho de nuestra incapacidad para superar el gran paradigma de la revolución burguesa. Y henos aquí, una vez más, en ello. Es tal nuestro conservadurismo que la escena de la Revolución Francesa donde girondinos y jacobinos ululaban, unos en el ala derecha y otros en el ala izquierda de la Asamblea, todavía constituye nuestra carta de navegación para ubicar aliados y enemigos. La idea es dar el gran brinco cultural que nos permita desempotrar esa escuela de nociones que sigue rigiendo con valores burgueses nuestro pensamiento".

Así habló Alcides Maldonado, de oficio compai de uno.

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Y ¿cómo seguir prefiriendo llamarse o ser identificado como alguien "de izquierda" si en esa tendencia han dicho y siguen diciendo militar sujetos como Teodoro Petkoff, Luis Miquilena, Kico, Vladimir Villegas, Andrés Velásquez, Ismael García, el PPT y Podemos en pleno, e incluso personajes tan ajenos a las luchas populares como Leopoldo López y Delsa Solórzano; un puño de marxistas, marxianos, marxólogos y marxeros de paltó y corbata, sin contar el amplio abanico de burgueses comemierdas que, como Marx fue burgués, entonces ellos se pretenden continuadores y merecedores del título de socialistas e izquierdistas: desde el presidente de España hasta los intelectuales chavistas o antichavistas (Heinz Dieterich y Luis Britto García) que viven de lo que escriben a favor o en contra de Chávez. Como estar "junto al pueblo" o al menos proclamar que se está junto al pueblo da a veces tan buenos resultados (remember Perón), a la mayoría de los líderes y aspirantes a líderes se les dé tan fácil y natural decir que son militantes de izquierda.
¿Usted ha escuchado la palabra "progresista" (o "progre", como llaman cariñosamente en algunos países a los izquierdosos)? Se trata de una denominación que incluye al activista barrial pero que concede indulgencia y salvoconducto también al sujeto que dice ser "de izquierda" y sus amigos se lo creen, a pesar de que nunca se ha ido a ensuciar las manos haciendo lo que hace un obrero o campesino. Pues bien, miren para lo que quedó en Venezuela el concepto y la denominación "progresista":
Y mejor ni hablemos de lo puteada que anda la denominación "socialista", teniendo en cuenta que la "Internacional" que se arroga la representación mundial de los partidos socialdemócratas y sus matices ya metió en un mismo saco hace rato al Psoe, a AD, al Apra, a Un Nuevo Tiempo y al PSUV. ¿Lula? Socialista. ¿Michelet? La más socialista de todas las chilenas. ¿Fernando Buen Abad y Ramonet? Socialistas y además chavistas (es decir, casi santos). ¿El sub comandante Marcos, Chomsky, Margarita López Maya, los jesuitas del Centro Gumilla, Miguel Henrique Otero (no se rían, que la mamá y el papá de este coloso de la democracia se cansaron de recibir agasajos y galardones en la Cuba de Fidel), Carmen Ramia, Américo Martín? Socialistísimos todos. En el caso del dueño de El Nacional, el socialismo se transmitió vía hereditaria desde los genes de un burgués ladrón y acumulador de obras de arte a un burritranco pajizo que a dos cuadras se le nota que anda falto de cerelac o que fue hecho con miao.

***

Vuelta a la marcha y sus activadores y participantes. Emociona que haya un gentío capaz de movilizarse sin que Chávez y el Psuv se lo ordenen. Otra buena noticia es que allí hay una masa tan heterogénea que no será posible aglutinarla bajo otra bandera que no sea la de Chávez y su monolítica referencia, Por ahora. ¿Por qué por ahora? Por la sencilla razón de que Chávez dejará de ser presidente y morirá algún día, y no podemos ser tan miopes o imbéciles como para restringir el radio acción de lo venezolano-revolucionario a lo que haga o deje de hacer ese caballero en Miraflores.
¿O será que sí somos miopes e imbéciles? ¿Quién anda por ahí discutiendo lo que hemos de hacer como factores del pueblo organizado en la Venezuela post Chávez? ¿O es que nada más estamos preparados para exigirle cosas a Chávez porque creemos que ese caballero será presidente para siempre, y que para siempre tendrá la obligación de darnos plata, trabajo y emociones?
Más preguntas: ¿quién anda discutiendo u organizando las movilizaciones y acciones contra el capitalismo, más allá de las acciones contra el Estado? Vale, que el Estado burgués es una de las llagas más notorias del capitalismo y por eso es importante confrontarlo, pero ¿qué tal si con la misma energía que le exigimos y le reclamamos a Chávez le echamos un susto un día de estos al mero centro del capitalismo, que es el sistema compuesto por la fábrica, el distribuidor, la escuela y el medio de información a su servicio?
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Sobre el pueblo inmóvil.
Hemos estado discutiendo entre compas sobre lo fácil que es echarse encima la etiqueta de pueblo, y asumir que lo que hace uno califica como acción política de nuestro pueblo. Parece fácil la ecuación: soy parte del pueblo pobre, explotado y excluido, así que esto que hago lo está haciendo el pueblo. Pero regresemos a uno de los primeros párrafos: hay un chavismo popular y es esa gente que actúa, se mueve y discute por pura pulsión emocional e íntima conexión de clase con Hugo Chávez. Gente que no tiene colectivos ni banderas ni jefes, y que si le ponen una franela del Psuv porque Chávez lo ordena pues esa bandera es la que es. Es nuestra gente volátil y en su volatilidad a veces se enardece, a veces se desanima, a veces se abstiene de votar y el echa al comandante vainones duros como el de 2007.
Es nuestra gente aparentemente adormecida, pero que en su latencia puede desbordar amor o poder destructivo.
Es nuestra gente anónima: el gran durmiente del que habló Alí Primera.
Es nuestra gente pobre y engañada, que una vez despertó y arrasó con los templos del consumo.
Pero eso fue cuando se cansó de adorar a Rómulo y al doctor Caldera, cuando se hartó de votar por Acción Democrática y Copei.
Pregunta al chavismo oficial, a los preintelectuales de izquierda chavistas, a los que creen que decir "Viva Chávez" suena igual en la boca de un pobre y en la de Cilia Flores: ¿ya ustedes saben qué van a hacer, aparte de fotografiarse con el comandante, para que el amor del pueblo no se convierta de pronto en fuerza arrasadora y venga por ustedes, Chávez incluido?
Porque este pueblo no está inmóvil ni adormecido, sino en tensión.

jueves, 2 de junio de 2011

La gente y sus principios, el Estado y sus intereses, Chávez y sus movidas

Yo he tenido parejas a quienes les he dicho: "Chama, yo te amo, pero..." y dos minutos después ha estallado en llanto o en furia porque lo que le dije después del pero le sirvió para hacer estallar el conflicto y la coñaza. Importa una verga la declaración inicial: lo importante es lo feo, lo maluco, lo que pudre todo y no lo que armoniza. Tal cual, sin diferencia alguna, me sucede con casi todos los artículos de opinión. El contenido del primer párrafo que escribiré después de esta nota o presentación va a ser olvidado, obviado, pasado por alto, ignorado por la mayoría de ustedes, los que van a leerlo. Estoy fatalmente convencido de ello. A causa de ese olvido o pasada olímpica por el mismísimo forro de sus respectivos cuadernos, voy a ser llamado oficialista por los comunistas, escuálido por los oficialistas, pragmático por los idealistas, idealista por los pragmáticos, burgués por los marginales, marginal por los burgueses y loco comemierda por casi todos ellos (ustedes). Solía pasar, cuando en este país se hablaba de política y no sólo de chavismo y antichavismo, que uno leía un discurso o reflexión y se quedaba con lo mejor, con las ideas y datos con los cuales concordábamos. Pero por culpa de vaya-usted-a-saber qué mecanismo de mierda, ahora todo el que lee se queda con lo peor, con lo que lo hiere en lo personal, con lo que genera roncha e inconformidad. Si usted se aparta un milímetro de lo que piensa este u otro opinador, prepárese, porque ese milímetro será usado para picarlo en pedazos, masticarlo, escupirlo y vuelto a triturar: si usted no piensa exactamente igual a alguien, ese alguien lo reducirá a la condición de Judas Hitler Caín Uribe Bush. Así que, estimados Luigino Bracci, Hernán Cano, Aaron Corredor, Marcos Salgado y demás botados de la Radio del Sur, ya estoy preparado para lo que venga de ustedes, y ya me imagino qué es lo que viene porque probé un sorbo de eso en twitter. ¿Qué es una vuelta más para un ventilador? Así que por favor lean la cosa, y cuando yo les dé la señal (la señal es la palabra pero) procedan a olvidar el primer párrafo y a hacer lo que ustedes ya saben: quedarse con lo más feo y lamentable del discurso.

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A mí, en lo personal, como individuo; a mí, que al igual que todo el que se dice revolucionario, socialista y "de izquierda" en este país, opina que los principios son sagrados e innegociables (y después voy y me jarto una pepsicola o una polar), me parece que la decisión del Gobierno de Venezuela de ayudar al Gobierno criminal de Colombia a inmovilizar y exterminar a las FARC y sus alrededores, es una cagada. Es espantoso que se entregue a Juan Manuel Santos a una gente que está continuando una lucha secular del pueblo colombiano. Me parece además un hecho lamentable e inexcusable el que a unos periodistas de la Radio del Sur los hayan despedido por tener esa opinión y haberla expresado al aire.
Voy:

Pero...

una cosa es lo que yo piense, sienta y opine como individuo, y otra cosa es lo que alguien debe hacer cuando está al frente de un Estado. Cuando no están en juego sus principios como hombre sino el rumbo de un proyecto de país.
Ya está, hagan como si no hubieran leído el primer párrafo.

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Recuerdo que hace unos años se discutió mucho sobre el conflicto recurrente entre la ética individual y el interés colectivo, a raíz de un suceso dramático: la muerte de un rescatista (no recuerdo si de los bomberos o de la antigua Defensa Civil) en un entrenamiento en el Ávila. El hombre era uno de seis caballeros que hacían una práctica a bordo de un helicóptero, y a él le tocó en determinado momento colgarse de una cuerda y desplazarse así, volando a varios metros de altura sobre la Cota Mil. Al parecer sobrevino una ráfaga de viento y el aparato perdió su frágil estabilidad, comprometida ya con el peso del rescatista que pendía de la cuerda. El helicóptero se fue de lado y era inminente su estrellamiento contra las faldas de la montaña.
Pero no era inevitable: existe cierto código deontológico o de ética, un acuerdo (no sé si escrito o tácito) entre rescatistas, que permite al grupo optar por el sacrificio de uno cuando la vida de todos está en peligro. Así que alguien allá arriba, en el helicóptero, debió tomar una decisión en segundos, echar mano de un cuchillo y cortar la cuerda.
El equipo se salvó, y el precio de esa salvación colectiva fue la muerte del güevón que colgaba.

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¿La política es una mierda? No sé, pero es la política. Y para colmo muchas veces la ejercen los políticos.

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Los Estados no tienen ética. Los seres humanos sí, y es deseable que los nuestros la respeten y defiendan con el ejemplo, la acción y el discurso, siempre. ¿Qué ocurre cuando un ser humano es puesto al frente de un país, un Estado y un proyecto, y en el ejercicio de ese mandato tiene que escoger entre sus principios individuales y la sobrevivencia del colectivo?
Repreguntemos: llegado el momento de la toma de decisiones graves, ¿es de exigírsele al jefe o mandatario o vocero que actúe según sus convicciones individuales o según convenga al colectivo?
O mejor: el sujeto que elegimos para que se pusiera al frente del proyecto, ¿está allí para demostrar lo fiel que le es a sus principios individuales o para hacer lo que sea necesario para salvar el proyecto?

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Conferencia de Yalta
. Que se haya producido, ¿significó que Churchill y Roosevelt se volvieron comunistas o que Stalin se convirtió en afecto a los anglosajones, o que decidieron ser aliados? Pues resulta que ni lo uno ni lo otro: todo lo contrario. Aunque parezca una contradicción, ese tipo de pactos casi siempre se dan entre grupos o personas cuyos puntos de vista o ideologías son irreconciliables. Si usted y yo pensamos lo mismo ¿para qué vamos a pactar nada? Échale bolas tú allá que yo hago lo mismo aquí. Pero si en algún momento me toca compartir la habitación con el enemigo más vale que tengamos un acuerdo, o que nos dejemos de fintas y pendejadas y nos matemos a cuchillo de una buena vez.
Cuando Santos ganó las elecciones en Colombia, a él y a Hugo Chávez, irreconciliables como son sus visiones del mundo, se les presentó una oportunidad de meterse en un ring de boxeo (no ellos individualmente, sino ellos y los países de los cuales son presidentes) o de jugar ajedrez. Ambos sostuvieron un par de encuentros y de allí salió la decisión de jugar ajedrez.
El ajedrez suele ser más lento, caballeresco y misterioso en las formas que el boxeo, pero no por eso es menos sucio. En el ajedrez los peones suelen ser sacrificados para que el rey (símbolo del poder y la estabilidad del reino) no muera y todo se pudra: asqueroso.

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¿Cuál suele ser el objetivo, la meta última de un encuentro acordado entre sujetos, naciones u organizaciones que jamás pensarán ni siquiera parecido? Un pacto de no agresión. La colaboración mutua en algún tema específico. Es decir, la cartilla mínima para no terminar cayéndose a cañonazos: tú por allá y yo por acá. Estamo en paz y estamos chao: cada uno por su lao.
En un acuerdo, cualquiera que sea, yo hago concesiones y el otro hace las suyas también. Yo me rayo ayudando a un fascista y el fascista se raya ayudandome a mí que soy comunista. ¿Hace falta señalar en qué medida se está rayando Chávez con su "mejor amigo"?

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La pregunta que todos nos hacemos y que nadie ha salido a responder oficialmente: ¿qué cosa tan fea, grande, crucial o monstruosa está concediéndole Santos a Chávez como para que éste haya decidido ayudar a la Colombia de Santos a ganar una guerra? ¿La entrega de Makled y sólo eso?
Le corresponde a Chávez en persona responderlo. Pero casi todo indica que no lo hará. Y que por lo tanto los demás seguiremos teniendo cancha para toda clase de especulaciones y sospechas.

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Caso periodistas de la Radio del Sur. Los compas expresaron su rotunda e indignada inconformidad con la entrega de Pérez Becerra a Colombia en tiempo récord. Dicen que por ello fueron despedidos (nadie ha dicho nada, pero no hay que vivir en el subconsciente de Izarra para deducirlo), lo cual plantea la segunda parte de nuestra discusión.
Los amigos periodistas dicen que les fue violentado su derecho a emitir opiniones, que les fue coartado el ejercicio de la crítica a lo interno del proceso. Vuelvo al primer párrafo (ese que ustedes olvidarán): sí, es asqueroso, desde mi punto de vista, que a alguien lo aparten de su trabajo por opinar. Pero ese es uno de los riesgos que se corren cuando uno acepta firmar un contrato con el Estado: el Estado le paga a gente para que le sirva, para que anule su individualidad y se convierta en ficha del tablero de ajedrez.
¿No te gusta el rol? No pactes con el Estado. ¿Te interesa, conviene o convence? Pacta. ¿Te parece inaceptable? No pactes. ¿Te parece? Dale. ¿Te asquea? Vete. Ningún Estado o Gobierno del planeta Tierra le paga a nadie para que lo confronte y rechace sus medidas. Todos (léalo: TODOS) contratan gente para que los defienda, justifique, apruebe y aplauda. ¿Por qué vamos a exigirle al Estado venezolano, administrado por el Gobierno de Chávez, que haga lo contrario?
Esto es algo que también será olvidado, estoy seguro: que conste que no estoy hablando de militar o no en la Revolución, sino de trabajar para el Gobierno.
Si el punto de honor de ustedes es la denuncia y protesta contra la política anti FARC y pro Santos (aun consciente de que debe haber razones y concesiones del gobierno de allá que no conocemos), anótenme porque estoy con ustedes.

Pero

si lo que consideran injusto es que el Estado no les pague un sueldo por ir en su contra, están fuera del perol. ¿Les duele que eso ocurra en un Estado Rrrrrrevolucionario? Error: Estado Revolucionario no existe.

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Los Estados no tienen principios ni tienen ética, como los individuos; los Estados tienen intereses y el primero que está ahí para resguardarlos es el Jefe de Estado.
¿Traicionó Chávez sus principios individuales en aras del interés del Estado? ¿Es eso perverso, inteligente o conveniente? Buen tema para otro debate.

***

Así que ustedes pueden ir contra ese Estado sucio que tenemos, pero no aspirar que ese Estado les dé un sueldo por enfrentar sus políticas desde adentro.

***

¿Quieren un dato para alimentar la polémica? Aquí está, se lo regalo: en ese mismo Estado pergeñan gentes que han permitido que 80 por ciento de la nómina de la cancillería sean antichavistas declarados (dato espeluznante que dio el propio Nicolás Maduro), lo mismo que 70 por ciento de la nómina de CANTV y casi todo el mundo en Telesur. En este canal transnacional los pocos chavistas que trabajan allí tienen que salir a las escaleras cuando van a hablar bien del Gobierno, porque la mayoría antichavista puede hacerles insoportable su permanencia en el lugar. El único chavista bullicioso es un viejo guerrero que pone a Alí Primera a todo volumen todo el día, y nomás está esperando que venga alguien a callarlo para zamparle por la trompa.

¿Quieren polemizar? Empiecen por ahí. Pero no por la petición esa, "Exijo que me contrates para llevarte la contraria". Por favor.

sábado, 21 de mayo de 2011

Lo que no está ocurriendo y lo que pudiera ocurrir en España

Dedicado a quienes llaman "Revolución" a todo agite, fiesta o escaramuza, y a quienes creen que un movimiento similar aquí en Venezuela pudiera servir para quitar a Chávez del poder (o para mantenerlo aferrado a él)




En España no está ocurriendo una revolución. Una rebelión sí, aunque no (tampoco) una rebelión popular. Dice uno de los manifiestos, sobre el sujeto que se ha declarado en rebeldía:
El presente manifiesto quiere hacer partícipes y protagonistas a todos los que formamos parte de la sociedad civil: mayores, jóvenes, trabajadores, desempleados, pequeños empresarios, autónomos y personas de todas las clases e ideologías (...) Nosotros, la sociedad civil, gente de derechas y de izquierdas, gente de diferentes regiones y diferentes ciudades, los jóvenes, los ancianos, los trabajadores asalariados, los autónomos, los pequeños empresarios, los parados, Nosotros, el pueblo indignado...
http://icelandspirit.blogspot.com/2011/05/manifiesto-por-una-verdadera-democracia.html

***

Que ellos se atengan a la interesada postura que quiere hacernos creer que pueblo es “todo el mundo”, se vale. Es su proceso, su historia y su realidad sociocultural. Pero es fatal para efectos de nuestra ubicación como sujeto histórico que lo hagamos nosotros.
Tal como ocurre con el manipulado y puteado concepto de “democracia”, las élites y hegemonías han propagado unas simpáticas (y posmodernas y renovadoras, ¡guao!) nociones filosóficas según las cuales los poderosos y opresores (empresarios esclavistas, reyes y príncipes parásitos, acumuladores de los recursos que les faltan a los pobres) son factores esenciales del pueblo, y por lo tanto constructores principales de la democracia.
Si usted hace una consulta simple entre ricos y poderosos (y entre aspirantes a poderosos y ricos: las clases medias, profesionales, intelectuales, estudiantes y sus formadores académicos) obtendrá variantes de dos respuestas a la pregunta ¿Qué es democracia? Son estas:

1)
"Democracia" ya no significa lo que significaba antes, no señor. Ya no es simplemente gobierno del pueblo; la etimología griega del término quedó para simple curiosidad del idioma, porque sociedad civilizada que se respete, sistema para gente emprendedora y cosmopolita, hombre con visión de negocios (exitoso y triunfador, tú sabes) tiene que renovar la terminología y actualizar algunos códigos. Así que ahora democracia significa algo así como "Sistema en el cual hay oportunidades para que todos acumulemos riquezas y poder, y será gobernado precisamente por el que acumule más poder y riquezas". Y ya sabemos quiénes están entonces destinados a seguir gobernando por siempre, ¿no?

2) Pues sí, democracia es el gobierno del pueblo. ¿Y sabes qué? El pueblo somos tú y yo. O sea, todos. No sé si recuerdas aquel conocido bolero o marcha fúnebre que dice:

"¡Abajo cadenas!, gritaba EL SEÑOR
y EL POBRE EN SU CHOZA libertad pidió"

¿Te fijas, nene, que el Señor (yo) y el pobre en su choza (tú) a final de cuentas siempre hemos empujado para el mismo lado? ¿Ah? ¿Ah? ¿Ah? Entonces deja la preguntadera y anda pa tu fábrica a trabajar.

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¿Qué es entonces eso de Pueblo, para efecto de nuestras luchas? Acudamos a lo que sugiere la Misión Boves al respecto:

Entendemos por Pueblo la porción de la humanidad sometida a explotación, exclusión, vejación y/o genocidio por parte de hegemonías o potencias políticas, militares y/o económicas. El pueblo es el ente colectivo depositario de las injusticias más antiguas y crueles de la historia. El pueblo es esa mayoría cuyo trabajo, segregación y exterminio han garantizado históricamente el confort de unas minorías. Complementos de esa noción: los temas raciales, la conciencia de clase, el individualismo; la proclividad, actitud y aptitud frente a la rebeldía y la desobediencia; y la intuición histórica. Esta última es el impulso, el motor que mueve a la humanidad, lenta pero inevitablemente, rumbo hacia la democracia directa.
http://misionboves.blogspot.com

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Empresario, sifrino y pensador de torre de cristal no son pueblo. No son como nosotros. No somos la misma gente. Ni aquí ni en España. Pero los españoles tienen derecho y señorío sobre la decisión de dejarse conducir, arrastrar, perturbar, hacer presos o matar en nombre de unos principios invocados por elementos de clase media.
¿Izquierdistas y derechistas? Basié cará.

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Por favor hagan (lean) este paréntesis antes de continuar:

Marcha en Wall Street exige que los ricos paguen por el desastre económico


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¿Se siente o se sentirá el pueblo pobre español convocado por el puñado de ciberactivistas que han montado la interesante (porque lo es) manifestación en la Puerta del Sol y otros puntos en varias ciudades? Lo sabremos cuando la rebelión se desinfle o se radicalice. Cuando se disuelva en discursos o en andanadas de destrucción y reclamo duro.
El avance de esa rebelión también se radicalizará o tibiará dependiendo de la actitud y las formas de reaccionar del Estado español, de su clase política y sus parásitoss vigilantes (la realeza). Es fama que cuando aflora la represión afloran también el ardor libertario, el pundonor físico y el sentimiento de anarquía instalado en todo ser humano sometido a vejaciones. Entonces se sabrá quién se atreve a ponerse al frente de la turba, y no hay que ser profeta para adivinar que, cuando la violencia se salga de madre, los señores convocantes de la manifestación saldrán a decir que la misma fue infiltrada y desnaturalizada por elementos ajenos al espíritu de la protesta. ¿Les suena familiar? A mí también.
Lea a este imbécil: http://www.libertaddigital.com/opinion/pablo-molina/las-rastas-de-rubalcaba-59791/
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¿Alguien ha oído o leído que desde la España en rebelión se haya emitido alguna declaración en reclamo del fin del carnaval perenne de reyes, príncipes y cortesanos, esa llaga vergonzosa (¡otra más!) de las sociedades europeas?
Está muy fácil cualquier chiste sobre la denominación "Democracia Real". Nos abstendremos de intentar alguno.
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¿Y qué tiene de bueno, plausible y digno de atención la movilización o movimiento Democracia Real Ya"?
En primer lugar, la actitud misma de rebeldía militante de gran cantidad de personas. Esto no es un estallido popular pero pudiera ser la chispa que lo propicie.
El espíritu propositivo de sus asambleas.
En el Manifiesto aprobado de propuestas Puerta del Sol se leen peticiones tan cándidas como estas:
"Equiparación del salario de los representantes electos al salario medio español más las dietas necesarias indispensables para el ejercicio de sus funciones" (está bien que los burócratas ganen más pero un poquito menos que ahora).
"Reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la conciliación laboral hasta acabar con el desempleo estructural" (los esclavos solicitamos que haya más esclavos para que nos ayuden a mantener el aparato de explotación).
"Bonificaciones para aquellas empresas con menos de un 10% de contratación temporal" (este chiste es mejor no explicarlo; su autor creció viendo la serie Candy Candy).
"Reducción del coste de matrícula en toda la educación universitaria, equiparando el precio de los posgrados al de los grados" (cóbrenme por adoctrinarme lo mismo que por hacerme doctor).

Pero de la misma manera relumbran en el lote de exigencias ciertos destellos de audacia:

Referéndums obligatorios y vinculantes para las cuestiones de gran calado que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos.
Referéndums obligatorios para toda introducción de medidas dictadas desde la Unión Europea.

Cosa que dicen justo antes de soltar este interesantísimo amasijo donde conviven conservadurismo y anhelo revolucionario:

Modificación de la Ley Electoral para garantizar un sistema auténticamente representativo (No me dejes actuar: represéntame y hazlo por mí) y proporcional que no discrimine a ninguna fuerza política ni voluntad social, donde el voto en blanco y el voto nulo también tengan su representación en el legislativo (esto es tan audaz que, o lo redactó un esquizofrénico o lo redactó una persona distinta a la que pedía representatividad).

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Anotaciones finales.
Algunas cosas (buenas y malas, o mejor: a favor y en contra del sistema y sus asaltantes) pudieran pasarle a la protesta española:
Que se "normalice": que el Estado español la reconozca, acepte y negocie algunas de sus propuestas; que salgan de ese proceso algunos líderes hasta ahora silenciosos u ocultos, y al final quede la sensación de que esa "democracia real" es la misma anterior (la actual) aunque con modificaciones, y que se entronice en los españoles la idea de que hubo una revolución triunfante aunque en realidad todo siga igual. La "democracia" de PP-Psoe-Borbón resultaría así renovada, maquillada y repotenciada.
Que se radicalice: que la hegemonía bajo control de la colcha de retazos que es el Estado español reaccione con fiereza y brutalidad, y esto haga que los radicales, los libertarios, los anarquistas y el pueblo sin cauce ni organización genere situaciones de tumulto y desestabilización. Tendrán entonces los españoles del siglo 21 su Sacudón fundacional. Y ya sabemos que ese tipo de estallidos llegan para no desgastarse jamás.
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¿Y será que la manifestación se mantiene después de mañana (22 de mayo), más allá de las elecciones?

lunes, 9 de mayo de 2011

Policía Nacional: fracaso del Estado, victoria ciudadana

Artículos referenciales:



  • La policía no tiene salvación
  • Tombos atracadores en Sabana Grande
  • Tombos, crimen y seguridad
  • Tombos, sifrinos y represión
  • Gerentes, tombos, Poder Popular
  • Viva el hampa (pero lejos de la clase media)
  • Los cuerpos represivos siguen cumpliendo su misión original

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    Las reflexiones y conversas que siguen las hemos sostenido varios compas oficiantes de la Misión Boves desde el año pasado, es decir, mucho antes de ver el siguiente video (que acabamos de ver, con mucho asombro y alguna que otra carcadaja), entre otas razones porque hemos visto en persona muchos episodios similares:




    ***
    Tal vez usted piense que no, pero estas reflexiones y avistamientos están íntimamente ligados a esto otro: Rebeliones: ¿a favor de qué, para qué y para dónde? Allí se habla de cierto fantasma que recorre al mundo del siglo 21: la decadencia con estrépito del capitalismo y con él todas las figuras sacrosantas de autoridad que le ayudaron a oprimir seres humanos en las últimas centurias: presidentes, ejércitos, jerarcas religiosos, padres, madres, docentes, policías. El mundo es otro porque la gente es otra: los seres humanos somos cada vez más faltas de respeto, rebeldes, cimarrones. Para allá va el mundo, afortunadamente.

    ***

    La nueva Policía Nacional nació (o esta naciendo) mediante la formación de funcionarios bajo principios no concordantes con un ente policial: a los nuevos agentes se les da charlas sobre derechos humanos, se les dice que las personas merecen respeto, que ante cualquier infracción el abordaje al infractor tiene que ser enérgico pero respetuoso de unas reglas civilizadas y etc. etc.

    Dice la web de PoliNacional sobre su Misión:

    "El Cuerpo de Policía Nacional es un órgano de carácter civil, profesional, predominantemente preventivo, cuya misión es garantizar los derechos de las personas frente a situaciones que constituyan amenazas, vulnerabilidad, riesgo o daños a la integridad física, sus propiedades, el libre ejercicio de sus derechos, el respeto de sus garantías, la paz social, la convivencia y el cumplimiento de la ley, así como apoyar el cumplimiento de las decisiones de las autoridades competentes, controlar y vigilar las vías de circulación y el tránsito y facilitar la resolución de conflictos mediante el diálogo, la mediación y la conciliación, conforme a los estándares nacionales establecidos."
    Policía Nacional: Misión


    En la UNES, donde se está formando a los nuevos policías, las clases las dan sociólogos y otros profesionales universitarios; a la Metropolitana y a todos los cuerpos policiales los habían formado hasta ahora asesinos, criminales, racistas en ejercicio de su odio. Algunos profesionales clasemedia son racistas también, y no lo saben porque no les han dado chance de joder a un pobre o a un negro (aunque uno entra a sus casas y puede verificar que tienen esclavos, domésticas), pero los policías, pobres en su enorme mayoría, sí tienen chance cada día de ejecutar por la calle del medio todo el odio contra los de su clase.
    Pues bien, están preparándose cohortes de nuevos policías. Los están formando ejemplares de clase media que no le han quebrado las patas ni le han dado un tiro a nadie. Suena ligeramente tranquilizador, ¿cierto?
    ***
    ¿Usted quiere verificar en qué está parando toda esa estrategia? Observe el video una y otra vez. Escuche las voces al fondo, vea la actitud del taxista, vea la reacción del tombo. ¿Le parece que faltan allí elementos para sacar una conclusión? Entonces váyase un día en el metro hasta la estación Agua Salud y salga del lado de la avenida Sucre. Párese ahí desde las 7 de la mañana, y observe. Yo no he hecho ese ejercicio por ocio ni por curiosidad científica, sino porque me ha tocado pasar por ahí rumbo al centro, y varias veces (pero varias veces significa muchas veces, no una sola) he presenciado el espectáculo: uno o más policías ordenándole a un motorizado o automovilista detenerse, y al automovilista o motorizado arrancar dejando el insulto chorreando en medio de la avenida: "Anda a lavarte tu culo", o "Si me mamas el güevo" De alguna manera se ha propagado la idea de que los nuevos policías son gafos, blandengues, güevones: no son policías de verdad.
    ***
    Tal como ocurrió con la Policía de Chacao en tiempos de Irene Sáez, cuando se operó aquel cambio del uniforme militar a las bermudas y el sombrero de honguito, la Policía Nacional está dando un salto dramático de la barbarie a la ternura. Sólo que con PoliChacao el cambio era cosmético, apenas un cambio de look. Con la PoliNacional está ocurriendo algo más trascendental, porque afecta la estructura y no sólo la pinta. En el "mejor" (o más pavoroso) momento de la Metropolitana el taxista del video estaría ya descuartizado y exhibido en tres bolsas transparentes en la avenida Baralt, a las 12 del mediodía. En tiempos de PoliNacional ese taxista tuvo un insólito, increíble, formidable privilegio que muchos reclamamos cuando jóvenes (y aun en tiempos recientes): el paco no le echó unos tiros ni llamó a la jauría para que entre todos sometieran al insolente y se lo llevaran a la inmunda Zona 7: el tipo se cayó a coñazos con el presunto infractor (digo, si el policía se lo estaba descargando uno presume que el taxista estaba cometiendo alguna infracción). Nada de abuso de autoridad ni uso indebido o brutal del arma de reglamento ni cédula contra la pared: el tombo le levantó la voz al taxista y éste le metió por el hocico. Y se largó después de la pelea, lo cual provocó la aprobación de un comentarista callejero, el mejor analista instantáneo para la situación (minuto 1:15"): "Ta bien, se cayeron a coñazos y bien, ya: ¡bórralo!".
    Y el detallazo concluyente, palmario, monumental: ¿notaron en los dos o tres segundos finales del video la presencia de un soldado de boina roja, en calidad de espectador pasivo?
    Allí lo tienen, irrebatible y monumental: el Estado desaparecido y el ciudadano activado. Ese policía no se portó ahí como un policía sino como el muchacho de barrio que seguramente es, y esa es la razón por la cual ese episodio no terminó en tragedia. Allí se impuso el espíritu anárquico del ser humano no controlado por nada institucional (contranatura) sino por su instinto colectivo de autorregulación de la violencia. Si ese policía tuviera en su cabeza instalado el software malsano y criminal del Policía Metropolitano; es decir: si ese muchacho no hubiera pensado como es él en realidad sino como se lo ha ordenado el Estado burgués por centurias, esa pelea hubiera terminado con al menos un muerto y varios heridos y detenidos.
    Ese video es una demostración de lo que alguna gente ha proclamado en los últimos 150 años: el ser humano en libertad propende a un orden natural y a la vida, incluso en sus momentos de furia. La causa de los estallidos más trágicos de violencia colectiva (la guerra) no son la libertad ni el libertinaje ni la ausencia de orden y mano dura, sino el empeño en poner límites y cadenas (leyes de papel y vigilante armado y con poder) que enervan el instinto.

    ***

    ¿Acaso estamos proponiendo que la policía debe seguir siendo como ese monumento al crimen organizado llamado Policía Metropolitana? No, porque por supuesto preferimos una manada de pacos agüevoniaos a un enjambre de pacos asesinos. Estamos sugiriendo que la única forma de controlar la violencia criminal está en las comunidaes organizadas, y no en unas entidades creadas para aplastar a los ciudadanos. El intento de crear una policía cándida y respetuosa, y que al mismo tiempo se gane el respeto del ser humano objeto de su vigilancia y control, no es posible en esta sociedad llena de rabias y siglos de vejaciones al pueblo pobre. Por lo tanto, el ensayo llamado Policía Nacional es un fracaso en sí mismo, un fracaso para sus creadores, un fracaso para el Estado, pero un triunfo para nosotros, los ciudadanos que finalmente parece que podremos burlarnos de unos cuantos pacos sin ser despedazados por ello.
    Pero, ¿Hasta cuándo?
    ***
    Vamos con el título: yo pienso que, para el Estado que está formando a estos policías, la Policía Nacional es un fracaso, una catástrofe. ¿Por qué? Porque es un triunfo para la gente común, para nosotros, que en nuestra naturaleza llevamos incorporado un natural libertario. ¿Y no se supone que la UNES está formando a los nuevos uniformados para que sean así como ese funcionario del video? Pues resulta que no. PoliNacional no quiere que sus agentes se dejen dar coñazos por los ciudadanos. Esa no es su misión expresa ni su misión oculta. Ese tombo del video cumplió una de las normas de PoliNacional (evitar el uso abusivo de la fuerza o el armamento) pero falló en la otra: imponer el orden y sancionar al infractor.
    ***
    Sin proponérselo, quienes crearon y están dando forma a la Policía Nacional están dando un gigantesco paso al frente en el proceso de construcción de una sociedad sin cuerpos policiales. El primer paso hacia la meta deseable de una policía inexistente es pasar una temporada "vigilados" por una policía que no inspira miedo ni respeto. ¿Cuánto irá a sostener el Estado una policía de este tipo? No sabemos, pero lo cierto es que, después de tener en la calle a una policía cándida u objeto de burla y mofa, ya nunca más nos calaremos como pueblo (al menos no por las buenas) a un cuerpo policial represor.
    ***
    Al igual que la moribunda Policía Metropolitana y el resto de las policías del orbe, la Policía Nacional quiere que sus funcionarios inspiren respeto, aunque por vías distintas a las tradicionales. Las policías existentes confunden miedo con respeto y sus agentes se hacen respetar a punta de terror, a base de historias macabras y unas cuantas leyendas; la PoliNacional cree que puede existir respeto mutuo entre ciudadanos comunes y policías en una sociedad como esta, lo cual es una equivocación, un error de perspectiva. Los estratos más bajos (según la escala burguesa de clasificación de los grupos sociales), es decir, nuestro pueblo pobre, ha sufrido varios siglos de represión y brutalidad por parte de entes uniformados, y esa humillación secular no va a borrarse enseñándoles a unos policías a decir buenas tardes. Para el ser humano pobre de todo el planeta, policía equivale a enemigo, a represor, a hombre de pueblo que traiciona a los suyos por un sueldo, una chamba y un arma:

    "A los policías y a sus clones frustrados, los vigilantes privados (pobres y explotados todos ellos) se les inculca profundamente, sin necesidad de decírsela con palabras, la siguiente insEnlacetrucción: los tipos de tu condición, tu aspecto y tu extracción social son sospechosos. Cuando veas a un carajo igualito a ti (pobre como tú, negro como tú, mal vestido como tú), jódelo" (La policía no tiene salvación).
    ***
    El error original de quienes concibieron la Policía Nacional es creer que puede haber cuerpos policiales "buenos" y "socialistas", cuando en realidad, y por definición, la policía es el instrumento de las clases acomodadas para mantenernos a raya a los pobres, los feos, los negros, los indios: los esclavos en rebeldía.
    ***
    El siguiente error de quienes concibieron la Policía Nacional fue llevar a la práctica esa experiencia destinada al fracaso: intentar llevar a la practica esa patética contradicción. Decir "policía decente" es como decir "puta virgen", "candela fría" o "hielo caliente".
    No es un insulto o provocación gratuita.
    ***
    La institución llamada "policía" nació, en Venezuela y en todo el mundo, con unos fines clarísimos, obvios, tácitos. Tácitos: no aparecen en ningún manual escrito, pero ronronean, murmuran y dan potentes alaridos en el cerebro de todo funcionario policial. La misión de los cuerpos policiales es garantizarle tranquilidad y bienestar a la "gente de bien", y en la búsqueda de ese objeto son entrenados para inhibir o reprimir la acción de los "delincuentes".
    En una sociedad capitalista, conócese como gente de bien a los eximios hombres públicos, empresarios, profesionales, estudiantes, deportistas, jerarcas de la iglesia, burócratas y demás personajes que hacen esfuerzos para que este sistema funcione. Y conócese como delincuente al pobre. No le pongan más etiquetas. Si en la cuarta República existía una fulana Ley de Vagos y Maleantes, por respeto a cuya letra se enviaba a la cárcel a todo el que anduviera en la calle sin un papel o chapa que demostrara su oficio u ocupación (en un país con 40% de desocupados), ahora mismo en los barrios pobres tiene lugar un plan funesto de redadas (los "Madrugonazos") que buscan convencer a la opinión pública de que sí se está combatiendo "la inseguridad". Resuelta la aparente (y falsa) paradoja del espíritu que concibió a la Policía Nacional: si quiere ver a sus funcionarios decentes y hasta candorosos (recordar el video) vaya a las avenidas céntricas y urbanizaciones; si quiere ver policías de verdad, espere la próxima redada en los barrios pobres.
    Por cierto, según el léxico impuesto por la derecha y sus medios de información, no es el crimen el problema sino la sensación colectiva de que podemos ser atracados, secuestrados o asesinados: la superputeada inseguridad. Dicen que uno de los mayores terrores ciudadanos es la perspectiva de ser secuestrados, y acá aterriza uno en el tema y se da cuenta de que cierta inseguridad es patrimonio y fantasma de las clases medias y altas, porque ¿qué pobre puede temer ser secuestrado o a qué malandro gafo se le puede ocurrir secuestrar a un pelabolas? Como dice el Gino González: Les iremos a pagar con culo, porque rial no tenemos.
    ***
    Filosofía del cuerpo policial al servicio del Estado burgués y de la burguesía que es su dueña: si la clase media y los ricos (sujetos a los que el policía debe entregarle sus servicios) se quejan de la ansiedad que les da salir a la calle en una ciudad tan violenta, y con esa quejadera están minando el prestigio del Gobierno, pues me meto a los barrios y les echo una coñamentazón a unos cuantos negros que encuentre mal parados, les saco una foto antes y después de subirlos a una jaula y ya está, cumplida una parte de la misión: hacer propaganda con el hecho de que nos estamos ocupando de su problema.
    Nuestro problema, como gente pobre, sigue siendo que la policía existe. Ojalá hubiera forma de seguir demostrando que sin esa clase de cuerpos perturbadores en la calle la violencia entraría en su cauce y se reduciría hasta su mínima expresión.