El Discurso del Oeste
Aquí, mi pana, soñando y construyendo una sociedad alternativa
Blog de José Roberto Duque, más allá de La casa del Perro
domingo, 18 de septiembre de 2011
Hasta aquí, El Discurso del Oeste
Quede este blog como archivo o recuento de lo pensado y escrito entre 2005 (fecha en que comencé con La Casa del Perro) y esta fecha.
Más al respecto, en este artículo:
miércoles, 27 de julio de 2011
Nosotros, los desplazados
En uno de mis artículos recientes, un comentarista anónimo de este blog me interpelaba acerca de la siguiente cuestión. En Veneuela hay dos o más bandos políticos que sienten la necesidad de imponerse (electoralmente y/o de otras formas) a los otros, porque creen que sus respectivos proyectos apuntan hacia la construcción de una sociedad mejor. Vengo yo y los llamo “parranda de güevones”, para provocarlos, y él me dice:
1) ¿somos una parranda de güevones porque no creemos en lo que tú crees o hay alguna otra razón de más peso? 2) Cuando hablas de que esta parranda de güevones "no se puede suprimir volteando para otro lado", ¿estás insinuando de alguna forma que es necesario suprimir a la parranda de güevones? 3) ¿por medio de cuál método se va a suprimir a la dicha parranda?
Hoy releo esas preguntas, quizá porque todos de alguna manera nos hemos planteado el país de esa manera (ganar: eliminar al otro), y me encuentro con que revelan más cosas que la respuesta que exigen.
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El antichavista automático quisiera que no hubiera ni un chavista en Venezuela, y el chavista automático quisiera que no existiera aquél. La sacadera de cuentas, las proyecciones y ejercicios como los que hace El Nacional (la burda interpretación de votos absolutos y porcentajes de los votos de Chávez a lo largo de varias elecciones, para “demostrar” que viene en picada) tiene un probable origen en las pendejísimas experanzas de que un día el bando de ellos será una aplastante mayoría y nosotros desaparezcamos o quedemos reducidos a una cofradía microscópica e insignificante.
Que nosotros soñemos eso es un ahnelo que habrá que valorar dependiendo del para qué: ¿para qué los queremos tan poquitos? ¿Para obligarlos a vivir las bondades de nuestro proyecto o para aplastarlos como si fueran arañas? Que ellos lo sueñen es entendible porque ya una vez lo disfrutaron y les encantó. La pregunta es: ¿podremos nosotros o podrán ellos desaparecer al respectivo adversario? ¿Es eso en realidad lo que queremos nosotros (reducirlos a cero)?
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No es fácil trabajar con la vista puesta en el futuro. Muchos prefieren creer (tal vez por impulso inconsciente) que esto que llamamos Venezuela es una fotografía invariable que tendrá en 30 años los mismos elementos (habitantes, conductores) que ahora. Que quienes estamos vivos hoy presenciaremos el fin y la resolución de los conflictos, contradicciones y cosas por corregir. "Un día", sueña el antichavista, "saldrá Chávez del poder y entonces ya no habrá delincuencia (perdón: 'inseguridad', como los medios han ordenado llamar al problema), desempleo, corrupción ni calles llenas de basura". El chavista piensa: "Un día los escuálidos se cansarán de votar contra Chávez, se irán a Miami o se suicidarán y entonces habrá ganado la Revolución".
¿Con cuál de los dos me quedo? Fácil: con el culo de Beyonce. ¿O con el de Shakira? Aprendan: ese sí es un dilema serio.
A casi nadie le agrada la idea de estar construyendo un edificio cuyo acabado final no verá jamás, porque no le alcanzará el tiempo. Construir sociedades (la sociedad justa hacia la que vamos) es tarea ardua, de varias generaciones y no de una sola. El tiempo de las sociedades es lento y sus ciclos son inasibles por una sola generación; el tiempo de un ser humano alcanza apenas para echar las bases y quizá construir una columna del edificio. Somos tan egoístas que pretendemos o queremos que esa sociedad ideal que soñamos estará lista un día de estos, y que cuando Chávez o un gerente vergatario nos la entregue terminada entonces nos dedicaremos a disfrutarla.
Desde esta tribuna: ¿Cómo es esa sociedad alternativa que soñamos? Una en la cual mis tátara-tátara-tátaranietos (el humano del futuro) no sean esclavos ni amos de los tátaranietos de los escuálidos de hoy, porque no existirán uno u otro bando: no será necesario esclavizar a nadie para ser feliz o buscar eso que llaman felicidad. Donde la palabra "riqueza" no nos dibuje en la mente el signo del dólar ni un cofre lleno de oro ni una Hummer ni una mansión con piscina, necesidades artificiales para cuya consecución es preciso que haya fábricas, ciudades hacinadas y hombres humillados y triturados por el trabajo esclavo. Ahora, para que esa nueva sociedad exista tengo que eliminar al adversario. ¿Cómo? ¿Metiéndole un tiro? No, porque el capitalismo no se acaba con balas. Podemos empezar a acabarlo, sí, preparando a las generaciones que vienen para un mundo en el cual ya no habrá petróleo burriao que despilfarrar, y por lo tanto el modo de vida actual tendrá que cambiar drásticamente.
Al final todos (ellos y nosotros) seremos desplazados, eliminados. Y la cosa ya comenzó: no es que “seremos” sino que estamos siendo desplazados, lentamente. Poco a poco va envejeciendo y/o desapareciendo la generación que vivió el Sacudón, los triunfos del 98 y el 2002. En 2012 saldrá a votar una masa de muchachos que hoy tiene de 16 a 18 años de edad. Ellos bostezarán o se rascarán la nuca cuando les nombremos a Carlos Ortega o Carmona Estanga. Una generación para la cual el 27 de febrero de 1989 y abril de 2002 son historia antigua, porque son momentos que no vivieron o que no recuerdan. ¿Estamos preparados para captarlos desde ya con el relato de un proyecto para el futuro, o seguiremos intentando conmoverlos con la epopeya de nuestra sangre derramada y de un pasado difuso?
lunes, 25 de julio de 2011
Caracas, van 444
Caracas nació con el germen de su propia destrucción incrustado: nació como ciudad medieval y esclavista y hoy es una ciudad capitalista, la más grande y rejodida de un país saqueado por siglos.
¿Es inútil soñar, pretender o intentar salvarla o tan siquiera humanizarla? Sí, porque todas las grandes ciudades capitalistas de Latinoamérica fueron diseñadas para que unos pocos vivan bien a costa del sacrificio y la segregación de las mayorías: los seres humanos pobres, los sirvientes, esclavos y nómadas excluidos.
Estos últimos tenemos inscrita en nuestra bitácora de luchas la tarea enorme de construir felicidad y afectos mientras se construye otra sociedad. Nuestra lucha es un largo intento y menos mal que la meta es el camino; si hubiera un llegadero definitivo el esfuerzo colectivo sería inútil y su único resultado sería el desconsuelo. Tal como en la vida de los individuos, las conquistas por celebrar están en el camino y no en una meta: ¿para qué tanto esforzarme individualmente si al final voy a morir y esa es la única y concluyente llegada? En el camino está la dignificación de la gente; la salvación de la ciudad no está en ninguna parte. Es necesario y urgente trabajar por y con las personas, no con una ciudad que no fue creada para quienes creemos en otra forma de vida.
Las ciudades latinoamericanas son un remedo macabro de grandes capitales europeas y por lo tanto es inútil e irresponsable creer que imitando a París un día comenzaremos a parecer parisinos. La historia europea es distinta a la nuestra y por eso nuestras ciudades nunca serán como aquellas. A la gente que se maravilla y se llena de esperanzas por la fórmula que funciona en una Amsterdam sin pobres a la vista, sólo hay que recordarle que el confort europeo se debe directamente a nuestra miseria. Ellos están bien porque nosotros estamos mal. Ni los procesos históricos, ni el componente social, ni el clima, ni la geografía de ellos se parecen a los nuestros. Nunca seremos iguales y nunca las medidas que les sirven a ellos nos servirán a nosotros.
¿Quién fue el que dijo que es preciso inventar o de lo contrario erraremos? No es un eslogan, es un camino: o hacemos algo que nazca de aquí adentro o seguiremos muriendo de imitación y de anhelos cosmopolitas.
Reconocimiento: el Gobierno les ha dado casas a miles de personas que perdieron la suya (incluidas estas personas que produjeron el video anterior), pero arrecha saber que mientras tantos esfuerzos, recursos y respetos del Estado burgués van a las casas de los esclavistas muertos todavía queda gente sin casa que vive en refugios. Y ¿qué quedará de la memoria de los esclavos y sirvientes muertos si esos ni siquiera tenían casa?
¿Cómo se está intentando salvar a Caracas, a este cuerpo en estado de descomposición donde 5 millones de almas apretadas y empujadas al consumo y la violencia son demasiadas para los pocos recursos disponibles? Vale recordar esta medida monstruosa:
Proyecto Tuy IV: intento desesperado por echarle chorritos de agua a una urbe que no se volverá habitable ni que le regalen todos los Amazonas y Orinocos.
Acá puede percibirse lo peor del síndrome "Vota por mí y salvaré a Caracas":
Dato: la propuesta de construir una sociedad comunal es clave. Un país más pendiente de sus gobiernos comunitarios que del Gobierno central o estadal. Es el camino, está trazado y comenzado a transitar. Por ahí vamos, esa es nuestra historia: la que estamos inventando y no la que nos están trazando los ricos y poderosos, como el parlamento repugnante de una película donde siempre los pobres terminamos perdiendo.
Con la gente de el23.net hemos discutido largamente este asunto: estos compas están orgullosos del barrio como construcción de gente buena, enérgica y violenta. Dicen ellos que la sociedad del futuro debe ser y funcionar como los actuales barrios y no como las urbanizaciones de clase media o para millonarios y aristócratas. Dice El Cayapo: "No podemos anhelar para el futuro que la humanidad viva en barrios como los actuales, ya que estos son los campos de concentración donde el capitalismo condenó a vivir a los esclavos. Que en esos campos de concentración la gente se las ha arreglado para ir construyendo afectos y momentos gratos es una cosa, pero mientras haya barrios de gente pobre habrá urbanizaciones de ricos explotadores".
Cierto: uno asocia el barrio con temperamento caribe, música sabrosa, hembras-pueblo, carcajada y guerreros en formación, y es maravilloso que eso sean los barrios dentro de la tragedia del capitalismo. Pero en el futuro no deberían hacer falta los guerreros porque no debería haber guerra. Cuando haya sido liquidado el ansia de ser explotador y la necesidad de vender el cuerpo (alimento d ela esclavitud) entonces tendremos cancha para decidir entre todos si vale la pena permanecer en las casas, calles e infiernos que nos construyó esta época pavorosa que está muriendo, o si vale la pena el esfuerzo de ir a reencontrarnos con la tierra que abandonamos por meternos a urbanos y cosmopolitas.
"Pasarán más de mil años, muchos más": no es un bolero, es el ritmo de la historia humana y hay que acostumbrarse también al hecho de que no estaremos vivos para cuando esa discusión acerca del barrio necesario tenga sentido.
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martes, 5 de julio de 2011
5 de julio de 1811: ¿qué hacía el pueblo pobre mientras sus amos gritaban “independencia”?
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Si nos atenemos a la noción de “pueblo” que define al ser humano pobre, explotado, excluido o segregado, lo primero que es preciso anotar, con las miras puestas en el rescate de la historia del pueblo de Venezuela en el período republicano, es que hacia 1810 el pueblo era cerca de 90 por ciento de la población. Están incluidos acá los esclavos de minas y plantaciones, la servidumbre y los pulperos y pequeños comerciantes. Estos últimos eran mayoritariamente canarios; los primeros, negros y mestizos. No eran todos venezolanos, pero había una circunstancia o característica que los aglutinaba en un mismo grupo social: el profundo desprecio de los dueños del país (blancos peninsulares y criollos) hacia ellos, por su origen y condición.
Aquellos seres humanos (pulperos canarios, sirvientes y esclavos) hermanados por la miseria, la esclavitud y el odio de los poderosos poco después fueron separados y desgarrados mediante un ardid que todavía funciona: el proselitismo, la demagogia, la conducción interesada hacia fines y cataclismos ajenos a los intereses de clase de las mayorías.
Así, poco después del 5 de julio de 1811 asistimos al conocido holocausto en el cual dos porciones del mismo pueblo se despedazaron mutuamente defendiendo u hostilizando en contra de ideas, propuestas o nociones de las cuales no sabía un carajo: ni los “realistas” pobres habían visto nunca a ningún maldito rey y por lo tanto no tenían que profesarle ningún afecto, ni los “patriotas” pobres sabían qué cosa era eso de “patria”, "nación" ni “república”, como no fuera algo que le interesaba mucho al patrón y por lo tanto había que defenderlo o salir a buscarlo.
“La esclavitud honrada y laboriosa…”
La estrofa hímnica puede que haya servido para embaucar a millones durante mucho tiempo:
"¡Abajo cadenas!, gritaba EL SEÑOR
y EL POBRE EN SU CHOZA libertad pidió…"
Pero hoy por hoy todos sabemos, o deberíamos saber, que el rico señor nunca pensará ni anhelará lo mismo que nosotros los pobres en nuestras chozas. Eso es así hoy, y vaya si lo era en julio de 1811.
En un palmario y desgarrador bando de los próceres de la Primera República, hecho público el 26 de julio (15 días después de la firma del Acta de la Independencia) queda constancia de lo que significaba el pueblo pobre para la élite que se hizo con el poder defenestrando a la también criminal España. Ante la preocupación generalizada en las castas gobernantes por la proliferación de esclavos fugitivos que se dedicaron a emboscar a propietarios y comerciantes, el Supremo Poder Ejecutivo creó un cuerpo para neutralizarlos. Traducción para esta época: un cuerpo destinado a cazar a todo negro o pardo que estuviera fuera de las plantaciones. Dice el bando: “LA ESCLAVITUD HONRADA Y LABORIOSA NADA DEBE TEMER de estas medidas de economía y seguridad, con que el Gobierno procura el bien de los habitantes del país". Esclavo que se portara bien e hiciera su trabajo estaba a salvo; los malandros de mierda que se negaban a cumplir con el sagrado deber patrio de trabajarles a sus dueños, iban a llevar plomo.
Celebraciones y rebeliones
En Caracas el pueblo más pobre se inclinó mayoritariamente hacia la facción de los independentistas. La ciudad era más bien pequeña y no había que hacer grandes esfuerzos para que la gente viera y escuchara, en la sede de la Sociedad Patriótica, a los oradores más connotados del momento. Allí se hablaba de patria, independencia y gloria, y por mucho que esos conceptos no significaran nada para un sirviente allí estaban la pasión de Miranda, Bolívar, Ribas y Paúl, entre otros grandes propagandistas y vendedores de ideología, para hacerlos atractivos, convocantes, importantes: necesarios. Todo el influjo magnético y enardecedor que el verbo de aquellos ciudadanos esclarecidos podía ejercer sobre el ánimo de aquel pueblo sin herramientas para argumentar o replicar estalló el día de la ceremonia del 5 de julio de 1811 en la iglesia de San Francisco, sin ir más lejos.
Según la historia que nos impusieron aquel fue un acto pulcro, moderado, recatado, aristocrático, elegante, pasteurizado y homogeneizado. Este testimonio de H. Poudenx da otra visión de la participación del pueblo, desde las ventanas y tribunas que daban al salón donde se discutía si Venezuela se independizaba o no: "Cuando van entrando los diputados a ocupar sus puestos amenazan de muerte a los moderados. Nunca tanta gente se había visto allí, ni jamás se observara en los oyentes el porte descomedido que en la ocasión tuvieron. Vítores y aplausos ruidosos y sin fin resonaban cada vez que tornaba o dejaba la palabra un diputado republicano: las opiniones equívocas eran acogidas con risotadas, silbos y amenazas...".
Lo ocurrido después de pronunciadas las palabras del presidente del Congreso, Juan Antonio Rodríguez (en la que anunciaba que quedaba "declarada solemnemente la Independencia absoluta de Venezuela") es descrito por un espantado José Domingo Díaz: "Aquellos jóvenes (se refiere el autor a los esclavos, servidumbre, pueblo pobre y excluido) en el delirio de su triunfo corrieron por las calles: despedazaron y arrastraron las banderas y escarapelas españolas: sustituyeron las que tenían preparadas, e hicieron correr igualmente con una bandera de sedición a la Sociedad Patriótica (…) En todo el día y la noche las atroces pero indecentes furias de la revolución agitaron violentamente los espíritus sediciosos. Yo los vi correr por las calles en mangas de camisa y llenos de vino, dando alaridos y arrastrando los retratos de Su Majestad, que habían arrancado de todos los lugares donde se encontraban. Aquellos pelotones de hombres de la revolución, negros, mulatos, blancos, españoles y americanos, corrían de una plaza a otra, en donde oradores energúmenos incitaban al populacho al desenfreno y a la licencia. Mientras tanto, todos los hombres honrados, ocultos en sus casas, apenas osaban ver desde sus ventanas entreabiertas a los que pasaban por sus calles. El cansancio, o el estupor causado por la embriaguez, terminaron con la noche tan escandalosas bacanales".
Una carta de Juan Germán Roscio a Andrés Bello reseña un acto de audacia poco conocido o totalmente desconocido: "El mismo día en que se instauró el poder ejecutivo fueron sorprendidos y arrestados algunos pardos en una junta privada que tenia, acaudillada de Fernando Galindo, con el objeto de tratar de materias de Gobierno y de la igualdad y libertad ilimitadas".
Como en toda Revolución, junto a lo más conservador y pacato suele relumbrar (y ser reprimido, aplastado, silenciado) lo más libertario y adelantado a su tiempo. ¿Por qué los venezolanos pobres, el común de la gente, no recordamos con orgullo y gratitud a este Fernando Galindo y a sus pardos en rebelión?
El ejemplo de Caracas… ¿Y por qué no otro?
Por cierto que Vicente Emparan, aquel Capitán General defenestrado en abril de 1810, escribía ese mismo año: "Si ya no están los mantuanos arrepentidos de su desatinada insurrección, muy poco pueden tardarse en arrepentirse; pero siempre será tarde. Como quiera que los mulatos y negros son 10 ó 12 por un blanco, habrán éstos de sufrir la ley que aquéllos quieran imponerles; y siempre están expuestos a los mismos desastres que sufrieron los franceses dominicanos: tal es la felicidad que se han traído los insurgentes de Caracas con su revolución".
La síntesis de este presagio se produjo poco después: la Guerra Social (1813-1814) fue su escenario, y José Tomás Boves el conductor de las rabias del pueblo.
Así que en 1811 el pueblo pobre convocado por los mantuanos de Caracas se volcó en celebración violenta. Pero en otros lugares (incluso dentro de la misma Caracas) la violencia no fue celebratoria sino de rechazo a los nuevos jefes del país, es decir, quienes habían sido sus jefes más cercanos. Otra vez el himno, portavoz de toda una ideología, incita a seguir “el ejemplo que Caracas dio”. Porque los ejemplos de Los Teques (un alzamiento de pulperos canarios) y Valencia (los negros y pardos) fueron distintos: allí no hubo celebración por la independencia tan anhelada por los criollos esclavistas sino turba y saqueo: sacudón puro y simple que luego fue aprovechado por conservadores españoles para alzarse “en nombre del Rey”.
En nombre del Rey: esa misma figura a la que acudieron los independentistas en 1810, aquella “Junta Conservadora de los derechos de Fernando VII”.
Pero los próceres de la independencia nunca serán llamados realistas; sólo los pobres insurrectos, los pobres manipulados, los pobres en rebelión, hemos merecido desde siempre las peores acusaciones e insultos. Historia patria no es historia del pueblo: esta es oscura y narrada en voz baja; la otra es celebrada y glorificada con pompa y escándalo.
viernes, 1 de julio de 2011
Lágrimas por sangre: la guerra continúa con Chávez o sin Chávez
Habrá quienes se dejen moderar o silenciar por los sentimientos religiosos y convencionalismos sociales, pero en mi caso (y acá me toca hablar en primera persona), ateo y antisocial como soy, no siento ninguna necesidad de ocultar que me contenta la muerte o la desgracia de los ricos, de sus agentes y aliados. Ah carajo: todos, los de este lado y los de allá, sentimos y pensamos exactamente lo mismo. Sólo que la religión y las normas de convivencia no dejan a algunos expresarlo abiertamente. Así que no se extrañen ni se duelan de la felicidad del enemigo ante la explosión, justo en el blanco, de un misil de la naturaleza en el cuerpo de Hugo Chávez. Ellos están felices hoy; mañana estarán (otra vez) compungidos y tristes.
Porque todavía no se termina esta guerra. Mañana cambiaremos bala por bala; hoy apenas cambiamos sus lágrimas por las nuestras. Vamos bien: tenemos un plomo en el ala pero nadie ha dicho que para luchar hay que andar volando: plomo en el ala, tracción de sangre en estas patas de caminar.
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Dato histórico: el pueblo venezolano SIEMPRE se subleva, se sale de cauce, se suelta a la anarquía y a la destrucción, cuando sus conductores legítimos o impuestos cesan en funciones, mueren o pierden el control del orden convencional de la sociedad: cuando ya no obtienen reconocimiento ni por el afecto del pueblo ni a través del miedo. Sucedió el 5 de julio de 1811 (Sacudón contra blancos criollos y españoles de espanto cuando se declaró la independencia); sucedió el 5 de diciembre de 1814 a la muerte de Boves; sucedió en 1830 a la muerte de Bolívar; sucedió en 1936 en ausencia de Gómez; sucedió en 1958, degollina bestial al largarse Pérez Jiménez; sucedió el 27 de febrero cuando la figura del presidente y del régimen quedaron disueltas a los ojos de la gente; sucedió el 12 de abril de 2002 cuando Chávez fue secuestrado y un burro domado en la cúpula empresarial del país anunció que era el rey de Venezuela.
Antichavistas: harían bien en no jugar o fantasear con la idea de que Chávez va a quedar fuera de juego y ustedes van a proclamarse jefes de nadie en esta mierda. Rueguen que el único muro de contención entre las rabias acumuladas nuestras y el confort de ustedes no se resquebraje. La historia no muestra otro camino: cuando nos quedamos sin figura rectora o ésta se pervierte, corre la sangre.
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Pronóstico 1: Chávez derrotará esta vez al cáncer (parece que ya lo ha derrotado). Es decir, saldrá vivo de este trance.
Pronóstico 2: el antichavismo buscará la forma de colocar en la calle la matriz según la cual la incapacidad de Chávez para ejercer la presidencia es permanente, y dejará colar el lema: "Es hora de que gobierne una nueva generación".
Incertidumbre 1: no sabemos si Chávez quedará en condiciones de asumir y encarar una campaña feroz y vigorosa como la de 2012. De esa circunstancia dependerá en buena medida la victoria o derrota electoral del chavismo.
Incertidumbre 2: no sabemos cuándo mierdas el chavismo no oficial, eso que gusta de llamarse "movimientos sociales" y hasta "Poder Popular" entenderá de una maldita vez que la Revolución no se hace en Miraflores sino en la perra calle, y que esté o no esté Chávez al mando hay que empezar a inventar y diseñar las formas de organización mediante las cuales esa Revolución ha de continuar su avance. Porque a final de cuentas, algún día cercano o lejano:
Chávez morirá
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Dilema incómodo y único: ¿debemos EXIGIRLE a Chávez que siga sometiéndose a los bombardeos del enemigo como presidente? ¿Por cuántos años más? ¿No lo estaremos matando? ¿Sería una demostración de madurez nuestra el comenzar a asumir que nuestro guerrero más visible tiene derecho a descansar, o a pelear desde trinchera menos exigente?
Es lo que hay. Aguante allá, mi pana Chávez. Aquí seguiremos en lo mismo, como lo hemos hecho por 500 años.
lunes, 27 de junio de 2011
Si usted es periodista profesional y está orgulloso de ello, usted es un coñoemadre
sábado, 18 de junio de 2011
El viejo y retorcido tema carcelario
Ha estallado un verguero en El Rodeo I. Deje que le digan lo que quieran, permita que lo bombardeen con propaganda política de aprovechamiento de la situación. Cuádrese con los familiares de los Guardias Nacionales muertos o con los de los presos. Déle rienda suelta a su solidaridad y sus protestas a favor o en contra de quien sea. Pero no pierda de vista los elementos de la noticia original:
- En El Rodeo hubo una batalla, un enfrentamiento entre bandas armadas (muy bien armadas), con resultado de más de 20 muertos y decenas de heridos. No hay cifras exactas, ni hace falta porque la gente no es puro número y estadística.
- La guerra iba a continuar, porque dentro de la cárcel hay guerreros, municiones y artefactos suficientes para prolongar la situación por varios días.
- La Guardia Nacional intervino por orden del Ministerio de Interior y Justicia, y en esa intervención ha habido nuevos muertos y heridos.
- Los familiares de los presos, angustiados y enardecidos ante el despliegue militar en las afueras de la prisión, porque supusieron o suponen o quieren creer que la Guardia no está ahí para aplacar a los amotinados sino para matarlos a todos, se enfrentaron a la GNB y ésta los espantó con gases lacrimógenos.
- Quienes, a la hora de escribir estas reflexiones, estaban resistiendo y enfrentando a la GNB en El Rodeo eran los pranes del lugar. No era el recluso pobre y raso, sino el poderoso. En El Rodeo hay dos tipos de protesta a esta hora: están los familiares de presos comunes sin cartel clamando por sus derechos, y los pranes y su gente clamando por la continuación de sus privilegios.
No es nuevo el problema ni el personaje llamado pran. Entre los casos más o menos antiguos que recuerdo y que abordé personalmente:
En una cárcel el que no tiene para pagarle vacuna al pran se va a pudrir en las celdas donde el lumpen mata y muere, viola o se deja violar; donde el chigüire y la bruja no sobreviven y si lo logran es aceptando rebajarse a condiciones infrahumanas de indignidad. Así que cuando caigas en la cárcel lo mejor es que vayas a negociar con el pran las concesiones que harás para salir de ahí con vida. O con algo que merezca llamarse vida.
El pran es un personaje público y notorio. Una indagación mínima basta para saber quién o quiénes son los pranes de cada cárcel, de cada "tren". Ellos no andan escondiéndose ni lo necesitan. Suponiendo que las altas autoridades policiales y de justicia no supieran quiénes son o qué hacen, ¿qué les van a hacer si los descubren? ¿Los van a meter presos?
Chávez mismo mencionó en un Aló Presidente al inefable Wilmito, mandamás de la cárcel de Vista Hermosa. Palabras más, palabras menos, reveló el presidente un chisme que le había llegado y que es desayuno habitual donde usted se pare en el estado Bolívar: que el Wilmito mandaba en el estado más que el Gobernador. Su palabra vaya adelante.
¿El Gobierno le ha declarado la guerra a las mafias carcelarias? No sabemos porque no lo ha anunciado. Si ese fuera el caso, ¿qué cárcel sigue en la lista de "intervenidas"? ¿O será que sólo serán intervenidas aquellas donde haya masacres previas?
¿Cárceles para ricos o para cobardes con plata? Que yo recuerde hubo una, sí, la cárcel de El Junquito. Allí estuvo guardado unos meses, con su computadora y otras comodidades, el espanto ese llamado William Ojeda. ¿Por qué en el tiempo revolucionario no hay más cárceles para ricos? ¿No sería fino inventar un día que hubo un motín ahí adentro a ver si la Guardia se mete a masacrar hampones chiquiluquis?
Movistar: con quien quieras, como quieras.
Malandro cualquiera: cuando tú quieras yo quiero.
Ya antes nos ocupamos de un asunto periférico pero revelador:
Periodismo penitenciario
Es mentira que había una vez una cárcel llamada El Rodeo donde todo era paz y armonía, y entonces llegó la Guardia Nacional y ametralló y sigue ametrallando a los pobres presos que no se han metido con nadie.
Los presos políticos del capitalismo silencian a la izquierda indignada
También están las ONG que reciben plata cada vez que hay violencia y muertos (y por lo tanto viven del derramamiento de sangre y la putrefacción del sistema). No es una metáfora: hay una verga llamada Observatorio Venezolano de Prisiones, cuyo dueño es un tal Humberto Prado, que cobra en dólares el morboso "oficio" de contar muertos en las cárceles. En general, ellos son los propagadores de los retorcidos deseos de todo aquel que piensa que la sociedad es chévere y que sólo hace falta quitar del medio a los delincuentes pobres para que sea perfecta. Ah, pero ni te metas con los banqueros, empresarios, mercaderes y demás parásitos del sistema: delincuente pobre a la cárcel o al cementerio; delincuente rico, a las revistas Forbes, Exceso, Gerente y Producto, y a las páginas de sociales de El Universal.
Todo el despliegue que usted verá en estos días alrededor del drama carcelario tendrá por objetivo tratar de convencerlo de que el Gobierno lo está haciendo muy mal o que lo está haciendo muy bien. Usted no verá nunca declaraciones sinceras de solidaridad hacia los presos, como no provengan de familiares y grupos que no se organizan para obtener dividendos políticos sino para acompañar a los dolientes en su rabia y desesperación.
Resumen: las cárceles están llenas de armas, de drogas y de gente poderosa que mata, esclaviza y organiza la delincuencia dentro y fuera de las cárceles, y esto es responsabilidad directa de un sistema que no logró depurarse, ni lo logrará en el poco tiempo que le queda al experimento llamado "Gobierno Bolivariano".
Y mucho menos lo logrará en el que venga después. En esta carrera inútil contra la putrefacción social inherente a la última fase del capitalismo, el chavismo en funciones de Gobierno tiene la ligerísima ventaja, con respecto a las facciones del poder económico, de que al menos sabe cuál es el origen de las tragedias y corruptelas. Al menos de la boca para afuera uno oye decir a los altos y medios dirigentes y funcionarios del chavismo oficial, y también a la militancia de base, al chavista raso, que el problema carcelario (y otros más) es estructural y pertenece al capitalismo. Eso revela al menos una intención de enfrentar el problema desde su estructura, aunque a la hora de la chiquita la declaración no pase de ser especulación filosófica pura: pienso en socialismo pero actúo en capitalismo.
El antichavismo en pleno, en cambio, cree y sostiene que todo es un problema de gestión o gerencia, que el capitalsmo es chévere pero que aquí no funciona bien porque está en manos de los comunistas de mierda. Creen los pobres que se puede tener cárceles lindas y buenas, bien administradas, en un sistema consistente en que todo lo que haya que arrasar, para yo meterme unos reales, debe ser arrasado.
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Post data. ¿A usted le parece correcto o le alivia que los presos sean masacrados o que se maten entre ellos? Piénselo bien: un preso es un ser humano como usted, que comete errores como usted, tiene debilidades e impulsos antisociales como usted (¿o a usted no le han dado ganas de aplastarle la cabeza a alguien que lo hizo arrechar? ¿Usted no ha soñado con la riqueza fácil o con poseer sexualmente a esa o ese menor?), con la diferencia de que el hoy recluso sí hizo lo que usted nunca hará... probablemente. Él sí mató a alguien y es un asesino consumado; usted sueña con la posibilidad de matar, robar o violar, y se pasa la vida reprimiendo esas ganas. Así que siga reprimiéndose, y de vez en cuando recuerde qué es un preso: un tipo o tipa como usted que un día se hartó de tanta inhibición social y hoy está encerrado.
Si un día usted supera también esa inhibición y no tiene cualidades de líder o mafioso, ubique en la cárcel al pran y negocie las condiciones de su existencia en el penal. Porque ni su abogado, ni la Guardia Nacional, ni el director del penal, ni la justicia ordinaria le resolverán nada: en la cárcel el Estado que usted conoce aquí afuera no existe. Existe otro Estado, parece que funciona y por lo tanto hay que pagarle bien caro.
jueves, 9 de junio de 2011
Las izquierdas, los chavismos y el pueblo inmóvil
Alí Primera
Artículos referenciales:
Fue Juan Domingo Perón quien acuñó la esclarecedora, honesta y reveladora sentencia: "El poder se conquista con la izquierda y se defiende con la derecha". La frase es suya, pero la práctica que desnuda es mucho más vieja que el tiempo vital del general argentino.
De todo: así que no era otro chavismo sino una muestra pequeña (unos dicen que había 3 mil personas y otros que había 10 mil, así que ninguna de las dos cifras debe ser correcta) de eso que llamamos chavismo así después lo subdividamos.
¿Una tendencia dentro del chavismo? ¿Una parcela activa dentro del chavismo, a medio camino entre la doña del barrio que guerrea contra el capitalismo a sartenazos y el hablapaja profesional?
"El solo hecho de seguir viendo la política con criterios de topógrafo dice mucho de nuestra incapacidad para superar el gran paradigma de la revolución burguesa. Y henos aquí, una vez más, en ello. Es tal nuestro conservadurismo que la escena de la Revolución Francesa donde girondinos y jacobinos ululaban, unos en el ala derecha y otros en el ala izquierda de la Asamblea, todavía constituye nuestra carta de navegación para ubicar aliados y enemigos. La idea es dar el gran brinco cultural que nos permita desempotrar esa escuela de nociones que sigue rigiendo con valores burgueses nuestro pensamiento".
Así habló Alcides Maldonado, de oficio compai de uno.
Y ¿cómo seguir prefiriendo llamarse o ser identificado como alguien "de izquierda" si en esa tendencia han dicho y siguen diciendo militar sujetos como Teodoro Petkoff, Luis Miquilena, Kico, Vladimir Villegas, Andrés Velásquez, Ismael García, el PPT y Podemos en pleno, e incluso personajes tan ajenos a las luchas populares como Leopoldo López y Delsa Solórzano; un puño de marxistas, marxianos, marxólogos y marxeros de paltó y corbata, sin contar el amplio abanico de burgueses comemierdas que, como Marx fue burgués, entonces ellos se pretenden continuadores y merecedores del título de socialistas e izquierdistas: desde el presidente de España hasta los intelectuales chavistas o antichavistas (Heinz Dieterich y Luis Britto García) que viven de lo que escriben a favor o en contra de Chávez. Como estar "junto al pueblo" o al menos proclamar que se está junto al pueblo da a veces tan buenos resultados (remember Perón), a la mayoría de los líderes y aspirantes a líderes se les dé tan fácil y natural decir que son militantes de izquierda.
¿Usted ha escuchado la palabra "progresista" (o "progre", como llaman cariñosamente en algunos países a los izquierdosos)? Se trata de una denominación que incluye al activista barrial pero que concede indulgencia y salvoconducto también al sujeto que dice ser "de izquierda" y sus amigos se lo creen, a pesar de que nunca se ha ido a ensuciar las manos haciendo lo que hace un obrero o campesino. Pues bien, miren para lo que quedó en Venezuela el concepto y la denominación "progresista":
Y mejor ni hablemos de lo puteada que anda la denominación "socialista", teniendo en cuenta que la "Internacional" que se arroga la representación mundial de los partidos socialdemócratas y sus matices ya metió en un mismo saco hace rato al Psoe, a AD, al Apra, a Un Nuevo Tiempo y al PSUV. ¿Lula? Socialista. ¿Michelet? La más socialista de todas las chilenas. ¿Fernando Buen Abad y Ramonet? Socialistas y además chavistas (es decir, casi santos). ¿El sub comandante Marcos, Chomsky, Margarita López Maya, los jesuitas del Centro Gumilla, Miguel Henrique Otero (no se rían, que la mamá y el papá de este coloso de la democracia se cansaron de recibir agasajos y galardones en la Cuba de Fidel), Carmen Ramia, Américo Martín? Socialistísimos todos. En el caso del dueño de El Nacional, el socialismo se transmitió vía hereditaria desde los genes de un burgués ladrón y acumulador de obras de arte a un burritranco pajizo que a dos cuadras se le nota que anda falto de cerelac o que fue hecho con miao.
Vuelta a la marcha y sus activadores y participantes. Emociona que haya un gentío capaz de movilizarse sin que Chávez y el Psuv se lo ordenen. Otra buena noticia es que allí hay una masa tan heterogénea que no será posible aglutinarla bajo otra bandera que no sea la de Chávez y su monolítica referencia, Por ahora. ¿Por qué por ahora? Por la sencilla razón de que Chávez dejará de ser presidente y morirá algún día, y no podemos ser tan miopes o imbéciles como para restringir el radio acción de lo venezolano-revolucionario a lo que haga o deje de hacer ese caballero en Miraflores.
¿O será que sí somos miopes e imbéciles? ¿Quién anda por ahí discutiendo lo que hemos de hacer como factores del pueblo organizado en la Venezuela post Chávez? ¿O es que nada más estamos preparados para exigirle cosas a Chávez porque creemos que ese caballero será presidente para siempre, y que para siempre tendrá la obligación de darnos plata, trabajo y emociones?
Más preguntas: ¿quién anda discutiendo u organizando las movilizaciones y acciones contra el capitalismo, más allá de las acciones contra el Estado? Vale, que el Estado burgués es una de las llagas más notorias del capitalismo y por eso es importante confrontarlo, pero ¿qué tal si con la misma energía que le exigimos y le reclamamos a Chávez le echamos un susto un día de estos al mero centro del capitalismo, que es el sistema compuesto por la fábrica, el distribuidor, la escuela y el medio de información a su servicio?
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Sobre el pueblo inmóvil.
Hemos estado discutiendo entre compas sobre lo fácil que es echarse encima la etiqueta de pueblo, y asumir que lo que hace uno califica como acción política de nuestro pueblo. Parece fácil la ecuación: soy parte del pueblo pobre, explotado y excluido, así que esto que hago lo está haciendo el pueblo. Pero regresemos a uno de los primeros párrafos: hay un chavismo popular y es esa gente que actúa, se mueve y discute por pura pulsión emocional e íntima conexión de clase con Hugo Chávez. Gente que no tiene colectivos ni banderas ni jefes, y que si le ponen una franela del Psuv porque Chávez lo ordena pues esa bandera es la que es. Es nuestra gente volátil y en su volatilidad a veces se enardece, a veces se desanima, a veces se abstiene de votar y el echa al comandante vainones duros como el de 2007.
Es nuestra gente aparentemente adormecida, pero que en su latencia puede desbordar amor o poder destructivo.
Es nuestra gente anónima: el gran durmiente del que habló Alí Primera.
Es nuestra gente pobre y engañada, que una vez despertó y arrasó con los templos del consumo.
Pero eso fue cuando se cansó de adorar a Rómulo y al doctor Caldera, cuando se hartó de votar por Acción Democrática y Copei.
Pregunta al chavismo oficial, a los preintelectuales de izquierda chavistas, a los que creen que decir "Viva Chávez" suena igual en la boca de un pobre y en la de Cilia Flores: ¿ya ustedes saben qué van a hacer, aparte de fotografiarse con el comandante, para que el amor del pueblo no se convierta de pronto en fuerza arrasadora y venga por ustedes, Chávez incluido?
Porque este pueblo no está inmóvil ni adormecido, sino en tensión.
jueves, 2 de junio de 2011
La gente y sus principios, el Estado y sus intereses, Chávez y sus movidas
A mí, en lo personal, como individuo; a mí, que al igual que todo el que se dice revolucionario, socialista y "de izquierda" en este país, opina que los principios son sagrados e innegociables (y después voy y me jarto una pepsicola o una polar), me parece que la decisión del Gobierno de Venezuela de ayudar al Gobierno criminal de Colombia a inmovilizar y exterminar a las FARC y sus alrededores, es una cagada. Es espantoso que se entregue a Juan Manuel Santos a una gente que está continuando una lucha secular del pueblo colombiano. Me parece además un hecho lamentable e inexcusable el que a unos periodistas de la Radio del Sur los hayan despedido por tener esa opinión y haberla expresado al aire.
Voy:
una cosa es lo que yo piense, sienta y opine como individuo, y otra cosa es lo que alguien debe hacer cuando está al frente de un Estado. Cuando no están en juego sus principios como hombre sino el rumbo de un proyecto de país.
Ya está, hagan como si no hubieran leído el primer párrafo.
***
Recuerdo que hace unos años se discutió mucho sobre el conflicto recurrente entre la ética individual y el interés colectivo, a raíz de un suceso dramático: la muerte de un rescatista (no recuerdo si de los bomberos o de la antigua Defensa Civil) en un entrenamiento en el Ávila. El hombre era uno de seis caballeros que hacían una práctica a bordo de un helicóptero, y a él le tocó en determinado momento colgarse de una cuerda y desplazarse así, volando a varios metros de altura sobre la Cota Mil. Al parecer sobrevino una ráfaga de viento y el aparato perdió su frágil estabilidad, comprometida ya con el peso del rescatista que pendía de la cuerda. El helicóptero se fue de lado y era inminente su estrellamiento contra las faldas de la montaña.
Pero no era inevitable: existe cierto código deontológico o de ética, un acuerdo (no sé si escrito o tácito) entre rescatistas, que permite al grupo optar por el sacrificio de uno cuando la vida de todos está en peligro. Así que alguien allá arriba, en el helicóptero, debió tomar una decisión en segundos, echar mano de un cuchillo y cortar la cuerda.
El equipo se salvó, y el precio de esa salvación colectiva fue la muerte del güevón que colgaba.
¿La política es una mierda? No sé, pero es la política. Y para colmo muchas veces la ejercen los políticos.
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Los Estados no tienen ética. Los seres humanos sí, y es deseable que los nuestros la respeten y defiendan con el ejemplo, la acción y el discurso, siempre. ¿Qué ocurre cuando un ser humano es puesto al frente de un país, un Estado y un proyecto, y en el ejercicio de ese mandato tiene que escoger entre sus principios individuales y la sobrevivencia del colectivo?
Repreguntemos: llegado el momento de la toma de decisiones graves, ¿es de exigírsele al jefe o mandatario o vocero que actúe según sus convicciones individuales o según convenga al colectivo?
O mejor: el sujeto que elegimos para que se pusiera al frente del proyecto, ¿está allí para demostrar lo fiel que le es a sus principios individuales o para hacer lo que sea necesario para salvar el proyecto?
Conferencia de Yalta. Que se haya producido, ¿significó que Churchill y Roosevelt se volvieron comunistas o que Stalin se convirtió en afecto a los anglosajones, o que decidieron ser aliados? Pues resulta que ni lo uno ni lo otro: todo lo contrario. Aunque parezca una contradicción, ese tipo de pactos casi siempre se dan entre grupos o personas cuyos puntos de vista o ideologías son irreconciliables. Si usted y yo pensamos lo mismo ¿para qué vamos a pactar nada? Échale bolas tú allá que yo hago lo mismo aquí. Pero si en algún momento me toca compartir la habitación con el enemigo más vale que tengamos un acuerdo, o que nos dejemos de fintas y pendejadas y nos matemos a cuchillo de una buena vez.
Cuando Santos ganó las elecciones en Colombia, a él y a Hugo Chávez, irreconciliables como son sus visiones del mundo, se les presentó una oportunidad de meterse en un ring de boxeo (no ellos individualmente, sino ellos y los países de los cuales son presidentes) o de jugar ajedrez. Ambos sostuvieron un par de encuentros y de allí salió la decisión de jugar ajedrez.
El ajedrez suele ser más lento, caballeresco y misterioso en las formas que el boxeo, pero no por eso es menos sucio. En el ajedrez los peones suelen ser sacrificados para que el rey (símbolo del poder y la estabilidad del reino) no muera y todo se pudra: asqueroso.
¿Cuál suele ser el objetivo, la meta última de un encuentro acordado entre sujetos, naciones u organizaciones que jamás pensarán ni siquiera parecido? Un pacto de no agresión. La colaboración mutua en algún tema específico. Es decir, la cartilla mínima para no terminar cayéndose a cañonazos: tú por allá y yo por acá. Estamo en paz y estamos chao: cada uno por su lao.
En un acuerdo, cualquiera que sea, yo hago concesiones y el otro hace las suyas también. Yo me rayo ayudando a un fascista y el fascista se raya ayudandome a mí que soy comunista. ¿Hace falta señalar en qué medida se está rayando Chávez con su "mejor amigo"?
La pregunta que todos nos hacemos y que nadie ha salido a responder oficialmente: ¿qué cosa tan fea, grande, crucial o monstruosa está concediéndole Santos a Chávez como para que éste haya decidido ayudar a la Colombia de Santos a ganar una guerra? ¿La entrega de Makled y sólo eso?
Le corresponde a Chávez en persona responderlo. Pero casi todo indica que no lo hará. Y que por lo tanto los demás seguiremos teniendo cancha para toda clase de especulaciones y sospechas.
Caso periodistas de la Radio del Sur. Los compas expresaron su rotunda e indignada inconformidad con la entrega de Pérez Becerra a Colombia en tiempo récord. Dicen que por ello fueron despedidos (nadie ha dicho nada, pero no hay que vivir en el subconsciente de Izarra para deducirlo), lo cual plantea la segunda parte de nuestra discusión.
Los amigos periodistas dicen que les fue violentado su derecho a emitir opiniones, que les fue coartado el ejercicio de la crítica a lo interno del proceso. Vuelvo al primer párrafo (ese que ustedes olvidarán): sí, es asqueroso, desde mi punto de vista, que a alguien lo aparten de su trabajo por opinar. Pero ese es uno de los riesgos que se corren cuando uno acepta firmar un contrato con el Estado: el Estado le paga a gente para que le sirva, para que anule su individualidad y se convierta en ficha del tablero de ajedrez.
¿No te gusta el rol? No pactes con el Estado. ¿Te interesa, conviene o convence? Pacta. ¿Te parece inaceptable? No pactes. ¿Te parece? Dale. ¿Te asquea? Vete. Ningún Estado o Gobierno del planeta Tierra le paga a nadie para que lo confronte y rechace sus medidas. Todos (léalo: TODOS) contratan gente para que los defienda, justifique, apruebe y aplauda. ¿Por qué vamos a exigirle al Estado venezolano, administrado por el Gobierno de Chávez, que haga lo contrario?
Esto es algo que también será olvidado, estoy seguro: que conste que no estoy hablando de militar o no en la Revolución, sino de trabajar para el Gobierno.
Si el punto de honor de ustedes es la denuncia y protesta contra la política anti FARC y pro Santos (aun consciente de que debe haber razones y concesiones del gobierno de allá que no conocemos), anótenme porque estoy con ustedes.
si lo que consideran injusto es que el Estado no les pague un sueldo por ir en su contra, están fuera del perol. ¿Les duele que eso ocurra en un Estado Rrrrrrevolucionario? Error: Estado Revolucionario no existe.
Los Estados no tienen principios ni tienen ética, como los individuos; los Estados tienen intereses y el primero que está ahí para resguardarlos es el Jefe de Estado.
¿Traicionó Chávez sus principios individuales en aras del interés del Estado? ¿Es eso perverso, inteligente o conveniente? Buen tema para otro debate.
Así que ustedes pueden ir contra ese Estado sucio que tenemos, pero no aspirar que ese Estado les dé un sueldo por enfrentar sus políticas desde adentro.
¿Quieren un dato para alimentar la polémica? Aquí está, se lo regalo: en ese mismo Estado pergeñan gentes que han permitido que 80 por ciento de la nómina de la cancillería sean antichavistas declarados (dato espeluznante que dio el propio Nicolás Maduro), lo mismo que 70 por ciento de la nómina de CANTV y casi todo el mundo en Telesur. En este canal transnacional los pocos chavistas que trabajan allí tienen que salir a las escaleras cuando van a hablar bien del Gobierno, porque la mayoría antichavista puede hacerles insoportable su permanencia en el lugar. El único chavista bullicioso es un viejo guerrero que pone a Alí Primera a todo volumen todo el día, y nomás está esperando que venga alguien a callarlo para zamparle por la trompa.
¿Quieren polemizar? Empiecen por ahí. Pero no por la petición esa, "Exijo que me contrates para llevarte la contraria". Por favor.
sábado, 21 de mayo de 2011
Lo que no está ocurriendo y lo que pudiera ocurrir en España
En España no está ocurriendo una revolución. Una rebelión sí, aunque no (tampoco) una rebelión popular. Dice uno de los manifiestos, sobre el sujeto que se ha declarado en rebeldía:
El presente manifiesto quiere hacer partícipes y protagonistas a todos los que formamos parte de la sociedad civil: mayores, jóvenes, trabajadores, desempleados, pequeños empresarios, autónomos y personas de todas las clases e ideologías (...) Nosotros, la sociedad civil, gente de derechas y de izquierdas, gente de diferentes regiones y diferentes ciudades, los jóvenes, los ancianos, los trabajadores asalariados, los autónomos, los pequeños empresarios, los parados, Nosotros, el pueblo indignado...
http://icelandspirit.blogspot.com/2011/05/manifiesto-por-una-verdadera-democracia.html
Que ellos se atengan a la interesada postura que quiere hacernos creer que pueblo es “todo el mundo”, se vale. Es su proceso, su historia y su realidad sociocultural. Pero es fatal para efectos de nuestra ubicación como sujeto histórico que lo hagamos nosotros.
Tal como ocurre con el manipulado y puteado concepto de “democracia”, las élites y hegemonías han propagado unas simpáticas (y posmodernas y renovadoras, ¡guao!) nociones filosóficas según las cuales los poderosos y opresores (empresarios esclavistas, reyes y príncipes parásitos, acumuladores de los recursos que les faltan a los pobres) son factores esenciales del pueblo, y por lo tanto constructores principales de la democracia.
Si usted hace una consulta simple entre ricos y poderosos (y entre aspirantes a poderosos y ricos: las clases medias, profesionales, intelectuales, estudiantes y sus formadores académicos) obtendrá variantes de dos respuestas a la pregunta ¿Qué es democracia? Son estas:
1) "Democracia" ya no significa lo que significaba antes, no señor. Ya no es simplemente gobierno del pueblo; la etimología griega del término quedó para simple curiosidad del idioma, porque sociedad civilizada que se respete, sistema para gente emprendedora y cosmopolita, hombre con visión de negocios (exitoso y triunfador, tú sabes) tiene que renovar la terminología y actualizar algunos códigos. Así que ahora democracia significa algo así como "Sistema en el cual hay oportunidades para que todos acumulemos riquezas y poder, y será gobernado precisamente por el que acumule más poder y riquezas". Y ya sabemos quiénes están entonces destinados a seguir gobernando por siempre, ¿no?
2) Pues sí, democracia es el gobierno del pueblo. ¿Y sabes qué? El pueblo somos tú y yo. O sea, todos. No sé si recuerdas aquel conocido bolero o marcha fúnebre que dice:
y EL POBRE EN SU CHOZA libertad pidió"
¿Te fijas, nene, que el Señor (yo) y el pobre en su choza (tú) a final de cuentas siempre hemos empujado para el mismo lado? ¿Ah? ¿Ah? ¿Ah? Entonces deja la preguntadera y anda pa tu fábrica a trabajar.
¿Qué es entonces eso de Pueblo, para efecto de nuestras luchas? Acudamos a lo que sugiere la Misión Boves al respecto:
Entendemos por Pueblo la porción de la humanidad sometida a explotación, exclusión, vejación y/o genocidio por parte de hegemonías o potencias políticas, militares y/o económicas. El pueblo es el ente colectivo depositario de las injusticias más antiguas y crueles de la historia. El pueblo es esa mayoría cuyo trabajo, segregación y exterminio han garantizado históricamente el confort de unas minorías. Complementos de esa noción: los temas raciales, la conciencia de clase, el individualismo; la proclividad, actitud y aptitud frente a la rebeldía y la desobediencia; y la intuición histórica. Esta última es el impulso, el motor que mueve a la humanidad, lenta pero inevitablemente, rumbo hacia la democracia directa.
http://misionboves.blogspot.com
Empresario, sifrino y pensador de torre de cristal no son pueblo. No son como nosotros. No somos la misma gente. Ni aquí ni en España. Pero los españoles tienen derecho y señorío sobre la decisión de dejarse conducir, arrastrar, perturbar, hacer presos o matar en nombre de unos principios invocados por elementos de clase media.
¿Izquierdistas y derechistas? Basié cará.
Por favor hagan (lean) este paréntesis antes de continuar:
Marcha en Wall Street exige que los ricos paguen por el desastre económico
¿Se siente o se sentirá el pueblo pobre español convocado por el puñado de ciberactivistas que han montado la interesante (porque lo es) manifestación en la Puerta del Sol y otros puntos en varias ciudades? Lo sabremos cuando la rebelión se desinfle o se radicalice. Cuando se disuelva en discursos o en andanadas de destrucción y reclamo duro.
El avance de esa rebelión también se radicalizará o tibiará dependiendo de la actitud y las formas de reaccionar del Estado español, de su clase política y sus parásitoss vigilantes (la realeza). Es fama que cuando aflora la represión afloran también el ardor libertario, el pundonor físico y el sentimiento de anarquía instalado en todo ser humano sometido a vejaciones. Entonces se sabrá quién se atreve a ponerse al frente de la turba, y no hay que ser profeta para adivinar que, cuando la violencia se salga de madre, los señores convocantes de la manifestación saldrán a decir que la misma fue infiltrada y desnaturalizada por elementos ajenos al espíritu de la protesta. ¿Les suena familiar? A mí también.
Lea a este imbécil: http://www.libertaddigital.com/opinion/pablo-molina/las-rastas-de-rubalcaba-59791/
Está muy fácil cualquier chiste sobre la denominación "Democracia Real". Nos abstendremos de intentar alguno.
En primer lugar, la actitud misma de rebeldía militante de gran cantidad de personas. Esto no es un estallido popular pero pudiera ser la chispa que lo propicie.
El espíritu propositivo de sus asambleas.
En el Manifiesto aprobado de propuestas Puerta del Sol se leen peticiones tan cándidas como estas:
"Equiparación del salario de los representantes electos al salario medio español más las dietas necesarias indispensables para el ejercicio de sus funciones" (está bien que los burócratas ganen más pero un poquito menos que ahora).
"Reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la conciliación laboral hasta acabar con el desempleo estructural" (los esclavos solicitamos que haya más esclavos para que nos ayuden a mantener el aparato de explotación).
"Bonificaciones para aquellas empresas con menos de un 10% de contratación temporal" (este chiste es mejor no explicarlo; su autor creció viendo la serie Candy Candy).
"Reducción del coste de matrícula en toda la educación universitaria, equiparando el precio de los posgrados al de los grados" (cóbrenme por adoctrinarme lo mismo que por hacerme doctor).
Pero de la misma manera relumbran en el lote de exigencias ciertos destellos de audacia:
Referéndums obligatorios y vinculantes para las cuestiones de gran calado que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos.
Referéndums obligatorios para toda introducción de medidas dictadas desde la Unión Europea.
Cosa que dicen justo antes de soltar este interesantísimo amasijo donde conviven conservadurismo y anhelo revolucionario:
Modificación de la Ley Electoral para garantizar un sistema auténticamente representativo (No me dejes actuar: represéntame y hazlo por mí) y proporcional que no discrimine a ninguna fuerza política ni voluntad social, donde el voto en blanco y el voto nulo también tengan su representación en el legislativo (esto es tan audaz que, o lo redactó un esquizofrénico o lo redactó una persona distinta a la que pedía representatividad).
Anotaciones finales.
Algunas cosas (buenas y malas, o mejor: a favor y en contra del sistema y sus asaltantes) pudieran pasarle a la protesta española:
Que se "normalice": que el Estado español la reconozca, acepte y negocie algunas de sus propuestas; que salgan de ese proceso algunos líderes hasta ahora silenciosos u ocultos, y al final quede la sensación de que esa "democracia real" es la misma anterior (la actual) aunque con modificaciones, y que se entronice en los españoles la idea de que hubo una revolución triunfante aunque en realidad todo siga igual. La "democracia" de PP-Psoe-Borbón resultaría así renovada, maquillada y repotenciada.
Que se radicalice: que la hegemonía bajo control de la colcha de retazos que es el Estado español reaccione con fiereza y brutalidad, y esto haga que los radicales, los libertarios, los anarquistas y el pueblo sin cauce ni organización genere situaciones de tumulto y desestabilización. Tendrán entonces los españoles del siglo 21 su Sacudón fundacional. Y ya sabemos que ese tipo de estallidos llegan para no desgastarse jamás.
lunes, 9 de mayo de 2011
Policía Nacional: fracaso del Estado, victoria ciudadana
Las reflexiones y conversas que siguen las hemos sostenido varios compas oficiantes de la Misión Boves desde el año pasado, es decir, mucho antes de ver el siguiente video (que acabamos de ver, con mucho asombro y alguna que otra carcadaja), entre otas razones porque hemos visto en persona muchos episodios similares:
Dice la web de PoliNacional sobre su Misión:
"El Cuerpo de Policía Nacional es un órgano de carácter civil, profesional, predominantemente preventivo, cuya misión es garantizar los derechos de las personas frente a situaciones que constituyan amenazas, vulnerabilidad, riesgo o daños a la integridad física, sus propiedades, el libre ejercicio de sus derechos, el respeto de sus garantías, la paz social, la convivencia y el cumplimiento de la ley, así como apoyar el cumplimiento de las decisiones de las autoridades competentes, controlar y vigilar las vías de circulación y el tránsito y facilitar la resolución de conflictos mediante el diálogo, la mediación y la conciliación, conforme a los estándares nacionales establecidos."
Policía Nacional: Misión
En la UNES, donde se está formando a los nuevos policías, las clases las dan sociólogos y otros profesionales universitarios; a la Metropolitana y a todos los cuerpos policiales los habían formado hasta ahora asesinos, criminales, racistas en ejercicio de su odio. Algunos profesionales clasemedia son racistas también, y no lo saben porque no les han dado chance de joder a un pobre o a un negro (aunque uno entra a sus casas y puede verificar que tienen esclavos, domésticas), pero los policías, pobres en su enorme mayoría, sí tienen chance cada día de ejecutar por la calle del medio todo el odio contra los de su clase.
Pues bien, están preparándose cohortes de nuevos policías. Los están formando ejemplares de clase media que no le han quebrado las patas ni le han dado un tiro a nadie. Suena ligeramente tranquilizador, ¿cierto?
Y el detallazo concluyente, palmario, monumental: ¿notaron en los dos o tres segundos finales del video la presencia de un soldado de boina roja, en calidad de espectador pasivo?
Allí lo tienen, irrebatible y monumental: el Estado desaparecido y el ciudadano activado. Ese policía no se portó ahí como un policía sino como el muchacho de barrio que seguramente es, y esa es la razón por la cual ese episodio no terminó en tragedia. Allí se impuso el espíritu anárquico del ser humano no controlado por nada institucional (contranatura) sino por su instinto colectivo de autorregulación de la violencia. Si ese policía tuviera en su cabeza instalado el software malsano y criminal del Policía Metropolitano; es decir: si ese muchacho no hubiera pensado como es él en realidad sino como se lo ha ordenado el Estado burgués por centurias, esa pelea hubiera terminado con al menos un muerto y varios heridos y detenidos.
Ese video es una demostración de lo que alguna gente ha proclamado en los últimos 150 años: el ser humano en libertad propende a un orden natural y a la vida, incluso en sus momentos de furia. La causa de los estallidos más trágicos de violencia colectiva (la guerra) no son la libertad ni el libertinaje ni la ausencia de orden y mano dura, sino el empeño en poner límites y cadenas (leyes de papel y vigilante armado y con poder) que enervan el instinto.
***
¿Acaso estamos proponiendo que la policía debe seguir siendo como ese monumento al crimen organizado llamado Policía Metropolitana? No, porque por supuesto preferimos una manada de pacos agüevoniaos a un enjambre de pacos asesinos. Estamos sugiriendo que la única forma de controlar la violencia criminal está en las comunidaes organizadas, y no en unas entidades creadas para aplastar a los ciudadanos. El intento de crear una policía cándida y respetuosa, y que al mismo tiempo se gane el respeto del ser humano objeto de su vigilancia y control, no es posible en esta sociedad llena de rabias y siglos de vejaciones al pueblo pobre. Por lo tanto, el ensayo llamado Policía Nacional es un fracaso en sí mismo, un fracaso para sus creadores, un fracaso para el Estado, pero un triunfo para nosotros, los ciudadanos que finalmente parece que podremos burlarnos de unos cuantos pacos sin ser despedazados por ello.
Pero, ¿Hasta cuándo?
"A los policías y a sus clones frustrados, los vigilantes privados (pobres y explotados todos ellos) se les inculca profundamente, sin necesidad de decírsela con palabras, la siguiente instrucción: los tipos de tu condición, tu aspecto y tu extracción social son sospechosos. Cuando veas a un carajo igualito a ti (pobre como tú, negro como tú, mal vestido como tú), jódelo" (La policía no tiene salvación).
No es un insulto o provocación gratuita.
En una sociedad capitalista, conócese como gente de bien a los eximios hombres públicos, empresarios, profesionales, estudiantes, deportistas, jerarcas de la iglesia, burócratas y demás personajes que hacen esfuerzos para que este sistema funcione. Y conócese como delincuente al pobre. No le pongan más etiquetas. Si en la cuarta República existía una fulana Ley de Vagos y Maleantes, por respeto a cuya letra se enviaba a la cárcel a todo el que anduviera en la calle sin un papel o chapa que demostrara su oficio u ocupación (en un país con 40% de desocupados), ahora mismo en los barrios pobres tiene lugar un plan funesto de redadas (los "Madrugonazos") que buscan convencer a la opinión pública de que sí se está combatiendo "la inseguridad". Resuelta la aparente (y falsa) paradoja del espíritu que concibió a la Policía Nacional: si quiere ver a sus funcionarios decentes y hasta candorosos (recordar el video) vaya a las avenidas céntricas y urbanizaciones; si quiere ver policías de verdad, espere la próxima redada en los barrios pobres.
Por cierto, según el léxico impuesto por la derecha y sus medios de información, no es el crimen el problema sino la sensación colectiva de que podemos ser atracados, secuestrados o asesinados: la superputeada inseguridad. Dicen que uno de los mayores terrores ciudadanos es la perspectiva de ser secuestrados, y acá aterriza uno en el tema y se da cuenta de que cierta inseguridad es patrimonio y fantasma de las clases medias y altas, porque ¿qué pobre puede temer ser secuestrado o a qué malandro gafo se le puede ocurrir secuestrar a un pelabolas? Como dice el Gino González: Les iremos a pagar con culo, porque rial no tenemos.
Nuestro problema, como gente pobre, sigue siendo que la policía existe. Ojalá hubiera forma de seguir demostrando que sin esa clase de cuerpos perturbadores en la calle la violencia entraría en su cauce y se reduciría hasta su mínima expresión.